Sonia Manzano Vela


Poemas



De: Patente de Corza [1997] 



TRATA DE CORZAS



El tacto del tratante
sopesa la dudosa turgencia de mis vidas anteriores


Y al oprimir nudo a nudo gordiano
las axiales infamias de mi nomenclatura
los dedos le quedan impregnados
de esmeraldas tardías


El tratante humedece su pulgar
y lo levanta al viento
luego rotura en línea recta
la estepa indivisible de mi espalda


            hecho lo cual paga lo que peso
            con perlas que escarba de su boca


Me lleva a sus dominios
me enseña el uso del cuadrante
y el uso manoseado del desuso


      asignándome de una vez y para siempre
      el nombre del día más largo de la Historia



El tratante lía su cigarro
y arroja sus botas un poco más allá de donde flotan
doradas moscas del más verduzco sueño


Mi uña más larga se introduce
en la cerviz aletargada del tratante


El tratante se baja de la hamaca
y me enseña el uso de la muerte


PATENTE DE CORZA



Pequeños lentes pesquisantes se deslizan
desde mi pasaporte sospechosamente en regla
hasta el maletín en cuyo doble fondo escondo
embriones de corza que abortara el miedo


Los lentes pesquisantes horadan mi interior
sin lograr extraer la verdadera causa
por la cual
cruzo lenguajes sin cambiar de lengua


    Me adelanto a lo que pueda acontecer
    y pongo entre los dedos grasientos de la Ley
    mi patente de corza
 
 
Los lentes pesquisantes me desprecian
porque teniéndome a su alcance
estoy del otro lado del abismo


            no obstante sellan mi pasaporte
            con un seco sello de agua


Sobre una banda metálica
el equipaje que pertenece
pasa varias veces frente a mí


               todavía pasa frente a mi
               y no me decido a recuperarlo


Uno de los que me han seguido la pista
uno de los que siempre han estado al acecho
toca mi hombro para indicarme
que el delito gotea desde mi maletín de mano


Saco entonces a relucir
mi prodigiosa patente de corza
y con ella en alto me abro paso
a través de la turbamulta convocada
por un cuerno de caza



Mi lomo sangra sin nadie encima



CORZA AL AGUA


Yo era el mar flotando a la deriva
en el ojo revulsivo de la sorda tormenta


        apiñadas a los bordes del destiempo
        iban la aves
                de las piernas fláccidas
                   

Yo era una flor casi caníbal
que deglutía frutas
que hedían a pescado
   
   
No obstante la carnosidad que me recubre
soy el único hueso que ahora me atraganta
soy el feto terriblemente viejo
que muere por su propio tabaquismo
en las aguas servidas
de su memoria amniótica


No sé a quién ofrezco
esta ballena blanca
este arponeado grito que va borrando a gritos
la afonía bitonal
de este mensaje


Salobre es la saliva que ahora trago
en un intento verde de brotar por tus ojos
           
              Aquí en este pudridero
              las olas desovan sus palabras
   
   
Salobre es la mentira que ahora llega
hasta el pútrido suicidio de mis mares



LA PIETAT MELODRAMÁTICA



Recuesto tu voz en mi regazo:
ni tú eres de verdad
ni yo soy de verdad
pero qué dulce es la mentira con que miento
qué dulce es la piedad con la que cubro
tus galas purulentas


Mañana la impiedad
a golpes de martillo
demolerá tu voz
entre mis brazos




LEJANA ES LA LEJANA LEJANÍA



Lejana es la lejana lejanía
que desde aquí no diviso
pero palpo


Tenía una bufanda
y se engancho en el eje de una rueda


         
           A. Yupanqui:
           los ejes de mi carreta
           suenan como me gusta que suenen
           pero si los voy a engrasar


Tenía un corselete opresivo
y unas cejas espesas
Tenía miles de autorretratos
pero ninguno de ellos duplicó
a la caballeresa de la mano en el pecho
sustrayéndose mi billetera


              Tierra baldía ésta que aumenta
              el volumen de mi tierra baldía


Podía haber sido una caballeresa del sol
y soy el sol pasando su sombrero por una
         caballeriza
         
            Hay un pasadizo secreto
            entre la ausencia de estro
            y la baja de estrógeno
            y las cámaras mortuorias lo saben



