Ana Rosa Bustamante

Ana Rosa Bustamante

7 Poemas Éditos

3 Poemas Inéditos
Con un Prólogo de Juan Cameron

Prólogo
Juan Cameron

Invitación a la aventura

El amor es una fuerza animal en el mejor y el más maravilloso de los sentidos. Es una fuerza visceral. Tal es el mandamiento que desarrolla y prueba Ana Rosa Bustamante en esta, su poesía. Sus poemas se cargan de fuerza y sensualidad al tiempo de manejar un reservorio de imágenes en la descripción del cuerpo, ya sea el suyo propio o el del ser amado y, en consecuencia, evita así en lo posible el necesario acercamiento que todo trazado exige de su referente inmediato. No es tarea fácil.

Su primer deber es ubicar al lector en el discurso amoroso, en esa “percepción deliciosa de la vida”. Y lo dice en una suerte de ars poética clara y precisa: “Yo quiero hablar ahora de la piel,/ de los besos,/ del deseo,/ de una sombra,/ del amor”. Nuestra naturaleza no puede presentar equívocos.

Para resolver este clamor de vida la poeta recurre a una suerte de bestiario cuya muestra no resulta para nada angelical, sino más bien terrenal. No hay concesiones al respecto. La figura celestial y alada se representa en un “ensañado ángel tenebroso”, a la vez oasis en cuyas zarpas agoniza rasgada desde el cuello hasta los pies. Y a partir de esa descripción se ubica la pasión como ese florecido rincón en el desierto de la paz y tranquilidad cuya aridez sólo conduce hacia el monótono desamparo.


Tantas veces tantas Ana Rosa sindica aquel monocorde gusano a través del tiempo lineal. Mas, en la acera opuesta acecha un otro ejemplar del insectario humano, muy pronto sorprendido in fraganti hozando su rastro “en medio de las huellas de algún destino ignorado y salvaje”. Extraña zoomorfia aquella -y eficaz por cierto- señala a veces a los ojos del amante como pájaros de oscuros plumajes. Su latido y su mirada le hará percibir y pervivir el entorno “algo mejor que una lombriz en el barro”.

No, no somos ángeles. Este amoroso sentir que nos exige transita sobre la piel y a través de la vida y es a ratos un reptil succionando los intestinos o de una cansina sanguijuela escondida en la boca del amado. Pero ella es cierva -nótese, no sierva- y busca su costado tibio para trocarse en rauda gacela en pos de la mejor y más propicia guarida. Hay un reencantamiento del Cantar de los Cantares -texto cuyo título ocupa dentro del libro- para describir a los amantes, ella y él, como sierpe, erizo, sedienta carnívora en busca de la Arcadia, tigres desollados, gato o zorzal o liebre domesticada en su negra boca de loba: puro zoomorfismo.

Pero el amor es también la piedra fundamental y sobre ella se erige el mundo: “Negro peñasco que rompe,/ escóndeme de las manadas,/ quédame tus licores” clama la poeta. Al tiempo de recrear asimismo, y para sí misma, El origen del mundo (L’origine du monde) ese cuadro realizado por Gustave Courbet en 1866, pero esta vez desde una perspectiva femenina.

Ahora, frente a este vita clamavi, el hacerse cargo del título implica también asumir un grito de profundis, desde el fondo del pecho; o más bien a partir de aquel abismo vital desde donde nace su fenomenal clamor. La mujer en sí es, sin pudor ni metáfora, un vaso, un viaje al centro de la tierra: “Los acantilados me llevan/ a una clara profundidad/ me precipito rosa abierta”. Y allí se ubica, en esa “profunda fuente de agotados cuerpos”, el lugar desde el cual su verso emerge, su voz aflora y su grito puro y generoso se hace carne en la palabra.

Esta magnífica propuesta debe ser compartida. Invito entonces al lector a esta aventura nueva y reconfortante de leer y gozar intensamente, la poesía de Ana Rosa Bustamante.



