José Sarria


Al-Ándalus, 
Patria y Raíz del Agua
[Poemas Éditos e Inéditos]






«Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro,
judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano».
WALT WHITMAN





ÉXODO 




«¿Cuánto tiempo estará tu corazón en duelo?
¿Hasta cuándo seguirás vertiendo lágrimas?
Espera queda en Dios, alma mía,
en calma y sin tristeza,
en pie, atisbando, hasta que
al mirar en ti se fije el que mora en los cielos».
SELOMOH IBN GABIROL - 
Poema sobre la partida de al-Ándalus.



RAÍZ DEL AGUA


¿Quién me habló desde el agua?
¿No fue acaso la sangre
izando sus banderas
con el leve sonido de la noria?

¿Quién me habló desde el agua
y alcanzó mis raíces
con esa arquitectura
ligera de sus cauces?

Es el agua, que como levadura
erige sus montañas de palabras.

( Inédito )




ENTRE LAS DUNAS


«El reloj que no da la hora
más que de sesenta en sesenta minutos».
ARDENGO SOFFICI

Entre las dunas
las horas pasan lentas,
el espacio eterniza
la mirada
         y el sol
va secando la boca
y abrasando los sueños.
El eco del balido de las cabras
es el único signo de vida que perturba
la quietud de la tarde.

Aguardo una señal,
un ángel que descienda
la escalera dorada de Jacob
y pronuncie mi nombre.


De:  Sepharad



LA TARDE



«Con el báculo
azul de la memoria desandaré el camino
hasta la calle donde un niño pudo
edificar un mundo».
JUAN REJANO



Apoyado en el báculo azul de la memoria recorreré la empinada cuesta por donde la indecisa luz derrama el aroma remansado de otro tiempo: tránsito de cenizas que surcan hasta mi frente las aves blancas de la infancia, en el borde del olvido, desde un lugar donde ya nadie nos recuerda.

A la puerta de esta casa espero tempestades y viejas furias, presintiendo que me enfrento a otras voces. Pero no estoy solo, me acompañan todos los nombres de los que conmigo caminaron, sus viejas cicatrices y el himno de sus sombras.

Esta es mi casa. Entra, no te inquietes. El murmullo de mi historia no es triste, le acompaña el sol de algunas estaciones y aquí oirás al agua dialogar con la piedra, el rumor del caudal en donde un día bebieron las garzas bajo un antiguo granado, el susurro de la tarde extinguiéndose contra el horizonte y la voz quebrada de alguna canción sureña. Mi historia te hablará del lenguaje con el que un día se rebeló mi sangre.

Esta es mi morada. La casa de un hombre, de candor inagotable, que aún espera el prodigio de los primeros soles.

( Inédito )



IDENTIDAD



«Construiré mi memoria
-mi templo y mi sepulcro-
con las piedras más firmes que he tallado».
LEÓN FELIPE




GUADALQUIVIR



«Al despedirse de la Andalucía
sintió el sabor salado de la muerte…
Guadalquivir mi corazón se llama».
ANTONIO GALA


Abrí mis brazos y se convirtieron en calles de agua por donde transita la sangre de geniles y guadairas. Mi corazón se hizo más ancho mientras atravesaba pinedas, olivares y campiñas, perforando el pecho de Andújar, Sevilla y Córdoba con la profundidad del cante de las minas.

Volví la vista de siglos y contemplé al instante cómo mi fecundidad fue patria de reyes tartesios y de legiones romanas.

— Yo soy el agua del Islam y la fe del bautismo -musité con la calma de quien se abandona, por amor, a su destino.

Con el sabor de las marismas adiviné la fértil voz de los hijos de la Andalucía y, al fin, presintiendo la eternidad, me adentré en las aguas de un mar que me abrazaba.

Volví la vista, por última vez, antes de entregarme a la letanía de las olas, mientras el océano preguntaba por mi nombre: Guadalquivir mi corazón se llama.


