Sonia Díaz Corrales


Sonia Díaz Corrales
 
Poesía Inédita
Exclusivo para Analecta Literaria





LA CASUALIDAD PONE MIS LABIOS SOBRE LA CORBATA DEL MORMÓN.


Viene la casualidad algunos días
con su indecencia
y esa forma de sentirse inmune
sin culpa.
Llega como un mormón
con su corte de pelo reciente
sujeto el cuello de una corbata de lunares
como si pudiera caer
y separar lo que manda de lo que es mandado
                lo que sufre de lo que hace sufrir
                lo que se espera de lo que ya no llega nunca.
La casualidad aviva el fuego
me ofrece lugares para esconder el alma
                                                     el amor
como si fueran plagas.
Y los que miran
creen que soy la casualidad
dejando los restos del labial en la corbata del mormón
el pobre mormón     sin culpa
con la impureza de mis labios delineada en su corbata
sin saber que ese beso no era suyo
no era mío.
Era de un hombre que no distinguiría el nudo de una corbata
del nudo de la horca
pero podía    al menos antes    distinguir un beso húmedo o roto
de un beso hiriente
o un simple beso
de otro beso hondo    irrepetible.
La casualidad que soy a veces
la que son los demás
no tiene nada de casual.
Ocurre
para hacernos saber
que entre la corbata del mormón y mis labios
siempre va estar el beso roto
                                       húmedo
                                       hiriente
                                       simple
                                       hondo
                                       irrepetible
de ese hombre.




DE NUEVO LA MUJER DE LOT

entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.Génesis 19. 26


Pintó sobre los míos unos labios de ceniza
marcó su signo de acuarela
con un gris que no tiene nombre
o tiene un nombre tan antiguo.
Sabía que el Dios de Lot no perdona a las  mujeres
que andan de taciturno fantasma
hurgando en los papeles de la niña
que viendo pasar su vida en muchas otras vidas
quiso ser varón
o libre
o anormal
o cualquier otra bestia
menos bestia que la que estaba predestinada a ser.
Dijo    no te vuelvas
una mujer de sal
no va
a soportar el tiempo
a soportar el agua
a soportar al hombre.
Dónde puedes ir
que la mano de Dios no haga sal tus pechos
y tus manos de sal no se deshagan
y la sal de tu sexo no caiga como lluvia.



CUENTAS PARA SACAR SOBRE LA PROPIA CARNE

Hoy me van a matar con los cinceles de quererme a medias
y no es como otras veces
en que la soledad húmeda y apagada me sostiene
y si tengo alguien que me quiera
que lo diga ahora
no con el filoso punto de la lengua
sino con el espacio de paz entre hambre y hambre
con el silencio del dolido
en el cristal de la ventana
por donde he mirado pasar a los que dicen quererme.
Si tengo alguien que me quiera
ha de estar muy lejos.
Si alguien quisiera contar
los dineros que me faltan
los cabellos que se caen en la saeta de los peines
las lágrimas
cuentas para sacar el que me quiera.
Cuentas que no caben en el ámbito doloroso de los padres
o en el espacio diferente de los hermanos
o si existe
en el transido espacio de amigos y enemigos
o en la indiferencia de los desconocidos.
Ya no sé
si realmente el mundo es este enorme espacio de estar solo
cuentas para sacar sobre la propia carne.
Manca y neurótica
vengo por ver si hay alguien que me quiera
con menos mezquindad que los que vienen a quererme.
Lo esperado no deja vivir lo sucedido.
Lo sucedido no alcanza para hacer la fábula.
La fábula es dónde los que dicen quererme
buscan saber con cuánto cuento.
El diletante que camina a mi lado
                             ¿tiene alguien quien le quiera?
el actor aclamado    cuando baja del cuadrilátero de tablas
                             ¿tiene alguien quien le quiera?
el hombre común    que no puede pagar como conviene
                              ¿tiene alguien quien le quiera?
el presidente de la república
                             ¿tiene alguien quien le quiera?
la taquillera del teatro
                            ¿tiene alguien quien le quiera?
el que bebe y vomita en la cara de los demás su asco
                             ¿tiene alguien quien le quiera?
la que dará a luz dentro de dos segundos
                             ¿tiene alguien quien le quiera?
El discurseador
el burlador
el loco
el obrero
el homosexual
el triste
el excelentísimo señor presidente del banco mundial
                             ¿tienen alguien quien les quiera?
Nada me está sobrando
nada le puedo dar al que necesita tener alguien que le quiera
porque vacía estoy
y harta
como el más abominable de los seres.
Yo    la imagen de mí
de lo que sería de ser yo
diría que no hay nadie que me quiera.
Y si lo hay
que lo diga
y no calle
para saberlo definitivamente.


PRELUDIO PARA LAS PARTES DEL ABRAZO


Un cuerpo que abraza
se hace atroz
monstruoso en el intento
de hacer del cuerpo abrazado su amuleto
contra la siguiente soledad.