Mis caballos tenían la absurda pretensión
de querer parecerse a los caballos de Aquiles
pero Patroclo fue un concepto
demasiado alejado de mis muros


            Yo soy una ciudad que vive sola
            y que se incendia a solas


Lejana es la lejana lejanía
y yo aquí sin binoculares


Recuerdo el día en que un gabán humedecido
me dio alcance para asestarme varias puñaladas
                en el rostro


Debería estar en otra ciudad
y estoy en ésta
aquí están todos los odios que me importan


Debería estar en el Madison Square Garden
en la esquina de un ring
y con una ceja partida
y estoy aquí barriendo las veredas
en esta calle en la que el humo expande
su laxa laxitud de gata hervida

   
      La gata sobre el tejado caliente
      no es la misma gata bajo la lluvia
      pero es la misma gata que voltea esta hoja
      para que pueda leer la página que sigue


Debería estar en las alturas de Machu Picchu
y estoy aquí en los bajos fondos
de un sótano que hiede a preámbulo
de un largo y ardiente desverano


Farewell, me digo
haciendo que mi boca adopte
la forma de un poema de Neruda


El niño triste y arrodillado
que dentro de mí me mira
se pone en pie y echa a andar
con el ritmo pacientoso de un cartero
El cartero perdió la única carta
en la que se me comunicaba
que había cesado en mis funciones de depositaria
del más inolvidable y más absoluto de los inolvidos


No debería escribir sobre esta ciudad
porque escribir sobre ella
es un tema que ésta en el candelero literario

 
    Quizás de envidia
    repudio lo que ésta en el candelero literario


Pero escribir sobre ella
es una necesidad casi agónica
ahora  que la agonía camina codo a codo con la agonía
   

Aquí nació y aquí creció
este montículo que no puedo extirparme
aquí contraje esta apatía terminal
que terminará de terminarse
cuando tú te hayas ido
y las sombras no alcancen a envolverme


Debería estar en el Congreso de Cúcuta
y no salgo del discurso que di en Angostura
debería estar en Cartagena de Indias
y estoy aquí
escapándome por la única ventana
que dejó abierta la atrabiliaria noche



    Mis hojas de hierbas
    son inofensivas tisanas de hierbas aromáticas
    que beberé
    cuando aviones de caza sobrevuelen
    mis pagarés vencidos



Paso por la Franja de Gaza
me sumo a la Intifada
para lanzar mi piedra
hacia odios fundamentalistas



               Yo sí estoy libre de pecados
               pero los pecados no lo saben


Pasan un bus lleno de turistas
y uno de ellos apunta con su cámara
hacia mi sayal mugroso

         
           Ahora a más de estar aquí
           estoy en una foto que recoge
           mi mano alzada
           con la piedra que no alcancé a lanzarte


Debería estar en Jerusalén
machacando mi frente en el muro de las lamentaciones
y estoy aquí
en esta ciudad que luchó con los piratas
cuerpo a cuerpo
hasta que sólo mi cuerpo quedó exánime en las aguas



              Mi cementerio está lleno de piratas
              y los vaivenes del amor lo saben


Aún bajo efectos anestésicos
pude decir un número cualquiera
ya que nadie me llamó para que vuelva
me quedo en este coma irreversible


Ciudad en la que me inoculé
el primer suero antiofídico
aquí me mordí un tobillo
para obligarlo a ir tras de mis fugas
aquí me enrosqué en un árbol
y provoqué un deicidio


Debería estar en Paita haciendo dulces
para sobrevivir en mi otra sobrevida
y estoy aquí trenzando otra corona
para lanzarla otra vez sobre tus sienes


Organicé una expedición
bajé desde la altísima sierra
hasta el mismo valle los caídos

En el camino se murieron todas las bestias
y tuve que alimentarme con raíces aéreas
y suelas reblandecidas de zapatos


Cuando descubrí el río que rugía como mar
cerbatanas y arcabuces flotaron en mis aguas
y en mi corazón flotaron
canciones que hace tiempo
me negaron una salida honrosa hacia tus manos


Esta ciudad huela a sable desenvainado
así como huele a filo desenvainado
la espada que me besa cada hombro
sin concederme título nobiliario alguno


       Lejana es la lejana lejanía
       y yo aquí
       midiendo un arco del meridiano terrestre


Yo fui una cierva ligeramente herida
y él bosque me negó su amparo
por eso salta hacia una boca abierta
mi atuendo de trapecista mexicana