De: Raíz del agua



EL SUR


A Julio Martínez Mesanza, Mohamed Doggui, Rafael Morales y Diego Valverde


Aquellos fueron días
felices, cuando el júbilo
del címbalo, el laúd y los panderos
se mezclaba con el aroma
de las especias y la menta,
con el perfil de las muchachas
junto al camino de las pitas,
con la luz que se extingue
contra el azul de un mar
que baña la bahía de Cartago.

Aquellos fueron días
colmados de fortuna
cuando creímos alcanzar
la eternidad, y nos sentimos
los héroes de nuestras vidas;
días cuando era suficiente
el placer de un té con piñones
en alguna de las terrazas
de Sidi Bou Said.*
Entonces, ¡era
tan fácil conquistar el mundo
y saborear el laurel
de nuestra propia
                 existencia!

En aquellos días el Sur
no era un punto
en el itinerario de los mapas.
El Sur era la dicha
de mi corazón cabalgando
sobre el celeste de las puertas
de Sidi Bou Said
mientras el olor amarillo
de los limones anunciaba
el triunfo de la vida.

De: Raíz del agua


(*) Sidi Bou Said es un pueblo de Túnez que destaca por la belleza del color azul mediterráneo de sus casas y la policromía con que se engalanan las puertas.




LA OTRA ORILLA


A Ahmed M. Mgara

Me hablará tu mirada
de jardines de enamorados
donde las tórtolas zurean
entre azahar y almendros florecidos,
del agua del Islam,
de olivos, surtidores,
acequias y molinos arabescos.

Me hablará de canciones de jóvenes poetas,
de místicos sufíes
buscando alcanzar el rostro de Dios,
de ulemas que no aprueban
la sangre de los mártires,
de arquerías y aleyas,
de pétalos de paz,
de la misericordia
que ilumina madrazas y mezquitas.

Y me hablarán tus gestos
de rojas alcazabas,
de generosos zocos
cubiertos del color de las especias,
de pupilas de jóvenes
buscando la sorpresa tras el velo,
de la sabiduría, de vergeles,
del perfume a jazmín
que embriaga los sentidos.

Veré
    en tus palabras
a mis padres y a sus padres llegar
de un pasado glorioso.
Y sabré que al mirarte
o al estrechar tu mano,
en la Plaza Feddan, mientras bebemos
una taza de té o compartimos
un plácido narguile,
estaré
      alcanzando la otra orilla
que me faltaba.


De:  Raíz del agua



RAÍZ DEL AGUA



«Tu color es el color del agua,
oh cuerpo del lenguaje
allí donde el agua es
levadura, rayo o fuego».
«ADONIS» ALI AHMAD SAID ESBER



MIRAR A LAS ESTRELLAS

Cae la noche sobre el campamento,
todos duermen; yo miro a las estrellas.

Mirar a las estrellas:
un pequeño tesoro
para los que no tienen
más fortuna que el tiempo.

De: Sepharad



MEDINA DE FEZ EL-BALI


No guardo más tesoro que el recuerdo
de unas calles estrechas
desbordadas por el color
de la menta, del sésamo
o el azafrán.

Las empinadas cuestas de la infancia
se inundan de la voz del almuecín
con la llamada al rezo,
del olor a ternura de mi abuela,
de la luz del estío
o de la paz que habita en la madrasa.

La secular constancia
que horada el laberinto de los días
me devuelve las horas que descansan
en los azules mapas de mi sangre.

( Inédito )



DANZA DEL VIENTRE


Destilan sus cabellos el olor
del nardo florecido
mientras mueve su cuerpo al ritmo de las danzas.
Ataviada con linos
la cintura ondulante se confunde
con las joyas y adornos
que cubren el encanto de su vientre.
Sus pies descalzos
avanzan musicales
y mis manos mojadas
reposan en su pecho. Tras el velo
unos labios granados
me invitan a buscar
en sus fuentes la mirra
                         y el aceite.

