Poemas
TRATA DE CORZAS
El tacto del tratante
sopesa la dudosa turgencia de mis vidas anteriores
Y al oprimir nudo a nudo gordiano
las axiales infamias de mi nomenclatura
los dedos le quedan impregnados
de esmeraldas tardías
El tratante humedece su pulgar
y lo levanta al viento
luego rotura en línea recta
la estepa indivisible de mi espalda
hecho lo cual paga lo que peso
con perlas que escarba de su boca
Me lleva a sus dominios
me enseña el uso del cuadrante
y el uso manoseado del desuso
asignándome de una vez y para siempre
el nombre del día más largo de la Historia
El tratante lía su cigarro
y arroja sus botas un poco más allá de donde flotan
doradas moscas del más verduzco sueño
Mi uña más larga se introduce
en la cerviz aletargada del tratante
El tratante se baja de la hamaca
y me enseña el uso de la muerte
PATENTE DE CORZA
Pequeños lentes pesquisantes se deslizan
desde mi pasaporte sospechosamente en regla
hasta el maletín en cuyo doble fondo escondo
embriones de corza que abortara el miedo
Los lentes pesquisantes horadan mi interior
sin lograr extraer la verdadera causa
por la cual
cruzo lenguajes sin cambiar de lengua
Me adelanto a lo que pueda acontecer
y pongo entre los dedos grasientos de la Ley
mi patente de corza
Los lentes pesquisantes me desprecian
porque teniéndome a su alcance
estoy del otro lado del abismo
no obstante sellan mi pasaporte
con un seco sello de agua
Sobre una banda metálica
el equipaje que pertenece
pasa varias veces frente a mí
todavía pasa frente a mi
y no me decido a recuperarlo
Uno de los que me han seguido la pista
uno de los que siempre han estado al acecho
toca mi hombro para indicarme
que el delito gotea desde mi maletín de mano
Saco entonces a relucir
mi prodigiosa patente de corza
y con ella en alto me abro paso
a través de la turbamulta convocada
por un cuerno de caza
Mi lomo sangra sin nadie encima
CORZA AL AGUA
Yo era el mar flotando a la deriva
en el ojo revulsivo de la sorda tormenta
apiñadas a los bordes del destiempo
iban la aves
de las piernas fláccidas
Yo era una flor casi caníbal
que deglutía frutas
que hedían a pescado
No obstante la carnosidad que me recubre
soy el único hueso que ahora me atraganta
soy el feto terriblemente viejo
que muere por su propio tabaquismo
en las aguas servidas
de su memoria amniótica
No sé a quién ofrezco
esta ballena blanca
este arponeado grito que va borrando a gritos
la afonía bitonal
de este mensaje
Salobre es la saliva que ahora trago
en un intento verde de brotar por tus ojos
Aquí en este pudridero
las olas desovan sus palabras
Salobre es la mentira que ahora llega
hasta el pútrido suicidio de mis mares
LA PIETAT MELODRAMÁTICA
Recuesto tu voz en mi regazo:
ni tú eres de verdad
ni yo soy de verdad
pero qué dulce es la mentira con que miento
qué dulce es la piedad con la que cubro
tus galas purulentas
Mañana la impiedad
a golpes de martillo
demolerá tu voz
entre mis brazos
LEJANA ES LA LEJANA LEJANÍA
Lejana es la lejana lejanía
que desde aquí no diviso
pero palpo
Tenía una bufanda
y se engancho en el eje de una rueda
A. Yupanqui:
los ejes de mi carreta
suenan como me gusta que suenen
pero si los voy a engrasar
Tenía un corselete opresivo
y unas cejas espesas
Tenía miles de autorretratos
pero ninguno de ellos duplicó
a la caballeresa de la mano en el pecho
sustrayéndose mi billetera
Tierra baldía ésta que aumenta
el volumen de mi tierra baldía
Podía haber sido una caballeresa del sol
y soy el sol pasando su sombrero por una
caballeriza
Hay un pasadizo secreto
entre la ausencia de estro
y la baja de estrógeno
y las cámaras mortuorias lo saben
Mis caballos tenían la absurda pretensión
de querer parecerse a los caballos de Aquiles
pero Patroclo fue un concepto
demasiado alejado de mis muros
Yo soy una ciudad que vive sola
y que se incendia a solas
Lejana es la lejana lejanía
y yo aquí sin binoculares
