ODISEA Hoy rÃen las flores de la noche. Perseguidas caen deslumbradas en el centro de tu pecho. Espina por espina se plantó su simiente, y en mitad de la frente un pensamiento, rubor y abrazo interminable que no se agota en ciclos al empezar a renacer un nuevo hombre. Silencio no se oyó sino rumores del aire, de su estertor vahÃdos, carne que se resiente al doblegar la piel dañada labios. Ahora meditas dentro del escalofrÃo el final de tu odisea. Tu sudor es mÃo. No lo apartes pues como agua llena las charcas …
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