Mi tienda es ancha
cubierta de bordados y tapices
He prendido la hierba
y esparcido el perfume.
Ven esta noche
               y bebamos
del jugo de las uvas,
probemos la alegría
de la heredad terrena
y huyamos hasta el alba
quemando nuestros cuerpos.


De: Sepharad 



MEDINA AZAHARA


Entregué la ceguera de la guerra
por la blanca belleza del almendro
y dediqué mi tiempo
                    en Madinat al-Zahra
a comprender la voz de los sufíes.

Abandoné la
            ira de los hombres
por el suave murmullo de las aguas
que repite como una letanía
la plegaria sagrada: «Bismillahir-Rahmanir-Rahim»1

Y al fin, edifiqué
                   esta ciudad
para la paz. Aquí mi corazón
reposa contemplando el vuelo de las garzas
o la belleza de los arrayanes
mientras busca la gracia del Altísimo.

Por ello,
          ¡oh, viajero!, no detengas
tu mirada en la simple visión de los acantos
o el estuco que cubre las estancias.
No demores el tiempo
en la visión efímera
del impoluto mármol,
en las rojas arcadas, los jardines,
o el sereno equilibrio de las caligrafías.

Antes bien, si contemplas
mi ciudad, reflexiona
acerca del placer
pasajero que ofrece
la vida
        y consagra
íntegro el mihrab de tu corazón
para Aquel de quien nace
la clemencia
             y la misericordia:
Rey de paz que acrisola
la piedad y el perdón de los pecados.


De: Raíz del agua



VALLE DE HEBRÓN


Toda tú eres la luz de Hebrón
sobre olivos y campos de palmeras. La luz
de la tarde apacible que acaricia
con olas de colores
desiertos y montañas.

Toda tú comparable a Salem,
la casa de mi Dios,
en la quietud del rezo. Y tus besos
como el rocío
que moja en la mañana suavemente los valles.

Tus manos, gacelas que surcan
silvestres mis espacios
en las horas silentes de la noche
cuando quiebra el sentido de vivir.

Toda tú eres la luz de Hebrón
sobre olivos y campos de palmeras.


De: Sepharad


SODOMA


Ni siquiera Lot pudo imaginar
que muy dentro de aquella esfinge
seguía palpitando un corazón
tan libre a quien no pudo poner bridas
la tozudez de un Dios ajeno a sus latidos.
De vez en cuando dicen que sus ojos
miran hacia Sodoma
por entre las aristas cristalinas
de la sal, intentando rescatar
los recuerdos de quienes,
hoy cenizas, ayer
fueron su propia sangre,
sus besos, la locura desmedida.


De:  Sepharad 



CHEFCHAOUEN


Para Abdeslam Chaachoo

En Chaouen el olor
del hachís tiene la dulzura
del tiempo detenido.
El humo atrapa los recuerdos
y concibe el prodigio de otros mundos
entre casas añiles y encaladas mezquitas.

En Chaouen el olor
del hachís no tiene el agrio sabor
de lo prohibido. Su fragancia
se asemeja a la mano de los dioses
mientras el té penetra en la garganta.

En Chaouen los ojos dilatan
las horas y la rebeldía
resucita en las tumbas
de los héroes
al olor del narguile.

( Inédito )


AMANECER EN CHEBIKA

A Mohamed Chakor,
que también ha buscado y busca
al “Prestidigitador del aire”

Prestidigitador del aire, dime,
dónde ocultas la sombra de la noche,
en qué lugar escondes el aliento
de los muertos y, al fin, cuál es la causa
de que un ángel me tome la mirada
en el mismo momento de nacer.
Prestidigitador del aire, dime,
a qué tanto derroche de misterio
en este inmenso océano de arena.


