Ruth N. Vittor Pereiras, «Daniel Giribaldi» Collage Fotográfico [Buenos Aires, 2012]
© 2012 De la Autora y Analecta Literaria
© 2012 De la Autora y Analecta Literaria
28 Poemas Lunfardescos
de: Agua reunida: 1949-1956 (1958)
01. CELEBRACIÓN DEL MILAGRO
Tanta hojarasca, tantas hojas muertas,
son testimonios de que un árbol vive
puesto que toda muerte no es, en suma,
sino una vida inexpugnable.
El fuego se hace eterno en cada hoguera.
La eternidad se manifiesta en ríos:
un constante fluir, un ir muriendo
sin pausa, el mito en que continuamente
Perseo decapita la medusa.
La eternidad, los ríos son lineales.
La línea es un descanso de la forma,
vive fuera del tiempo, firme y lúcida.
El tiempo hace posible los recuerdos.
Envejecer, morir, eternizarse,
—tanta hojarasca, tantas hojas muertas—
ir transformando nuestro espacio en tiempo.
Viviendo celebramos un milagro.
Todo vivir, toda porción de muerte,
es un rayo de Dios. Son testimonios
apenas unas hojas, unos libros,
una congregación de mariposas.
02. REGRESO ENTRE DOS REGRESOS
Para Noé L. Gutman, que lo publicó en el diario por él dirigido.
Vuelva la estatua al yeso,
al pie la huella. El hombre
regrese al barro. Sucumbamos
al peso de una dalia
viendo esfumarse muelles y ciudades
y tardes ataviadas para el viaje nocturno.
A una señal partan las islas
hacia horizontes de carbón.
Sea de noche el día: la tiniebla
será vencida una vez más
y un alba núbil (la cubre una ribera
atada a su cintura como un lienzo)
nos mirará a la cal, a los fosfatos, a los restos
de antiguas disciplinas que nos forman
y el roce de la luz sobre las yemas
dirá un mensaje nuevo.
Irrespetuoso ante lo venerado,
todo mensaje nuevo es referido
a un comienzo inmutable.
Pues de un comienzo trátase, de un río
sobre el que ruedan infinitos ríos.
En el comienzo las aguas son confusas;
las corrientes, aciagas; oscuros, los combates
-la propia sangre mana por una herida ajena.
En el comienzo muchos se repiten:
¿Me interrogan? ¿Acaso es mi voz la que se escucha?
y, sin embargo, el día, conservando
algo de pueblo hambriento en el desierto,
Josué que le habla al sol y el sol que le obedece,
nos dicen que es posible,
que será estatua el yeso
y el barro se erguirá y el pie dejará huella,
que la tiniebla es un regreso,
nada más que un regreso
entre dos voluntades que regresan.
03. PEREGRINOS DE BARRACAS
Han viajado. Una trama
de horizontes los cubre. Descansan. Un edecán de vidrio
sirve sin pausa su estatura. Emmaüs
dista de Buenos Aires veinte siglos,
una cruz venerada, unas espinas, unas guerras
distantes y distintas de las guerras.
¿He dicho que sus sillas son de lluvias?
Debo agregar que allí el Resucitado
partirá el pan, el vino. La plegaria
nombrará el río pardo, las curtiembres,
las chimeneas humillando el cielo,
los techos invasores, la intemperie invadida,
la oscilación del sol (un péndulo
de oro, una oropéndola en llamas) sobre el estuario manso.
Como Entonces mercarán los homéricos marinos
sus peces zodiacales. Los ganados opacos y los trigos
seguirán sucediéndose. Situada
entre la dádiva y el ruego,
esa ceguera de los hombres que llamamos
voluntad de Dios nos dejará sin Él, y los cipreses,
los árboles sombríos que respetó el invierno
y evitaron los pájaros, junto a la tierra leve y desvelada
de una tumba reciente, sonarán como siempre
que se entierra una lluvia, unas sillas
de lluvias; y aquéllos, que han viajado, que descansan
al claro de una novia, al candor
de una oliva, proseguirán sus fríos edecanes,
su eterna marcha insomne, rodeándolos,
creciendo hacia la noche
la ciudad opresora y oprimida.
