Daniel Chirom: Poemas Escogidos | Selección de textos y nota biobibliográfica de Luis Alberto Vittor



DANIEL CHIROM es poeta, escritor, abogado y periodista. Nació el 13 de mayo de 1955 en Capital Federal. Colaboró en los suplementos literarios de Clarín, La Prensa, La Razón, Tiempo Argentino, El Periodista, Debate, etc, además de publicar en muchas revistas nacionales y extranjeras. Chirom fue uno de los pioneros de las ediciones underground, a mediados de la década del '70. Creó una editorial casera La Trenza Loca donde publicaba, con el auxilio de mimeógrafos y viejas máquinas de escribir, libros suyos y de sus amigos. Para distribuir sus publicaciones, halló un medio peculiar: las repartía en bicicleta. En La Trenza Loca publicó Crónica de Robledo Puch cuyas copias también repartió en bicicleta y por este modo sui generis y poco ortodoxo de hacer conocer su obra fue nota de la popular revista de actualidades Gente. Actualmente es editor y director de la revista de poesía ilustrada El Jabalí que tiene ya 13 años de existencia. Conduce el programa de radio El Jabalí, que se emite los lunes a la medianoche por Radio Nacional AM 870 a todo el país y está dedicado a la poesía y al jazz. Escribió los textos para la cantata Lamdelam, cuya música pertenece al compositor y director Sergio Piterbarg. La obra, un homenaje al pintor Wilfredo Lam, fue estrenada el año pasado en el Festival Garonne, Toulouse, Francia, por el Ensemble vocal-instrumental Xinum y este año se oirá en París. Compiló Antologías de Walt Whitman; Wallace Stevens; Edgar Bayley; Raúl Gustavo Aguirre, editadas en fascículos por el Fondo Editor de América Latina para el Centro Editor de América Latina, las cuales fueron vendidas en kioscos con un tiraje aproximado de 30 mil ejemplares cada una. El poeta y profesor Juan Manuel Marcos realizó un estudio sobre su obra que fue publicado en la Universidad de Louisiana, EE.UU., bajo el título Imagen y Autoimagen en Daniel Chirom.



Libros publicados

Poesía

Crónica a Robledo Puch, Ed.La Trenza Loca, 1975
Los Atlantes, Ed. Anagrama, 1979
La Diáspora, Libros de Tierra Firme, 1983
El Hilo de Oro, Ed. Último Reino, 1989
Candelabros, Ed. Agora, El Jabalí, (distribuido por EMECÉ) 2000

Prosa

Charly García, Ed. El Juglar, (7 ediciones)

Antologías

Antología de la Poesía Argentina, de Raúl Gustavo Aguirre, Ed. Fausto, 3 tomos, 1979
Libro del Padre, de Antonio Requeni, Ed. Torres Agüero, 1984
Panorama de la Poesía Argentina Contemporánea, de Eliahu Toker, Ed. Raíces, 1989
O Punhal Lúcido, de Milton de Godoy Campos, Ed. Club de Poesía de Sao Paulo, 1982
70 Poetas Argentinos - 1970 /1994, de Antonio Aliberti, Ed.Plus Ultra, 1994

Antologías compiladas por el autor

Antología de la Nueva Poesía Argentina, con prólogo de Raúl Gustavo Aguirre y estudio de Cristina Piña, Ed. Cuatro, 1980




POEMAS ESCOGIDOS



1. POEMA A LA MEMORIA DE RAÚL GUSTAVO AGUIRRE

Estoy de este lado
no sé cómo llegar a tu muerte
enamorarte los ojos
prenderle fuego a tus palabras.
En tu voz
veo barcos calcinándose de neblinas
y un rumor de sirenas
enlutando las anclas que buscan una pregunta
en las costillas del océano.
Tu oficio es un naufragio,
la claridad exánime del que no responde.

Bebe
has visto la luna rigiendo el leprosario
baila
el cielo vacía su blanca taza sobre el Hades
sueña
una canción es una trampa
canta
una sinfonía enloquece en tus manos
muere
pues es necesario renacer donde el corazón yace.

El silencio ruge una plegaria
y el alba abre su resplandeciente página
sobre la momia de un tiempo que no existió
y hemos vivido.


