Carlos Barbarito

Foto: Cecilia Barbarito
Cuatro poemas
[Inéditos]
Especial para Analecta Literaria
© 2014 Carlos Barbarito - Analecta Literaria



A donde va a consistir el invierno…

A donde va a consistir el invierno:
caridad que no salva ni a una flor
y la hora que no señala el mediodía.
Se dice ave como se dice adverbio,
con la misma, unánime laxitud;
en los vidrios, el propio reflejo
que la mente supone ajeno.
Desde alguna parte, una voz, sin oyentes a la vista:
a recoger lo que quedó del místico desposorio,
del antiguo y perdido arcano
que sabía fusionar el milagro y el deuterio.
Mas, en blanco el pentagrama.
No hay casa para la tenaz devoción,
la esporádica bandada,
el último coro, su incierta altura, su menguante iridiscencia.


No alcanza con fijar un rumbo entre la hierba…


No alcanza con fijar un rumbo entre la hierba,
con rescatar del fondo nocturno la inocencia,
con celebrar la agilidad de la bestia,
con despejar de polvo el aire, de cenizas el agua,
con encender un trozo de madera en plena noche,
y creer que allí, en esa mínima materia que arde en lo oscuro,
reside la verdad o, al menos, su preludio.


Noche: cruje la madera…


A Carlos M. Luis, en memoria.

Noche: cruje la madera de puertas y muebles.
Si ese ruido adquiriese alas y se trocara en música.
Si esa música no fuese prisionera de un instante.
Si fuera una lámpara encendida junto a la ventana.
Si por mí velase mientras estoy dormido.
Si fuera aire tibio, mantel blanco, niebla que se disipa.
Si fuera un nido a salvo de la lluvia, una leve verdad hecha pluma.
Si otra vez fuera temprano, umbral puro, olor a tomillo.
Si la lluvia no fuera agria y el viento bestia que se apacigua.
Si lo grande se tornase profundo y en lo profundo, un panal con miel.
Si por fin el teorema fuese resuelto y girase sin freno la peonza.
Si se revelara de pronto el oculto detalle, el corte secreto en la corteza.
Si lo invisible se hiciera palpable sin dejar de ser invisible.
Y, la noche, hembra que se ahueca a la espera de simiente mientras respira
     y palpita.
.


Un terrón, apenas una pequeña masa suelta…

Un terrón, apenas una pequeña masa suelta
de tierra compacta. Lo sostengo
un momento en la mano y lo dejo caer.
Un acto mínimo, sin importancia – podría pensarse-;
pero, me pregunto, ¿qué
lo diferencia, más allá de la escala,
con la muerte de una estrella,
con el fin de un cometa que se estrella contra el sol?
¿Qué lo diferencia –me pregunto-,
con el parpadeo que llamamos la existencia,
la suma de un día fugaz y una noche fugaz,
que no depara un segundo amanecer,
y que llamamos la vida?






CARLOS BARBARITO, (Pergamino, Argentina, 6 de febrero de 1955) Publicó veinte libros de poesía –en su país y en Costa Rica, México, España, Francia y Luxemburgo-, además de artículos y ensayos sobre literatura y artes plásticas. Parte de su obra está traducida al francés, inglés, holandés y portugués. Obtuvo, entre otros, los premios del Fondo Nacional de las Artes, de la Fundación Argentina para la Poesía y de la Editorial Praxis, México D.F. Para acceder a una información más actualizada véase http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Barbarito