Sombras suele vestir El sueño, autor de representaciones, en su teatro sobre el viento armado, sombras suele vestir de bulto bello . Góngora, Varia imaginación . I —Lo echaré de menos; lo quiero como a un hijo —dijo doña Carmen. Le contestaron: —SÃ, usted ha sido muy buena con él. Pero es lo mejor. En los últimos tiempos, cuando iba al inquilinato de la calle Paso, rehuÃa la mirada de doña Carmen para no turbar esa vaga somnolencia que habÃa llegado a convertirse en su estado de ánimo definitivo. Ho…
La guerra en la flor del aire “Salà del nido con el embrión vegetal sobre la frente”, y te chocaste, mamá, con la clemencia de la especulación y no quisiste pudiste la guerrilla del status quo . Y ahà vino el trino de torcaza y su filosofÃa de ceguera, la tanada de la estirpe sastre y la superación social, el relincho de un alazán indomable que lavabas con sarnol en la laguna, un compañero, un hijo, la poesÃa. Lucio L. Madariaga Prólogo [Fragmento]
FotografÃa de Laura Muñoz © 2014 Analecta Literaria El compás 1 Un dÃa, después de muchas mañanas de asomarme en el balcón de mi piso, vi la nada. Cerré los ojos y dentro de mà estaba el tráfico. Los coches; los autobuses, los camiones cargados de piedras; el zigzag de los trabajadores de a pie y la carrera de los niños rumbo al colegio. Era una realidad ruidosa escenificada en silencio. Abrà los ojos y volvà a ver la nada. De pronto mi barrio de todos los dÃas era un vacÃo. ¿Ceguera? ¿Sordera? ¿Desaparición del mun…
Aquella vez de la madera * 1 Me están llevando ya los laberintos, el saludo nupcial de los que un dÃa fueron más viejos que la mano seca sostenedora de la luz. Me llevan los árboles de fibra estremecida, los mastines de agosto, la imperiosa noche del vagabundo. Las estrellas, de largo frÃo volador, recorren mis años indudables. La serpiente petrificada arriba de mis ojos. Ninguna desventura me fue ajena, ninguna flor se me escapó del tallo en la hervidora nube de los rostros, aquella vez de la mad…
Rodolfo J. Walsh en Prensa Latina El viaje circular Debo la idea central de este cuento al ingeniero Emilio Mallol, fallecido en Buenos Aires, en marzo de 1950, a cuya memoria lo dedico. R. J. W. En diciembre de 1926 egresé del Politécnico de Mecánica de Hamburgo y cuatro meses más tarde entré como asistente del ingeniero jefe en las grandes usinas que proveen de energÃa eléctrica a la ciudad de Bremen. Recuerdo haber comprobado con asombro que mis estudios en la materia no me habÃan preparado para la visión …
MaÃz para las palomas Debo haber tenido siete años cuando me mandaron a la escuela PirulÃ. Este nombre le venÃa por los chupetines que vendÃan en la caramelerÃa vecina. También le llamaban escuela Pirulà porque todos éramos pequeños. En ese establecimiento solamente se cursaba hasta el segundo año y concurrÃamos alumnos de ambos sexos. Pero niños y niñas ya nos mirábamos con recÃproca desconfianza y desdén. Formábamos dos grupos en la clase y en el recreo. Justamente ese año las maestras tuvieron la ocurrencia de sentarnos juntos…
Doblaje En aquella época vivÃa en un pequeño hotel cerca de Charing Cross y pasaba los dÃas pintando y leyendo libros de ocultismo. En realidad, siempre he sido aficionado a las ciencias ocultas, quizás porque mi padre estuvo muchos años en la India y trajo de las orillas del Ganges, aparte de un paludismo feroz, una colección completa de tratados de esoterismo. En uno de estos libros leà una vez una frase que despertó mi curiosidad. No sé si serÃa un proverbio o un aforismo, pero de todos modos era una fórmula cerrada que no …
El inventario -Esta mesa es Chippendale. -¡A ver, muchachos, al camión! Vocea: "¡Una mesa con las patas flojas, una!". -Un cuadro de la escuela de Greuze. -¡Una tela grande rayada, una! -Una consola Louis Philippe. -Oiga, yo creo que estos muebles son del tiempo de don Porfirio, porque mire nomás el polillero. -Dos vitrinas de Wedgewood. -¿Cómo dice usted? -Wedgewood. Voy a deletreárselo. -¡Salen dos vitrinas! ¡Mira ésta no cierra.! ¡Dos sillones con la tapicerÃa percudida, dos…
La puerta par El doctor Edmundo Molina se presentó con nombre y apellido desde la puerta entreabierta de la subcomandancia, pero tuvo que agregar que era el médico a quien quisieron asesinar hacÃa unas horas en el Hotel Anteus para que el comisario levante la vista y se le quede viendo con ese aire de todopoderosidad que adopta la gente uniformada. Le preguntó si venÃa por su declaración. «No», le dijo, lo que querÃa era hablar con el hombre a quien arrestaron frente a su puerta -habitación 36, segundo piso- empuñando un…
Dos Cuentos Breves LA ESPERA Como todos los domingos, mi padre me dijo que irÃa a pescar y regresarÃa al atardecer y yo le creÃ; mi madre me dijo que irÃa a visitar a mi abuela y yo le creÃ; mi hermana habló de una excursión al Tunari con su novio y tampoco dudé. Han pasado cuatro años y empiezo a sospechar que no volverán. Me he quedado sin teléfono y sin electricidad, imagino que por falta de pago, y no me gusta leer. Mis provisiones se han agotado y cada vez me es más difÃcil encontrar ratones o gusanos. Y tampoco p…
El Padre [Selección] poema del génesis no escrito que recita el padre en un tiempo sin espacio ni ilusión reconstruÃmos un momento donde se entrecruzan muchos momentos y el árbol imaginado no es más el árbol tal vez mármol piedra y en la piedra se empieza a ver otra cosa una cara el revés del todo registro de cielo entrevisto en ejercicios finos trabajos de arqueologÃa desenterrando el tiempo nebuloso que despierta y vuelve a nacer como una escritura que no sabe lo que esta haciendo con la fascinación y el…
Habitación, la brisa [Inédito] Especial para Analecta Literaria © 2014 Carlos Bernatek - Analecta Literaria a J. R. Ahora que ha llegado el silencio a este cuarto de hotel, apenas comienzo a recordar cómo he venido. Es esta ciudad que te abruma, te marea con su siseo perpetuo, el tránsito de gente insomne. Aquà hasta el silencio hace ruido. Pero en un instante milagroso, las cosas parecen al menos quietas, detenidas, como murmurando un impulso para que todo se reinicie ¿A qué he venido? Ya va siendo hora de que empiecen a ol…
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