04. AGUA REUNIDA
Este vaso de agua
lo he ido renovando en cada lluvia
y ahora forma mi reserva de lágrimas, del llanto
que no pienso derramar, así las penas
vengan a cuartearme, a castigar mi glándula de duelo,
a darme vuelta la alegría como un guante.
Este vaso de agua es el ojo del tiempo.
Allí, perpetuamente, hago un nudo al pasado
para acordarme del futuro.
¿Dí pan a mi operario y salud a mi duende?
En paz, entonces.¿ Llevé a dorar mi suerte? La preferí
de oro, por si acaso
tuviera que empeñarla, recibiera
más de dos infortunios.
Este vaso de agua
es el cristal del mundo,
lente convexa en la piedad y cóncava en el odio.
El agua tiene sed y a veces
qué diera por lavarse. Nos necesita a todos, pero puros.
Nuestra voz se arrodilla, y le sobramos.
Entre el amor y el álgebra, entre
los intervalos y el combate, el sol, las nomeolvides,
la fiebre, montan guardia.
Este vaso de lágrimas, yo digo, no debiera,
no debe derramarse. El antropoide clama por él,
en el cielo no saben de su forma. Es tuyo y mío
y de nadie a la vez, modesto en su retórica, escucho
en su serena transparencia. Una lluvia lo trajo
y otra lluvia lo llevará con ella
cuando la gota última rebase su medida
y el agua corra por el ojo del mundo,
por el cristal del tiempo, por este vaso de agua y sed
y nuevamente vaso para que las futuras tormentas
de la tierra lo llenen.
05. TOCATA Y FUGA
Un galope de agudas catedrales
entra cantando a enero, sol en mano,
brotando a borbotones de un anillo,
de un grito acorralado por las sillas
que esgrimen los autores del vinagre,
los mudos inventores de la harina
y en el reverso de los ojos pinta
su paloma ojival, su nieve gótica.
Su paisaje espiral, siempre de viaje,
convoca un frío oficio, una corteza
o un número de hielo en los botones
de una orquesta apagada.
(En el espacio
lucha el invierno con un diente ahorcado
y las hoces del frío le rasuran
la mirada de viejo).
Por la cruz del sonido entonces ruedan
hebillas de humedad, donde la noche
nutre sus viejos arcos de resina,
sus saetas de mido, sus flecheros
que despliegan su instinto sobre el mundo
y matan las cortinas del silencio.
En su caudal de abejas los violines
mojan su llanto. Se suicidan bosques
yendo a vender sus árboles febriles
bajo el curvado peso de los astros
y los desiertos juegan a los dátiles
con palmeras de sed.
(El planeta
se hunde en sus mares y desaparece
y la muerte saltando está a la cuerda
en el reloj de un loco).
Sin países, sin guerras en los dientes,
el hombre se debate en sus encías,
en sus antorchas líquidas, tocando
husmeando su gusto desvelado,
gustando apenas su incendiado oído,
escuchando su vista largamente,
viendo su tacto que cantando esgrime
un as de espadas y al sonido acecha
con su actitud en alto y sus tres filos.
(De rodillas los pianos, las estrellas,
Juan Sebastián, sus altos ventanales…)
Noviembre, 1949
De: Sonetos Mugres (1968)
06. EL LLAMADO
Hacía ganas de morir. Llovía.
No había dónde ir. Daba pavura
la noche afuera. Y en el alma oscura,
la lluvia que caía y que caía.
Un fanfa batiría: «la hice mía.»
Pero no. Me mojé con tu ternura.
Cebaste mate. En la catrera dura
me ayudaste a llegar al otro día.
¿Hoy? Quizás el balurdo ya no funque.
