En breve, Analecta Literaria ofrece un original acercamiento a la problemĆ”tica del Bicentenario desde el paĆs interior.
Los grandes temas históricos, como esta ocasión de los doscientos años de la llamada Revolución de mayo de 1810, suelen originar la producción de investigadores comprometidos con el pasado y el presente, que tienen la responsabilidad de explicar las acciones de los hombres en el tiempo, distinguiendo causas y consecuencias.
Esta es la principal motivación del libro dirigido por Alicia Poderti, con prólogo de Armando Raúl BazÔn, Vicepresidente de la Academia Nacional de la Historia.
El tomo que presenta Analecta Literaria en exclusividad y en un formato Ćŗnico e interactivo, se titula: La Hermana Mayor. Perspectivas de la Larga Revolución. El nombre de la publicación surge de los planteos acerca del papel de Buenos Aires en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, pues -en su carĆ”cter de "Hermana Mayor"- la ciudad-puerto se arrogó el derecho de formar gobierno propio a fin de ejercer la soberanĆa sobre las ciudades del Virreinato del RĆo de la Plata.
A partir de allà comienza un tejido sugestivo que invita al lector a conocer cuÔl es la versión de las regiones interiores ante la decisión de Buenos Aires, qué modificaciones se produjeron en el mapa del momento. Investigadores de Córdoba, Salta, Formosa, Jujuy, Catamarca, La Plata, ofrecen su perspectiva acerca de los agitados sucesos que se vivieron en parajes alejados de la metrópoli.
Los historiadores convocados por Alicia Poderti nos brindan Ôgiles visiones acerca de los sentimientos de los patriotas, de las metamorfosis ocurridas durante ese tiempo, del impacto de la guerra, de la negativa y actuación de los cabildos y hasta de la cocina de la época o las expresiones musicales en tiempos de Revolución.
Un libro que Analecta Literaria hace accesible a todos los lectores, de fÔcil lectura y con un formato que deleitarÔ a los que "quieren saber de qué se trata"... pero esta vez con una mirada federal, inclusiva y transdisciplinaria. A modo de presentación y de adelanto en exclusiva publicamos un comentario de Armando Raúl BazÔn.
Armando Raúl BazÔn
Vicepresidente
Academia Nacional de la Historia
Los grandes temas históricos originan siempre una vasta producción de los investigadores que tienen la responsabilidad de explicar las acciones de los hombres en el tiempo, distinguiendo causas y consecuencias. Esto es lo que ha ocurrido con la Revolución de Mayo cuyo Bicentenario estamos recordando. Pero, sin menoscabo de la autoridad de los grandes escritores que se han ocupado del tema, donde caben los testimonios de protagonistas como el deĆ”n Gregorio Funes y las memorias de Cornelio Saavedra, y mĆ”s tarde la versión documentada de la ciencia historiogrĆ”fica donde sobresalen las obras de BartolomĆ© Mitre y Ricardo Levene, el campo del conocimiento no queda clausurado. La ciencia del pasado humano desafĆa la curiosidad intelectual para responder a cuestiones no suficientemente explicitadas, o tambiĆ©n para revisar el estado del conocimiento a tenor de las nuevas preguntas que cada tiempo sugiere.
Esta es la principal motivación del libro dirigido por Alicia Poderti, titulado La Hermana Mayor, acogiendo la frase atribuida a Juan JosĆ© Paso en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810. ¿CuĆ”l era "La Hermana Mayor"? Tal era la condición que investĆa la ciudad de Buenos Aires para arrogarse el derecho de formar gobierno propio a fin de ejercer la soberanĆa sobre las ciudades del Virreinato del RĆo de la Plata, potestad vacante por el cautiverio de Fernando VII. Esa fue la ingeniosa refutación que hizo Paso a la impugnación jurĆdica de Manuel Genaro Villota, fiscal de la Real Audiencia, que negaba los tĆtulos de una asamblea municipal para tomar esa decisión sin consulta a las otras ciudades del Virreinato. La votación mayoritaria resolvió la creación de la Junta Provisional Gubernativa, que luego de agitado trĆ”mite se constituyó el 25 de mayo con la presidencia de Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios. Hubo sĆ una concesión. El nuevo gobierno debĆa obtener el reconocimiento de los demĆ”s Cabildos del Virreinato. Y esa fue la gestión protocolizada por la Circular del 27 de mayo.
