Oscar Portela


5 POEMAS INÉDITOS
DE OSCAR PORTELA1




1. EL LARGO ATARDECER DEL CAMINANTE


Es de noche. Ventisca helada
y sueños arden ahora
justo a orillas del Volga.


Es un vivaque ardido en el desierto
donde lo abierto se deshoja
en el blanco infinito
de un árido camino. Larga es la
noche intensa. Y el hombre
que está solo y espera
piensa en la pampa, piensa en
los gauchos de un incierto
paraje y su osadía se refleja
en sombras que las llamas arrojan
sobre el hielo. En su exilio
interior de caminante
es el mundo su patria. Pero su
corazón que sangra
deja las huellas sobre
la hermosura transfigurada
en hielo. Vuelve el hombre
aterido por tanto sueño
vano a su manso refugio.


Y allí junto a todas las islas
voladas por el agua sueña que
sueña. Escribe, total el mundo
es solo sueño. Ni por mar ni tierra
llegarás al hiperbóreo
espejo que tú buscas.


El caminante tras su escritorio
piensa e inventa un mundo
donde todo cabe. El tal vez,
la fabula y el empezar de nuevo,
mientras os rayos pálidos
cubren su frente pálida regresa
al Otro sueño, al mas sueño
donde los infelices se atan a la luz
como a la salvación posible.

10 de noviembre de 2006





2. FRAGILIDAD
dedicado a Sabine


Eres el Ángel. Estas aquí, encarnado.
Junto a mí. Eres mi abismo.
La frágil belleza que lo destruye
todo. Tus manos no son Manos.
Son las Ligeras Alas que el viento
agita sobre la tierra árida
desposada a mí llanto.

Si lo supieras, ese saber también podría
destruirme. Ni un instante siquiera
podría soportarlo. Es el ámbito
donde el abismo busca el Éter y ambos
Sellan un nuevo pacto.

Mi corazón estalla. ¿Cómo un mortal
podría soportarlo? Encegueciéndose.
Pero en tinieblas veo estremecerse
todo lo que a tu paso siente
la presencia del ángel.

Imposible fue y será soportar la
medida deste infinito que sopla aquí
A mi lado. Insomnio Eres Tú.

Deja que éste mortal consuma
Sus temores violáceos y vuelque sus
Cenizas en honor de tus Alas.


3. EL DESIERTO

a Graciela Maturo, la primera que miró "el abismo"


Tu alma es el Abismo. Imposible
reconocerlo como tal. Tan sin medidas
sus fundamentos. Sólo el desierto oculto
a las visiones tan sin márgenes, tan espectral
y tan sangral como los sueños podría nombrarlo
y descifrar enigmas. ¿Tú comprendes ahora?

Desierto es el abismo donde sólo el espíritu sonámbulo
vaga desnudo sin brújulas ni estrellas.

No hay pastores ni cabras, no hay huríes ni dátiles
Ni espejismos de Oasis, en esta pesadilla que me asfixia
y que turba mis sueños con horrorosas voces
sonando en el Vacío. No soy
o estoy acá, pertenezco al ayer.

Y camino en la luz sin que me vea nadie. Nadie. Nadie.

Inconmensurable mi sed, látigo que el desierto abate
sobre mi boca abierta, cenizas de los muertos
y un ardiente silicio. Nada más. Grafías. Yo no soy esto.
No me conformo. Y si lo que nos espera es el "vacío"
hagamos de ello una injusticia de la implacable Moira
con que un hado siniestro guió nuestro viaje.


4. SIMULACIÓN DE INVIERNO

a Luís Gregorich
maestro


No es el invierno no. Es la ilusión del gran invierno
Que en la niñez venía como un duende
A aposentarse aquí. Larguísimo.

Sin embargo finito.

Lejos del infinito invierno es espejismo
De aquel invierno lleno de murmullos y pasos.

De insomnios y de bronquios azotados por feroces
Homúnculos y hienas.

Pero en esta quietud zozobra el alma.
Vuelven los sueños. Y el ser es donación
Del tiempo dado.

Estamos hechos de la madera
De los sueños Píndaro. Tú lo dijiste.

Aquí se alimento mi cuerpo.
Aquí madre ternura se aposentó en mi alma
Ya para siempre.