Tal vez sus mates con tu yerba cebe
un dorima tarúpido y cualunque.
Pero hace ganas de morir y llueve
y quiero estar con vos. Mi telefunque
es tres siete, dos siete, siete nueve.
07. YO SOY AQUEL
Yo soy aquel que ayer nomás batía
el verso mugre y la canción ranera.
El que casi amasija a una mechera
que el mate cebó con agua fría.
El que quilombizó la taquería
la vez que cayó en cana en la tercera,
cuando escribió en una pared fulera:
¡Quevedo volverá! La Poesía...
El trompa y el peonacho de la rima,
el que apiló palabras a destajo,
el que en la viola fue bordona y prima.
Y al fin de su jornada de trabajo
siente que el mundo se le viene encima
y canta un mundo que se viene abajo”
08. GATICA MUERTO
Llenó el ring, cacheteando con holgura
a cuantos le buscaron el mamporro,
mostrando el tigre y escondiendo el zorro,
dura la mano y blanda la cintura.
Un día, lo encanó la mishiadura
(pavura por el lastre y el cotorro).
Baten que fue por culpa del atorro.
¿Para qué discutir? ¡No tiene cura!
Gatica se piantó, como Carlitos:
no hubiera estado bien que fuera abuelo
y sus nietos le dieran regalitos.
Después de todo, nos dejó el consuelo
de saber que en los cielos infinitos,
se faja con los ángeles del Cielo.
09. MALEVO MUERTO
A Leonidas Lamborghini
A Hugo Mac Dougall
Ya le jugó a la muerte el desempate
y ya perdió, cantando p´al carnero.
Ya su puñal es briyo sin acero,
ya no importa el motivo ni el combate.
Su historia es la de un pulso que no late;
su gloria, un paraiso arrabalero
donde ronca un arcangel patotero
y un santo cachafaz le ceba mate.
No la va con las alas de querube;
él, que nunca en el barrio de las latas
soñó que iba a atorrar en una nube.
Y pasa, cachaciento, al otro verso,
donde Dios lo recibe en alpargatas
mientras le da manija al universo.
10. EN LA BUENA
A Julio Cortázar
Cuando vuelva a París y una franchuta
me dé alivio al bolsillo y a la pena,
desde algún puente escupiré en el Sena
y gozare el frescor de la viruta.
Libre del manyamiento de la yuta,
cargaré a maringotes: «¿mala o buena?»
En la Sorbona estudiarán mi esquema
y en diez mil ateliers, mi facha bruta.
Nunca me rascaré, ni aunque me ensarne,
pues viviré de ronga entre los tracas
y siempre en mi ganchera tendré carne.
Pero, gordas al fin las vacas flacas,
atorrando feliz cerca del Marne,
¡extrañaré la roña de Barracas!
11. MACABRO
Corona el mostrador su forma absurda
conservada en alcohol dentro de un frasco.
Es un feto: junémoslo sin asco;
pudo nacer, pudo haber sido un curda.
Pudo rolar con chorros a la gurda
o llevar un milico bajo el casco;
pudo ser tan fulero como un chasco
o, langa, hacer latir los de la zurda.
Se tiraba a machito esta pavada.
Pudo ser todo y prefirió ser nada
(o, acaso, prefirieron que no fuera).
La cosa es que, bandeao por el escabio,
pienso que a la final jugó de sabio:
seguirá con su alcohol cuando yo muera.
De: Bien debute y a la gurda (1985)
12. EL ARTESANO
Yo soy aquel que ayer nomás batía
el verso mugre y la emoción ranera,
el que casi amasija a una mechera
que un mate le cebó con agua fría;
el que quilombizó la taquería
la vez que cayó en cana en la Tercera,
cuando escribió en una pared fulera:
"Quevedo volverá - La poesía";
el peonacho y el trompa de la rima,
el que apiló palabras a destajo,
el que en la viola fue bordona y prima
y al fin de su jornada de trabajo,
siente que el mundo se le viene encima
y canta un mundo que se viene abajo.
