Una mujer me tiene maniatada mientras otra salpica su sangre en mis vasijas. La una es una perra de hortelano, la otra una puta de juzgados. A ninguna la conozco frente a frente pero han sabido exasperar a los demonios que pululan en las sombras de la mente. Las dos amasijo de execrables decisiones, estampida de satanes, pariendo un hijo bastardo cada día. Ambas dos piedras en el monte oscuro, dos flechas incrustadas en la carne, dos brujas con grilletes bailando en aquelarre.
© Analecta Literaria 2014 A LA IZQUIERDA DEL POEMA Aquí, a la izquierda del poema Comienza la noche Apenas intuimos el sonido Con el que nos llevará el mar De: Lengua de Siervo (1993) LENGUA DE SIERVO (a la poesía) Enrédame por los ojos Que siempre amanecen Nútreme de la sangre Que anochece inquieta Encapríchate con mi cuerpo Y súrcalo una vez más Con tu lengua de siervo Danza de culebra Amaestrada por la soledad Y la ternura Desátate de tu bosque Y entra al mío Invade el trágico destino de los…
De: El oro de la república (1982) NACHT UND NEBEL I pura bestia se desangra a fuerza de golpes que le han dado duros palos cierta noche por ayeres pregunta no obstante se responde difícil lugar para vivir y sin embargo II la araña recuerda lo que en distracción perdió de vista calcula el lugar en que destellará su tela no abre las manos no reposa recorre el árbol de rama a rama atravesando el aire conoce el rostro del que se echa a morir entre sus hil…
De: Poemas para un niño que murió en noviembre (1958) [IV] Mi infancia —que noviembre configura— tuvo el juguete roto de mi risa, un barro cotidiano en la camisa y flotando en los ojos la amargura. mi infancia fue el país de la sonrisa, con trompos en la tarde dulce y pura, y una cometa verde que en la altura era un sueño feliz lleno de prisa. Tuvo un niño perdido y encontrado, y un noviembre lentísimo y mojado, que de todos los meses fue el más triste. un niño como yo …
ÉL Hay un pez en su lengua nadando profundo hacia afuera. Hay un pájaro volando hacia donde la luz insiste, adentro. Nunca ha actuado en perjuicio ajeno; aprendió a ver, a decir o callar, según fuera el momento. Un afable río su rostro. Una hendidura su ceño. En el aire que escurre su camisa escuchas el organillo dócil de su alma escribiendo esto. * Prefiere apartarlos, prefiere no causarles eso de tener ahí al lado lo que sacude el suelo; envuelto en sábanas pulcras como quiso su madre antes que bajara de no sé dond…
© 2016 Analecta Literaria VINIENDO DE AQUEL LARGO VIAJE A NUESTROS ORÍGENES Pudo ser el principio de un largo y sinuoso encuentro, aunque fue un desiderátum, un eclipse lunar. Como ahora sabemos, la sonrisa de los penitentes es el cuerpo excesivo, la búsqueda de la evanescencia y desde la paz el miedo vuelve cada primavera como una nueva adolescencia hambrienta. Entonces teníamos, con el infierno de frente, ternura sórdida y oculta bajo el horizonte. Era la puerta por donde huíamos de viejas alcobas con cerrojos, s…
De: La tañedora , (1984) A UNA CIUDAD QUE SE LLEVA EN LA SOMBRA Hay muertos en la calle desierta hay muertos en el puente y en el bar hay muertos con una sola mano en la lenta esquina de la noche hay muertos en la gran hoja del cielo y en el rocío sujetan la luna morada de los días los niños vuelven de las plazas con una niebla de caballos en los ojos de los muertos los insectos devoran el agrio vestido de la hierba hay muertos que cantan una canción de ramas hay muertos que andan descalzos por un jardín roto y no…
De: Nuevo Mundo Orinoco (1959) BOLÍVAR Entre los agostadores los que mantienen abiertos los ojos del cuchillo, entre los crueles, los monstruos del relámpago, entre los animales humanos de la guerra, entre las patas, heridas, llamas, alaridos, brotando de la sangre, despunta al fin Bolívar. Más joven que su muerte andante y próxima tan joven para los años que le esperan tan lleno de furor puro, de esperanzas, tocado por el crimen, como todos, ebrio de un fuego por vencer la muerte pero también capaz de detene…
QUIZÁS PENSABA …el soliloquio obsesivo, el aforismo. En otro plano, la avanzada del agua: contra el azul del cielo, la leve nube gris que asoma en el cuadro y pasa. Los ojos que la miran habrán también envejecido como los de todas las chicas de la isla, más tenues que el aroma del aire, figura y móvil luz en el dialecto que nos resulta extraño pero dice: para mí el soplo del Céfiro , todavía
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