Recuerdo el día en que un gabán humedecido
me dio alcance para asestarme varias puñaladas
en el rostro
Debería estar en otra ciudad
y estoy en ésta
aquí están todos los odios que me importan
Debería estar en el Madison Square Garden
en la esquina de un ring
y con una ceja partida
y estoy aquí barriendo las veredas
en esta calle en la que el humo expande
su laxa laxitud de gata hervida
La gata sobre el tejado caliente
no es la misma gata bajo la lluvia
pero es la misma gata que voltea esta hoja
para que pueda leer la página que sigue
Debería estar en las alturas de Machu Picchu
y estoy aquí en los bajos fondos
de un sótano que hiede a preámbulo
de un largo y ardiente desverano
Farewell, me digo
haciendo que mi boca adopte
la forma de un poema de Neruda
El niño triste y arrodillado
que dentro de mí me mira
se pone en pie y echa a andar
con el ritmo pacientoso de un cartero
El cartero perdió la única carta
en la que se me comunicaba
que había cesado en mis funciones de depositaria
del más inolvidable y más absoluto de los inolvidos
No debería escribir sobre esta ciudad
porque escribir sobre ella
es un tema que ésta en el candelero literario
Quizás de envidia
repudio lo que ésta en el candelero literario
Pero escribir sobre ella
es una necesidad casi agónica
ahora que la agonía camina codo a codo con la agonía
Aquí nació y aquí creció
este montículo que no puedo extirparme
aquí contraje esta apatía terminal
que terminará de terminarse
cuando tú te hayas ido
y las sombras no alcancen a envolverme
Debería estar en el Congreso de Cúcuta
y no salgo del discurso que di en Angostura
debería estar en Cartagena de Indias
y estoy aquí
escapándome por la única ventana
que dejó abierta la atrabiliaria noche
Mis hojas de hierbas
son inofensivas tisanas de hierbas aromáticas
que beberé
cuando aviones de caza sobrevuelen
mis pagarés vencidos
Paso por la Franja de Gaza
me sumo a la Intifada
para lanzar mi piedra
hacia odios fundamentalistas
Yo sí estoy libre de pecados
pero los pecados no lo saben
Pasan un bus lleno de turistas
y uno de ellos apunta con su cámara
hacia mi sayal mugroso
Ahora a más de estar aquí
estoy en una foto que recoge
mi mano alzada
con la piedra que no alcancé a lanzarte
Debería estar en Jerusalén
machacando mi frente en el muro de las lamentaciones
y estoy aquí
en esta ciudad que luchó con los piratas
cuerpo a cuerpo
hasta que sólo mi cuerpo quedó exánime en las aguas
Mi cementerio está lleno de piratas
y los vaivenes del amor lo saben
Aún bajo efectos anestésicos
pude decir un número cualquiera
ya que nadie me llamó para que vuelva
me quedo en este coma irreversible
Ciudad en la que me inoculé
el primer suero antiofídico
aquí me mordí un tobillo
para obligarlo a ir tras de mis fugas
aquí me enrosqué en un árbol
y provoqué un deicidio
Debería estar en Paita haciendo dulces
para sobrevivir en mi otra sobrevida
y estoy aquí trenzando otra corona
para lanzarla otra vez sobre tus sienes
Organicé una expedición
bajé desde la altísima sierra
hasta el mismo valle los caídos
En el camino se murieron todas las bestias
y tuve que alimentarme con raíces aéreas
y suelas reblandecidas de zapatos
Cuando descubrí el río que rugía como mar
cerbatanas y arcabuces flotaron en mis aguas
y en mi corazón flotaron
canciones que hace tiempo
me negaron una salida honrosa hacia tus manos
Esta ciudad huela a sable desenvainado
así como huele a filo desenvainado
la espada que me besa cada hombro
sin concederme título nobiliario alguno
Lejana es la lejana lejanía
y yo aquí
midiendo un arco del meridiano terrestre
Yo fui una cierva ligeramente herida
y él bosque me negó su amparo
por eso salta hacia una boca abierta
mi atuendo de trapecista mexicana
Ciudad méteme en tu cárcel
que es peor que todos los infiernos conocidos
méteme en tus feos parques enrejados
y sácame al instante de ellos