13. EL UMBRAL
Sí, ya sé... perdí el tiempo en pajerías
y, creyendo, gastarlo en cosas serias,
me vendí en cien mercados y en cien ferias
(mercadería entre mercaderías).
Compré con esa guita chucherías,
revendí fulerías y miserias.
Vacunado contra tifus y difterias
del alma, viví enfermo de alegrías.
Me alegraba escabiar con los amigos,
el calor de las hembras en los telos,
la lluvia afuera, el fato sin testigos.
Nunca me puse luto por mis duelos
y pasé en vida todos los castigos...
¡Dale, abrime la puerta de los Cielos!
14. EL VELORIO
«Me moriré en Paris con aguacero
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en Paris -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.»
César Vallejo
Me moriré en París o en el carajo
Un día jueves, o si no un domingo
En un bulín que está, si no le chingo,
cerca del Rin, del Paraná o del Tajo.
Espicharé a la gurda, y no me rajo:
quizás tendré una cacharpaya en gringo
y allí el Jorge, el John, el Paul y el Ringo
tocarán… si andan flojos de trabajo.
Será un velorio piola: tendrá gancho...
Alguien dirá: “fue un punto divertido”.
Alguien, también, me llorará a lo chancho.
Y alguien, que llegará sin hacer ruido,
Silenciará a los Beatles, lo más pancho
Y yo me iré con él, con el olvido...
15. EL PENSADOR
Siempre a los santos piques por el mundo,
alguna vez me paro a campanearte,
atorra que la vas de obra de arte
sin que nadie te bata vagabundo.
Vos nunca la yugaste ni un segundo
y aunque eso, al fin es una luca aparte,
no manyo bien si te mandás la parte
o si la maroteás firme y profundo.
A vos Rodin, por no quedarse corto,
te modeló como quien tira un dado
o rejunta el sobrante de un aborto.
¿Qué pensás? Deschavá para este lado
al gil que, yugador, se rompe el orto:
¿Que curro es ése de vivir sentado?
16. UN PROGRESO
Yugaba de botero. Buen remero,
le pegaba a los remos noche y día,
cruzando al otro lado al que caía
muñequeao por su cancha de botero.
Diqueando, un intendente farolero,
punto alto en cuestión de ingeniería,
se mandó un puente allí. La gilería
palpitó un cruce posta y más ligero.
Por fin, hubo luz verde. El intendente
soltó un chamuyo flor, minga de apuro,
a la merza formal allí presente.
Fue el primero en cruzar. Era seguro
ese puente. ¡Y por culpa de ese puente
quedó el pobre Caronte sin laburo!
17. MONGOLIA
¿Qué hago en Ulan Bator, en ningún lado?
Recuerdo una magnolia, allá en Floresta,
y una fiesta a su sombra, y otra fiesta.
Ahogada en el arroyo Maldonado.
Y el cuore, que es ahora el que está ahogado
y no sé si se queja o si protesta,
me bate de una embolia que le cuesta
conseguir. Sin mojarse no hay pescado...
Pero qué hago evocando una magnolia
de mi barrio porteño, aquí tan lejos,
tan cerca del desbole y de la embolia?
En ningún lado, entre recuerdos viejos,
che, corazón, ¿qué hacemos en Mongolia?
¿Qué hicimos en Floresta de pendejos?.
18. LOS DE AL LADO
Tienen sobre el balero una plomada
por un hilo de araña sostenida
y viven, esperando su caída,
su vida, que era vida y ya no es nada.
¡Otra que cuesta abajo en mi rodada!
El, una vez por poco la liquida.
Es un fato cantado de movida:
deben abrirse urgente en la parada.
Pero la siguen juntos.Cada día,
una bronca, un olor a platos rotos
que hasta al más resfriado desfía.
Siempre buscando roña, igual que crotos.
¡Van en cana,y en plena taquería
se fajan en la Guardia, lo más chotos!