Ciudad méteme en tu cárcel
que es peor que todos los infiernos conocidos
méteme en tus feos parques enrejados
y sácame al instante de ellos
para no contraer la inmunodeficiencia del suicida


Esta ciudad tiene un pórtico de oro
ligeramente oxidado
bajo él pasarán los que van a morir
que son los que ahora mismo saludan
a los que vuelven de haber muerto


                 Tiré mi pañuelo al rió
                 y el rió me lo devolvió
                 con un nudo en la punta


            El río es un adiós lodoso
            sobrecargado de pañuelos anudados


Mi espada trazó una línea
sobre tierra aborigen
pedí que la cruzaran
quienes deseaban fama
y quienes no    quienes no la deseaban
pedí que se quedaran atrás de mis palabras


      Todo dios se quedó atrás de estas palabras
      Y ahora trazo otra raya
      Para cruzar por encima de tu ausencia


Ciudad sagrada y profanada
ciudad secreta y altamente prohibida
quise explorar todos tus vericuetos
todas tus redes de aguas lluvias
y servidas
y el hilo de oro que llevé conmigo
se segmentó al oír que se quejaba
la criatura disuelta en tu saliva


Ciudad piérdeme en tus calles
anárquicas y mal trazadas
y vuelve a recogerme
cuando ya no me quede polvo
por pagarte


       Estoy a un metro sobre el nivel del mar
       y mi población flotante sobrepasa
       la población que me puebla desde nunca



Debería estar en Buenos Aires
conversando con la madre de algún desparecido
y estoy aquí
con la camisa abierta hasta el ultimo botón de lo imposible
y con una displicencia
ligeramente descamisada



           Evita evita  asomarte
           por el balcón rosado de este hastío



    Lejana es la lejana lejanía
    y yo aquí
    descubriendo que la cojudez es hereditaria


Aquí me levantaron
mi primer acta de fundación
aquí tres oidores y un escribano
me volvieron a fundar tres veces más
aunque  antes de cada una de esas tres veces
tuvieron que quemarme
para que renunciara a reflotar con mi cadáver verdadero    


Ciudad medianamente antigua
como esta cicatriz que repta por mi vientre
entras y sales de tu naranja dulce
como el polvo que escarba tu cadera
para irremisiblemente fecundarte

Ciudad propia y ajena
y siempre tan inevitablemente cercana
como esta lejana lejanía
que desde aquí no diviso
pero palpo



De: Último y no definitivo regreso a Edén [2006]


ÚLTIMO Y NO DEFINITIVO REGRESO A EDÉN


Si todo está escrito bajo el sol
me trepo sobre el sol
y escribo


Escribo cartas todos los días
cartas primorosamente  trazadas
cartas que dos siglos después de ahora
serán rematadas a martillazo limpio


Escribo cartas dirigidas a mí
que religiosamente contesto
cartas que surfearán las olas
y escalarán montañas
portando entre sus alas
el postizo mensaje de mis dientes


No suelo violar la correspondencia ajena
lo único que hasta aquí he violado
es la tumba de un faraón
de ínfima categoría


Escribo cartas que encabezo
con un nombre decapitado
y a las que doy término
con una firma lánguida
similar a esa media de seda
que cuelga desangrada
del borde desbordado de una tina


Devuélveme a vuelta de correo
el sello postal que ahora te envío
sello que recogí con pinzas
de mi colección filatélica
sello que remojé en mi lengua
para después fijarlo
sobre este sobre lila
que explotará en tus dedos


Tengo fama de hacer todo lo que me gusta
escribo cartas porque me gusta
y porque es lo que mejor hago
He roto voluntades de acero
con tan sólo decir
Ciudadano Kane:
deseo que un tranvía llamado deseo
traiga en alguno de sus asientos
a aquel que ya nunca bailará conmigo
su último tango


Deseo que un tranvía llamado deseo
haga virtual papilla
mi capacidad de desear
al prójimo de la mujer que me ama a mí
por sobre todas las cosas
porque ella es el verdugo
que exhibe mi cabeza entre sus hombros
ella es el recipiente que recibe
la mitad reciclada de todos mis desechos
ella es ésta que ahora
quema sahumerios a la entrada del templo
y saca a latigazos
al mercader que vende
indulgencias papales
con el veinte por ciento de descuento


