Juana Dib
9 Poemas
Seleccionados por Felipe A. Molina
Seleccionados por Felipe A. Molina
De: Las Doradas (1989)
1. NI TU MAR DE TURQUESA
No conozco tu nombre ni tu mar de turquesa,
ni la tierra del cedro con la paz que sentía.
No conozco Beirut en donde amanecía
con su risa de niña mimada en su fineza.
Mas presiento tus ojos y la boca que besa
una letra bordada con brisas de alegría,
cuando hacerla en la tarde una melodía
de luces y colores luciendo su destreza.
Espejado en la nube dibujo tu vestido,
porque no quiero verlo como un rayo encendido;
dibujo la sortija y el sueño de tu lecho.
En los azahares niego corales que engarzaron.
Si eras como una virgen, ¡¿por qué te lastimaron!?;
¿no vieron que se enjugan violetas en tu pecho?
2. NOCTURNO
No te vayas a tu alcoba
cuando está la luna llena
y con su redonda cara
se dibujan en las acequias.
Mira cómo a los damascos
les va regalando estrellas
y en el pañuelo de trigo
hay espigas que platean.
A la higuera la ha ataviado
con una nube de seda
y hasta los olivos viejos
ha recamado de perlas
En el iris de las rosas
hay dormidas azucenas
y fue abriendo de jazmines
el rojo de las diamelas.
Su huella te va dejando
cuando la noche se acerca
por la senda perfumada
de las encrespadas mentas.
No te vayas a tu alcoba
porque la luna te cela
y estar sola no le gusta
cuando ilumina la vega.
Entrará por tu ventana
para impedirte que duermas
haciendo que sus mil luces
las luciérnagas enciendan.
No te vayas a tu alcoba
porque tus ojos de almendra
le van quitando a la luna
Pedazos de su belleza.
3. VIAJERA QUE NO HAS VIAJADO
Mis tres amigos se fueron
un día a Jerusalén.
Viajera que no ha viajado,
fue viajando con los tres.
Mis tres amigos volvieron
y yo regresé también.
Los tres me fueron contando...,
y cada uno a su vez.
Me relataba el primero
su arrobamiento al volver:
"Estar en la Tierra Santa,
conocer Jerusalén.
Experiencia que he vivido
que por siempre guardaré.
Llegar a tierra de Cristo...,
besar en su tierra a Él".
El segundo me contaba,
lo que vio en Jerusalén:
"Qué belleza en las mezquitas,
cuánta sobriedad hallé.
Cómo oraban al Profeta
cuando era el atardecer.
Qué dulzura la del viaje
que siempre atesoraré".
El tercero de los idos
me relataba a su vez:
"¡Oh los Cristos que he mirado
sangrando en Jerusalén!
¡Oh los espinos en cruces
en el hogar que se fue!...
¡Oh los Cristos, oh los Cristos,
multiplicados por cien!"
Mis tres amigos se fueron
un día a Jerusalén.
Viajera que no ha viajado,
fue viajando con los tres.
De los primeros recuerdos...,
y se emociona mi ser.
Del tercero siento espinos...,
lloro con Jerusalén.
4. EN LA NOCHE DE ORIENTE
De noche y día brilla un diamante a mi puerta,
no se si es una estrella, siempre está iluminada;
no se si es un candil que señala la entrada
de que mi voz recita aún la rima desierta.
Por eso yo declamo: mi voz es una huerta,
en ella están los trinos de la tarde aromada,
en ella está el rocío de la luz de madrugada
vestido de azucena con su diadema abierta.
Si una doncella sueña en la noche de Oriente,
si escucha en el jardín que ilumina la fuente
la estrella que destella, es que me dio su amado.
También hermanos canto las loas de la lucha,
es cuando mi voz quiebra porque su endecha es mucha.
Si hasta la luna enluta con su rostro opacado.
De: Las Dos Vertientes (1993)
5. EL LLANTO DE CAREY
Aún no tenía quince años
cuando a sus bodas la llevan,
sin la presencia del padre
y sin la madre siquiera.
La madre baja los ojos
tan claros como su pena;
el padre siente que el aire
enrarecido se queda.
Lleva el vestido en la caja
con una muerta gardenia
donde se escucha el gemido
de una corona de perlas.
De niña la prometieron,
era costumbre de aldea.
La prometieron de niña
como culpable entre rejas.
Su infancia no tuvo rondas
ni se situó en las leyendas;
llevó el anillo en la mano
como quien lleva una cuerda.
En octubre a la partida
lloraba la niña bella
de tierra siria vinieron
y de nuevo la destierran.
Las dos hermanas mellizas
están guardando la puerta,
no quiere que se la lleven
y le ofrecen sus muñecas.
La casa acortando el día
pronto cierra su cancela;
las muñecas de carey
desoladas se recuestan
La noche de luna tiene
encantos que todo pueblan;
las madreselvas perfuman
en las ventanas abiertas.
La madre esconde sus lágrimas
"Es la costumbre que encelda".
Se ve a sí misma en la noche,
se ve a sí misma y recuerda:
sólo tenía trece años
cuando ya esposa la hicieran,
cuando le dieron harina
y cuidó el pan que se leva.
