Especial para Analecta Literaria Un escandaloso golpe de luz, fue el inicio del día. Para Prudencio, la jornada había comenzado dos horas antes. Ahora iba pisando el paisaje, rumbo al surco, su destino diario de trabajo. El verde profundo de los árboles, el alegre trinar de los pájaros, el murmullo infinito de los arroyos, le otorgan una paz silenciosa y plena. Era como un reloj que caminaba, inventándose el tiempo de la siembra. Prudencio asumía de este modo todos los días frente a la vida. Resulta que un sobrino poderoso, dueño de…
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