En las Palabras Previas, Alicia Poderti define el alcance transdisciplinario de la obra donde participan "intelectuales del paĆs interior" que iluminan aspectos poco conocidos acerca de "la Larga Revolución de Mayo". Porque esa decisión audaz de los patriotas porteƱos tenĆa antecedentes en el tiempo, caso de la insurrección de JosĆ© Gabriel Condorcanqui de 1780 contra el rĆ©gimen monĆ”rquico espaƱol y la revolución de La Paz (Alto PerĆŗ) del 16 de julio de 1809. Y tuvo que ser sostenida, mĆ”s tarde, con la guerra de la Independencia afrontando triunfos y derrotas donde descuellan las personalidades de Manuel Belgrano y MartĆn Güemes, autĆ©nticos próceres de la Patria embrionaria. Con propiedad, entonces, puede hablarse de "la larga revolución".
¿Cómo se formó la nación argentina? Esta es la materia que se aborda en el "Estudio Preliminar" desde el tiempo precolombino. Entonces el actual territorio argentino estaba configurado por regiones pobladas por etnĆas con patentes asimetrĆas en su desarrollo cultural. El paĆs de Tucma, habitado por pueblos sedentarios instalados en la cultura del bronce; Cuyo, donde vivĆan los huarpes de idiosincrasia pacĆfica; y la región rioplatense, Ć”mbito territorial de cazadores y recolectores nómadas. "Esa fue la matriz originaria" de lo que con el transcurso del tiempo serĆan las Provincias Unidas del Sud y finalmente la nación argentina. A dicho espacio geogrĆ”fico se incorporaron mĆ”s tarde, mediante la posesión efectiva del hombre blanco, la Patagonia y el Chaco Gualamba.
La Corona espaƱola adoptó administrativamente esa configuración regional cuando resolvió crear la Gobernación de TucumĆ”n (1563), el Corregimiento de Cuyo (1565) y la Gobernación del RĆo de la Plata (1617). Cuando los conquistadores blancos entraron al TucumĆ”n - versión castellanizada de la voz Tucma - esa región habĆa sido incorporada al Tawantisuyu que significó notable avance cultural: el rĆ©gimen urbano, la construcción del capacƱan o camino del Inca que la vinculaba con el Cuzco y la difusión del quechua o lengua general. Todo eso favoreció el desarrollo de la conquista y el nacimiento de las primeras ciudades hispĆ”nicas con Barco (1550) como hito fundacional.
El proceso revolucionario estÔ estudiado desde el punto de vista fÔctico, ideológico y militar. Se rescatan los nombres del salteño José de Moldes, primer independentista del Virreinato, y del canónigo jujeño Juan Ignacio de Gorriti, precursor del federalismo provincial con sus proyectos presentados en la Junta Grande.
Dejamos nuestro capĆtulo para el juicio de los lectores y pasamos a comentar las otras colaboraciones de este libro.
Héctor Marteau abre el telón reflexivo con un destacado trabajo titulado "Sobre la revolución y el interior. El momento belgraniano y los invisibles de la historia". Apoyado en sólidas bases teóricas propuestas desde el campo sociológico, antropológico y una mirada abierta, Marteau examina la personalidad de Manuel Belgrano.
QuizĆ” sea este personaje el exponente mĆ”s cabal de la mĆstica revolucionaria. Ćl pulsó todos los resortes que la componen: el sentimiento de Patria, la acción polĆtica y militar, la devoción religiosa y la creación de una bandera como sĆmbolo de una nación en estado germinal, que sigue distinguiĆ©ndose en el concierto de las naciones. Y su constante apelación al entusiasmo popular que juzgaba mĆ”s importante que los mĆ”s brillantes cĆ”lculos polĆticos.
