Un Texto de Oscar Portela
¿Han muerto los partidos polÃticos? Es el tema de la presente nota de Oscar Portela. Incisivo, agudo, polémico, pero, sobre todo, hombre de su tiempo, poeta comprometido con el pensamiento nacional, pero sin chauvinismo. El lector podrá estar de acuerdo o discrepar con el punto de vista del autor, pero lo que no podrá hacer es quedarse indiferente. La vida democrática consiste precisamente en este interjuego de opiniones y en defender el derecho del otro a pensar distinto, a no ver las cosas desde el mismo punto de vista de uno. Es la mejor forma de fomentar la libertad de pensamiento y evitar la uniformidad de ideas. Aunque el texto fue originalmente publicado en el 2005, nos parece que vale la pena reproducirlo porque algunas de sus ideas aun continúan vigentes. Y, además, nos permite conocer al Oscar Portela filósofo, al pensador que ha sido reconocido por importantes figuras del pensamiento nacional como un poeta de talante filosófico con un brillo de primera magnitud.
Christian Binderfeld
La Crisis del Principio de Autoridad
y la Muerte
del Sistema Republicano de Gobierno.
y la Muerte
del Sistema Republicano de Gobierno.
La palabra “pueblo”, deberÃa ser paulatinamente borrada del habla común, pués designa a un conjunto de individuos que conforman una identidad cultural, lingüÃstica, religiosa con aditamentos étnicos, decididos a conformar un estado con el fin de afianzar -vÃa pactos sociales- y luego de distintos sistemas jurÃdicos, un peto que les permita coexistir junto a otras comunidades que puedan constituir una amenaza para sus intereses, un trazado geopolÃtico determinado.
Este – con sencillez – y no otro constituye el origen del Estado que esgrafia la identidad de la palabra pueblo. Sin embargo la palabra "pueblo" en la primera mitad del siglo XX fué asociada, a todo tipo de mitologÃas étnicas y religiosas: la mitologÃa aria de la raza, la negritud, la eslavófila y el mundo ario o el semita.
Hasta aquà el sofisma dado que la genealogÃa de constitución de un Estado abarca singularidades mayores y deberÃamos remitirnos a la "GenealogÃa de la Moral" nietzscheana para alcanzar los fundamentos que ideologizan la topologÃa del funcionamiento de ésta maquinaria.
Como forma de gobierno el Estado puede adoptar en defensa de los intereses del pueblo y sus legÃtimos representantes el sistema republicano de gobierno : quienes consiguieron constituirse en estados nacionales confederados -luego de la revolución industrial que trajo consigo la cabeza de un rey en platillo de oro- lograron luego que las diversidades culturales no se disuelvan en un único polo de exclusión de poder económico y polÃtico, y que la división retórica de poderes, intente resolver los conflictos sectoriales o los del individuo contra el estado.
ProfecÃas
Durante el siglo XIX Friedrich Nietzsche escribió, “ hemos perdido el instinto para estas instituciones”: luego nos hemos extraviado en un laberinto, durante el fin de los grandes debates ideológicos de mediados del siglo XX le permitieron afirmar a Heidegger :“ ni socialismo, ni capitalismo, son soluciones para aquello que va a venir”: es decir, la muerte de la “cosa pública” y de la representación polÃtica ideal del “sujeto identitario" , que ha suplantado la autoridad de la representación de la imagen del mundo, por el autoritarismo del estado técnico moderno - maltusiano al fin- pués para el liberalismo inmanentista y el capitalismo de estado solo deben sobrevir y triunfar los más capaces o los más aptos.
La división de poderes tamizada por la racionalización de formas teocráticas de gobierno en una época de hiperracionalidad tecnológica no contradicen al espÃritu del déspota enraizado en el origen del Estado ni la juridicidad del estado de derecho -los intereses y fines corporativos o meramente personales de los diversos sectores que conforman una comunidad- y que los partidos polÃticos tenÃan como fin último resolver.
Con la muerte de los auténticos sistemas Republicanos de Gobierno en manos de los oligopolios tecnocráticos, - en los que se encarnan hoy los intereses económicos de las minorÃas- muerta definitivamente la vÃa de la representación que el pueblo se dá a si mismo para zanjar sus conflictos internos y señalizar las polÃticas externas del Estado Nación en un mundo “mundializado”: ( J.L.Nancy)
Los partidos polÃticos en diseminación
Han muerto los partidos polÃticos que hoy en ciertos paÃses como el nuestro - y en general dentro del marco del llamado eufemÃsticamente tercer mundo- conforman una extraña amalgama de intereses extraños al pueblo - y a toda forma republicana de representación -, convirtiéndose en formas de gerenciamiento de intereses corporativos y cumpliendo fines de “lobbies” desde el punto de vista parlamentario
de gobierno.
Extraños por supuesto a los intereses del Estado Nación en vÃas de extinción y de toda “República”, de la que no queda sino lo latino de la huella gramatical que nos conduce a lo Noam Chomsky llama “mega corporaciones”, el mundo se mueve a nivel de decisiones globales en medio del desfile fantasmagórico de lo que Derrida denomina estados fantasmaticos, en un mundo que con velocidad increÃble (Virilio) marcha hacia el viejo ideal de un estado universal en manos de superpotencias todavÃa en estado auroral, - hoy el renacimiento de China- de la que esta ausente todo ideal de verdadero pueblo .
Hoy solo las luchas étnicas y religiosas que mantienen al Estado alternativamente en estados de implosión-explosión dominan en panorama de la época.
