De: La tañedora , (1984) A UNA CIUDAD QUE SE LLEVA EN LA SOMBRA Hay muertos en la calle desierta hay muertos en el puente y en el bar hay muertos con una sola mano en la lenta esquina de la noche hay muertos en la gran hoja del cielo y en el rocío sujetan la luna morada de los días los niños vuelven de las plazas con una niebla de caballos en los ojos de los muertos los insectos devoran el agrio vestido de la hierba hay muertos que cantan una canción de ramas hay muertos que andan descalzos por un jardín roto y no…
Dos son las coordenadas en las que cabe inscribir la lírica de Rodolfo Godino: por un lado, el rigor de la forma y el acierto metafórico; por otro, una actitud en la que el elemento reflexivo indaga implacablemente la realidad personal. Ésta emerge de manera decidida a partir de Elegías Breves (1999), en poemas en los que la materia emocional y el motivo elegíaco no condescienden jamás a la exposición directa del sentimiento, ubicándose en las antípodas de cualquier derivación romántica, (vitalismo, surrealismo, espontaneísmo). Acaso …
La ciudad de Iquitos es una de las ciudades más jóvenes del Perú; sin embargo, ha tenido un proceso de modernización y urbanización paralelo al de las demás ciudades del país, principalmente a partir de la segunda mitad del siglo XX. Por esta razón, no debemos extrañarnos que la primera novela urbana en el Perú sea amazónica y tenga como escenario los barrios pobres de Iquitos: Días oscuros , de Francisco Izquierdo Ríos, publicada en 1950 y expresión de la miseria en Belén, el barrio curiosamente más turístico de la ciud…
De: Nuevo Mundo Orinoco (1959) BOLÍVAR Entre los agostadores los que mantienen abiertos los ojos del cuchillo, entre los crueles, los monstruos del relámpago, entre los animales humanos de la guerra, entre las patas, heridas, llamas, alaridos, brotando de la sangre, despunta al fin Bolívar. Más joven que su muerte andante y próxima tan joven para los años que le esperan tan lleno de furor puro, de esperanzas, tocado por el crimen, como todos, ebrio de un fuego por vencer la muerte pero también capaz de detene…
QUIZÁS PENSABA …el soliloquio obsesivo, el aforismo. En otro plano, la avanzada del agua: contra el azul del cielo, la leve nube gris que asoma en el cuadro y pasa. Los ojos que la miran habrán también envejecido como los de todas las chicas de la isla, más tenues que el aroma del aire, figura y móvil luz en el dialecto que nos resulta extraño pero dice: para mí el soplo del Céfiro , todavía
II Ardo despacio y puedo contemplar mi llama. Mis manos de rara estirpe que entrelazan las flores y dibujan las cifras. Mi exacta piel, mis ojos que recogen la luz para inventar las formas. Ardo despacio lumbre de amor de sangre de misterio. Éste es mi valle nocturno. La jaula de hechizos desde donde creo que alguien sueña por mí. IV Los signos me acompañan mis extraños amigos fieles a una desconocida arquitectura a la que estoy uncida desde el hueso. Me miran rostros, pájaros, ramajes, altas c…
De: Lo abstracto y lo concreto (1973) SÍMBOLOS Un extranjero recorre las calles de una ciudad desconocida. El misterio se encierra en los extraños laberintos. Los hombres pasan unos junto a otros, sólo los viejos conocidos se saludan con las ceremonias de costumbre. Nos entendemos pobremente, apenas delineamos los contornos del gesto articulando símbolos heroicos para superar el desamparo. MEDIOCRIDAD La natural mediocridad a todos nos concierne, nos acompaña en las extrañas actitudes c…
LUZBÉLLICA [1984-1991] GUERRA Te he escrito un poema de desvelos El pobre aguanta frío porque duerme desnudo en la recámara de mi fusil Cerca de Ayagualo, diciembre de 1988 TRAIDOR Serás el mayordomo de los cementerios el cancerbero de los grandes festines emperador de la tierra baldía la única rosa en el jardín del oprobio las mujeres te amarán en silencio tus amigos se cortarán las manos tu madre sólo recordará tus juegos infantiles pero jamás podrás trepar a un conacaste en tus manos las sogas s…
ESTE AMOR, EL OTRO (1975) Cuando tú me tocas, por ejemplo no veo constelaciones, y en mis sueños, cuando tus manos buscan mi espalda y mis cabellos, es imposible saber si sueñas con un ratón o con Alicia en el país de las maravillas. Tú me repites frases que me abochornarían a luz del día, nunca me has escrito cartas a las cuatro de la madrugada desde aeropuertos extraños o la plataforma de un tranvía. Cuando hacemos el amor, fingimos que la emoción es justa. Hoy he estado regando tus plantas mientr…
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