Tengo credenciales que me acreditan
como una mujer ilustrada
mi versación mayor se centra
en el llamado Siglo de las Luces
aunque daría lo que sí tengo
para lavar completamente a oscuras
las moteaduras de la fiera en la que me convierto
cuando rondo por aldeas
en las que la desnudez es un animal verde
al que hay que comérselo desnudo
De las cuencas vacías de mi calavera
entran y salen cabezas de ganado
herradas al rojo vivo
con las siglas humeantes de tu nombre


Pasé demasiado cerca del sol
toda la mentira que había pegado con cera
se desprendió de mis costados
y caí dando gritos circulares
al profundo hoyo en el que guardo
el obituario de todas mis caídas


Soy una expulsada del paraíso
por eso parto con dolor
a poblar la Tierra


Mis caderas se abren
cruje el costillar de mi barcaza
y doy a luz una luz
demasiado aciaga para ser verdadera


Soy una expulsada del paraíso
todavía mordisqueo el pómulo de la fruta
que causó este pandemonio
Todavía me estremezco
al recordar la punta de la espada
forzando las mandíbulas trabadas de mi miedo


Soy una poeta en extinción
y sin embargo me persiguen
para arrancarme los colmillos


Destinaré mi última gota de marfil
para defender a rajatabla
mi derecho a barritar
sobre tus huesos

Después de serrucharme las aletas
me echaron al océano
después de apalearme con los remos
me arrancaron la piel
y me convirtieron en abrigo de pasarela


Para que no hieda mi mar muerto
lo cubro con un piadoso manto de petróleo


Pasaron las grullas
por las agujas derruidas
de mí soberbia gótica
Pasaron los años
y no emigré con ellos
me quedé en el sombrero
de una estatua ecuestre
hasta que el invierno me incrustó
de oreja a oreja
la dulce golondrina de su sexo


Soy una expulsada de todos los sitios
en los que se exige traje formal
para acceder al deleite
de saborear mariscos de caparazón rosado
generosamente rociados con vinos
orinecidos por el tiempo


Me poso suavemente
en la dura testuz del toro
el toro se estremece
lanza un mugido largo
como el silbato del tren
que cruza de una muerte a otra
de mis sienes


El toro se posa en mi cabeza
bate las alas que yo le doy en préstamo
y en vez de emprender viaje hacia el olvido
sumerge su testuz entre mis alas
y extrae un lunar rojo de mis senos


Duermo introduciendo el pico
en la húmeda pelambre de mi axila
duermo mientras mi fiebre empolla
huevos de águilas calvas
y testes de pájaros pelones


Duermo porque mi piedad no le sirve a nadie
porque es incapaz  -entre otras cosas-
de desviar unos milímetros la flecha
que va directo al ojo
del niño que llora cáncer puro


Duermo boca arriba
con el ombligo bien abierto
cuando lo venza el sueño
el fantasma que cuelga de la lámpara
me va a caer encima
para babear lascivo
las uvas de mis iras descompuestas


Por primera vez siento vergüenza
de caminar desnuda por las calles
por primera vez
cierro los ojos para no ver
como cae la adúltera
vencida finalmente por las piedras
por primera vez
cubro mi vientre con mieles vegetales
y me siento a observar
cómo bajan por mis muslos las hormigas
llevando miel pelviana entre sus dientes


Duermo como las garzas
concentrando el peso de mis sueños
en una sola de mis largas piernas
Duermo mientras un ejército de hormigas verdes
rompe a culatazos
endebles puertas de ciudades perdidas en la niebla


Duermo mientras la crueldad del invasor
saca de casa en casa
a hombres con los brazos en alto
para después colocarlos de cara a la pared
en la que por siglos chorreará
la música viscosa de sus sesos


Duermo boca abajo
mientras lejos de aquí tiembla la tierra
mientras dinosaurios de concreto
aplastan cuerpos de todas las edades
contra el sucio pubis crespo de la muerte
mientras los perros
siguen olfateando los escombros
y siguen lanzando sus aullidos
al sordo cielo



Sé lo que pasó con Baby Jane
y conozco a la persona
que le teme a Virginia Woolf
Sé de dónde son los cantantes
y sé que todo lo sé
aunque esa omnisciencia
me ha hecho terriblemente desgraciada