2. EL OJO DE LOS DÍAS

Aún humea el ojo de los días.
En el templo las voces bordan los cielos
y las lluvias bendicen lenguas dolientes.
Un espíritu se ha levantado desde las fauces del océano
y su aliento incendia jardines de piedra.
El silencio tañe muérdago,
un ojo ríe
y cuerpos perdidos hienden la ausencia.
No hay salvación,
todavía el alma pena.


3. EMILIO SALGARI

I

Una sombra improvisa rabiosas aventuras
en paisajes ninfomaníacos
con hombres a cara o cruz
curtidos por el sol y el viento.
No hace falta abrir la ventana del cuarto mal iluminado
para batirse a duelo con los traficantes de esclavos,
sólo se necesita la fiebre por la vida,
no dejar caer los brazos.


II

El viaje más largo que hiciste
fue de Brindisi a Patras
y sin embargo ¡qué bien huelen tus odiseas!
Te imagino furioso frente a la hoja en blanco
embebido en esa tinta que fabricabas con tu sangre,
fumando un cigarrillo antes de tomar cada decisión
al igual que tu capitán Yañez,
quien fumaba cien cigarrillos diarios.
Una selva loca invadía tu lecho,
Malasia te mecía en sus brazos
mientras los tigres surcaban el cielo raso de tu cuarto
y alaridos descabellados de extraños plumajes
perforaban el silencio
¡Cuántos obstáculos venciste para rescatar el grito
desgarrado de nuestra selva!
Una multitud de fieras conversaba contigo en las noches
y nunca te negaste a contestarles,
sabías demasiado como para callar
las alucinaciones de la mente.

III


La injusticia brama en Malasia
y tú, desde una pequeña habitación arreciada por los huracanes,
ciñes la desazón que otros hombres labran sobre las barcas.
La fiebre amarilla disuelve tus entrañas;
ensimismado en combatir la intemperie de los gobiernos ingleses
luchas junto a monos aullantes y piratas disecados
por la sal de los mares
Nada pudo detenerte,
ni la lujuria del cielo del Cabo de Buena Esperanza
ni aquellos felinos que agazapados sobre sus pensamientos
esperaban pacientes dar el salto
para atrapar a la presa entre los dientes.
Sandokán no es un mito,
su sangre caliente es de nuestros días;
sólo el poder es un mito
que en la soledad de su codicia
se devora a sí mismo.
Está derrotado quien arriesga
pero está muerto quien no opone resistencia


IV


Tu geografía es el croquis de nuestro desconcierto.
Son muchos los que han perecido
en los laberintos de la jungla
mas nunca a tus personajes les pasó nada,
presos en la incandescencia de la vida
eran tomados prisioneros por implacables enemigos
y luego liberados por incondicionales amigos.
Un maharajá nunca se duerme por completo,
permanece espiando al mundo con su ojo oculto
pues sabe que ninguna ciencia es cierta,
lo que hoy es un emirato mañana será un pantano.
¡Qué nítido se recorta Sandokán en esta tarde
cuando a través de mi ventana veo princesas cautivas
pudriéndose a la espera de los amantes!
Miente quien dice describir la realidad,
ella es tan fuerte y segura de sí misma
que sólo es posible atraparla mientras soñamos
con los ojos desvelados por la alquimia del verbo.


V


En Verona,
sólo en Verona reposan para siempre los amantes.
Allí una gastada lápida delata tu presencia.
Imagino que aún combates en la tumba
contra enemigos escurridizos,
aquellos que te ensartaron dos sablazos
cuando de puro distraído pensabas en la muerte.
¡Qué desdicha la del que medita con sus entrañas!,
nada le es claro, todo tiene gusto a sangre.
"¡Oh Capitán ... mi capitán!...nuestro espantoso
viaje ha terminado".


4. EVA


Ausencia eterna, hiere mi voz,
dame la palabra del rubí,
un canto del arpa, la belleza del trueno.
Que en cada oración encuentre mi reino.
Bendita sea tu desnudez enceguecedora,
tus frutos luminosos,
tu oro extremo.
Soy polvo, sangre, hiel
y nada en tu oculto lecho.
Ausencia eterna, otórgame la luz,
confiéreme el silencio.


