Balance y perspectiva
de la poesía argentina de fin de siglo*
Ana María Rodríguez Francia
Universidad Nacional De Córdoba
Si con Tamara Kamenzain compartimos la afirmación acerca de que los poetas argentinos nacimos huérfanos, porque no tuvimos un padre literario que dejara en nosotros una huella ineludible ("El escudo", 115), podemos también convenir en que en la Literatura Argentina del siglo XX, todo sucede antes y después de 1976, fecha en que se inicia - como signo desolador de una fatídica "paternidad" nefasta - la dimensión del Proceso militar que finaliza en 1983, hecho singular que marca el fin del siglo.
Hasta ese momento, y a través de las generaciones, se atraviesa por experiencias poéticas pasibles de ser suscriptas, a grandes rasgos, bajo diversas denominaciones tales como: posmodernismo, Florida, Boedo, neorromanticismo, poesía experimental, poesía social y poesía metafísica o del cuestionamiento de la palabra.
A partir de la escalada de violencia que ya se perfila en 1973, acontece la desestructuración del ámbito poético ("Poesía argentina", 36). Ya instalado el Proceso, se puede bosquejar un despliegue poético abarcativo - según Leo Pollman -, de los siguientes ítems: a) Línea experimental. b) Poesía de doble registro y rigor en el lenguaje. c) Poesía del desgarramiento. d) Poesía sencilla. ("Posiciones", 12 -14). En estos ítems se inscriben nombres de poetas y revistas merecedores de profundos análisis que, es obvio, no se pueden desplegar en este espacio.
Párrafos especiales merece el tratamiento del poema en prosa que, en este fin de siglo, se acrecienta paulatinamente con marcado rigor. Algunos otros fenómenos como la poética de las distintas regiones del país, así como el de los talleres literarios, merecen algunas consideraciones. Pasemos, entonces, a la exposición de lo que llevamos diseñado.
Línea poética experimental
Según Leo Pollman, la línea de la poética experimental se revela con una fuerza particular en la ciudad de Buenos Aires ("Posiciones"/ 12).
La misma se canaliza a través de distintas revistas entre las que, a mi juicio, se destaca "Xul", donde se leen versos de Perlongher, Freidemberg y Roberto Ferro. Se trata de un lenguaje que afinca en formas de la disolución, manifiesta en un tono quebrado, anárquico, donde se observa un emergente argentino de la inquietud que impulsó a los poetas franceses del siglo XIX. Me refiero a la necesidad de encontrar un lenguaje nuevo. La motivación, en la Argentina, nace de la necesidad de reflejar, junto con el intento de restaurar e instaurar, una realidad de país históricamente vulnerada.
Escribe Freidemberg:
«Después que oímos aves negras
paradas en los cables de la luz
esperando algo, tal vez que amanezca
como debe ser,
cae lluvia ociosa sobre
los techos, los silenciosos edificios,
Viene a llamarnos, dicen
pero ya no rogamos que amanezca.»
("Días después del diluvio", "Diario", 11)
Según Jorge Monteleone, se incluyen también aquí, nombres como Liliana Lukin y Arturo Carrera. En ellos, el espacio de la página se torna un campo de visión para detectar cosas y palabras, ofrecidas a las miradas que las resignifican. Así, se trata de ojos que deben adiestrarse renovadamente para poder ver la palabra diseminada ("Poesía", 209).
Poesía del doble registro y rigor del lenguaje
Dentro de esta poesía, siempre siguiendo a Pollman, se detecta la manifestación de dos verdades poéticas opuestas. Una de ellas, se refiere a las cosas pequeñas de la vida, en el marco de la naturaleza que custodia su razón de ser. La otra, remite al sentimiento de inutilidad, situación del poeta "con la muerte en el alma" ("Posiciones", 13); y la búsqueda de otro lenguaje "a partir de cero" (13). En este detalle, esta poesía se relaciona con la de la línea anterior. Ambas convergen, cuando se aúna la necesidad de vivir simultáneamente esas posturas, quizá por sutil herencia del espíritu de las dos Argentinas que describió Mallea. Mencionamos aquí a Joaquín Gianuzzi, Alfredo Veiravé, Pablo Ananía, Santiago Sylvester, María del Carmen Suárez, Alberto Szpunberg; y los platenses Osvaldo Ballina y Rafael Felipe Oteriño:
«y ahora, ¿cómo saberte sobre la tierra
sin esta caída
agazapada, debajo de tus huellas?
y antes.¿cómo amar tu perfil contra el
cielo sin tentar al
vacío?»
Alberto Szpunberg Apuntes (1982 - 1983),
B.A., 1987,18 ("Posiciones"/ 15)
Estos breves versos citados por Pollman me parecen especialmente ilustrativos.