Aquí vigilias y fantasmas se adueñaron
De mí domeñándolo todo.

Un destino fijado y atado a la memoria
De osadías que prohijó el deseo.

Que dulce cárcel es este falso invierno Luís.
Créamelo. Y sin embargo insiste en
Devolverme todo lo sucedido. Todo.

De aquí surgí como el espino. De los esteros
Y llanurales bárbaros.

Mas Prospero venía como un auriga
Fáustico a llevarme
En Pegaso hacia otros ponientes.

Pero insiste el invierno con sus sombras extrañas
Y ese feroz presagio.

Solo queda el color de la pasión
Y el canto de una serenidad inexistente.

Solo el invierno insiste.

Y el Eterno Retorno es solo “ritornelo”.
No hay nada idéntico que se repita.

Es lo “mismo”. Lo “extraño”. “Lo diverso”.
Y aquí habla el deseo de la repetición
Que nos ahoga con sus sueños perversos.

Dormir, dormir, dormir. Así dice el invierno.
El despertar es vano. Y sin embargo el sol
Deslumbrante se acerca
Y el verano viene hacia mí
Y me dice levántate y desea.

Desea el agua. La luz del cielo. El verde.

Y ama su cuerpo todo. Su denudes. Su magia.
El cuerpo es el deseo . La desnudes es el verano.
Y el agua es un espejo.

Ahora que no estoy ya solo sueño. Más son
Claros mis sueños. Y el invierno esta aquí
Como una pregunta.

Ya volverá el verano sobre mi ausencia plena.
Y seguiré soñando con su rostro y su pena.


5. EL CORAZÓN


Escucha el corazón de la piedra. La estalactita

Escucha. Escucha los lamentos del viento.
El corazón de Nada escucha. Escucha es corazón.
Y vértigo. El pino en las alturas mira el abismo
Sin temer lo oscuro. Escucha. El corazón escucha.

Asimismo se ausculta el corazón y advierte
La intemperie. La incuria. La soledad que espanta.
El incubo que nace. La muerte que despierta.
La soledad que asfixia las cometas de un cuerpo
Que fue consagración de primavera. Y escucha corazón
Las plañideras flechas del deseo.

No es este el corazón que siente.
Es grafía del cuerpo y del espanto. Escucha
Tierra el corazón que nace de tus
Propias entrañas y asciende hacia lo mudo.
Hacia el azur profano. El corazón que mira
El cuerpo de Afrodita y se convierte en llanto.

Es este el corazón llagado. La lengua es su destino.
Los labios, las plegarias, las promesas.
El proemio de una historia de amor y de un
Cuerpo sin penas. Escucha corazón. El corazón
Escucha. ¿ Recuerdas las tardes del estío,
El río que no vuelve, las riberas, los árboles,
La soledad sin fin y nosotros apenas desnudos
Y sin nombres para el libro que viene?.

Aquí estas corazón. Aquí tú escucha.
Tu final sin historias ni quejas ni llamados.
Escucha corazón y dime las plegarias
De una pregunta apenas. El Adamita espera.

Desnudo corazón tu escucha y pena.
El agua escucha.
Pasa y escucha las endechas del tiempo.

Las flechas con que Apolo hirió a Marcias y el canto
Con que florece el loto en las aguas del lago.
Escucha corazón. Escucha. Y dime todo. Todo.

Dame su joven cuerpo. Desnúdalo de nuevo y entrégalo
A mis cantos. A la oración primera. A las albas que Eros
Vio nacer en mi pecho. El corazón escucha. Escucha
El corazón escucha y tañe la amapola. El lirio y la azucena.

Yo torno a vigilar lo pleno.
Construyo sobre escombros como Abel Posse quisiera.

Y allá en la luz astral de otro sangral poniente
Lisa sonríe a solas ya para siempre.

Escucho corazón. Yo escucho. Soy tuyo aún.
Aun soy primavera. Escucha en la sonata de la luna
Que llama a todos y aún espera. Espera
La vigilia de un hombre que está solo y espera.


1. N. de la R.: Los datos biobibliográficos del poeta Oscar Portela puede hallarlos el lector en la edición del día lunes 13 de octubre de 2008.