Daniel Battilana
1 Poema Édito
y 11 Poemas Inéditos
De: Homotextus (2005)
HOMOTEXTUS
Yo esperaba el aguacero de la intimidad.
Hundido en su tronar eléctrico
llenaba mis sentidos de horas,
capaces de irritar lo invisible.
Por extraña, me sacudí tu voz
de toda lengua textual.
Siempre queda la noche
donde la puso el delirio tenso de los significados
y en álabe de mi brazo signifiqué que estuvieras
tensa para mis manos.
Lo sagrado es ancho y deja que lo habiten tus dedos.
(se deja por tus dedos)
Qué no hice oculto en la delgada apariencia de lo simple,
porque no haga tu boca una intemperie conmigo.
Acaba el día
en un acto infecundo de fe partida sin nosotros,
el acecho de la resistencia no tiene cuerpos.
Yo esperaba el aguacero de la intimidad.
Siempre queda la noche
donde te puse el delirio.
POEMAS INÉDITOS
01. ESQUENA
Fotos de cuando saltábamos
a lo que no había que vencer.
¿Qué era lo de vencer?
¿Vencer a los saltos?
La pregunta es una rendición.
Empecé a mentirme por la reducción.
Cada vez que paso le quito un gajo al malvón de ese poema
Cada vez que pasó ese poema me puso un gajo.
Saltar en esa reducción de lo pronunciable
Por qué dejarse, pudiéndote mirar.
Se estrangula sin ojos
En el lugar más sigiloso de la vida un gajo.
En su lugar un pez hundido.
Abreviando el futuro del pasado.
Esquena de un pez humano.
Salgo al patio
y enfrento las macetas.
02. EL ESCUDO VACÍO
Minones y Edades peleadas.
La codicia las fomenta, Oscovoflitas en desgarro pegan
Habrá Minones a donde vamos y Adanes y Edades si vamos.
Ovoflontes cercablarán
Cartonámbulos recogerán.
Ellos… esos se empobrecen de memoria
El escudo es sanador
por detrás lo oscurece el alivio.
Pegan los olvidadores civiles
camuflados de instituciones.
Su mente es una feria (orden es violencia).
En la mugre se arriesga un Ovoludens, trata
con correas de sujetar o salvar la caja de Pandólar.
Y Minones se hacen copulantes anónimas
Cogerontas y Pajerarfias en cuchillos de carne
lamen la noche.
El escudo es sanador
te empobrece de memoria.
El ovoludens se protege con lenguaje de látex
y se lo mete infecundo… Se lo mismo agita
se lo prohibe inmolado con falo de hule.
En una antorcha de barro termina el día
sorprende sin escudo a los creyentes
Te hablarán que salpica el creyente.
Todos celando el huevo
velándose vivos.
Ya, seguro que salpica, amargarás.
Los brazos de la noche
miran tu basura.
La memoria del escudo.
03. DIME ALÁ
Dime, Alá,
¿dónde está el relato de la sombra?
¿O es ala sucia lo que vemos cuando te retiras?
¿Cómo se come la tarde cuanto ha llovido?
¿No será un músculo quieto tu silencio
tragando al valiente?
Desplazándonos juntos entre lo roto,
Dime ¿quién perfora los laureles?
¿un caracol fugitivo?
¿una tortuga ensangrentada?
Ah, el olor de ese laurel debajo de mí.
Son seres que maltratan por veneno.
Ungía con espirales el verano de los insectos.
¿Qué quiere ser la arena? ¿Tu pensamiento?
04. HAY TEROS EN OKLAHOMA
Hay teros en Oklahoma
no importa esa tesitura.
Sin viento no tenés espalda.
Hay teros en San Justo
nidos superficiales obligaciones confusas
No alimenta el sésamo de oriente
aquí es alpiste el que abre las puertas
en el occidente de mi barrio.
Tampoco es volar lo que oculta
el suelo de la suerte poderosa.
Huevos verdes con motas negras
nielo de no nácar. Escaso nielo sobre la joya gris de las obligaciones.
O la incumbencia en algo que parece preciso
puesto a transcurrir en una lata.
Mi tero Epimeleia trabaja imitando la mentira
Te da mentira te da mentira. Un tero trabaja.
Si descalzo se acelera él, descalzo se acelera a gritar,
los perros escarban sin misericordia
el terreno de este agitador descalzo.
Suponer enterrado lo que no se ha visto, enterrado lo que serás.
El que grita no entierra. El que grita no tierra.
Dormido sobre un bastón de pata
algo de su enojo nos vigila por el nunca ojo
De suerte poderosa
la que despliega rabioso contra la tarde
nada fastidia a las hormigas nada de una rama
nada de una hoja, cuando sondear un hueco
o los atributos químicos del árbol.
El sol lo suelta para despertar la noche
tero y sol pisotea la luna
La noche lo ciega de remordimiento
(no pudo gritarse tanto para lo necesario)
su huevo en la cornisa de aquellos dientes.
