En agosto de 1939, Witold Gombrowicz es invitado al viaje inaugural del transatlántico polaco Chobry con destino a Buenos Aires. Ya venía ejercitando una "capacidad de lejanía y rompimiento", y el viaje, un viaje sin retorno al estallar la guerra en su Polonia natal, se convierte en un regalo puesto que le permitirá confraternizar, por espacio de veinticuatro años, con un país joven como Argentina, "inmaduro" e "inferior", poseído de una pasión tan ambivalente como la suya propia con respecto a Europa. …
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