para no contraer la inmunodeficiencia del suicida
Esta ciudad tiene un pórtico de oro
ligeramente oxidado
bajo él pasarán los que van a morir
que son los que ahora mismo saludan
a los que vuelven de haber muerto
Tiré mi pañuelo al rió
y el rió me lo devolvió
con un nudo en la punta
El río es un adiós lodoso
sobrecargado de pañuelos anudados
Mi espada trazó una línea
sobre tierra aborigen
pedí que la cruzaran
quienes deseaban fama
y quienes no quienes no la deseaban
pedí que se quedaran atrás de mis palabras
Todo dios se quedó atrás de estas palabras
Y ahora trazo otra raya
Para cruzar por encima de tu ausencia
Ciudad sagrada y profanada
ciudad secreta y altamente prohibida
quise explorar todos tus vericuetos
todas tus redes de aguas lluvias
y servidas
y el hilo de oro que llevé conmigo
se segmentó al oír que se quejaba
la criatura disuelta en tu saliva
Ciudad piérdeme en tus calles
anárquicas y mal trazadas
y vuelve a recogerme
cuando ya no me quede polvo
por pagarte
Estoy a un metro sobre el nivel del mar
y mi población flotante sobrepasa
la población que me puebla desde nunca
Debería estar en Buenos Aires
conversando con la madre de algún desparecido
y estoy aquí
con la camisa abierta hasta el ultimo botón de lo imposible
y con una displicencia
ligeramente descamisada
Evita evita asomarte
por el balcón rosado de este hastío
Lejana es la lejana lejanía
y yo aquí
descubriendo que la cojudez es hereditaria
Aquí me levantaron
mi primer acta de fundación
aquí tres oidores y un escribano
me volvieron a fundar tres veces más
aunque antes de cada una de esas tres veces
tuvieron que quemarme
para que renunciara a reflotar con mi cadáver verdadero
Ciudad medianamente antigua
como esta cicatriz que repta por mi vientre
entras y sales de tu naranja dulce
como el polvo que escarba tu cadera
para irremisiblemente fecundarte
Ciudad propia y ajena
y siempre tan inevitablemente cercana
como esta lejana lejanía
que desde aquí no diviso
pero palpo
De: Último y no definitivo regreso a Edén [2006]
ÚLTIMO Y NO DEFINITIVO REGRESO A EDÉN
Si todo está escrito bajo el sol
me trepo sobre el sol
y escribo
Escribo cartas todos los días
cartas primorosamente trazadas
cartas que dos siglos después de ahora
serán rematadas a martillazo limpio
Escribo cartas dirigidas a mí
que religiosamente contesto
cartas que surfearán las olas
y escalarán montañas
portando entre sus alas
el postizo mensaje de mis dientes
No suelo violar la correspondencia ajena
lo único que hasta aquí he violado
es la tumba de un faraón
de ínfima categoría
Escribo cartas que encabezo
con un nombre decapitado
y a las que doy término
con una firma lánguida
similar a esa media de seda
que cuelga desangrada
del borde desbordado de una tina
Devuélveme a vuelta de correo
el sello postal que ahora te envío
sello que recogí con pinzas
de mi colección filatélica
sello que remojé en mi lengua
para después fijarlo
sobre este sobre lila
que explotará en tus dedos
Tengo fama de hacer todo lo que me gusta
escribo cartas porque me gusta
y porque es lo que mejor hago
He roto voluntades de acero
con tan sólo decir
Ciudadano Kane:
deseo que un tranvía llamado deseo
traiga en alguno de sus asientos
a aquel que ya nunca bailará conmigo
su último tango
Deseo que un tranvía llamado deseo
haga virtual papilla
mi capacidad de desear
al prójimo de la mujer que me ama a mí
por sobre todas las cosas
porque ella es el verdugo
que exhibe mi cabeza entre sus hombros
ella es el recipiente que recibe
la mitad reciclada de todos mis desechos
ella es ésta que ahora
quema sahumerios a la entrada del templo
y saca a latigazos
al mercader que vende
indulgencias papales
con el veinte por ciento de descuento
Tengo credenciales que me acreditan
como una mujer ilustrada
mi versación mayor se centra
en el llamado Siglo de las Luces
aunque daría lo que sí tengo
para lavar completamente a oscuras