Le creo estas sacudidas, sé dónde acampa
y a cuántos defiende orbitando desparejo
pitando a que te pico si no me mirás.
Aquél que se preocupa por sí mismo
no podrá elegir como suyo a este dios nervioso
desprovisto de cielo. No tendrá el trabajo contra sí.
Era que se gritaba para obtenerse de sus fidelidades.
Mi tero Epimeleia se esclaviza a un huevo en superficie
No hay fatiga en su incumbencia de algo
Él importa lejos de ese remedio doloroso
Tiene el espolón su ala, es maduro
puede enganchar el ala amada
o lastimarse con agrado contra ella.
La hembra se asegura la creencia si él la sujeta.
Asida como un pan un pan de agrado
ella toma la forma de un grito, le miente un grito.
No hay rostro para Epimeleia de noche equivocada
No hay rostro para estos panes.
Yo amé el ladrido en su funda de perro
Amé a mi tero Epimeleia desenfundado de pájaro
Amé mis ataduras en mi funda de carne.
Ese pájaro tiene una mentira propia
no imita la tuya robada al pasado.
Grita, grita si no nos movemos en la memoria.
05. MOSCA TELÉPATA
Qué mañana tan casera
la luz fría del invierno
tuerce su ala sobre mis objetos.
Apetece una medianera
una lata, un serrucho cansado.
Los inanimados están aquí
parecen crecer acompañados.
Hoy se fue un vecino,
le vino el vino
de tomarlo siempre.
La parra le mintió
su munición de uva,
el humano es así: usa a las plantas
y ellas se lo llevan
para las verduras.
Y ellas nos recolectan
todo en la misma caja.
Las moscas
perduran en la higuera
higos huevos hijos, se afilan las patas:
la mosca te esquiva, la mosca es telépata.
La cara no te ve, los ojos no te piensan.
Nos miramos en el mate
hay opacos, hay lana, hay esqueletos cautivos.
Las moscas no pueden salir de su veloz ceguera.
Con menos ojos caminamos despacio.
No mengua en mis espaldas
la misma poesía que infla los zapallos
abotona ceremonias
plumbe pérdidas
despilfarra talco.
Nubla el deseo
En otro cansancio soy tacto
soy tacto de otro cansancio.
Pasando el mediodía
con las palabras que nadie siente, es nubla.
En la voz tu cuerpo me dispensa alegría,
me fanatiza de presente ese objeto todavía veloz.
Con menos ojos mi alegría.
06. SAPO
Leo un libro al revés
lo hago para ser libre.
A Sibelius lo oigo al derecho;
en los reversos está la esclavitud del secreto.
Un pibe me habla de mónadas sin gónadas.
Ah, la moral que no puede con las esencias.
Ah, pero ese que acribilla a la mujer ovulada, con poemas,
es un inútil.
No fecunda lo diario con lo roto, con lo feo.
Todavía hay madres que reparten balas cansadas
entre tus hijos nuevos…
La dama vulgar.
La que de su nombre hizo un pañuelo.
La que apura el cuerpo ajeno con el suyo.
Esa que alimenta nuestros recuerdos
por el estipendio del soberano.
Se le duerme la mano
cuando piensa en los paredones
¿Habrá gatillado contra los libertarios desde su cocina?
No la que del dolor hizo un pañuelo
y lo llenó de nombres sin cuerpo.
¿Habrá perros en ese paraíso de pólvora?
¿Habrá un río quieto de memoria?
Nada muere detrás tuyo.
07. COMPLICANCIAS
I
La vida abre y cierra
me importa su músculo, soy yo.
Aspiraba agua por la nariz,
respirar es otra cosa que sucede sin agua;
aspiraba más agua por la nariz y
sabía del esclavo que no respira.
II
Ellas toman té blanco.
Mi amor por detrás,
mi amor por tu barro.
Le he mentido a mi amor que me ha mentido.
III
Es peor: escribir no deja leer.
IV
La sopa de ramen ¿rivaliza con las cosas perdurables?,
el antes ¿rivaliza con lo que te importa?
El chocolate verde es inútil aunque hierva,
no entiendo al pasado. ¿Qué quiere?
La avispa mutilada hace lo mismo,
reclama sus partes. ¿Qué quiere? ¿Flotar en la palangana?
Hablar es la habilidad de quedarse,
¿esto hace la avispa que flota, y no la escucho?
Lástima, sus partes no dejan ver.
¿Qué quiere lo mismo?
¿Qué quiere lo poco?
08. EL ANTAGONISTA
¿Ya pasó marzo?
¿me lo perdiste?
¿Ya pasó la cura?
Mi voz te traía párpados
y ligeros secretos te ponía
en la rigidez de tu nombre
Compartimos los fósforos
y despreciamos el papel
aluminio de los alfajores
¿Ya pasó marzo?
Las inútiles librerías de lo mismo
¿Ya pasó lo que me pediste?
Ambos festejándonos
las suposiciones inéditas.
