UN NIÑO ESPÍA A EMILY DICKINSON EN SU JARDÍN Que la mirara un pájaro —hostilmente, por supuesto, ¿qué hacía allí, la intrusa?—, no era extraño, de modo que su frente apenas se alteró, e indiferente siguió sus ademanes de reclusa. Ni un pájaro, ni un hombre (ella, en ese caso, lo sabría) la están espiando. Un niño es quién la espía Un niño —la inocencia—, ése es su nombre. Estaba en su jardín, arrodillada sobre una capa roja. La mirada curiosa la seguía entre las flores. ¿Por qué el niño guardó, de los…
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