Especial para Analecta Literaria © 2011 1. TOMA, TOMÁS, TOMA... DESDE ESTAS ALTURAS , la gente se le antoja hormiguitas a Tomás, a quien ahora, con las manos escaldadas e inservibles de los callos y las ampollas reventadas, le coge con imaginar y ver y perseguir a la Isaura engañando a Gustavo con Anselmo, y al Anselmo, enfundado y ajustado en su ropa de matón y buscapleitos donde Nuna, manoseando y desnudando a todas las muchachas; y La China, ay, La China, con su lunar que casi le muerde el labio superior, rondando t…
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