La Directora de la compilación, Alicia Poderti, es autora del trabajo sobre "La emancipación colonial y los precursores de la independencia". SeƱala, con propiedad, que durante mucho tiempo, la historiografĆa escrita desde Buenos Aires, centro hegemónico del paĆs, restó importancia a la figura del general MartĆn Miguel de Güemes y de su protagonismo en el plan de emancipación continental. Su indagación apunta, por consiguiente, a rescatar las contribuciones historiogrĆ”ficas dedicadas a reivindicar los mĆ©ritos del conductor de la Guerra Gaucha. Esa labor de esclarecimiento tiene principio con dos nombres importantes: el libro de Bernardo FrĆas, "Historia del General MartĆn Miguel de Güemes y de la Provincia de Salta", y la prĆ©dica de una mujer, Benita Campos, a travĆ©s de la revista "Güemes", publicada desde 1907 hasta 1921, "verdadero hito en la historia del periodismo femenino". Este Ć”mbito geogrĆ”fico de filiación altoperuano impregna el ideario de los precursores de la Independencia como JosĆ© Gabriel Condorcanqui, el peruano Juan Pablo Vizcardo GuzmĆ”n, el bogotano Antonio NariƱo y el caraqueƱo Francisco de Miranda. Y asocia esos nombres con el apoyo que dieron a la restauración de la monarquĆa incaica San MartĆn, Belgrano y el propio Güemes.
El trabajo de Daniel López Salort se titula: "Córdoba: el Adiós y los inicios en 1810". En su escrito estudia el impacto polĆtico y social que produjo en Córdoba la noticia de la formación en Buenos Aires de la Junta Provisional Gubernativa. La trama de su relato tiene como protagonistas principales a Liniers, hĆ©roe de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires, y al DeĆ”n Gregorio Funes, exponente de la intelectualidad cordobesa formado en la Universidad de Trejo. El primero, cabeza de la contrarrevolución que niega autoridad al nuevo gobierno rioplatense; el segundo, solitario defensor del cambio en la junta de notables reunida para definir el comportamiento de la ciudad cuando eran escasos los hombres decididos a jugarse por la Revolución sin el apoyo de fuerza militar. López Salort confronta, simbólicamente, el destino postrero de ambos: "Liniers en EspaƱa, en el gaditano Panteón de los Marinos Ilustres, y Funes en su Córdoba, en el atrio de la Catedral...".
¿QuĆ© actitud adoptó Asunción frente al cambio revolucionario concretado en Buenos Aires, invocando su condición de "hermana mayor"?. Tal es el tema estudiado por el historiador formoseƱo Dionel Edmundo Filipigh en "Una relación hecha de rupturas". Si pensamos que la precedencia de las ciudades la confiere el tiempo, Asunción debe ser mĆ”s antigua que Buenos Aires y haberla engendrado con hombres de su sangre, difĆcilmente haya reconocido que la ciudad del Plata era "la hermana mayor". Y si sus gobernantes no lo pensaron, asĆ lo hicieron. Por lo demĆ”s, la creación de la Gobernación del RĆo de la Plata, en 1617, por real cĆ©dula de Felipe III, asignaba a cada una jurisdicciones que traerĆan aparejados problemas de lĆmites patentes hasta 1811, como bien seƱala el autor.
Por la circular del 27 de mayo, la Junta de Buenos Aires pide el reconocimiento a los cabildos del Virreinato para subsanar la seria objeción del fiscal Villota, de la Real Audiencia, que le negó tĆtulos a un municipio para resolver en nombre de todos los demĆ”s. Pero esa requisitoria es apoyada por la fuerza militar de Belgrano que tiene un carĆ”cter plenamente coercitivo. El gobernador de Asunción es intimado a reconocer su dependencia de Buenos Aires, hecho que genera la rebeldĆa de Asunción ya pronunciada por el Consejo de Regencia. Y como la definición llegó por la vĆa de la lucha armada, las derrotas de Paraguari y TacuarĆ sobre los porteƱos persuaden a los oficiales del ejĆ©rcito paraguayo para producir su propia autonomĆa. Deponen al gobernador y constituyen una Junta de Gobierno en las jornadas del 14 y 15 de mayo de 1811. AsĆ se llegó al Tratado de LĆmites entre las Juntas Gubernativas de Buenos Aires y la del Paraguay, protocolizado el 12 de octubre de 1811, cuyo artĆculo 5Āŗ tiene una significación inequĆvoca. "Por consecuencia de la Independencia en que queda esta Provincia del Paraguay de la de Buenos Aires..." Era, pues, la ruptura de la primera jurisdicción intendencial respecto del territorio del Virreinato. Toda esta relación fundamenta la propiedad del tĆtulo de este trabajo: "Una relación hecha de rupturas".