POEMAS ÉDITOS
De Vita Clamavi (2009)

1. ¿QUÉ SE SIENTE?


Qué se siente partir el mundo en dos edades y
la risa desdeñosa esquivando la tersura fugitiva de los años?
¿qué se siente oh puñal adolescente curioso astro que me orbita
a esta hora de la vida?
Místico siervo acurruca tu castidad en mis pechos alicaídos
alivia tu masturbación adolescente en la amapola experta
de tu altar.
Mis labios acercarán la sílaba a tu boca
cuando irrumpas a mis corrientes
una oración delegada a tu vicio
desvelada a tu anhelo
de hacer un túmulo sobre mi ombligo.

Encantador genital que reparte el sol
donde pensaba que era olvido
maestra vegetal hacia el destello
cordel liberándose de su hebra primigenia.

Te bañas
te contemplo
tu cuerpo  no es espejo para el mío.

Dime qué se siente en una piel de muchas páginas
luna indigna
tendida  en tu piel oscura
de silvestres geografías
odre nuevo rebasando el mosto.

Y nada fue diferente
a la agonía.


2. ABRIRÉ  SURCOS



Abriré los surcos nuevos en la  arena
y hablarán las verdades de mi piel.
Retornarás al sonido
de la hembra
hasta romper  tus labios.
Pondrás las hojas
tal si construyeras un pajar, 
allí estarás
mordiendo  lo vivido,
muriendo lo mordido.
Será tu mano un río interminable
recorriendo mi sangre,
sedienta
abriré los caminos
de lo inevitable
tanteando
               herido
                           dormido
como la vida te haya tratado,
sobre mí hundido en el mar,
total desnudo,
total rodeado de mis pechos,
vientre, sexo, muslos.


3. LIBRE AGUA

                          
...porque la mayor locura que puede hacer un hombre
en esta vida es dejarse morir sin más ni más...Sancho.

El Quijote


Mi mente tiene aceras y adoquines
que han escuchado el turno ruin de las frígidas
murmurando bajo la lluvia
su adormecida memoria,
la lluvia va abriendo quillas en los vientres
como peces espadas,
el mar
que no ha nacido en la estela gris
no me ha quitado su venia,
la soledad se ha quedado tejiendo
su urdimbre de muerte y pechos llenos,
es libre agua que baja serena y mundanal
por la cuneta,
arrastra quizá qué papeles
quizá qué despedida escrita de soberbias
polleras, cintura ceñida en manos fuertes,
nalgas atrapadas de pasión y pelvis.
¡qué pechos!
¡qué adiós cortando el cuello
sola por las aceras!

Del polvo soy y volveré donde  Penélope
me espera,
se ha rebanado los dedos
con los hilos de mujer buena,
cuando le cuente  mis andanzas y
en el pecho marcas de dientes
la herida sangrará hacia adentro.

Cómo abre el pájaro la niebla
extraviado
en su estola de miedos.


4. ELLA


Un atisbo en sus párpados
la desvela,
sus dedos abren un río de ángeles
que duelen
allí húmeda rumora una fosa
de seda,
secreta buhardilla lo nombra hace tiempo
más de un año de altares
más de siglos cohibidos,
incógnito raudal detenido
en el crótalo.

Ama el brote que empujó la cáscara
en un sueño robado,
una vez fue dócil aldaba de su puerta
fácil cerradura libre a los juncos
que ocultan en las sombras el cieno
al alba,
semilla que atraviesa
la tela fastuosa,
célebre ardor se estrella,
ápice tibio,
número enigma
de  su primera cuna.
Sus labios fingen dormido
el obstinado germen
de pez y serpiente.
Sus ancas tiemblan en un  pasadizo
subterráneo o submarino.

Morirá en definitiva
su sueño en el fondo del pez,

o a ras del suelo.


5. MUJER QUE PREGUNTA


Por su frente cae la nieve
resina hirviendo
va quemando
las horas nocturnas
cuando las libélulas se desalan
o es que están fornicando,
absorta en los tiempos duros.