Un cuerpo abrazado
se hace de una luz imposible
de una inocencia que lastima.



PERDIDAS



Puedo escribir de una mujer de vidrio.
Escribiría de una mujer de hierba
un día casi árbol
al otro espiga
y después seca como un manojo de briznas.
Quise escribir de una mujer de anillos vaporosos como el humo.
Pude escribir y no lo hice
sobre una mujer adormecida
soñando sus múltiples descensos
soñando unos hombres que siempre le apuntan con el dedo
y le exigen un despertar de ángel
un despertar sofisticado
casi verde
o demente
o cálido
o silencioso.
He de escribir de una mujer de agua
de su turbulenta transparencia
casi nada en el hueco de la mano
sólo sabe de burbujas
de cauces
de piedras en el fondo
de un camino que cambia
y se retuerce
de un temor de años a las cataratas.
Voy a escribir de una mujer que ha muerto
sosteniendo el hambre de los suyos
de desprecio
de fatuidad
de las más mediocres esperanzas.
Muerta de la vulgaridad del alma
de sus toses
de esperar que cambien los designios
que la vida le devuelva
la música inmensa de las ganas
su coraza
su vaporosa flor de sangre
y toda
todísima la calma.
Escribí de una mujer sin juicio
que busca dónde refugiar su espanto
su aparatosa soledad
y no sé si ganó o perdió
esa guerra de olvidos
ciertamente no sabemos
en qué lágrima se fue
en qué acabada tarde nos dejó sin su amenaza.
Escribiría de una mujer de fuego
saliendo del borde de una llama
para que no la encuentre el hombre 
que es un dedo
apuntando al pecho
a su sexo
a su espalda
a su demora
a sus manías
a sus labios
que son de hacer silencio.
Finalmente escribo de una mujer de carne
que pudo ser 
o aparentar que conoció
a todas las demás mujeres.
Temblorosa inmediatez la suya
en los diversos mundos de las otras.
Escribiré del vidrio
               del humo
               del sueño
               del agua
               de la muerte
               del juicio
               del fuego
               de la carne
donde esa mujer se trenza el pelo    y sonríe.
No tuvo la música en una caja diminuta.
Tuvo alucinaciones con el cielo
y predijo sin equivocarse
una explosión de tardes soleadas en diciembre.
Se hizo adulta
frígida
silente
tolerante
casi normal.
Nadie dude encontrarla ejerciendo su libertad
en una plaza pública
o en la cocina de su casa.
La libertad le cuesta a una mujer
innumerables pérdidas.



LO SABES Y LLORAS



Los que aprendieron a usar el alma como un instrumento
como un pez sus grandes agallas
son felices
son demasiado felices
más que felices
anormalmente felices
traumáticamente y a costa de quien sea, felices.
Y si lo sabes
si te rindes
si lloras
su felicidad no entiende
y escarba un hoyo de muerte para ti
un gran hoyo de cívica distancia
                      de vacía compasión
y amargos cumplidos.
Y el Cristo
el bate de béisbol        
las tardes de paz
se van al fondo
a la basura
a la mierda    para ser exactos.
Entonces eres tan pequeña
como un muerto dentro del enorme cajón de madera de los días
muerto de muerte natural
de falta de espacio
de incoherencia
y hasta de un poco de maldad para variar.
Y lloras
porque lo sabes
y no piensas hacer absolutamente nada.


PRIMERA LETANÍA SOBRE LA MUERTE


para V. B.


Y cuando muera
no dejen que vengan los extraños
a inclinarse sobre mi rostro
a disecarme el alma
como un gladiolo mustio,
a hacer sus comentarios sobre mi cáscara
a lamentar mi cáncer
tomando un café de funeral
gratuito y apoteósico.
No los dejen
quedarse a fingir
que fueron mis amigos
que alguna vez me vieron mansa
                          me vieron bella
                          me vieron llorar
                          me vieron desnuda
                          o dulce
                          o mesurada.
Cuando muera
puedo darles mis vísceras
quedar detenida y vacía
como un tiesto lleno de agujeros.
Pero no los dejen
a los extraños
maquillarme un  rostro de viva
peinarme este desorden que traigo desde siempre
no los dejen
a los vivos
hacer su pobre juicio a mi favor
su tinte de acabado
sobre mí.


APARENTE OLVIDO


Cuando yo hablaba del olvido
del olvido a rajatabla
del nunca más de lo que olvidas
no sabía
que el olvido recuerda muchas cosas.
Yo quería olvidar
como esos locos geniales que se olvidan de todas las palabras
y pareciera que siempre
estuvieron instalados en el espacio que ocupan del silencio
pareciera que nacieron allí
que nunca salieron de esa aura
de ese mutismo infranqueable
insondable
imposible a nuestro parecer.
De modo que ahora pienso
necesitamos una especie de olvido plus
una dosis definitiva
que nos haga olvidar los viernes en la casa
esa cima del mundo
desde donde todo parecía tan pequeño
poco importante     ambiguo.
Que nos haga olvidar
lo que el olvido no olvida aunque quisiera
aquello con lo que el olvido no puede
y digamos que de algún modo nos recuerda.
Yo quería el olvido
lo quería como el de esa gente
que olvidan con tanta rapidez
como si se ensañaran en olvidar
y lo consiguen
y luego cuando parece que ya no pueden mas
siguen olvidando.