Poesía del desgarramiento
Hablar de desgarramiento en la Argentina de la época del Proceso significa (más allá de la barbarie representada por la tortura y la muerte), también una referencia a los sucesos del exilio. En este sentido, puede afirmarse que esta línea del desgarramiento se atraviesa con la del doble registro tratada más arriba. Tal los casos de Szpunberg y Juan Gelman (ambos exiliados). El segundo, sobre todo, aparece como un nombre en particular descollante por sus obras Notas, hechos y relaciones y Si dulcemente, libros que a su vez entroncan con la línea experimental.
En este ámbito se encuentran poetas que (a veces sin plena conciencia de las razones de su impulso), canalizan a través de una posición mística, lo irrespirable de una "incomodidad" histórica e individual. La poesía es entonces el lugar - no menos real que el del entorno fáctico -, donde se puede recrear la vida y canalizar el inalienable sitio del deseo. Como canta Gelman:
«hablarte o deshablarte / dolor mío/
manera de tenerte / destenerte/»
("Posiciones", 15)
La poesía sencilla
Si bien cuando en el marco de la Literatura Argentina se habla de poesía sencilla, inmediatamente se piensa en Baldomero Fernández Moreno (cuyo nombre menciono aquí porque también está emparentado con el poema en prosa, acerca del cual trataré más adelante), Pollman considera bajo este rótulo a los poetas del 80.
En este sencillismo que, pensando en el poeta aludido yo calificaría de segundo sencillismo, confluye la influencia de los poetas de la generación del 40, fuentes orientales y la poesía popular como el tango. Interesa señalar que el tango, ya había sido incluido intertextualmente en la obra poética argentina por Alejandra Pizarnik, en esa extraña obra dialogal titulada Los poseídos entre lilas (pieza dramática de aparición póstuma).
Comparto con Pollman que esta poesía sencilla obedece al hecho de que la citada generación parte desde cero, como si después de una "gran muerte", se iniciara la vida. Entre los líricos de esta corriente sencillista se cuenta a Antonio H. Carrera, Rodolfo Alonso, Daniel Freidemberg y Eduardo Romano.
Citado por Pollman, aparecen unos ilustrativos versos de Romano:
«Había en la jarrita una flor
de especie no determinada
Loca flor que alumbraba
las noches de insomnio
Que producía mucho mal
si se miraba demasiado
Lo mejor era acercarse despacio
lo mejor
era ir a cualquier parte y hallarla.»
(De Diario en crisis, B.A., Ed. Libros de
Tierra firme, 1996, 17.- "Posiciones", 18,21)
En algún otro estudio crítico - y leyendo ciertas publicaciones de poesía - se pueden detectar clasificaciones del período posterior al Post - Proceso bajo otras denominaciones: neobarroco, objetivismo, poetas aislados, poesía femenina ("Poesía argentina", 39 - 40). La publicación "Diario de Poesía" resulta particularmente sintomática en cuanto al análisis de voces conocidas y difusión de otras nuevas, encuadradas en corrientes inaugurales.
De todos modos, no se puede dejar de tener en cuenta la poesía de las diferentes regiones del país que, más allá de impostaciones regionalistas, podrían incluirse dentro de cualquiera de las divisiones del esquema que hemos presentado.
Por otra parte, la exhaustiva proliferación de los talleres literarios ha dado como resultado, en este fin de siglo, una muy numerosa constelación de intentos poéticos no siempre felices. Respecto de este fenómeno, Karl Kohut ha expresado (en una entrevista que tuve con él en la Universidad de Eichstätt, en 1992), que esta producción -dentro de la cual luego podrán destacarse los mejores - vale, en tanto y en cuanto sea tenida en cuenta como valor de aspecto psicológico y sociológico.
El poema en prosa
Llegamos así a la consideración del poema en prosa el cual, como quiere Suzanne Bernard, resulta un género distinto idea que desarrolla a lo largo de su medulosa Tesis Doctoral: Le poème en prose. De Baudelaire jusqu´à nos jours. Nosotros lo pensamos como tipo de discurso distinto o, como afirma Noe Jitrik: manifestación textual particular. Su tesitura, apoyada en el patrón discursivo de la materia sintagmática, en razón del ritmo (pienso en Tinianov) da como resultado una poesía que toma un camino diferente del de la poesía versal; y ello a través de los caracteres de densidad, intensidad y gratuidad (léase: apertura hacia la anarquía expresiva), que nutren su factura. Iniciado en la Argentina tímidamente por Lugones (Las montañas..., 93 ss. ) ha tenido diversas manifestaciones como puede observarse en Juan L. Ortiz, Delfina Muschietti, Cristina Piña, Daniel Gayoso y María Rosa Lojo, entre otros.