19. ELEGÍA
Vaya aplicando lágrima, señora
y afánele una Grafa a la catrera
pa' secarse los ojos: ¡cuesta sera
se le murió la gata a Doña Flora!
La pobre ya no grita y ya no llora,
el dicho ya no es más lo que antes era.
Usté sabe... ha quedado en la palmera
y en los techos, la runfla maulladora.
Un fantasmal candombe de azotea
se acerca silencioso hacia la gata,
enlutao con hollín de chimenea.
¿Y Doña Flora? La desgracia ingrata,
al derrumbarse una manzana rea,
las aplastó a las dos. ¡Que mala pata!
20. EL MANGAZO
Pilas de veces me tocó hacer sapo.
La chingué y fue de puro bartolero,
pero que me dio el cuero... me dio el cuero;
en ligar sin chiyar, soy todo un capo.
Tuve también mis buenas; pasé el trapo
en más de un entrevero carpetero.
Siempre que escuché "envido", canté "quiero".
De confiado, nomás, nunca de guapo.
Al trotecito siempre, sin esfuerzo,
pasé del gran atorro a la gran vía.
Me tragué el sapo... cuando no el escuerzo.
Y aqui estoy, ñoricompa y gran gomía,
batiéndote el porqué de tanto verso:
¡no te voy a salir de garantía!
21. EL TRABUQUE
Yugué, sin el alivio de un barato,
currado por impuestos y ranunes.
Mis domingos más piolas fueron lunes;
garpaba liebre y me servían gato.
Pero hoy me consagré. Te paso el dato
por si no lo junás, pa´que lo junes:
soy el nuevo campeón de los gilunes,
yo, que arañaba el título hace rato.
¿Te acordás de aquel fato, allá en Belgrano?
Bueno, al fin tropecé con el cabrón.
Me saludó, ¿sabés?: «¿que tal, hermano?»
¡él, el del batimento y la traición!
¿Y yo?... ¡Me trabuqué y le di mano!
¿Meresco o no meresco ser campeón?
22. A UNA GAMBA
Gambeta que encanuto de sotana,
a salvo de la lanza y el manguero:
vos en la vida mereciste un cuero;
yo el cuero mío perderé mañana.
Por eso,en cierta forma sos mi hermana
y por eso te bato que te quiero.
No te van a llevar ni el quinielero
ni el bolichero ni la mina rana.
Ayer valimos algo:hoy casi nada.
Te cachó la inflación;a mi el Destino
en la cotización me dio mancada.
Pero fuimos,gambusa.En el camino
quedaste-igual que yo-vieja y ajada.
Sos mi fortuna: ¡aquello que no vino!
23. MILONGA DE DON QUIJOTE
En un lugar de La Mancha,
de cuyo nombre no me quiero acordar,
un caballero —flaco, lungo y singular—
a fuerza de morfetear libros de caballería
llegó a revirarse un día
y ya colifa el cafaña
salió a imitar las hazañas
de los broli que leía.
Dispuesto pal entrevero
calzaba facón y lanza,
un gordinflón Sancho Panza
le servía de escudero;
tenía por parejero
un tungo bichoco y rante
sentido —pero de aguante—
y el de la triste figura
lo bautizó: Rocinante...
Muy pachorriento el baturro
Sancho Panza la vivía;
para él, que andaba en la vía,
lo del Quijote era un buen curro.
Al tranquito de su burro
siguió del otro el destino,
aconsejando con tino
al jockey de Rocinante,
como cuando en vez de un gigante
el loco chuceó un molino.
El cofla salió mormoso
del lance con el molino
pero, firme en su destino,
llegó con Sancho al Toboso.
Tras morfar se le hizo el oso
a la mina, con la idea
de que esa cantina rea
fuese un castillo, y la ñata
era más que una azafata:
la bacana Dulcinea.
Así fue ese vagabundo:
rayao, pero sin malicia,
la cinchó por ver justicia
y amor de nuevo en el mundo.