En su pretensión desesperada por mantener las autonomÃas y caracterÃsticas de “pueblos o estados autónomos” el mundo asiste sin saberlo a una lucha entre el Estado Universal tecnocrático, tantas veces deseado y la libanización de un nomadismo al que se ha denominado extrañamente “terrorismo” y que no constituye sino la contracara del inmenso “terror del poder que imponen las mega corporaciones” financieras, fuera ya del marco de las imágenes del mundo que proyecta todo sujeto individual o colectivo..
El principio de autoridad en crisis
A nadie se le escapa que la Argentina como nación de un territorio devastado desde sus orÃgenes, continúa jugando el juego que imponen las “mega corporaciones” dentro de un supuesto régimen democrático, federal y republicano de gobierno - a pesar de las antiguas y fallidas felicitaciones de Chirac a Mr. Kirchner- que obedece las ordenes del imperio cuando envÃa soldados a HaitÃ, el paÃs mas pobre y explotado del mundo que a los verdaderos intereses nacionales.
La Argentina, su pueblo que ha soportado más de cuatro décadas de retroceso económico, cientÃfico, cultural, - parálisis que nos ha retrotraÃdo a las mas horrendas humillaciones de pobreza, exclusión creciente, mortalidad infantil – deudas internas y externas semejantes al fantasma del padre de Hamlet-. continua sin encontrar salida del laberinto en la representación de ninguna pulsión colectiva de vida o muerte y se consume bajo el unicato de los intereses de la mundialización, encerrándose en si misma como si en su "interior" pudiese encontrar al fin un destino manifiesto que se escapó desde sus orÃgenes.
Los estados avanzados – en crisis o no - miran solo un territorio rico en recursos naturales que por el momento no significan un inconveniente para el progresivo y sostenido avance que mantienen los intereses económicos globales en aras del dominio del planeta.
La Respuesta Argentina y la espectralidad de su sistema polÃtico.
Dentro de éste panorama, la Argentina no puede sino dibujar gráficos de espantajos animados, como ejemplos de su polÃtica exterior ya que la república como tal, semeja, a nivel de su Congreso de la Nación, aquel triste ejemplo de la República de Weimar, - exterminada tanto por la SA, como por el plebiscito al que llamó Hitler y la reforma constitucional llevada a cabo por Carl Schmidt- en la Alemania de 1930.
Más de trescientos partidos polÃticos en un paÃs con menos de cuarenta millones de habitantes, representa el llamado por Lorca “teatro de tÃteres de cachiporra”, limitado al escenario de un congreso que a nadie representa. Más de cuarenta partidos en una provincia como Corrientes cuyas necesidades básicas no dejan de crecer puede ser calificada ya como algo más que un “teatro de cachiporras”: se trata ya de un “teatro de gran-guiñol” (imitación a través de marionetas de la vida cotidiana de los franceses en la popular época de Monsieur Guillotin), con la diferencia importante, de que esta “representación” no divierte a público ni a pueblo al que supuestamente esta dedicado.
Tomemos pués como ejemplo la crisis de “ autoridad” dentro de un partido centenario como el partido Liberal de Corrientes: si en tres décadas desaparecieron del escenario polÃtico partidos como la UCRI, como el MID, como el también centenario PA, -porque hoy con la concentración de poder alrededor de los ejecutivos en retroceso electoral o no - habrÃa de desaparecer el PL, dividido en tres fracciones para organizar simulacros de internas que son acuerdos de cúpula, -dado que el principio de autoridad que regula el normal y orgánico funcionamiento de un partido- a dejado en la práctica de existir y lo que resta lo constituyen partes de ambiciones mundanas de poder y dinero - u obscenas exposiciones de ingenio- para mostrar como el mono sube más rápidamente al árbol que los demás animales ¿?.
A espaldas- eso si- siempre a espaldas del pueblo, ese cementerio de sueños representado en tiempos idos por partidos polÃticos que hoy -“espectrales” - levantan suspensiones o expulsiones en aras de una lucha por el poder semejante a aquellas que dieron origen al nacimiento de la constitución del estado.
Mesas directivas para mostrar cuan democrático es el funcionamiento de un partido multiplicado ahora por tantos intereses sectoriales como existan: tendremos finalmente 150 partidos polÃticos y finalmente reelecciones indefinidas en ésta provincia de Corrientes, la tercera o cuarta en mortalidad infantil de paÃs?
Cuando las nuevas generaciones muy pronto deban decidir con sus votos – ya no vinculantes-, lo que debe suceder en éste paÃs y en esta provincia, para definir ese futuro que se les escapa de las manos por la imprevisibilidad de un modelo en crisis, que nada asegura para ellos sino la persistencia de actos personales vergonzosos, como muestra de que todo acto de habla polÃtico solo consiste en juegos ( games virtuales ) de un tablero de ajedrez en la que una vez más por la necesidad de persistir como persisten los zombis, -se llame a reuniones para renovar la presidencia de órganos supuestamente colegiados- y solo quede al descubierto ante la opinión pública? la mezquindad de un sistema que esta quitando el futuro al pueblo - los sueños y los deseos colectivos que hicieron alguna vez de éste paÃs una utopÃa digna de ser vivida- no quedará otra cosa que la que a comenzado a vivir la gente desde hace un tiempo.
La violencia errabunda y la indiferencia de la impotencia como soberana de nuestro panorama polÃtico.
N de la R: Los datos biobibliográficos de Oscar Portela los hallará el lector interesado en el post del lunes 13 de octubre de 2008