Según lo he adelantado más arriba, el conocido poeta sencillista de la primera treintena del siglo, Baldomero Fernández Moreno, es autor de un curioso libro de poemas en prosa titulado Quiosco, que su familia edita en 1995. Por lo extraño de esta aparición, como por su ejemplaridad, merece transcribirse, a manera de ejemplo del poema en prosa, al menos una de las piezas que componen el volumen:
Piedra que rueda
«Haces mal. Estás siempre de un lado para otro. Elige, quédate. Piedra que rueda no cría musgo. Ya sé a lo que llaman musgo las personas que me dicen esto. Pero si es precisamente lo que yo deseo: no echar cáscara, ni corteza ni siquiera una piel áspera que ofrecer al viento y al sol. Quisiera ser, eso sí, una piedra. Una piedra que, después de haber rodado veinte laderas, cae al río y se da al agua, a la corriente, al ímpetu que pasa.»
(Quiosco, 54)
Pero quien consagra con su lírica el valor del poema en prosa en la Argentina es Alejandra Pizarnik, en obras como Arbol de Diana, Los trabajos y las noches, Extracción de la piedra de locura, entre otras. Si bien su nombre oscila entre la generación del 50 y la del 60, tratar esto aquí interesa particularmente, a causa de la enorme influencia de esta lírica sobre la poesía del fin de siglo; en primer lugar por la nocturnalidad lírica y muy en especial, en algún caso, en lo concerniente al poema en prosa.
Debido al fenómeno Pizarnik, nacen poetas como Mónica Tracey, Paulina Vinderman, Laura Klein, Susana Villalba y Andrea Gutiérrez. En lo que específicamente se refiere al poema en prosa posterior a Pizarnik, un ejemplo cabal es el titulado "A pesar de los dioses", de Mónica Tracey, cuya reproducción creo conveniente efectuar en este lugar:
«Amarte amarte así desde el borde de todos los caminos y dejar que lleguen las palabras como condena como máscaras olvidadas en las manos del enemigo como cadena de vértigos hacia un abismo que no tiene fin es caer caer esculpiendo formas en el vacío que violenta nuestro cuerpo incesantemente.
No esperes más de mí que aquella noche de amor. Soy una sombra que parte planos de tiempo y espacio y caigo y no puedo controlar mi metamorfosis de aire azul y estallido.
Estoy hundida hasta los ojos en esta historia de amanecer y cenizas. Pongo acentos donde no hay letras, encierro miedos en la bóveda misma del terror. Sólo permanece la visión primera y el canto de la piel.
Pero ya sabemos que esa luz ante la que se repliega el universo es sólo de los dioses.Este acto en que opongo a sus ojos voraces la línea de mi cuerpo prolongada en el espacio es el grito que no quieren escuchar, la burla que aplastarán con su soberbia infinita.
Y sueño de la piel, una armonía que apenas soportamos.»
(En A pesar de los dioses, 1981)
A modo de breve conclusión
Luego de pasar revista, siquiera sea tan fugazmente, a las distintas tendencias que se pueden observar en la poesía argentina de fin de siglo; signadas en gran parte por el Proceso militar de 1976 - 1983, o por influencia de otras formas escriturarias como cierta herencia nocturnal o el poema en prosa, podemos afirmar que se releva una forma que tiende a una plasmación poética de signo anárquico. Se trata, de algún modo, de cierta disolución que afecta a la literatura, precisamente porque ella emerge de la vida y existe para la vida. En este sentido, la Argentina no ha sido una excepción, como tierra de conflictos, en el contexto general de América latina.
De todos modos, y quizá debido a la influencia de las agitadas aguas de la visión posmoderna y globalizada, que se ejerce sobre la creación poética de hoy; y sin que nuestra reflexión deje de contemplar los nombres insoslayables de los poetas reconocidos, cabe afirmar que se asiste a un empobrecimiento.
Muchos se preguntan: "¿Y ahora qué?". Tal vez valga una sugerencia que, por su canonicidad, resulta siempre actual: me refiero a la conveniencia de leer una vez más a los clásicos, para abrevar en ellos en pos de un camino más próximo a la palabra que, como expresa el filósofo, dice el ser.
[*] Ponencia presentada en la Universidad de Salamanca para el XXXIII Congreso Internacional de Literatura Iberoamericana. La Literatura Iberoamericana en el 2000. Balances, tendencias, perspectivas y prospectivas. Diálogos multiculturales; oralidades; minorías; género. Aceptado por dicha Universidad.
Bibliografía
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