Después de que fuera expulsada
fui a vivir al este del paraíso
Llevé conmigo unas pocas pertenencias
dos pares de zapatos altos
un vestido de fiesta
y un collar de ostras pestilentes
desprovistas de perlas

Alquilé un cuarto vacío
en una pensión que quedaba
todavía queda
bastante cerca de las olas


Ahí me senté en el filo de la cama
y esperé por horas de horas
hasta que alguien se acercó a decirme
que la cena estaba servida
y que sólo faltaba mi traición
para que los comensales
mojaran su pan envilecido
en el sudor agónico del viento


Bajé al comedor y no había nadie
apenas estaba yo
sentada frente a frente
a una mujer arábiga
cubierta hasta los ojos
por esa bruma abyecta
que cubre a quienes en realidad no existen
Comí a solas
tras de mí había un espejo
que exudaba imágenes
de vidas que jamás acontecieron


Ahí esperé por horas de horas
hasta que alguien se acercó a decirme
que el café sería servido
en un salón contiguo a mi desidia


A los tres días abandoné la pensión
y comencé mi larga erranza
a través de todos los desiertos


Todo el tiempo estuvo el paraíso
sobre una soterrada falla geológica
por eso se fue descascarando
su cascarón azulino
hasta que desde él finalmente brotó
el ángel desplumado del destierro


Me escapo por las mangas
de una camisa de fuerza
Mi hambre de anaconda
se anilla en la tristeza de un centauro
y después de engullir un torso de hombre
solloza entre los flancos de un caballo


Regreso a Edén
llego hasta la misma puerta de los leones
portando al hombro un saco
de vísceras jugosas


Arrojo a las fieras sus bocados
y queda expedito
el paso hacia el regreso


No encuentro ningún vestigio
de civilización antigua
no encuentro ruinas sobre las cuales fundar
alguna otra ciudad que no me expulse
que no me arroje desde sus torres ojivales
hasta el agua infestada de recuerdos


No encuentro ni un solo plato sucio
ni un bocado a medio consumir
ni un delantal manchado
con estertores de faisanes y gallinas


No encuentro ni el más leve aroma
a soledad inmunda
ni el más ligero hedor a rata bubónica
encuentro eso sí un trozo de queso
incrustado en el rencor que ahora me salva
Con veinte libras menos
y la cara estirada por el bisturí
regreso a Edén
Pero otra vez los ángeles histéricos
me echan a empellones


Ahora debo irme
debo averiguar
por qué hay tantas tortugas muertas
en la playa


Dejo la huella de mis manos
sobre el cemento fresco de esta angustia
Tengo mi propia estrella
Mañana pasaré por esta calle
para escupir
sobre las cinco puntas de ni nombre


En la jaula de los tigres dientes de sable
yace traspasada
mi exótica ave del paraíso



MANCHA OLEOSA


Mi voz viajó por varias vidas
antes de llegar a la vida
en la que mi soledad viajaba


Un tren desaforado
llevaba entre sus uñas encendidas
relinchos de yerba desbocada


Mi voz que tiene siglos
se filtró por la sien que supuraba niebla
y extrajo los pedazos
de un aborto innecesario


El tren sudaba a mares
cuando llegó mi voz
a sentarse a mi lado


Yo trenzaba entre mis dedos
reatas distendidas por el peso de la culpa
y masticaba a ratos
los ralos mendrugos del exilio


Abajo el mar se punzaba los ojos
con claveles dorados
abajo el mar    ya turbio y ciego
empalaba a una mujer
para dorar su desnudez entre las llamas


Se expandió un olor a carne chamuscada
y goteó toda la tarde
la grasa de un semental capado
El tren viró su hocico
y se lamió el pescuezo
terriblemente fláccido

Después de vomitar kilómetros de náusea
mi voz al fin me dijo
que habíamos llegado



CADÁVERES DE FLORES



Flores en mis tobillos
flores alrededor de mis muslos
flores brotando desde todos los orificios de mi cuerpo


Flores anales
vaginales
lacrimales
flores de turbios colores seminales


Flores perfumando el vino en que sumerjo
trozos de carne floja que morirán conmigo


Flores regadas por mi habitación vacía
confundidas con mis prendas interiores


Flores colgando del hacha del verdugo
flores orlando las sienes del desvelo


Flores que venderé a la entrada de un cine
y que arrojaré desde una rueda moscovita


Flores de plumas
flores de pelos
flores saliendo en procesión
desde un pubis despoblado


