N o hay vidas suficientes para contemplar un solo instante. Sentir es infinito. L a piel está debajo de la imagen, la vida más adentro. D ó n d e dejar el grito sin que se asfixie el aire, sin que se caiga el día muerto de los ojos. Maldigo esta injusticia interminable, esta desigualdad cruel tan legislada que corta los tendones de los sueños y pudre la esperanza en carne viva. Todo el horror inmenso del suplicio destila en oro que deja a salvo y rico al asesino, en este infier…
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