Ella ha atravesado las calles sin dormir
insomne arpía porque el dolor va haciendo
fea a la hoja hasta desaparecer en algún otoño
ella va con sus puños extendidos
hasta la puerta forastera
y pregunta por el hijo
si ya ha bebido la helada
de la bruma
o su boca es roja ceniza.

Animal hozando rastros avanza
arrastra vientres abiertos sobre piedras
frías y cortan
de pronto una aparición despliega
cuerpos sin cabezas
                              tigres desollados
mosqueríos
entonces gritos contenidos
sarmientos que guardan la gota tibia
aún en su áspera cáscara.

Se queda mirando el suelo
como si descubriera anudarse a los vientos.

Hasta hoy recorre surcos y
oye ecos en el mar
que regresan de algún puente por las estelas
circulares
                  zambullen
y crujen los huesos del tiempo.


5. DOMESTICADA



Baja a la hora de la melancolía,
el día
se entierra en la fosa,
la enorme boca negra
con su lágrima ácida
va quemando las hojas.
Tómame con las ansias del café
en las mañanas frías del invierno,
entra en mi casa,
pero con cautela,
sin sobresalto,
pues una liebre es animal pequeño
y te conozco ancla envuelto de océano.
Enciéndeme la luz en la negra boca de loba,
que mis patas se multipliquen en tu jaula
domesticada,
no lograrás romper los barrotes
que compiten con tu aldaba celeste.
Abre la cuenca para tu géiser
en una sábana.


6. VIOLÍN TRISTE



Un día en una era quebrada
partí en busca de mí.
Nada es más dulce que ese vuelo.
Omar Lara

La marca dulce de la tarde y los océanos
en esta ola negra
                             en este beso hipócrita
persiste más allá de la noche, pues
está la luna llena
y se huele ese estar tan simple,
y se acerca la palabra exiliada,
esa polvorienta nostalgia
evocación sublime
                               burlesca cruzada.
Mi violín triste,
mi flauta cómplice,
mi duende forestal,
el fruto jugoso del otoño
me susurran entresueños que entre tanta
cara desmembrada del cuerpo
hay mostos nuevos,
pómulos que vienen retozando
por mis cabellos y hombros,
es su boca un sol que busca  noche cóncava
donde morir.


7. BRISAS DE UN SEPTIEMBRE


Nadie me cuenta
nada me cuenta,
sólo ha quedado el sueño oscuro
revolcándose en cada grito,
en las pesadillas de cualquier día
cuando una hija tarda
cuando se rompe la loza del cielo en agua  
y se acerca nuevamente  esa sombra
de glifos que rasguñan   en el muro
y una piedra se descubre en la tierra
un temor que no alcanzó a gritar
y ahora  vientos de una tibia primavera

amedrentan
aún.



POEMAS INÉDITOS



1. YO NACÍ MUJER


Yo nací mujer.
Un abismo donde no grazna
una gaviota,
pero espero que se abran las compuertas
se vayan las sombras con quienes puedo
hablar,
yo no puedo alzar las manos,
para intentar abrir cerrojos
y por la tesitura se ignoró mi voz.

Ese abismo se hace una montaña a la que trepo
con ahínco por las grietas que me van soplando
códices en períodos del mes,
y mis palabras se desarman
y como un juguete vuelven a expresar.

En las cuencas de mis ojos cuelga el pedazo de piel
que no ves sensual, 
ni lastimas mirándome
como si fueran agallas y mi lengua
no lamiera más los agudos pulsos,
donde me empujó  el placer,
a pesar de los costados malheridos de los sufrientes,
me digno a arrastrarme para no morir.



