De: La voz mirada (2011)
EL RELOJ
El reloj
se me olvida con frecuencia,
pero tú
en un gesto de amor me lo recuerdas:
El tiempo,
se te va el tiempo.
EN UNA BAHÍA PERDIDA
En una bahía perdida
existe una encantada ciudad abstracta
de violáceo pavimento,
difuminado lugar,
volátil sueño,
al que puedes entrar cuando quieras,
no tiene puertas
y está en el cielo.
Allí vivo, en un dorado palacio
mas frágil que la caña,
donde se alzan las voluptuosas olas
y descienden retorcidas columnas,
primero poeta
poniendo medida a la rosa,
luego jinete en el rocío,
después
Zarcillos cruzando la calle Noche.
Al cabo, estupefacto de consumir Universo.
Y ahora,
postrado en el lecho de Nada,
atado de manos y pies
por miserables cuerdas,
reposando sobre mí
el peso de La Loza.
LAS HORAS DEL AMOR
El mar no tiene tiempo,
es la felicidad.
Las olas van
y vuelven al mismo agua.
Mira desde aquí, ahora, quieta
y veras que ni las embarcaciones
padecen cambios.
Así nosotros,
hallarnos, la conquista,
el compromiso fiel,
un rato sólo.
No hagas las cuentas de avaros ridículos.
Las horas del amor
son inconmensurables y contadas,
como las épocas del mar, sin tiempo.
NAUFRAGIO
En el supuesto
De que en este océano de los libros
Donde nado náufrago,
Alcanzara algunas vez muelle,
Avistara tierra de ínfimo islote,
Bebiera un espejismo ineludible
Siquiera…
¿Qué ojos se apartarían de la imagen
Para posarse en unos miserables metros
Antes de, impunes,
Tirarlos a este maremágnum
De letras olvidadas,
Cuando anochece sobre mi deriva,
Lo profundo abisal
De individuales conjeturas
Que se hunden?
PHOENIX CANARIENSIS
El columpio que me llevaba,
me traía y de nuevo ahora
me eleva a su follaje,
es la misma certeza
que bajo su fresca caricia
adquirí en la fugaz infancia:
Esta es mi casa.
Cuna de dioses mitológicos,
árbol de vida, hija del mar
en los reinos antiguos,
la rosa de los vientos
que un millón de sueños al joven
señaló en todas direcciones.
Sin embargo hoy,
tiene una difícil tarea,
cargando el saco del cansancio
duro se me hace el juego,
imposible alcanzar
con el propio impulso la brújula
de sus hojas abiertas siempre.
Y sé
que no debo esperar jamás
el renacer de un pájaro único.
Hábitat protector,
palmera canariensis,
El ave fénix que resurja
de sus cenizas esta vez,
debo ser yo.
SONETO
Cada libro alrededor de la cama
tirado, en desorden cada volumen,
es una ilusión que quiso ser culmen,
sueño incompleto, una parte de tanta
vida ajena que no llega a ser tu alma.
Cada relato escrito a la mitad
viaje aplazado sin caducidad,
los poemas rotos, renuncia clara.
De aquellos al rescate tus abrazos
acudieron, de éstos fueron tus besos
los que me apartaron apasionados
para comenzar periplos lejanos.
Quiero creer que son tus recovecos
los que me hacen olvidar otros barcos.
De: Otro uno, reparto y localizaciones (2014)
CANCIÓN DE LAS BANDERAS
A mi no me gustan las banderas,
Pero no me gustan de verdad.
A mí que no me gustan no sé
Cómo me han podido embaucar.
Yo que las he desdeñado todas,
Las mas grandes, también las mas altas,
Y las mas ondulantes primero,
Por estas que no defienden nada
Yo, que sí aborrezco las banderas,
Que las deploro de verdad,
Yo es que no se ni cuándo ni cómo,
Cómo me he dejado engañar.
Jamás he bailado en las fiestas
Bajo pequeñas de colorines,
Sobre la que tapa el orín
Corrupto del fin incomprensible,
No lloro, tampoco gimoteo.
Si no me gustan de ningún tipo,
Por qué empuño la que sólo sirve
Para encolerizar al vecino.
Si a mi no me gustan las banderas.
Pero no me gustan de verdad.
A mí que no me gustan no sé
Cómo me han podido embaucar.
EL SICARIO
Tiempo ha,
te presentaste
para mostrarme qué se interponía
entre yo y las mujeres.
Maté a mi padre.
