LAS ÚLTIMAS ALEGRÍAS «¡Tú y tu miserable maquinita de escribir! ¡Tú y tus miserables cheques enanos! ¡Mi abuela gana más dinero que tú!» Charles Bukowski Me disponía a comenzar las labores del día cuando de pronto se abrió la puerta y entró la esposa de don Hiparco. La luz mortecina que se asomaba por la ventana la hacía ver más luminosa que cientos de bombillos de magnesio. El día de por sí era bastante lluvioso como para que doña Julietta entrara a mi oficina a pintarse los labios. —Dent…
Rubén Vedovaldi * 14 Poemas De: Laurel De Fuego & Boca De Tormenta (2008) REMITENTE lápiz en mano dibujó unos signos sobre la muda arena del desierto pincel en diestra y paleta en su siniestra pintó la luz que se buscara el cuerpo iluminando un fondo de poema cincel en puño modeló el poema cantaba laúd en mano cada verso danzó el poema el himno la plegaria representó en escena cada estrofa se aplaudió solo, criticóse solo miró las palmas de sus manos muertas no tenía con quien hacer histo…
No he tenido la oportunidad de publicar anteriormente este ensayo que escribí en 1990, no obstante es mi intención transcribirlo tal cual, especialmente porque a Gelman, quien tuvo la amabilidad de leerlo en aquella oportunidad de su reciente escritura, le ha gustado mucho. De modo que aquí vamos: Desde mi primera lectura de Citas y Comentarios (1982) vengo interrogándome por la inmersión de la poesía de Juan Gelman en el discurso erótico y en su variante más intensa, el discurso místico. Y creo poder responderme desde sus propias…
Introducción Más allá del abundante, útil e insoslayable acopio crítico e interpretativo concerniente al denominado "Manuscrito de Chichicastenango"1 o Popol Vuh ( Libro del Consejo o la Comunidad) antiguo texto maya-quiché, proponemos diseñar una interpretación que nos permita acceder a la última instancia de toda hermenéutica: el momento de la apropiación. Los alcances de esta propuesta tienen por finalidad desplegar la situación dialógica generada en el encuentro textual (permitido por la fusión horizóntica),2 ent…
Adelanto de Libros Gardel, Carlos Gardel, si vú plé . Así exigió el hombre de la capucha luego de aporrear la puerta y lanzar guiños cómplices a los murciélagos, dueños nocturnos del barrio. Era el portador del Mensaje, el emisario de lo remoto; el sayal gris: percudido por siglos y travesías. De pronto el embozo fue echado hacia atrás, con lo cual la portera -que siempre se alarmaba ante aquella aparición- pudo entrever los cabellos amarillentos y largos hasta los hombros aunque anudados en un extremo, a modo de coleta…
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