De:  Raíz del agua


CANCIÓN DE LA AMADA



«Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
si halláis a mi amado,
que le hagáis saber que estoy enferma de amor».
CANTAR DE LOS CANTARES DE SALOMÓN

Por entre la rendija del deseo
observaba la desnudez
de tu cuerpo en las termas.
Nunca vi torre
más fuerte que tus muslos
ni valles tan ingentes
como tu espalda.
Mi amado es blanco
como el mármol de las efigies
su piel como los lirios entre cedros
del Líbano y sus ojos
dos palomas que beben
en las fuentes de En-gadi.
Miel y leche debajo de su lengua
encuentro cada vez
que sus labios reposan en mi boca.
Por mi vientre fluye la mirra
al saberme buscada
y en mis pechos prendieron
flores de alheña.
Vendré a la media tarde
hasta tu alcoba
ataviada con sedas y perfumes
de jazmines y nardos
para ofrecerte
los frutos que en mis viñas
guardaba para ti.

Yo os conjuro doncellas
de Israel, que no desveléis,
hasta que quiera, el sueño del amor.


De: Sepharad


SEFARAD


Se me fueron perdiendo entre tus brazos
los años, de la misma forma
en que desaparecen las estrellas
y todo su fulgor.
Se perdieron las risas
de los que fueron niños,
y con ellos los juegos y las voces,
aquella casa blanca
del sur, sus huertos
frondosos, el sonido de la noria
llevada por el agua
y la paz de saber
que a este lado del mar también existe
la tierra prometida.
Poco a poco murieron
los días de abundancia
cuando nos congregábamos
gozosos a la mesa
y cantábamos cánticos
del Señor. Los días felices
cuando nuestra la tierra y su heredad
teníamos por patria
la extensión de este Sur
que siempre portaremos
como el mayor de los tesoros.
A los hijos de nuestros hijos
daremos tu memoria
en este errar por todas las naciones
para volver de nuevo en ellos
hasta ti, por justicia, Sefarad.


De: Sepharad




LIBERTAD




«Hacia el Sur se dirigen los vencejos,
los siglos más hermosos de mi infancia».
JORGE DE ARCO



INFANCIA


Cuando cae la tarde, al final de los años, los recuerdos se inclinan como las ramas de los árboles de un bosque abandonado. El perfume del aire convoca a las primeras inocencias y me hace regresar hasta un lugar en donde aguardan las horas más hermosas, a un patio en el que aprendí el lenguaje del agua y los jazmines.

Allí está. He visto cómo me mira y sonríe. No se ha ido. Espera en aquel preciso santuario, universo donde las cosas y los lugares mantienen, intactas, sus promesas: el amor adolescente, el candor inagotable, las barcas repletas de frutas y canciones, el camino de los naranjos o el olor de las manzanas de oro: los destellos más altos, los himnos de las victorias.

Mirándote a los ojos, contemplando tu acendrado rostro, sé que tú estás y que soy yo, quizás, el extraviado, el abatido, el ausente, y que ya no encuentro las palabras con que nombrar lo que tanto amabas. Sin ti no me quedan ojos con que mirar desde tu corazón de niño, pues mi existencia es un extraño naufragio, desdén del tiempo y despojo de mis últimos combates.

Cuando cae la tarde quiero llegar hasta el fondo de las aguas, hasta el abismo de tus ojos, aquellos que encendieron banderas en las terrazas de mi alma, y rescatar de tus rojas sienes promesas por cumplir, y oír tu cadente voz susurrarme: todavía, todavía,…

( Inédito )



HUERTA DEL CIELO


«Mi mano está escribiendo el color del recuerdo».
MARILUZ ESCRIBANO


Mis recuerdos son de un patio arabesco adornado por macetas de bermejos geranios y una huerta que generosa nos regalaba la sombra hospitalaria de los limoneros, a pesar del tiempo y el abandono. El canto de los pájaros, que reposaban en las copas de los escasos árboles que se mantenían en pie, acompañaba a los rayos de sol atravesando sus ramas. Tan sólo su gorjeo desafiaba a la soledad o al silencio de ese santuario, y su sonoro trino transformaba la decadencia de la finca en puerta del paraíso.

