Miguel Brascó


Ahora usted, americano del sur*




Luego caminaré por las calles solas de Calacoto
Iré subiendo por obrajes por la Florida los callejones estrechos
La ciudad antigua de La Paz la cruel meseta de Bolivia
Cruzaré el mercado de los indios las factorías de la coca
El pesado olor de las frituras las degluciones las monedas
El Ministerio de las Tierras con sus portales mustios en la tarde
Iré subiendo desafiando el soroche las esquinas centenarias
Hasta que todo el paisaje sus techos sus medidas
Descanse silencioso y frugal allá abajo en mi memoria.

Este mundo y cada una de sus gentes
Trepa también por el corazón rudo de América
Por el aire tan viejo de la altiplanicie
Por el destino de sus minerales en el húmedo sol de Cochabamba
Cada mañana su soledad su esperanza es diferente
Estas barriadas de piel oscura
Fueron libres pisadas por la rebelión mordidas
Por un ejército del pueblo
Un filo rápido de metal una consigna impenetrable
Estos hombres y cada uno de sus rostros
Cada pierna de barracán cada cabeza con miradas
Avanzó y gritó y expuso el huso al exterminio.
Simón Patiño desde la eternidad
Los gerentes sajones de Aramayo
Fuman con desconfianza en pipas caras (de cereza)
Y firman largos cheques minuciosos
Para cerrar con precisiones monetarias
Los orificios pálidos trazados
Por el acero azul de las milicias.

Esta tierra y su revolución
Los cholos respetables silenciosos
Ponen su pie sobre las compañías
Ponen las cosas en su justo punto
Ponen los milicianos en las calles
Ponen la tierra ajena entre comillas
Comen frugalidad mastican coca
Abren de par en par los consulados
Y en las correspondencias diplomáticas
Los señores de negro (con bigotes y melancolía)
Escriben un informe con palabras procaces:
Reforma y nacionalización.
Pasará pasará dicen
Trópico dicen mercado para los mercaderes
Monos ceceosos los naturales impertérritos
Hambre dicen
Pasará pasará.

En la noche de Calacoto los milicianos populares
Con los chullos de lana y las ametralladoras
Cuidan la residencia de los antiguos propietarios
Regreso caminando entre ellos con una palabra oscura que
                                                        me golpea el tiempo
La imagen de una playa dulce entre elevaciones memorables
El nombre de un pequeño país intervenido por el odio
La sangre del continente el labio español del aire
Hostil y duro en la fonética de los contramaestres extranjeros
Cuando pronuncian Guatemala
Cuando leen Guatemala en las infamias de la Reuter
Y cuando mister Dulles mister Braden
Miran el mundo como un vasto predio subdividido y aprovechable y rico
Y mister Nobody
Toma las armas para complacerlos
Y cuando los patriotas sedicientes
Van de aquí para allá entre las capitales del exilio
Injuriando y tramando
Y organizando y complotando
En los departamentos extranjeros
Contra el peligro rojo y el fascismo y la reforma agraria y
                                                                         el futuro
Y por su influencia y los dividendos
Y por las divisas y por los permisos y el libre cambio y el
                                                                       Control etc.

Ahora usted americano del sur
Antes de olvidarse del asunto
Antes de convencerse de que todo va bien que nada ha sucedido
Antes de volver a sus asuntos particulares
Usted boliviano que camina algunos pasos frente a mí por
                                                           La avenida del Camacho
Usted peruano del Perú argentino de Buenos Aires
Usted latino heredero de esta lengua y estos hábitos
Usted que se viste y ama como yo
Escríbalo en su agenda recuerde el nombre de Guatemala
Como una larga hazaña cumplida sin descanso
Por los viejos piratas de entrecasa
Usted minero miliciano enjuto
Que se jugó la vida en julio para limpiar el aire
De los entregadores de Bolivia
No se deje engañar no se descuide
Es el viejo Simón con sus millones es la Patiño Incorporated
Es la United Fruit ésa es la rosa universal del dólar y el agravio

La que se deslizó por Chiquimula
La que se meterá en sus cosas si es preciso
En el nombre de la democracia
En nombre de la Iglesia y del Espíritu
Del parlamentarismo el individuo
Y las corporaciones los gerentes
De la televisión de las acciones
Y los pequeños grupos financieros
Usted venezolano colombiano
Lleva también el cáncer en su patria
Pongámonos de acuerdo compañeros
Esta noche en Bolivia
En Ecuador en Chile en Buenos Aires
Usted usted y yo
Pongámonos de acuerdo
Esencialmente
En lo que más importa.