2. MUJER SOBRE LA CAMA



Escucha la noticia que empaña
El espejo
La sangre corre por la piel de la tierra
¡qué pena!
Racionales gobiernan
Ricos que hacen la guerra
Padres hay que matan
Las heridas van abiertas y yo pienso
La vida es una cicatriz que no se cierra.
Y me llamas para decirme que tendré de ti
Un beso y más,
Que nos volveremos locos
Que beberás mi sudor de torpes libélulas
Cosquilleando en mis pechos despiertos
Que nos quedaremos sin lengua, sin labios,
Sin ojos de tanto deseo.
Te seguiré escribiendo porque la vida
Sigue rengueando y vamos a separar  las aguas.
Esta noche lloro, te enviaré los signos
para exacerbar tu encañizado resplandor.
Ámame y después hablaremos
Cómo los hombres se matan,
Por favor, llámame, como un loco,
Como un borracho,
Un abandonado de las calles,
Contempla mi rostro con la marca
Infinita,
Quiero ser la hembra que remueve altares
bajo la tierra,
que se atreve a entibiarse con el fuego robado,

¡ay¡ niños, rosales heridos,
sangran.
¡Ven amor, cómo los hombres se matan¡

3. BAJO LA LLUVIA


Le dije bajo la lluvia me encontraré
entre la bruma y el tumulto de mi pubis parchado,

rutila la luna por los páramos donde medito,
allí me desnudo y me enfrío y me hurgo,

lo espero con su sarga de otoños poderosos y flores
carcomidas que aún me encienden
entrelazadas a mi cintura generosa.

Le dije aquí me nacen las cintas al vuelo
y mis talones se entierran en el lodo,

majestuosa es mi vocación de adorarte como a un yeso
que lagrimea
bajo la lluvia,

el plácido jornal entre mis piernas que lavo en un lago
el cráter cerrado,

mi fuego respira la noche
y yo reverencio a tu ausencia
como  armonía es  tu boca que va lamiendo mis surcos.

La luz vaga entre las sombras y el agua se anida en la urdimbre
celosa de la tierra,
así lo espero bajo esa lluvia y el vaivén de las horas,
renueva la voracidad de mi cuerpo aunque este canto brinque
los abismos hospitalarios       
      hurgándome  el viso duro de mi pezón,

aún espero,
el mundo arma su espectáculo y sangra por los polos,

que venga con su desnudo desparpajo de olvidar la sorna de algunos,
calla como siempre en las nieblas y la verde vera,
allí vacilo la divina hoguera que hace siglos me quemó.

Apacíguame feroz
bajo la lluvia,
                la luna que no luce blancura se encela

voraz acércate a ella y la extingues
que yo aplacaré las guerras en nuestras bocas cuando
hayas encallado manso y dulce el arca
que nos guardará de las hordas.



ANA ROSA BUSTAMANTE MORALES
, es una poeta, cantante folklórica y traductora chilena nacida en Arica, en 1955, realizó estudios de Lengua  y Literatura Francesas en el Instituto Chileno-Francés de Cultura de Valparaíso y en el Instituto Chileno-Norteamericano de Viña del Mar. Es Instructora de francés. Actualmente reside en Valdivia. Cantante folklórica, integró el Coro de Cámara del Conservatorio de la UACH y formó parte de diversos conjuntos folklóricos. Ha incursionado también en la pintura. Participó en el taller Federico García Rival que dirige la poeta valdiviana Teresa García M. presidenta de la Sociedad de Escritores de Chile, sede Valdivia. Igualmente  formó  parte del Taller de Extensión de la Universidad Austral de Chile, que dirige el poeta Omar Lara. Publicada en dos antologías, la primera de la Sociedad de Escritores de Chile, editada por Juan Carlos García Vera, profesor de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de York, Toronto, Canadá y una segunda antología de la Universidad Austral de Chile gestada por el taller de Extensión de la UACH. Poemas suyos fueron publicados en la Revista Poesía de Rosario, Argentina.  El año 2007 publicó el poemario Nuestra Piel Ancha de Fuego y en 2009  Vita Clamavi. Participante de las Jornadas del Fomento Lector del Consejo de la Cultura y las Artes, Región de los Ríos.  Obtiene la  Beca de Creación del Fondo del Libro y la Lectura del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Región de Los Ríos (2009).