Aparecidas y otros cuentos 1. APARECIDAS A Carlos Fuentes «… siempre tendrás el gesto de ese momento aterrador en que te diste cuenta, amigo mío, de que la silla presidencial, la Silla del Águila, es nada más y nada menos que un asiento en la montaña rusa que llamamos la República Mexicana…» Carlos Fuentes, “La silla del Águila”, 2002.- Las manos del General aparecieron un día de éstos, alrededor de las 15 hs. caminando por la Avenida de Mayo. Como es de suponer, caminaban con sus propios dedos…
© Fotografía 1988 Ricardo Sánchez Anclao en París Cursé todo el secundario en Buenos Aires sin tener un solo amigo. Por diversas razones no podía aceptar lo bueno y lo malo de las personas. Yo quería que fuesen de una sola pieza. Que fueran como yo las imaginaba. Para colmo me equivoqué de carrera. Tendría que haber estudiado psicología en lugar de otorrinolaringología. En los años de bachillerato lo que más me impedía acercarme a las personas era la maldita manía que tenía de asociarlas a los animales. Para mis visiones inter…
Lectura de los dedos Siempre consideró que la frase “no hay nada que festejar” no le decía nada que le impidiera el hacerlo. Había algo y mucho: los colores, la luz, su respiración, los juegos amorosos, sus amplias pestañas indagando sus ojos azul marino más allá de la línea de los pescadores y que existiera la literatura y estar listo para las palabras que musita la vida sin que sean oídas. También se tomaba por alguien honesto pero para probárselo tenía a veces que robar y festejar tanta rectitud. El objeto no tenía importan…
Otorongo a don Ramón Sánchez Era muy de noche cuando llegó una patrulla del ejército a Quebrada Huariacca preguntando por el teniente-gobernador. Sonaban disparos de fusil y el aire de aromas naturales se llenó de olores extraños traídos de otras tierras. Los uniformes de invierno de la tropa se adherían a sus cuerpos despidiendo un vaho acre de sudores de caballo. La selva se puso quieta y silenciosa como esperando la lluvia y hasta el viento se refugió en lo más recóndito de la quebrada. Los colonos, sorprendidos en…
Sensini * La forma en que se desarrolló mi amistad con Sensini sin duda se sale de lo corriente. En aquella época yo tenía veintitantos años y era más pobre que una rata. Vivía en las afueras de Girona, en una casa en ruinas que me habían dejado mi hermana y mi cuñado tras marcharse a México y acababa de perder un trabajo de vigilante nocturno en un cámping de Barcelona, el cual había acentuado mi disposición a no dormir durante las noches. Casi no tenía amigos y lo único que hacía era escribir y dar largos paseos que comenzaban a…
Sombras suele vestir El sueño, autor de representaciones, en su teatro sobre el viento armado, sombras suele vestir de bulto bello . Góngora, Varia imaginación . I —Lo echaré de menos; lo quiero como a un hijo —dijo doña Carmen. Le contestaron: —Sí, usted ha sido muy buena con él. Pero es lo mejor. En los últimos tiempos, cuando iba al inquilinato de la calle Paso, rehuía la mirada de doña Carmen para no turbar esa vaga somnolencia que había llegado a convertirse en su estado de ánimo definitivo. Ho…
Rodolfo J. Walsh en Prensa Latina El viaje circular Debo la idea central de este cuento al ingeniero Emilio Mallol, fallecido en Buenos Aires, en marzo de 1950, a cuya memoria lo dedico. R. J. W. En diciembre de 1926 egresé del Politécnico de Mecánica de Hamburgo y cuatro meses más tarde entré como asistente del ingeniero jefe en las grandes usinas que proveen de energía eléctrica a la ciudad de Bremen. Recuerdo haber comprobado con asombro que mis estudios en la materia no me habían preparado para la visión …
Maíz para las palomas Debo haber tenido siete años cuando me mandaron a la escuela Pirulí. Este nombre le venía por los chupetines que vendían en la caramelería vecina. También le llamaban escuela Pirulí porque todos éramos pequeños. En ese establecimiento solamente se cursaba hasta el segundo año y concurríamos alumnos de ambos sexos. Pero niños y niñas ya nos mirábamos con recíproca desconfianza y desdén. Formábamos dos grupos en la clase y en el recreo. Justamente ese año las maestras tuvieron la ocurrencia de sentarnos juntos…
Doblaje En aquella época vivía en un pequeño hotel cerca de Charing Cross y pasaba los días pintando y leyendo libros de ocultismo. En realidad, siempre he sido aficionado a las ciencias ocultas, quizás porque mi padre estuvo muchos años en la India y trajo de las orillas del Ganges, aparte de un paludismo feroz, una colección completa de tratados de esoterismo. En uno de estos libros leí una vez una frase que despertó mi curiosidad. No sé si sería un proverbio o un aforismo, pero de todos modos era una fórmula cerrada que no …
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