VARIANTES PARA EL OLVIDO

Que me veas ir
a otra casa
no sideral
o rancia
a una casa simple
donde los quieros no sean impedimento
al simple estar
donde el beso no sea imposición
demostración amarga
sino que sea el simple beso silencioso
húmedo
y deje en la boca besada la sal
la simple y humana sal.
Que me veas
partir sin memoria
sin llevar nada
como a la muerte
definitivas ambas.
Que me veas
y te sientas aliviado
de verme ir
a otra casa
donde el silencio no es lo que te convierte en isla
sino un espacio reservado
para esperar el verso
y el beso
y viceversa
y el resto de las cosas
repetitivamente.
Que me veas ir
y no llorando
a otra casa sin tantos espejos
y art déco
y tantas fotos de muertos
desconocidos
descoloridos
ajenos
fotografiados
pululando.
Que me veas ir
monstruosa en el deseo de ser vista yendo
borrándote
a ti
a tu casa
a tus muertos
a tu art déco.
Y si te consuela
me llevaré tus cortinas
volando hacia la tarde
hacia fuera
por tus ventanas abiertas
y prometo no llevarme nada más
que ese recuerdo distante
irreal.
Que me veas ir
con ese simple recuerdo doblado bajo el brazo
y que no me lo exijas
porque no lo reconoces como tuyo.
Que me veas ir
solísima
hacia otra simple casa
con esas simples cortinas
agitándose hacia afuera de tus ventanas
y que ni siquiera así
me reconozcas.


RETAHÍLA PARA UNA EXPLICACIÓN DE CÓMO DESVESTIRSE


Dices sombrío
y la mayor parte de las veces
se entiende que dices pesadilla
aletargada ventana desde donde miras
el futuro sombrío
lleno del sombrío presente.
Pruebas todos los pares de alas
como si fueran zapatos sin medida
sin tamaño visible
así que los pruebas para saber si sirven
a los brazos
a la espalda
del castrado ángel que te asiste.
Todo son cábalas
mujeres que se desvisten por costumbre
por seguir el gesto con que comienzas  a desnudarte
un brazo en alto y el otro en arco sobre la nuca.
En verdad nunca pensaste volar
así que sigues probando alas
por no parecer que te aburres
o te avergüenzas
o te rindes
y eso es lo sombrío
lo que asusta
lo más sombrío del mundo.


BESOS Y MELOCOTONES

Uno piensa en el melocotón
confuso y amarillo
moteado  de rojizo en la cáscara
pulposo
destilando ese jugo dulzón y pegajoso
adictivo
uno piensa en melocotones
en cuántos años pasó imaginándolos
sin saber que existían como son
y entonces  ve a los que se besan en público
mientras caminan por la fresca alameda de la Plaza de España
y van hacia la fuente
seguro van hacia la fuente
si yo fuera esa muchacha iría hacia la fuente.
Los que se besan en público
me hacen sentir miserable y vieja
espantosamente llena de envidia inconsciente
pero recuerdo los melocotones
 y me siento afortunada
quedan tres melocotones en la bolsa contaminadora del supermercado
así que tomo uno
al azar
y besándolo camino por la alameda
muy despacio
hacia la fuente.





SONIA DÍAZ CORRALES, nació en Cabaiguán, Cuba, en 1964 y reside en Santa Cruz de Tenerife. Es poeta y narradora. Ha publicado los libros de poesía Diario del Grumete, (1996 y 1997) y Minotauro (1997). Sus poemas aparecen en las antologías Retrato de grupo (1989), Poesía infiel. Antología de jóvenes poetas cubanas (1989), Poetas del Seminario (1992), Un grupo avanza silencioso (1990), Mujer adentro (2000), Poesía cubana de los años 80 (1993), Poesía espirituana (1994), Anuario de poesía (1994), Mis barcos nuevamente (1996), Antología de décimas Canarias-Cuba (2000), Todo el amor en décimas (2000), y Puntos cardinales. Puente colgante. Antología de poetisas cabaiguanenses (2000). Ha obtenido los premios de poesía América Bobia 1982, Matanzas; Bustarviejo 1993, Madrid; y el Abel Santamaría 1997, de la Universidad Central de Las Villas, Santa Clara; así como menciones Caimán Barbudo, David de la UNEAC y 13 de Marzo de Universidad de La Habana. Su libro Los días del olvido, fue finalista del Premio de Poesía Viaje del Parnaso en 2008. Acaba de presentar en Ediciones Idea y Aguere su libro de narrativa El hombre del vitral.