Quiso la paz, fue profundo
el fruto de su sesera,
una verdad que a cualquiera
le da de prepo la salsa
cuando deschaba: ¡qué falsa,
la realidad! —si es fulera.
Cansao de tanta aventura
(jinete del desengaño)
volvió el Quijote a su caño
y se murió de amargura.
De su lanza y su armadura,
de su flete y de su espada,
hoy por hoy, no queda nada
(como no sea este poco):
la cordura de aquel loco
nos alivió la cinchada...
24. MILONGA DE HABLANDO EN PLATA
Ten cuidado, mariposa,
de los mentidos amores,
que en este truco no hay flores
y anda fulera la cosa.
Ya que te ponés cargosa
y armás bronca donde raye,
si buscás que el globo estalle
te bato, antes de irme al mazo,
no te rompo de un tortazo
por no pegarte en la calle.
Es fácil pegar un tajo
pa' cobrarse una traición
y es más fácil de un piñón
estropear un contrabajo.
Si pensás que no te fajo
porque le rajo al rigor,
estás en un grave error
y si este fato se estira,
verás que todo es mentira,
verás que nada es amor.
Cuando voy a mi cotorro
lo veo desarreglado.
Ni las pilchas has planchado,
la pasás a puro atorro
y, encima fruncís el morro
si yo hago algún aspamento.
Al final, lo que más siento
es el haberme engrupido:
¡Al pie de un rosal florido
me hiciste tu juramento!
Viejo café cincuentón
que por la Boca existía,
así quedó el alma mía
después de aquel metejón.
Fuiste a la televisión,
entró a revirarte el set,
pero fijaste un cachet
y nadie te dio ni un guita.
Hoy te llaman Milonguita,
flor de noche y cabaret.
Desfilarán bandoneones,
violines, flautas y violas,
si establecemos a solas
quien lleva los pantalones.
En quinientos bodegones
con la merza me has quemado.
Vos me escupiste el asado
y yo, por hacerme el fuerte,
nada debo agradecerte:
mano a mano hemos quedado.
Las ilusiones pasadas
yo no las puedo arrancar.
Es hora de terminar
con berrinches y pavadas.
Yo, que me ví en cien patriadas,
quisiera jugarme el resto
y darte uno de esos pestos
que se oyen hasta en la China.
¡A ver si me la termina
señora del sexo opuesto!
De nada sirve el guapear
cuando es honda la metida;
la marrusa prometida
no te la puedo encajar.
Apechugo, y en un bar
me amasijo con carlón.
Perdoname la intención,
no te la tomés a pecho,
decí, percanta, qué has hecho
de mi pobre corazón.
25. CHIMENTEROS
Se borró allá por el cuarenta y pico
a raíz de un desconche grande grande.
Los jovatos recuerdan el desbande.
Yo,musarela:entonces era un chico...
Alguien,mucho después,lo junó,rico,
luciendo un checo nuevo y en ablande.
Quien sea mano en este juego,mande:
si te parás,sos chorro o sos milico.
Y entraron a versear y a hablar bolazos;
¡treinta años después de esa partida,
le siguen endosando malos pasos!
Ayer lo boletearon en Florida.
Hoy barajan si al fin lo hizo pedazos
la guerrilla,el Ejército o la Vida.
26. VIA CRUCIS
Verseaba el coso pa´encajarle el breto
de madera.«Piolisimo, cruzado,
con manijas en uno y otro lado.
Sin botones, ya vé, canfle y discreto.»
El sintió que le hacían el soneto
pero la apechugó con el verseado:
¿quien te puede garcar si andás garcado?
¡Nadie le rompe el culo a un esqueleto!
Arreglaron el precio.Cargó el jonca
y salió del bulín del funebrero
junando el mundo sin pesar ni bronca.
Cayó.Se levantó.Le alcanzó el cuero
para batirle al Drepa con voz ronca:
¡dame, Viejo, de nuevo aquel Madero!