Me traje a comparecer en tu oreja,
presencia de tu fluida presencia
que estuvo sentada hasta llegar la diesel.
El 14 me respondiste que sí
y me aparté
con la parte del mensaje
que no alcancé a copiarte
en el andamio de huesos.
Era que ardía de deberes
Y elegí bien
mintiéndote la verdad
lo hice a mi modo, para siempre.
Tenerte moribundo a mi disposición
y yo clemente con nunca, conmigo.
Permanecer en el lujo de tu inconsciencia.
¿Ya pasó siempre?
¿O el método de la inminencia
de detenerse en cada comienzo
es para no pacer en la respuesta?
Ya ceniza casi
traté de completarte
incluyendo eso que
quisiste quitarme ignorándolo
Te sobreviven escandalosamente
tres perros que te quieren
porque no te conversaron,
Sobreviven nerviosos tras la puerta.
Es por eso que no hablan lo perros,
para querernos.
09. ISHQ-E HAQIQI
Mientras el arroz al mediodía,
leo un poco de árabe y hojeo a Shuon;
pelo manzana verde y de dos o tres aceitunas,
rindo un carozo a la tierra.
El poema me advierte de cómo
voy hacia la ceniza.
Anoche Tacio me preguntó si envejecía:
Lento y forzadamente, dije.
Rocío con limón la manzana y el arroz.
Un saco de lana me aísla del invierno, menos las manos.
Mi cara no habla.
Me aísla del invierno, menos la cara.
Una manzana menos en el paraíso.
10. VINILO
En el borde de los discos
se acumula cierta costra
considerada el principio de todo.
Hay una memoria en este daño
adulterada por los dedos.
Con menos de dos gramos
el diamante hiende a tropiezos el surco
y no derriba la cascarita.
Hace un rato, Bobby Jacket y Jack Teagarden
se peleaban en esta escama del vinilo.
Con mi viejo mareábamos a 33
uno de Hernán Oliva, papá
me preguntaba si creía en
la muerte después de la vida;
no quise decirle que a su edad
los discos giran con la de Cristo y
a la mía, todo escudo negro
que fermenta ralladuras
se parece a la eternidad.
Yo dejé de ser eterno
al nacer mis hijos,
fui entonces el principio de todo.
11. LA COMPLICANCIA
Me libero en los pliegues de la ausencia.
Es que a veces me confunden con un templo de huesos,
se mezclan las diosas que veneran mi aplomo,
que rezan el rezo de acuclillarse en pos de su benigno goce.
Rompo el poema para que nazca el poema:
Todo él llorado
Todo él tocado
Todo él soplado
Le rezo, me reza.
Se me mezclan las diosas
y de la sed ajena
una bebida piadosa
enjuaga su plegaria.
Le rezo, me reza.
Y el ello de ella
es una zanja
entre baldíos.
...Esto de ponderar un hueso y no la totalidad de mi esqueleto, sin
reconocer el andamio tejido en el secreto de la carne.
No poder escribir como lo hacen desde las estanterías
hablar desde las almacenes parlantes
pensar desde los fascículos del aire las bondades
hacerme el alabado entre la sed mimosa del hambre.
Desciendo para batallar. Arriba, la primera belleza,
el dolor ascendente entre los que reclaman su pertenencia.
Por encima de todo
el contenido de dinero relleno de nosotros.
¿Oran o me toman por el reciproco mástil?
Se tocan la frente con el aguallena del reproche.
Decir que hay una semiótica del desahogo,
una distribución estática de los planteos o que
los redentos (los parecidos) instalaron la compulsa estética de la explicación.
Insistir con la noche.
El esfuerzo moral de la ética
de espolvorear los rincones inevitables de la lengua
desbordada y acorralada por los dientes prosódicos
queda la mesura por comprobar que aquí estuvo el bocado
humeó el sabor de la sémola liberada de la tierra.
Me libero en los pliegues de la ausencia.
Y sólo es tiempo
lo que parece nunca
como se quiere a la vida
cuando la vida es verdad.
DANIEL BATTILANA, Poeta y Escritor argentino, nacido en Buenos Aires en 1962. Ha publicado diversos libros de Poesía, entre ellos: Poemas (1985); Nicutaldia (1995); Fulcro (1997); Aguamenor (2001); Vulnerario (2002); Homotextus (2005); Baremos de Acracia (2005; reedición 2010); en CD ha editado: Propaga/Poemas, Daniel Battilana/ Rolando Revagliatti; Cao/Battilana, Omar Cao leyéndose y leyendo a Battilana; Dos poetas al margen de lo que dicen Eduardo Romano/Daniel Battilana. Es autor de los siguientes cuadernos: Estética de la Cretinización, bilingüe, París (1998) con traducción de E. E. Filosi; Ausencia y Lenguaje (1998), bilingüe, París, con traducción de E. E. Filosi y La Humillación del Tiempo (1998), bilingüe, París, con traducción de E. E. Filosi.