José Pashaca era un cuerpo tirado en un cuero; el cuero era un cuero tirado en un rancho; el rancho era un rancho tirado en una ladera. Petrona Pulunto era la nana de aquella boca: -¡Hijo: abrí los ojos, ya hasta la color de que los tenés se me olvido! José Pashaca pujaba, y a lo mucho encogía la pata. -¿Qué quiere mama? -¡Qués nicesario que tioficiés en algo, ya tás indio entero! -¡Agüen!... Algo se regeneró el holgazán: de dormir pasó a estar triste, bostezando. Un día entró Ulogio Isho con un cuenterete. Era un como sa…
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