Óscar Wong



Óscar Wong
Un poema Inédito



Estertor Inútil




Garganta herida, montaña devastada,
tránsfuga de mí, me descubro contemplando
la luz que camina sobre el agua.

Con el ojo derecho lagrimeo,
con el izquierdo sonrío tontamente.
Sol, deslumbro;
río, me tiendo en el regazo del verano.

Este es mi tiempo: por eso vibro, pestaña atónita,
ante la belleza de la mujer que anhelo.

Me reencuentro en el aire y me instalo
en el fondo de mí mismo:
soy árbol incendiando de amarillo el horizonte,
luz moviéndose con rapidez ante el azoro de la noche.

He vuelto a mí, me digo.
He vuelto como desgarradura, puñado de hojas secas,
rama tronchada.

Raíces aferrándose a la roca son mis dedos.
Mis manos golpean los restos del estío.

Mis ojos brillan, despiden fulgores asesinos.
Marchita la esperanza, lo que rige es el ahora.

Certero
soy un caudal candente,
gruñido cimbrando las paredes del espanto.

Soy fauces desgarrando los músculos del día,
barrito,
estridulo entre las raíces y la hierba,
husmeo el aire que trepida ante el acecho.

De un salto me instalo en esta rama,
chillo cuando el peligro retumba, zumba y zigzaguea.
Con un estruendo de hojas y crujidos caigo.

Con mis amigos hago un recuento del viaje:
las canas, muescas que el otoño puso
en los cabellos de todos. Los vientres abultados,
hijos que se desparraman por la vida con el sello indeleble
de nos-otros. Aquel pasea su bonanza y alegría. El de allá
su desventura. Otros cabalgan en pos de un espejismo.
Los que callan regurgitan su dolor: un hijo extraviado
en los márgenes del alba; una mujer flotando
en el sollozo, transformando en cenizas las espumas del día.
Pero todos son cada vez más en lo menos de lo que pervive.

Digo que no tengo Amor, ni una mujer que aguarde
ansiosa mi regreso.
Me levanto con la aurora a continuar mi extravío.
Soy un fragmento de mí, un tajo agónico,
un muñón tembloroso que salta al golpe de machete,
un estertor inútil. Soy un puñado de sal restregando la herida,
el zumo de un limón cayendo en el ojo del mundo.

Digo que soy, pero no soy.
Ni siquiera un graznido, paloma surcando
la ribera, gaviota posada en el mástil del navío.
Una brizna de luz, gota de sal enardecida.

Digo que soy. Tal vez el asombro en la pupila
del primer hombre asomándose en el río,
el aullido triunfal tras la primer lanzada,
la primera sangre a borbotones.

Digo que soy el arroyo mitigando la sed del caminante
y el fuego cobijando la primer pareja
que gime y se revuelca en la hojarasca.

Digo que soy, pero el Recuerdo se enfrenta a los recuerdos,
con una mueca escupe su ironía.

(Esta mañana fue una aguja pinchando a la esperanza;
ayer, llamarada consumiendo a la lujuria.
La tarde parece una tierra yerma, un paraje severo,
un terrón de arcilla desmoronándose.)

Digo que soy.
Y la impotencia desgarra la garganta.






ÓSCAR WONG es poeta, narrador y ensayista mexicano, nacido en Tonalá, Chiapas, el 26 de agosto de 1948. Becario del INBA-FONAPAS en crítica literaria (1978-1979) y del Centro Mexicano de Escritores en ensayo (1985-1986). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 1988 con el libro Enardecida luz (UNAM, Colec. El Ala del Tigre, Méx., 1992) y el Certamen Literario Rosario Castellanos en Cuento 1989 con el volumen La edad de las mariposas (Talleres Gráficos de la Nación, Méx., 1990). Es autor de Hacia lo eterno mínimo. Otra lectura de "Muerte sin fin" (Sría. de Cultura de Puebla, 1995), A pesar de los escombros (FNCA/Nautilium, Méx., 1995), Espejo a la deriva (Edit. Praxis, Méx., 1996), (Instituto Sonorense de Cultura, Hermosillo, Son., 2001) y La pugna sagrada. Comunicación y poesía (Edic. Coyoacán, Méx., 1997, 1ª. reimp., 2004), Chiapas. Nueva fiesta de pájaros (Edit. Praxis, Méx., 1998), Cantares del Escriba (Cuadernos de Malinalco, Toluca, Edoméx., 1999), Chiapas. Dimensión social de la narrativa (Edaméx., Méx., 1999), Espuma negra (poemas, UAEM/Edit. La Tinta de Alcatraz, Toluca, Edoméx., 2000), Piedra que germinaEl secreto del verso (Linajes Edit., Edoméx., 2001). Recientemente publicó el poemario Rubor de la ceniza (Edit. Praxis, Colec. Dánae, Méx., 2002), Fulgor de la desdicha (Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, Edoméx., 2002) y Razones de la voz (CNCA, Colec. Práctica Mortal, Méx., 2002). Ha colaborado en diversos medios de comunicación social. Radica en la ciudad de México.