27. LORENZO "EDUARDO" AROLAS
No condenso algo inmenso, no, Lorenzo;
alzo al bardo en lunfardo mi güiscardo
y se hace nardo el cardo del lunfardo
cuando en el rango de tu tango pienso.
Hecho nardo, perfuma un algo inmenso:
el arremango de tu tango, Eduardo,
flor de cardo que el viento lleva al bardo
hasta Dios y que a Dios lo pone tenso.
Tenso, juna a una paica que es la parca
milongueando con vos entre las olas
de un tango tuyo, "Cardos", "Catamarca"...
No manya. ¡Si hasta Dios se queda en bolas
al compás del canyengue que le marca
desde la Eternidad, tu fueye, Arola.
28. TANGO
Hay una variación de mano izquierda
y una mano derecha que hace el bajo
mientras una tercera, descarnada,
invisible en el aire y que el fueyero
juna con un julepe de ver Santos
—pero Santos Godinos— cerca de uno,
biabea en la madera a la bandola.
Sigue la variación interminable
hasta que se termina y otra mano
sin carne, mano brava que ninguno
campanea, ni el fueye ni los otros,
palmea al poligriyo de la oruga
enlutada, que cae de rodillas.
Y los giles aplauden y alcolonan
("¡Al Colón, al Colón!"). ¡A la gran puta!:
¡la vida es siempre un paraíso en contra!
Abel mata a Caín, y la serpiente
es tentada por Eva en Río Negro.
En pelotas de gala, Adán resiste.
El maná sube al Cielo; en un Antiguo
Testamento al revés. La vida siempre
es una Biblia en contra, donde Cristo
soborna al carcelero y donde muere
crucificado Satanás. Herodes
es el gran calumniado en este fato.
Yo tengo vento y vos no cameleás
y me querés por mí, no por la guita.
He desbancado a todos los gilunes
que te hacían los tiros. Pasé al frente
en tu amor. El balurdo de la vida
es un tango al revés... ¡Pará! ¿Que bato?
¡Es un tango al chorede este espejaime!
Caín le da la salsa al pibe Abel,
la compañera Evita es la tentada
y Adán —que es nadA al vesre, si se lee—
tocó el fueye recién. Un farolito
platea el fango del Edén. La vida
es una lluvia que nos moja a todos
y nos seca después, pero por dentro.
Las alcahuetas del amor, las lluvias
(Amor, que si se lee es sólo romA)
pero al revés, y cuando en Roma llueve...)
siempre encanan otoños y ciudades,
embalurdando climas, embalándolo
a Ariel, dándole soga a Calibán,
volviéndolo caníbal a Aníbal,
velando a Abel, tangueando al tango,
haciendo cien de nada, de Adán,
que toca el fueye en el Colón.
¡Pará! ¿Que bato? Ahora
va a seguir la función, el fueye vuelve
a las rodillas del fueyero. Pronto
vendrá una variación de mano izquierda
y tu mano y la mía, descarnadas
aplaudirán a hueso vivo el tango,
el tango de morir, mientras salude
en el tablado infame un esqueleto.
Marzo 30, 1972
DANIEL GIRIBALDI es el pseudónimo de Diógenes Jacinto Giribaldi. Poeta argentino, nació en Nueva Pompeya en abril de 1930 y murió el 2 de noviembre de 1984. Fue además agrónomo, narrador y periodista. En vida publicó sus poemas en Agua reunida (1958), Sonetos Mugres (1968), y, en ediciones póstumas, fueron publicados sus poemarios Bien debute y a la gurda (1984), Cantares y coplas (1986), La construcción del laberinto (1987) y Sonetos de amor (1988). Hizo una versión lunfarda del clásico de Cervantes, «Milonga de Don Quijote.» Dejó varias novelas inéditas, entre ellas la titulada «Quilmes tomadas en los jardines de Flores» que es una parodia de la novela de Jorge Asís, Flores robadas en los jardines de Quilmes.