las moteaduras de la fiera en la que me convierto
cuando rondo por aldeas
en las que la desnudez es un animal verde
al que hay que comérselo desnudo
De las cuencas vacías de mi calavera
entran y salen cabezas de ganado
herradas al rojo vivo
con las siglas humeantes de tu nombre
Pasé demasiado cerca del sol
toda la mentira que había pegado con cera
se desprendió de mis costados
y caí dando gritos circulares
al profundo hoyo en el que guardo
el obituario de todas mis caídas
Soy una expulsada del paraíso
por eso parto con dolor
a poblar la Tierra
Mis caderas se abren
cruje el costillar de mi barcaza
y doy a luz una luz
demasiado aciaga para ser verdadera
Soy una expulsada del paraíso
todavía mordisqueo el pómulo de la fruta
que causó este pandemonio
Todavía me estremezco
al recordar la punta de la espada
forzando las mandíbulas trabadas de mi miedo
Soy una poeta en extinción
y sin embargo me persiguen
para arrancarme los colmillos
Destinaré mi última gota de marfil
para defender a rajatabla
mi derecho a barritar
sobre tus huesos
Después de serrucharme las aletas
me echaron al océano
después de apalearme con los remos
me arrancaron la piel
y me convirtieron en abrigo de pasarela
Para que no hieda mi mar muerto
lo cubro con un piadoso manto de petróleo
Pasaron las grullas
por las agujas derruidas
de mí soberbia gótica
Pasaron los años
y no emigré con ellos
me quedé en el sombrero
de una estatua ecuestre
hasta que el invierno me incrustó
de oreja a oreja
la dulce golondrina de su sexo
Soy una expulsada de todos los sitios
en los que se exige traje formal
para acceder al deleite
de saborear mariscos de caparazón rosado
generosamente rociados con vinos
orinecidos por el tiempo
Me poso suavemente
en la dura testuz del toro
el toro se estremece
lanza un mugido largo
como el silbato del tren
que cruza de una muerte a otra
de mis sienes
El toro se posa en mi cabeza
bate las alas que yo le doy en préstamo
y en vez de emprender viaje hacia el olvido
sumerge su testuz entre mis alas
y extrae un lunar rojo de mis senos
Duermo introduciendo el pico
en la húmeda pelambre de mi axila
duermo mientras mi fiebre empolla
huevos de águilas calvas
y testes de pájaros pelones
Duermo porque mi piedad no le sirve a nadie
porque es incapaz -entre otras cosas-
de desviar unos milímetros la flecha
que va directo al ojo
del niño que llora cáncer puro
Duermo boca arriba
con el ombligo bien abierto
cuando lo venza el sueño
el fantasma que cuelga de la lámpara
me va a caer encima
para babear lascivo
las uvas de mis iras descompuestas
Por primera vez siento vergüenza
de caminar desnuda por las calles
por primera vez
cierro los ojos para no ver
como cae la adúltera
vencida finalmente por las piedras
por primera vez
cubro mi vientre con mieles vegetales
y me siento a observar
cómo bajan por mis muslos las hormigas
llevando miel pelviana entre sus dientes
Duermo como las garzas
concentrando el peso de mis sueños
en una sola de mis largas piernas
Duermo mientras un ejército de hormigas verdes
rompe a culatazos
endebles puertas de ciudades perdidas en la niebla
Duermo mientras la crueldad del invasor
saca de casa en casa
a hombres con los brazos en alto
para después colocarlos de cara a la pared
en la que por siglos chorreará
la música viscosa de sus sesos
Duermo boca abajo
mientras lejos de aquí tiembla la tierra
mientras dinosaurios de concreto
aplastan cuerpos de todas las edades
contra el sucio pubis crespo de la muerte
mientras los perros
siguen olfateando los escombros
y siguen lanzando sus aullidos
al sordo cielo
Sé lo que pasó con Baby Jane
y conozco a la persona
que le teme a Virginia Woolf
Sé de dónde son los cantantes
y sé que todo lo sé
aunque esa omnisciencia
me ha hecho terriblemente desgraciada
Después de que fuera expulsada
fui a vivir al este del paraíso
Llevé conmigo unas pocas pertenencias
dos pares de zapatos altos