Flores adornando la montura
de la jinetera más joven
flores de vientos encontrados
flores de vientres encontrados


Flores colgando de la solapa de un gánster
flores de tallos largos
y corolas hambrientas


El día en que me ahogue para siempre
tendré repletos los bolsillos
con cadáveres minúsculos de flores


FRÍGIDA LA PALABRA


La disfunción eréctil de estas rosas
impide que las clave
en túmulos profanos


Frígida la palabra
se viste de ramera envejecida
y se sienta en el atrio de su templo


Cantando entre los muslos de la noche
pasa un cortejo de lesbianas


Algunas de ellas
las más abiertamente cínicas
llevan pulseras de plata en sus tobillos
y grifos de metal en sus pezones
En cambio las restantes
desprovistas de abalorios y nostalgias
muestran sus lenguas traspasadas
por candados que se abren
con un turbio reflujo de saliva


Pasa una legión de hombres fornidos
cuyos escudos cubren
su parte de flor vilipendiada


Alguno de ellos
quizás el menos necesario
me extiende un antifaz de vacua pedrería
para que con éste asista
al baile anual de los que no tienen rostro


La palabra no experimenta sensación alguna


La palabra ha pasado a ser
una entidad completamente frígida


Frígida la palabra
golpea el suelo con un báculo añoso
y de la tierra afloran
espadas de agua que tragaré más tarde


La palabra se avergüenza enormemente
de ya no estremecerse
ni ante la limpia desnudez
de un verso antiguo


Frígida la palabra
se mete en un barril a su medida
y por un hueco observa
la inútil esbeltez de un árbol con Alzheimer


Adelante       ruge impasible la cascada



PALABRA DEPRAVADA


Debo tornarme irreconocible para todos:
no quiero que se me señale más
como una depravada de la palabra


Para que no se me relacione
con esa que viste y calza
a imagen y semejanza de su muerte
comienzo por sacarme el ADN
por tragarme los diuréticos que puedo
para sacar de mí
hasta el último reflujo de mis flujos


Me rebano las yemas de los dedos
previamente separadas de sus claras
me desfiguro el rostro
con el filo de un prendedor antiguo


Debo burlar al solitario paparazzi
que con alas de ángel calcinado
me persigue bajo puentes laberínticos
bajo arcos de tugurios coloniales
o a través de esas autopistas
donde se hace factible
rebasar a la que lleva
credenciales con mi nombre


Por ahora
mi cabeza de hongo atómico
afloja sus manías criminales
mientras llora la ansiedad su llanto blanco
por la noche sin final que aún la espera.



HEMBRUS  ERECTUS


1

Ha llegado la noche
me refugio en mi cueva
froto mis talones entre sí

invento el fuego


2

Un aullido distante
como el de un animal con miedo
eleva su hocico hacia la luna
y roza su pezón más purulento

llueve harina mezclada con gemidos


3

Todas las noches
una gran parte del bosque es devorada
por criaturas extrañas
Del bosque sólo queda
un fémur de gacela
y los restos aún humeantes
de una tribu caníbal


Un lodazal de amnesia
desciende por las faldas de un mar deforestado
y sepulta un huevo de mamífero
pigmentado de niebla


Mañana  cuando salga
a recoger carroña
ya el bosque se habrá ido

4

Bestias supuestamente mansas
olisquean mis agrias coyunturas
y después se alejan
Entonces reviso mis entrañas
y descubro que en ellas falta
un considerable tramo de intestinos


5

Soy un animal de combustión lenta
estoy ardiendo desde hace siglos
desde antes de que fuera concebido el crimen
como el medio de navegación más rápido
entre el odio y el deseo



Soy un animal hecho para la molicie
si tengo sed
abro la boca y dejo que en ella caiga
el goteo de una estalagmita etílica


Si tengo hambre
degluto los dedos que le sobran
a mis sucios pies de anacoreta
Si tengo frío
me envuelvo en la piel de un lobo enfermo
lobo que marcó su territorio
con el líquido turbio
de sus ojos prostáticos


Y si tengo deseos de amar
amo sólo lo que no me estorba
lo que se ama solamente una vez
y no por más de un día
porque el amor  al tercer día de usado
hiede a lobo resurrecto
Soy un animal de combustión lenta
soy la antorcha que iluminó las catacumbas
de los primeros cristianos
soy el cirio que veló los manuscritos de los poetas medievales
sobre el parietal derecho
de una calavera enferma