No fue impune, pues dejé de ser niño.
Después,
arrastraste cadenas ante mí
y maté un policía que llevaba muy dentro,
al fondo.
Hoy tengo conocidos en el cuerpo
y veo las cosas de otra manera,
no tan estricta.
Ahora vuelves,
muestras tus ojos de novillo
y señalas con un círculo el mapa.
Preparo el arma contra Nestor
que arenga «nadie, pues, tenga prisa
hasta dormir con la esposa,
la hermana
o la hija del vecino».
En el futuro seguiré asesinando a los deiformes
que hieren de lejos,
desde muy lejos,
en este caballo de Troya.
FLOR AVE DEL PARAÍSO
No hay flor que cante
ni pájaro que huela mejor
que el verso de un amigo.
LA AZOTEA
Te narro
Que le tiré los versos por el piso
aunque los versos cogieron tensión
como liñas y se elevaron
y ¿qué tienen las liñas?
Sábanas grandes, sábanas muy blancas,
¿Qué las sábanas blancas sino nubes?
Las nubes que no viajan, sí,
siempre en el mismo sitio.
A la pregunta de cuál es el suyo
te responderá una madre,
pero ¿dónde encontrar a una madre a estas horas?
En la azotea,
haciendo cosquillas a las nubes
tendidas en los versos, para que el hijo
aprecie la amplitud.
Las nubes nos hacen volar,
Así qué tirar los versos al bardo
según confieso que hice
es romper la cometa a un niño.
Y no valen excusas.
Cuando las nubes no se ven
Es porque la madre las ha doblado,
cuando no está la madre
es porque Dios la ha recogido
en el barreño azul,
cuando dices no tener azotea
porque hace inviernos que no subes,
cuando aseguras que ya no se tiende,
como diciendo la poesía ya no sirve,
que ya no vuelas
—todo lo más recorres pasillos aéreos
de otros cargado de equipaje —.
Insisto, los tiré
a modo de hebras por la pila
creyendo acabar con la rabia,
pero él ocupa aún lo profundo
y se clava como una citación
ineludible.
PRECES
Muy superior a mí no siendo nada
En la atómica red y las estrellas
Sin encontrar por esconder la noche
La figura de un padre
Tan afines a mi en los absurdos
Los transeúntes de la gran metrópoli
Los que trasiegan en el campo y el mar
No llegando al deshacer esta noche
Los caminos y vías
Mi reposo rendido a la negrura
De la lombriz que agujerea el alma
Sin que conozca por estar la noche
Como la guerra hace
Plantando con locura lo demente
Esta mujer que madre fue y lavó
Las humildes vestimentas de su hijo
Me llevará a la orilla en donde blancas
Alegraron el cielo
Con volar superior al de los serafines
Sin fuerza ya la parásita noche
tanto al anuncio como al fin
me guiará esta cuna que fue
luz inferior a nadie.
TORMENTA NOCTURNA
Con agradecimiento, a Eugenio Padorno
La tormenta que viene por la noche
No allana la bahía.
Prefiere agazaparse,
Pernocta lejos.
Altísimo empuja
Un bosque oscuro,
Donde cuelga guirnaldas delatoras,
Y así desvela el alumbrado
Amarillo de la ciudad.
Y nos deja entrever su fronda
Cuando todo esclarece.
Entre las islas y la luna,
En el aire fondea
Una borrasca,
Y a cuestas trae un bosque frío;
La voz envía de sus animales.
Como la madre al hijo
Con los cuentos y nanas.
De: Isla y vuelta (2016)
EL NACIENTE
Cerca
había
un naciente
Y
en
él
me
zambullí
A la espera de que el río futuro
Cauce
de
fluir
desbordado
Me meza
LA CALLE
También está la calle,
aquella de la que le dicen
salga usted a la calle,
como si allí anidara un árbol
fronda de la mañana
o enraizara un pájaro á
ángeles en los ojos de los perros.
La primera víctima de la suerte
la margarita fue
y fuera retoza el azar.
Porque la calle es fuera
y azar la suerte
los que van a morir ni se saludan.
Está la calle,
mas tienen dueños todas.
«La calle es mía»
suena en el encéfalo del reptil
que vocifera entre los menhires
desentendidos.
También está la calle, sí,
Pero como si no.
NO ME HAS PERDONADO
No me has perdonado lo que no te hice.
No olvidas
mi mal comportamiento en los banquetes
que no estuve porque no me invitaste.