un vestido de fiesta
y un collar de ostras pestilentes
desprovistas de perlas
Alquilé un cuarto vacío
en una pensión que quedaba
todavía queda
bastante cerca de las olas
Ahí me senté en el filo de la cama
y esperé por horas de horas
hasta que alguien se acercó a decirme
que la cena estaba servida
y que sólo faltaba mi traición
para que los comensales
mojaran su pan envilecido
en el sudor agónico del viento
Bajé al comedor y no había nadie
apenas estaba yo
sentada frente a frente
a una mujer arábiga
cubierta hasta los ojos
por esa bruma abyecta
que cubre a quienes en realidad no existen
Comí a solas
tras de mí había un espejo
que exudaba imágenes
de vidas que jamás acontecieron
Ahí esperé por horas de horas
hasta que alguien se acercó a decirme
que el café sería servido
en un salón contiguo a mi desidia
A los tres días abandoné la pensión
y comencé mi larga erranza
a través de todos los desiertos
Todo el tiempo estuvo el paraíso
sobre una soterrada falla geológica
por eso se fue descascarando
su cascarón azulino
hasta que desde él finalmente brotó
el ángel desplumado del destierro
Me escapo por las mangas
de una camisa de fuerza
Mi hambre de anaconda
se anilla en la tristeza de un centauro
y después de engullir un torso de hombre
solloza entre los flancos de un caballo
Regreso a Edén
llego hasta la misma puerta de los leones
portando al hombro un saco
de vísceras jugosas
Arrojo a las fieras sus bocados
y queda expedito
el paso hacia el regreso
No encuentro ningún vestigio
de civilización antigua
no encuentro ruinas sobre las cuales fundar
alguna otra ciudad que no me expulse
que no me arroje desde sus torres ojivales
hasta el agua infestada de recuerdos
No encuentro ni un solo plato sucio
ni un bocado a medio consumir
ni un delantal manchado
con estertores de faisanes y gallinas
No encuentro ni el más leve aroma
a soledad inmunda
ni el más ligero hedor a rata bubónica
encuentro eso sí un trozo de queso
incrustado en el rencor que ahora me salva
Con veinte libras menos
y la cara estirada por el bisturí
regreso a Edén
Pero otra vez los ángeles histéricos
me echan a empellones
Ahora debo irme
debo averiguar
por qué hay tantas tortugas muertas
en la playa
Dejo la huella de mis manos
sobre el cemento fresco de esta angustia
Tengo mi propia estrella
Mañana pasaré por esta calle
para escupir
sobre las cinco puntas de ni nombre
En la jaula de los tigres dientes de sable
yace traspasada
mi exótica ave del paraíso
MANCHA OLEOSA
Mi voz viajó por varias vidas
antes de llegar a la vida
en la que mi soledad viajaba
Un tren desaforado
llevaba entre sus uñas encendidas
relinchos de yerba desbocada
Mi voz que tiene siglos
se filtró por la sien que supuraba niebla
y extrajo los pedazos
de un aborto innecesario
El tren sudaba a mares
cuando llegó mi voz
a sentarse a mi lado
Yo trenzaba entre mis dedos
reatas distendidas por el peso de la culpa
y masticaba a ratos
los ralos mendrugos del exilio
Abajo el mar se punzaba los ojos
con claveles dorados
abajo el mar ya turbio y ciego
empalaba a una mujer
para dorar su desnudez entre las llamas
Se expandió un olor a carne chamuscada
y goteó toda la tarde
la grasa de un semental capado
El tren viró su hocico
y se lamió el pescuezo
terriblemente fláccido
Después de vomitar kilómetros de náusea
mi voz al fin me dijo
que habíamos llegado
CADÁVERES DE FLORES
Flores en mis tobillos
flores alrededor de mis muslos
flores brotando desde todos los orificios de mi cuerpo
Flores anales
vaginales
lacrimales
flores de turbios colores seminales
Flores perfumando el vino en que sumerjo
trozos de carne floja que morirán conmigo
Flores regadas por mi habitación vacía
confundidas con mis prendas interiores
Flores colgando del hacha del verdugo
flores orlando las sienes del desvelo
Flores que venderé a la entrada de un cine
y que arrojaré desde una rueda moscovita