Vamos a conversar a estremecernos
Y cuando estas noticias entren por las antenas de las radios
Lleguen al corazón por las orejas
Razonen como corresponde
Pongan las barbas tiernas en remojo
Sepan que el enemigo está bajo el cordero
¿Lobo está?
Está poniéndose los pantalones
Hasta que venga el cazador del mundo
Y se concluya el juego con un aullido largo
Los crímenes impunes las mistificaciones
Este terror tranquilo que nos destruye el alma poco a poco
Mientras el mundo sigue su camino
Y yo me voy como un fantasma imbécil
Por Calacoto por el Prado arriba
Hacia la eternidad de estas palabras impotentes.




La Paz, Bolivia, junio de 1954.





* NOTA DEL DIRECTOR EDITORIAL: Para conmemorar el 70 Aniversario de la Revolución Nacional del 20 de Octubre de 1944, nos pareció oportuno rescatar este poema de Miguel Brascó, «Ahora usted, americano del sur», incluido en la Antologia Mundial  Poemas para la batalla de Guatemala, que la Editorial Alcándara, Buenos Aires publicó en 1964 con motivo de cumplirse en aquel año el décimo aniversario de la intervención norteamericana que puso fin a la «primavera democrática» que floreció en el país del Quetzal. Con un prólogo  de Gregorio Selser, la antología mundial reunía a varios poetas argentinos, a saber: Julio F. Acosta, Miguel Brascó, Edgar Bayley, Ramiro de Casasbellas, Atilio J. Castelpoggi, Manuel González Flores, Raúl González Tuñón, José Portogalo, Antonio Requeni, José Rodriguez Itoiz, Mario Trejo y Francisco Urondo, junto a otros poetas latinoamericanos como el chileno Pablo Neruda, el cubano Nicolás Guillén, los bolivianos Edmundo Camargo, Julio de la Vega, el ecuatoriano Jorge Enrique Adoum, los guatemaltecos Miguel Ángel Asturias, Luis Cardoza y Aragón, el mexicano Efraín Huerta, el español Rafael Alberti y el francés Louis Aragon,  entre muchos otros. La expresión «batalla de Guatemala» había sido acuñada por el Dr. Guillermo Toriello Garrido, Ministro de  Relaciones Exteriores de la República de Guatemala durante el gobierno de  Jacobo Arbenz, en un libro con el mismo título.  La importancia histórica de rescatar este poema de Miguel Brascó es que testimonia el repudio mundial a lo que se llamó el «guatemalazo», la invasión organizada por la CIA que acabó con el proceso de nacionalismo popular revolucionario que impulsaron en el país del Quetzal, Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz. El poema de Brascó está fechado, precisamente, ese mes y ese año fatídicos para Guatemala. La onda expansiva de la Revolución del 20 de Octubre de 1944 ocurrida en Guatemala —en los momentos en que el mundo convalecía de la Segunda Guerra Mundial—, alcanzó inmediatamente otras regiones de América Latina  principalmente en Centro América donde había sistemas dictatoriales en vigencia en Nicaragua con Anastasio Somoza; Honduras con Tiburcio Carias; El Salvador con Maximiliano Martínez y Guatemala con Jorge Ubico. Todos fueron depuestos y cambiados los sistemas de gobierno.  Sirva pues este testimonio de Miguel Brascó como homenaje tanto al pueblo guatemalteco como al poeta que falleció en este mismo año que se cumplen los 70 años de la Revolución de 1944 y 50 años de la publicación de la Antologia Mundial  Poemas para la batalla de Guatemala.


MIGUEL BRASCÓ, fue un escritor, humorista, dibujante, editor, crítico y sibarita argentino que se desempeñaba principalmente como especialista en vinos y comida gourmet. También fue abogado y periodista. Nació en Sastre, provincia de Santa Fe, el 14 de septiembre de 1926  y falleció en  Buenos Aires, 10 de mayo de 2014. Estudió en la Universidad Central de Madrid con Carlos Bousoño y Vicente Aleixandre. Tuvo una extensa y brillante trayectoria como humorista político gráfico (Tía Vicenta, Primera Plana, La Opinión, El Cronista), editor periodístico (Claudia, Adán, Status, Pautas y Contraseñas), autor de canciones y experto en vinos (Cuisine & vins). Realizó una Antología Universal de la Poesía (1958) ; tradujo a poetas alemanes e ingleses y publicó, entre otros, un libro de cuentos, Criaturas triviales (1968) y los libros de poesía Otros poemas e Irene (1959), Tribulaciones del amor (1961), La máquina del mundo (1964) y El buey solo (1985). También publicó los libros Raíz Desnuda (1946); Quejido Guacho (1999); Pasarla Bien (2006) y El Prisionero (2012), Novela.