Hasta donde llega nuestra información, fueron los historiadores franceses los primeros en escoger como tema de estudio la vida cotidiana de las sociedades: usos, costumbres y comidas. Y me viene a la memoria el nombre de Jerome Carcopino con su obra sobre la sociedad romana. El hombre es un animal polĆtico en el amplio alcance de esta palabra pero tambiĆ©n sujeto de necesidades gastronómicas. ¿QuĆ© comĆan nuestros antepasados? ¿Era frugales o glotones? ¿QuĆ© platos de la comida tradicional siguen presentes en la mesa de nuestros dĆas?
Pues, bien, este es el tema elegido por Rosana Tejerina SĆ”nchez, profesora salteƱa, para matizar con un enfoque curioso el tiempo de la Revolución: "La cocina durante la Revolución de la Independencia". Su información proviene de una apropiada bibliografĆa donde sobresalen la obra de Juana Manuela Gorriti, "Cocina EclĆ©ctica" y el trabajo de Alicia Poderti, "Del comer y el beber en la literatura de Salta".
En el Ć”mbito de la cocina la reina es la mujer, dueƱa de casa o cocinera que sabĆa preparar "esas cosas exquisitas que hacen de la mesa un encanto...", segĆŗn la definición de Juana Manuela Gorriti. AhĆ aparecen los platos tradicionales: tamales, empanadas, humintas (humitas) y pescado relleno, que poseen las cocinas de Argentina, Bolivia y PerĆŗ.
La autora cuenta algunas anĆ©cdotas sobre las comidas tĆpicas que degustaron Belgrano, Dorrego, Güemes y San MartĆn. Este, al pasar por MetĆ”n, fue obsequiado con el plato preparado por Deidamia Sierra de Torrens que ella bautizó con el nombre de "Dorado a la San MartĆn". Es un trabajo que se lee con agrado pues muestra el rostro domĆ©stico del ser humano, desdeƱando las bizarras descripciones sobre comportamientos polĆticos y militares.
"La construcción territorial de la RepĆŗblica Argentina en el imaginario histórico desde la Revolución de Mayo" es la materia que Federico MartĆn Gómez se propone esclarecer, apoyado en las tesis de Carlos EscudĆ©, Juan Carlos Puig, Gustavo Ferrari, Pablo Lacoste y Vicente Palermo. ¿CuĆ”les fueron las causas que determinaron las supuestas pĆ©rdidas geogrĆ”ficas a partir de la jurisdicción asignada por EspaƱa al Virreinato del RĆo de la Plata? Como se sabe, ella abarcaba la superficie que hoy tiene la Argentina, mĆ”s las Intendencias Altoperuanas de Chuquisaca, PotosĆ, Cochabamba y La Paz, el Paraguay y la Banda Oriental.
Los gobiernos que se sucedieron desde la Junta Provisional Gubernativa hasta la formación del Estado-nación en la presidencia de Julio A. Roca, no tuvieron una polĆtica exterior coherente en punto a las fronteras interiores del Virreinato. El Alto PerĆŗ se perdió por las derrotas militares del EjĆ©rcito Auxiliar que culminaron con Sipe-Sipe (noviembre de 1815); situación fĆ”ctica reconocida por el Congreso Constituyente de 1824/26 cuando declaró que esas provincias podĆan disponer libremente de su destino polĆtico. Y asĆ nació Bolivia en agosto de 1825 por decisión del congreso convocado por el mariscal Sucre, vencedor en Ayacucho. Paraguay se escindió con voluntad autonómica cuando derrotó a la expedición militar del Gral. Belgrano y protocolizó su independencia en el tratado suscripto por las Juntas de Gobierno de Asunción y Buenos Aires (octubre de 1811). Pero quedaron pendientes muchas cuestiones limĆtrofes. La Generación del 53, con Alberdi a la cabeza veĆa el mal de la Argentina en su enorme extensión desĆ©rtica; sin poblamiento no habĆa posesión efectiva de su territorio, lo cual debĆa remediarse con la polĆtica promovida por el autor de Las Bases, "Gobernar es poblar".