Flores de plumas
flores de pelos
flores saliendo en procesión
desde un pubis despoblado
Flores adornando la montura
de la jinetera más joven
flores de vientos encontrados
flores de vientres encontrados
Flores colgando de la solapa de un gánster
flores de tallos largos
y corolas hambrientas
El día en que me ahogue para siempre
tendré repletos los bolsillos
con cadáveres minúsculos de flores
FRÍGIDA LA PALABRA
La disfunción eréctil de estas rosas
impide que las clave
en túmulos profanos
Frígida la palabra
se viste de ramera envejecida
y se sienta en el atrio de su templo
Cantando entre los muslos de la noche
pasa un cortejo de lesbianas
Algunas de ellas
las más abiertamente cínicas
llevan pulseras de plata en sus tobillos
y grifos de metal en sus pezones
En cambio las restantes
desprovistas de abalorios y nostalgias
muestran sus lenguas traspasadas
por candados que se abren
con un turbio reflujo de saliva
Pasa una legión de hombres fornidos
cuyos escudos cubren
su parte de flor vilipendiada
Alguno de ellos
quizás el menos necesario
me extiende un antifaz de vacua pedrería
para que con éste asista
al baile anual de los que no tienen rostro
La palabra no experimenta sensación alguna
La palabra ha pasado a ser
una entidad completamente frígida
Frígida la palabra
golpea el suelo con un báculo añoso
y de la tierra afloran
espadas de agua que tragaré más tarde
La palabra se avergüenza enormemente
de ya no estremecerse
ni ante la limpia desnudez
de un verso antiguo
Frígida la palabra
se mete en un barril a su medida
y por un hueco observa
la inútil esbeltez de un árbol con Alzheimer
Adelante ruge impasible la cascada
PALABRA DEPRAVADA
Debo tornarme irreconocible para todos:
no quiero que se me señale más
como una depravada de la palabra
Para que no se me relacione
con esa que viste y calza
a imagen y semejanza de su muerte
comienzo por sacarme el ADN
por tragarme los diuréticos que puedo
para sacar de mí
hasta el último reflujo de mis flujos
Me rebano las yemas de los dedos
previamente separadas de sus claras
me desfiguro el rostro
con el filo de un prendedor antiguo
Debo burlar al solitario paparazzi
que con alas de ángel calcinado
me persigue bajo puentes laberínticos
bajo arcos de tugurios coloniales
o a través de esas autopistas
donde se hace factible
rebasar a la que lleva
credenciales con mi nombre
Por ahora
mi cabeza de hongo atómico
afloja sus manías criminales
mientras llora la ansiedad su llanto blanco
por la noche sin final que aún la espera.
HEMBRUS ERECTUS
1
Ha llegado la noche
me refugio en mi cueva
froto mis talones entre sí
invento el fuego
2
Un aullido distante
como el de un animal con miedo
eleva su hocico hacia la luna
y roza su pezón más purulento
llueve harina mezclada con gemidos
3
Todas las noches
una gran parte del bosque es devorada
por criaturas extrañas
Del bosque sólo queda
un fémur de gacela
y los restos aún humeantes
de una tribu caníbal
Un lodazal de amnesia
desciende por las faldas de un mar deforestado
y sepulta un huevo de mamífero
pigmentado de niebla
Mañana cuando salga
a recoger carroña
ya el bosque se habrá ido
4
Bestias supuestamente mansas
olisquean mis agrias coyunturas
y después se alejan
Entonces reviso mis entrañas
y descubro que en ellas falta
un considerable tramo de intestinos
5
Soy un animal de combustión lenta
estoy ardiendo desde hace siglos
desde antes de que fuera concebido el crimen
como el medio de navegación más rápido
entre el odio y el deseo
Soy un animal hecho para la molicie
si tengo sed
abro la boca y dejo que en ella caiga
el goteo de una estalagmita etílica
Si tengo hambre
degluto los dedos que le sobran
a mis sucios pies de anacoreta
Si tengo frío
me envuelvo en la piel de un lobo enfermo
lobo que marcó su territorio
con el líquido turbio
de sus ojos prostáticos
Y si tengo deseos de amar
amo sólo lo que no me estorba
