Ruiseñor comí de tu carne y me hice adicto al insomnio que ella contagia, por el cual yo ya tenía una afición extraña Oigo venir tu canto mudo aún anudando la noche y el deseo de verte Y no duermo jamás, sólo las horas que muerdo el pan de preso y bebo el agua de su Leteo en el tazón de fierro Quieren que sobreviva a esta locura y responda a tu canto con mi grito por eso duermo poco y muero mucho ruiseñor, escuchándote "ave parlera la que fue niña muda". Me parece la celda no más la emanació…
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