En cualidades del joven
el padre callado piensa:
"Oh si no fuera la crisis,
la crisis del año treinta.
Se llenaría mi casa
al canto de las abuelas,
no se iría sin cortejo
mi princesa"... y su voz quiebra.
La noche de luna tiene
un llanto que se despliega.
las niñas están dormidas,
llorando están... las muñecas.
6. EN UN BOSQUE DE ARRAYANES
Es inútil que tu padre
deje la aldea que puebla
y hasta la ciudad camine
sin una carta a su vuelta.
Es inútil que tu madre
separe cuajada fresca
y la guarde con un rezo
en un armario de piedra.
Si eres tan sólo una cifra
de los que son ciento treinta;
si a tu nombre lo dejaron
dormido en una meseta.
En el idioma que heredo
y lo traduzco a mi lengua,
dejo nacer un romance
donde se vierta una endecha.
Y voy levantando cruces,
cantando voy las aleyas
por los senderos del indio
que mar y montaña entregan.
No te mataron por árabe;
ellos van siguiendo huellas;
eran buenos, inocentes,
los volvieron como fieras.
Si hubieran visto tus ojos,
si sólo tu voz oyeran
en todo el sur argentino
de desgajó tu quimera.
Se callarían los vientos,
la flor del agua que hiela,
al embrujo de un laúd
para que tú te detengas.
Y en un bosque de arrayanes
del idilio de un poeta,
te ayudaría la tarde
llevando tu cashe1 a cuesta.
Te buscaría un sendero
donde te mire una estrella
con los ojos de tu madre
cuando la luna silencia.
No sería tan inútil
que guarde cuajada fresca
ni el regreso de tu padre
con su pena dando vueltas.
7. SOMBRAS QUE VAN EN LA NOCHE
Sombran que andan en la noche
y agazapadas están,
y quién puede detenerlas
si no están quietas jamás.
Sombras que andan en la noche
van dispuestas a segar.
hay un presagio que tiene
despierto al cañaveral.
Hasta en las cañas que saben
el castigo soportar
está la sabia de endechas,
está circulando ya.
Sombras que andan en la noche
van dispuestas a segar
y un latido Campo Santo
seguro que perderá.
De Mohardi viene el hada
con su sueño a regalar;
pero las tres sombras negras
apagan su claridad.
no dejan de merodear.
mis hermanos, aún las siento,
siento que vienen y van.
De: El Páramo Que Clama (2001)
8. LA CARICIA
En la noche tendida soñaba tu llegada.
ahuecaba en sus fibras el temblor de tu pecho,
había voces y risas tejidas en el lecho
con estrellas de plata, sin desear la alborada.
Te esperé un día y otro, pero estaba signada.
Había frío en mis horas por un templo deshecho.
¡Si ya estaba signada!: ni el amor que es derecho,
ni un aliento siquiera en mi boca callada.
Pero un día llegaste con ofrendas piadosas
como en una leyenda donde cuajan las rosas.
Y como en las leyendas venías ofreciendo
el instante más dulce que soñare pudiera.
Observé tu sonrisa disipada en la espera...
recibí la caricia... cuando estaba muriendo.
9. CON LOS MIRTOS
Yo confundo el Oriente donde todo ha nacido,
con todo el Occidente que púrpura rebosa
y también con la noche que llega silenciosa
y se lleva ilusiones cuando deja el olvido.
Paseo por los huertos en viaje repetido,
me sahúmo las carnes con la rama olorosa.
Soy una con los mirtos cuando el pájaro posa
en la tarde la joya de su trino perdido.
En lo más hondo busco las corrientes impuras,
me enjuago con el barro de las fosas oscuras.
Por lo mismo me río o me margino en llanto.
Si tu luz me hace daño... si es la miel que provoca
el raudal de dulzura detenido en mi boca...,
no lo sé y atestiguo que eres cruel hombre santo.
JUANA DIB Nació en Salta (Argentina) en 1924. Poeta, Escritora, Maestra y Profesora, es también miembro del Centro Salteño de Investigaciones de la Cultura Árabe. Por sus obras ha recibido una gran cantidad de premios y distinciones por parte de distintas instituciones, entre las que caben destacar: el Congreso de la Nación, el Consejo Deliberante de la Ciudad de Salta, la Dirección General de Cultura de la Provincia de Salta y el Consejo General de Educación de la Provincia de Salta. Su trabajo le valió también el reconocimiento de diversas organizaciones árabes nacionales y extranjeras, siendo buena parte de su producción traducida y publicada en el Mundo Árabe. Al referirse al libro El páramo que clama, el poeta salteño Walter Adet sostuvo: "Es es libro de una mujer que, lejos de agotarse emocionalmente, viene a decirnos que 'no es intenso quien quiere sino quien puede' y que se llega a serlo, a veces, luego de mucha crispación que se ocultaba. Hay en él la proeza de los finales imprevistos, culminados en ritmo y emoción. (...) Juana Dib reconoció en los catorce versos alejandrinos su propia respiración, ese resuello espiritualizado y visceral que es la cadencia de su sangre".
1 Cashe: Atado o baúl en donde el vendedor ambulante lleva su mercancía.