lo que se ama solamente una vez
y no por más de un día
porque el amor al tercer día de usado
hiede a lobo resurrecto
Soy un animal de combustión lenta
soy la antorcha que iluminó las catacumbas
de los primeros cristianos
soy el cirio que veló los manuscritos de los poetas medievales
sobre el parietal derecho
de una calavera enferma
Soy la mecha prendida
que avanza sobre la pólvora mojada
de su propio cerebro
Soy un animal de combustión lenta
Alguien
cuando vuelva a repetirse todo
dirá “háganse las sombras”
y mi luz será la espada deslumbrante
del primer ángel desobediente
6
Por los alruedos del lago
han empezado a deambular
criaturas más erguidas que yo
y con una cabeza más prominente que la mía
Criaturas que ya utilizan sus manos
para desprender los frutos
que cuelgan del vacío
Criaturas que rajan en canal
con sus cuchillos de obsidiana
el llanto palpitante de sus víctimas
Una hembra de esa especie extraña
subyugada por algo que brilla entre las hojas
se separa del grupo
y se acerca demasiado hacia la mata oscura
donde hierven mis dedos
Sorpresivamente
desenrollo mi lengua
y la atrapo
invento el crimen perfecto
7
Llueve torrencialmente
Se ahoga un mamut en mis entrañas
se ahoga un embrión de dinosaurio
en su propio huevo
se ahoga un pájaro carnívoro
con un trozo suculento de lujuria
Llueve como si hoy día fuera
el debut y despedida de las aguas
Se ahoga el verano
en mi abrigo de invierno
se ahogan mis sandalias
en el charco más inmundo del silencio
Llueve y adentro de mi cueva
un rayo parte
el altar sagrado de mis ídolos
Hasta mis pies de mono
cae un remedo de hombre
invento el miedo
BREVES APUNTES SOBRE EL AMOR
1
Pongo la palabra amor
cerca de mi oreja
y no me dice nada
Hundo mis colmillos ansiosos
en la pulpa engañosa del amor
y su carne destila
un sabor a cenizas
Dejo que el veleidoso amor
roce con sus muslos firmes
el escudo de hielo
que protege a mis miedos
y el amor retrocede
herido por los vidrios
de mis frígidas fiebres.
Ahora
acaricio un mal recuerdo del amor
con mi mano amputada
2
Aparta de mí este cáliz
no me pidas que hable sobre el amor
no me pongas a sudar sangre grumosa
en éste por demás reseco
huerto de los olivos
Alzo mis manos en plegaria
y pido que se haga el amor
pero el amor no se hace
¿Cómo puedes pedirme
que hable de algo
que todavía no invento?
3
No quiero que el amor
vuelva otra vez a horadarme el corazón
con sus vueltas de tuerca
al rojo vivo
4
Hasta que conservé
una cierta capacidad para amar
fui una aceptable poeta
ahora soy
una sibila enmudecida
incapaz de adivinar
qué barco sin destino
la llevará a su destino
SONIA MANZANO VELA, es una poetisa ecuatoriana nacida en Guayaquil en 1947. Es Doctora en Ciencias de la Educación, con una especialización posterior en literatura.
OBRA PUBLICADA
POESÍA
1972 El nudo y el trino
1974 Casi siempre las tardes
1976 La gota en el cráneo
1978 La semana que no tiene jueves
1980 El ave que todo lo atropella
1984 Caja musical con bailarina incluida
1986 Carcoma con forma de paloma
1991 Full de reinas
1997 Patente de corza
2014 Espalda mordida por el humo
NOVELA
1994 Y no abras la ventana todavía -zarzuela ligera sin divisiones aparentes
2013 Solo de vino a piano lento
CUENTO
1999 El flujo escarlata -Premio Nacional de Cuento "Joaquín Gallegos Lara"
ANTOLOGÍA
1979 Lírica ecuatoriana contemporánea
1984 Palabras y contrastes: antología de la nueva poesía ecuatoriana
1997 Between the Silence of Voices: An Anthology of Contemporary Ecuadorean Women Poets
1997 Antología de narradoras ecuatorianas
1998 Memorias II Festival de Poesía Eskeletra'98
2001 Poesía erótica de mujeres: Antología del Ecuador
2001 Cuento ecuatoriano contemporáneo
PREMIOS OBTENIDOS
1989 Primer Premio del I Concurso de Cuento Feminista Ecuatoriano
1993 Primer Premio en la III Bienal de Novela Ecuatoriana
1999 Premio “Joaquín Gallegos Lara” a su libro “Flujo escarlata”