Allí, cada tarde los ángeles descendían por la escala dorada de Jacob para escuchar el arrullo de los pájaros, olían el pan aún caliente de mi madre y pronunciaban mi nombre.

Aquella casa es el Sur, huerta del cielo, patria de mi corazón y lugar en donde nacen las raíces del agua.

( Inédito )




LIBERTAD


«Esta tarde rompían las olas al revés.
Mar adentro».
JOSÉ GARCÍA PÉREZ

A la mar arcano amor
hoy me entrego virginal
en los brazos de sus ondas,
espumas, conchas y sales,
aceptando la liturgia
de las antiguas sirenas.
Zarpo sin un rumbo fijo
transmutado en firmes quillas
y velas, a contra moda
de estos vientos que me empujan
sobre escolleras seguras
de perderse,
hundiendo mis manos firmes
en la matriz cristalina
de las misteriosas aguas
jóvenes como al principio,
siempre.

De:  La voz del desierto 




1. Nota del Director Editorial: El poeta hace referencia aquí a la fórmula ritual conocida como basmala. «Bismillāhir-Raḥmānir-Raḥīm» no es estrictamente una «plegaria sagrada» islámica aunque se usa como fórmula ritual de apertura para toda acción consagratoria como la súplica (du'a) y las oraciones obligatorias (Salat), por lo que forma parte de toda plegaria. La basmala (en árabe, بسملة)  se dice en árabe:  بسم الله الرحمن الرحيم y se translitera como Bismillāhir-Raḥmānir-Raḥīm. La basmala también es la fórmula ritual islámica de apertura de todas las Suwar [plural de Sûra, Capitulo] recitada antes de cada Sûra (Capítulo) del Corán, a excepción de la novena Sûra At-Tawbah que no es un capítulo independiente sino una continuación del capítulo de la octava Sûra Al-Anfâl. La basmala es una fórmula compuesta por  el nombre de Al-lah seguido de sus dos atributos Rahman y Rahim, ambos sustantivos se derivan de la misma raíz Rahm que, en conjunto, es a menudo traducida como «En el Nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso». La basmala es igualmente la fórmula que los musulmanes utilizan para iniciar distintos tipos de documentos oficiales o personales y suele ser la primera frase en los preámbulos de las constituciones de los países islámicos, así como motivo ornamental de las caligrafías.  Los musulmanes invocan o pronuncian a menudo esta fórmula al embarcarse en cualquier esfuerzo significativo con el fin de recibir la bendición divina. Recitar la basmala es un requisito necesario para la preparación de alimentos halal [lícitos o permitidos] y es normalmente utilizada por los musulmanes en varios contextos o al realizar cualquier acción cotidiana meritoria, por ejemplo, antes de la ablución ritual, durante la oración diaria, antes de comer o de beber o de tener relaciones maritales. At-Tirmidhi y Abu Dawud, célebres transmisores de las tradiciones [hadices] proféticas, relataron de ‘Aisha, una de las esposas del Profeta del Islam, que oyó a éste último decir: «Cuando alguno de ustedes quiera comer, debe antes comenzar mencionando el Nombre de Dios (Bismillāh). Si se olvida de hacerlo en el comienzo, debe decir Bismillāh awwalahu wa ajirahu (En el Nombre de Dios al principio y al final)». Algunos eruditos musulmanes consideran la basmala como un importante pilar del Islam. A menudo se ha dicho que la fórmula Bismillāhir-Raḥmānir-Raḥīm concentra  la verdadera esencia de todo el Corán, así como la verdadera esencia de todas las religiones. Según una tradición, el Profeta Muhammad dijo: «Todo lo que está contenido en los libros revelados se encuentran contenidos en el Corán y todo lo que está contenido en el Corán se resume en la Sûra al-Fatiha («La apertura»), mientras que todo lo que está contenido en esta Sûra se concentra en la fórmula Bismillāhir-Raḥmānir-Raḥīm». En igual sentido, pero acentuando el sentido interior o esotérico de la basmala, el Imam Alí, yerno y sucesor del Profeta Muhammad, dijo: «El Corán entero está contenido en la Sûra al-Fatiha, toda la Sûra al-Fatiha está contenida en la basmala, toda la basmala está contenida en la letra Ba, toda la letra Ba está contenida en el punto debajo de la Ba y yo soy ese punto». Sobre los distintos usos normativos y cotidianos del «Nombre de Allāh» en el Islam véase ahora John A. Morrow and Luis Alberto Vittor, «The Most Beautiful Names: The Philosophical Foundation of the Allāh Lexicon» en MORROW, John A. [Editor], Arabic, Islām, and the Allāh Lexicon: How Language Shapes Our Conception of God, Edwin Mellen Press, [Lewiston-Queenston-Lampeter : 2006], pp. 243-287 passim; asimismo véase John A. Morrow, Barbara L. Castleton & Luis A. Vittor, «In the Name of Allah», en Islamic Horizons Magazine, [Plainfield, Indiana: 2009]; pp. 54-55; acerca del uso técnico en el lenguaje metafísico y simbólico del Sufismo [Tasawwuf] véase John A. Morrow & Luis Alberto Vittor, «The Perfect Human: The Universal Synthesis of the Divines Names» en Sufi Journal, Khaniqahi Nimatullahi Publications [London : 2006], Issue 71, pp. 20-28. 