Soy la mecha prendida
que avanza sobre la pólvora mojada
de su propio cerebro


Soy un animal de combustión lenta
Alguien
cuando vuelva a repetirse todo
dirá “háganse las sombras”
y mi luz será la espada deslumbrante
del primer ángel desobediente


6


Por los alruedos del lago
han empezado a deambular
criaturas más erguidas que yo
y con una cabeza más prominente que la mía


Criaturas que ya utilizan sus manos
para desprender los frutos
que cuelgan del vacío
Criaturas que rajan en canal
con sus cuchillos de obsidiana
el llanto palpitante de sus víctimas


Una hembra de esa especie extraña
subyugada por algo que brilla entre las hojas
se separa del grupo
y se acerca demasiado hacia la mata oscura
donde hierven mis dedos
Sorpresivamente
desenrollo mi lengua
y la atrapo

invento el crimen perfecto


7


Llueve torrencialmente
Se ahoga un mamut en mis entrañas
se ahoga un embrión de dinosaurio
en su propio huevo
se ahoga un pájaro carnívoro
con un trozo suculento de lujuria


Llueve como si hoy día fuera
el debut y despedida de las aguas
Se ahoga el verano
en mi abrigo de invierno
se ahogan mis sandalias
en el charco más inmundo del silencio


Llueve y adentro de mi cueva
un rayo parte
el altar sagrado de mis ídolos


Hasta mis pies de mono
cae un remedo de hombre


invento el miedo




BREVES APUNTES SOBRE EL AMOR
     


1

Pongo la palabra amor
cerca de mi oreja
y no me dice nada


Hundo mis colmillos ansiosos
en la pulpa engañosa del amor
y su carne destila
un sabor a cenizas


Dejo que el veleidoso amor
roce con sus muslos firmes
el escudo de hielo
que protege a mis miedos
y el amor retrocede
herido por los vidrios
de mis frígidas fiebres.


Ahora
acaricio un mal recuerdo del amor
con mi mano amputada


2

Aparta de mí este cáliz
no me pidas que hable sobre el amor
no me pongas a sudar sangre grumosa
en éste por demás reseco
huerto de los olivos


Alzo mis manos en plegaria
y pido que se haga el amor
pero el amor no se hace

¿Cómo puedes pedirme
que hable de algo
que todavía no invento?


3

No quiero que el amor
vuelva otra vez a horadarme el corazón
con sus vueltas de tuerca
al rojo vivo


4

Hasta que conservé
una cierta capacidad para amar
fui una aceptable poeta
ahora soy
una sibila enmudecida
incapaz de adivinar
qué barco sin destino
la llevará a su destino





SONIA MANZANO VELA, es una poetisa ecuatoriana nacida en Guayaquil en 1947. Es Doctora en Ciencias de la Educación, con una especialización posterior en literatura.


OBRA PUBLICADA


POESÍA

1972  El nudo y el trino
1974  Casi siempre las tardes
1976  La gota en el cráneo
1978  La semana que no tiene jueves
1980  El ave que todo lo atropella
1984  Caja musical con bailarina incluida
1986  Carcoma con forma de paloma
1991  Full de reinas
1997  Patente de corza
2014  Espalda mordida por el humo


NOVELA

1994  Y no abras la ventana todavía -zarzuela ligera sin divisiones aparentes
2013  Solo de vino a piano lento


CUENTO

1999  El flujo escarlata -Premio Nacional de Cuento "Joaquín Gallegos Lara"


ANTOLOGÍA

1979  Lírica ecuatoriana contemporánea
1984  Palabras y contrastes: antología de la nueva poesía ecuatoriana
1997  Between the Silence of Voices: An Anthology of Contemporary Ecuadorean Women Poets
1997  Antología de narradoras ecuatorianas
1998  Memorias II Festival de Poesía Eskeletra'98
2001  Poesía erótica de mujeres: Antología del Ecuador
2001  Cuento ecuatoriano contemporáneo


PREMIOS OBTENIDOS

1989  Primer Premio del I Concurso de Cuento Feminista Ecuatoriano
1993  Primer Premio en la III Bienal de Novela Ecuatoriana
1999  Premio “Joaquín Gallegos Lara” a su libro “Flujo escarlata”