Sencillamente, no me aceptas aún.
De repente, me llamas a tus filas,
«hay que apagar un fuego que arde», ordenas
y he de acudir y permanecer firme.
Ya te lo dije cuando no charlamos,
«no me ondees banderas en la cara»
porque puede apagarse sin que sople
ni lo más mínimo.
¿Cómo defenderíamos entonces
que no nos conocemos todavía?
Sin las ganas que no me das
iré,
pero te advierto:
no es bueno que me vengas con el llanto
de un niño.
PIÉLAGO CON ISLA
A Antonio Padrón. In memoria
El mar
es aquel otro menos extraño que el aire
de las gaviotas nuevas; hace olvidar el sol
y mantiene en el sueño aún, puro del piélago,
tierra clara de la ida.
Con otra forma
cubre el islote
tras una bruma,
o suerte anfibia,
oculto de los pájaros
para ulterior huracán.
¡Que le dicen que vaya! ¡Que ascienda!
Pero ya en la vuelta está inmerso
al fin.
PLAYA DE LUIS
A Luis Natera Mayor
Hay que entrar en el patio del colegio
y no fijarse en el niño, una salpicadura,
sino empaparse de la edad
rebosante, océano acogedor.
Eso me digo me dijiste
al meter el mar en un hoyo.
Remas tú ahora de espaldas al sol
hacia el edén, ya playa,
un arenal templado,
sal para los bañistas,
de nuestro juego del membrillo,
hoy te aseguro.
Las Palmas de Gran Canaria, a 9/julio/2013
De: Puerta de embarque (Inédito, 2016)
DEPARTURES
Todos los vuelos
en la más absoluta
normalidad.
DUBLÍN
Mujer,
de qué serías símbolo
de pie en la noche,
tus ojos más allá de nuestros años
—él elucubra—,
alongada a una música distante
que no interpreto yo,
hombre de piedra a la mitad del puente.
Metáfora de qué,
esposa,
si no el descapotable rojo,
sino del vuelo esquivo
que, ave tú, mi palabra
de cuando había sol, persigue...
El cielo galopó sobre él, opaco,
y el coche matinal seguía el rumbo.
Ninguna nota nos recuerda
si aquella vez, los dos,
alcanzaron a oír la melodía.
TELÉFONO PARA LA OSCURIDAD
Sonó un teléfono para la oscuridad;
dejar el no dormir cosa de tres timbrazos,
quizás alguno más.
Un interruptor hizo clic
y, luego, el rechinar fue óseo.
Tras el descuelgue
después del crujir de resortes,
de alguna forma hálito favorable a la malicia,
Amante vio clarito.
Lo llevadero,
para él la espera
entre los encendidos de farolas,
en la penumbra y sombras de rincones,
además del claroscuro gentío,
reducido a un deslumbre.
Un lapidario «muerto» oyó,
«estás muerto», del otro lado.
AQUILES GARCÍA BRITO, Nació en Las Palmas de Gran Canaria, en 1959. Desarrolló su vida laboral como directivo de banca en las Islas Canarias. En narrativa, sus cuentos han sido incluidos desde 2009 en ocho antologías de diferentes editoriales. Algunos de sus poemarios son: La voz mirada (2011); Otro uno, reparto y localizaciones, dentro del volumen Otro uno, desconsuelo, junto con el autor Adolfo García García(2014); El corazón en la esquina, dentro del volumen Galaxias, junto a doce poetas de África, Europa, América y las Islas Canarias (2014); El vendedor de caracolas, antología bilingüe en español y rumano en la Biblioteca Universal de la Universidad de Bucarets (Bucarets, 2015); Isla y vuelta (LPGC, 2016). Incluido en la publicación Álbum de poesía, editada en Brasil con motivo de la celebración del Campeonato Mundial de Fútbol 2014. Los poemas «Esperando la visita», y «Comida casera» se incluyen en el proyecto Art Food para comerte mejor (en soporte CD LPGC, 2011). Ha publicado poesía y crítica literaria en las revistas Orizont Literar Contemporan, de Bucarets, Isla Negra de Italia, Cultura Colectiva, de Méjico, Arte y Cultura, de Las Palmas de Gran Canaria, El Diario de Avisos de Santa Cruz de Tenerife, y en El Diario.es. Es presidente de la Nueva Asociación Canaria para la Edición (NACE) y miembro de la ACAE. Mantiene el blog «La voz mirada»: http://aquilesgarciabrito.wordpress.com/