Luis Alberto Vittor





JOSÉ SARRIA, Escritor, ensayista y crítico literario nacido en Málaga, España, 1960. Es Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Diplomado en Derecho Tributario y Master MBA. Ha publicado dieciséis libros de poesía (traducido al árabe, italiano y francés), narrativa y ensayo, colabora en diversos medios nacionales y extranjeros con obras de creación, crítica literaria, ensayo y columnas de opinión. Es coautor de la antología de poesía andaluza contemporánea, Poesía Andaluza en Libertad. Una aproximación antológica a los poetas andaluces del último cuarto de siglo (Málaga, 2001), del estudio de recuperación de la literatura sefardí e hispanomagrebí al-Andalus, el Paraiso (Granada, 2007) y de la antología Hijos de la travesía, siete poetas árabes actuales en España (Madrid, 2013). Igualmente destacan sus ensayos acerca de la literatura hispano-magrebí, siendo coautor de la obra Calle del Agua. Antología contemporánea de literatura hispano-magrebí (Madrid, 2008). Esta labor ensayística le ha llevado a ser ponente en jornadas y seminarios en España (Universidades de Granada, Córdoba y Málaga y Centro Andaluz de las Letras), en los Institutos Cervantes de Marruecos y Túnez, en las Universidades de Fez, Tetuán y Túnez, así como ponente en el VII Congreso Ibérico de Estudios Africanos (CIEA7) celebrado en Lisboa. Es miembro del Jurado del Premio Andalucía de la Crítica, Secretario General de la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía y miembro de la Junta de Gobierno de la Asociación Andaluza de Críticos Literarios. Pertenece al Consejo de Redacción de la Revista Literaria Dos Orillas (Algeciras), al Consejo Editorial de la Revista Literaria EntreRíos (Granada) y al de Sur Revista de Literatura (Málaga). Ha sido miembro del Consejo de Redacción del Suplemento Papel Literario de DIARIO MÁLAGA y de su versión digital (Málaga). Está incluido en la Enciclopedia General de Andalucía. Finalista del Premio Andalucía de la Crítica, Primer Premio Internacional de relatos CUENTOS DEL ESTRECHO y Accésit del V Certamen Creadores por la libertad y la paz, convocado por la Fundación contra el terrorismo y la violencia “Alberto Jiménez Becerril”.