Donde se hizo sentir mÔs vigorosamente el sentido de pertenencia territorial en el imaginario histórico de los argentinos fue con relación a las Islas Malvinas, usurpadas por Gran Bretaña en 1833. Federico M. Gómez remata su trabajo con el juicio de Gustavo Ferrari según el cual "las distintas corrientes argentinas no han mirado a los sucesivos desgajamientos de las antiguas comarcas del Virreinato como algo negativo sino mÔs bien como un timbre de honor". La excepción estÔ dada en el caso de Malvinas. Ningún argentino podrÔ ser persuadido de que la usurpación inglesa debe ser consentida.
Un tema original, poco estudiado, es el de las marchas patrióticas de la emancipación argentina. Con acertado criterio ha sido escogido por Alicia Poderti como Ćŗltimo capĆtulo de este libro. Esas marchas - nos dice - jugaron un papel muy importante en la construcción de las nacionalidades que estaban naciendo en AmĆ©rica porque dieron un lenguaje musical y poĆ©tico al imaginario de los pueblos que se identificaron con aquellas. Es un lenguaje nacionalista, de afirmación de la propia identidad polĆtica. Tal es el caso del "Himno nacional argentino", llamado inicialmente "Marcha Patriótica" cuando fue aprobada por la Asamblea General de 1813. En las dos estrofas primeras de la versión original se reivindica el pasado incaico y la articulación con el resto del espacio andino. Sus autores, Blas Parera y Vicente López y Planes, "no podĆan ignorar el esfuerzo precursor del levantamiento indĆgena encabezado por TĆŗpac Amaru".
Muchos aƱos despuĆ©s, en 1860, la versión musical fue reelaborada por Juan Pedro Esnaola, quien habĆa sido amigo de Mariquita SĆ”nchez y animador de las veladas de Manuelita Rosas en Palermo, segĆŗn noticia trasmitida por MarĆa SĆ”enz Quesada. En cuanto a la letra, ella fue abreviada. Sin ignorar el pasado glorioso "que supimos conseguir" excluye a las estrofas referidas al pasado andino y a la condenación de la dominación espaƱola. Esa es la letra que hoy cantamos en las ceremonias pĆŗblicas.
Alicia Poderti hace un anĆ”lisis de la letra original del himno a Güemes que permanecĆa extraviada, donde estĆ” presente el proyecto de emancipación continental y la imagen del guerrero "arquetipo del hĆ©roe gaucho capaz de encarnar un principio de identidad regional que supere las fronteras de las naciones" que se habĆan constituido. Ese himno fue aprobado por el Ministerio de Instrucción PĆŗblica como canto obligatorio en las escuelas del paĆs.
Cierra su estudio con un juicio que compartimos: "...esta re-escritura de la historia desde la perspectiva socio-cultural donde entran la mĆŗsica, la literatura, las revistas culturales, las imĆ”genes pictóricas y las tradiciones significan documentos vĆ”lidos que implican un desafĆo constante en la tarea de construcción de la historiografĆa".
Concluimos nuestro comentario sobre este libro dirigido por Alicia Poderti con una reflexión. La historia de la Revolución de Mayo no ha sido explicada en forma definitiva por los numerosos libros dedicados al tema. Predomina en esa bibliografĆa una visión porteƱo-cĆ©ntrica donde el protagonismo y la exaltación de proceridades tienen como eje a la ciudad de Buenos Aires. Se han omitido durante aƱos las acciones, las ideas y los sacrificios de los pueblos del Interior.
Esa visión sesgada de nuestro pasado es revisada y corregida por los novedosos aportes de los investigadores que conforman la obra acogida por Analecta Literaria Ediciones.