5. LA DIÁSPORA


Hacia los cuatro vientos,
el polvo del camino nos nubló la vista.
Descendimos
hasta volver.
Estamos en todas partes y no somos nadie,
sólo la noche nos rescata.
Nuestro horizonte es la cruz del sur
donde ojos entrecerrados
aún tocan música.


6. LA MUERTA


Muerta la muerta, encendido su olvido
su nunca más de yegua desbocada, su noche
donde canta la piedra y la nube.
La voz de la muerta no muere, agoniza, permanece
y sus canciones encantan a los navegantes, a los no nacidos
y a los muertos que gritan en silencio
para que la muerta escuche y despierte sobre su muerte,
sobre los ojos enceguecidos y sobre el féretro de oro
de todas las aguas, ríos, mares y océanos
que atizan las lenguas de la intemperie.


7. LOS ATLANTES


Los sacerdotes egipcios fueron nuestros últimos testigos;
perduró la leyenda por boca de Platón.
Nueve anillos de agua y nueve de tierra,
y de anillo a anillo construimos puentes.
Rodeados del favor de los dioses
modelamos la alegría de los metales preciosos,
cultivamos la perplejidad de la filosofía,
la magia de la poesía.
Cuando los vientos nos fueron favorables
surcamos los mares con nuestros tesoros:
nos arrojaron de todas las costas
y fueron malditos nuestros magos.
Inútil fue regresar:
nuestra tierra se encontraba en el seno de la tierra.
Fuimos condenados a vagar la eternidad.

Somos los Atlantes,
naufragamos con nuestras riquezas.
A veces,
en mitad de la noche
nos humilla la poesía.


8. PASTEL DE MANZANA

Baba, Baba, tu Rusia de samovar, tus ojos verdes,
esa mirada perdida en las lejanías, presa de la
furia, del olvido, cautiva del destierro, y esas
manos empuñando las tijeras para hacer el corte
preciso y el pequeño monedero y el mismo delantal
siempre limpio y los alfileres prendidos a la
comisura de los labios mientras hablabas en voz
baja, mitad en castellano y mitad en yidish. Apenas
comprendía lo que decías pero estaba tu porte
alto,tus brazos fuertes y no tenía miedo en las
noches de aquel hospital de paredes blancas donde
transcurrieron varios días de mi infancia. Un niño
de tres años entre sábanas blancas y enfermeras
blancas, tosiendo, asombrado de la penumbra
mientras sostenía un oso en los brazos y bajo la
almohada guardaba las golosinas que no podía comer,
y esa sopa insípida que me servían en un plato
metálico y el pollo sin sabor y el termómetro
bajo las axilas. Pero estaba el postre,
tu pastel de manzana, el manjar del exilio.
Esa torta eran mis juegos, mis amigos, el muro que
me guarecía de la intemperie,mientras esperaba el
día de mi fuga, dejar de toser, no vestir más ese
camisón blanco y olvidar los azulejos celestes del
corredor y las caras bondadosas de los médicos con
su rictus de "sólo Dios sabe" y las visitas
complacientes. Y tenía miedo de la bruja de La
Bella Durmiente, esa mujer terrible de ojos negros,
rostro verde y uñas largas me acechaba detrás de
cada recoveco, y antes de dormir tenía que bajar
de la cama y espiar en todos los rincones para
asegurarme de su ausencia -temía combatir con el
dragón- y entonces yacía en el lecho con mi torta
de manzana, flacucho, temeroso,esperando el alba
como quien espera confesarse. En tus ojos veía
los miedos de tierras hostiles, negaciones,
persecuciones y abstenciones y comprendía que
también para ti el único refugio era ese pastel
de manzana, vieja receta venida al Río de la Plata
desde Kiev, la lejana Rusia, la madrecita patria.
Un poco de pan, apenas manzana, azúcar negra y
una horneada. Oh sabores de la infancia, polleras
de aromas, ¿ cómo vivir sin la cocina, la sopa verde,
el dulce nuestro de cada día, el café con leche, el
té con el terrón de azúcar pegado a la lengua, la
carne pálida del pollo, las escamas como llovizna
del pescado?; pero ¿cómo seguir sin la astucia
culinaria?. Sí, dejarse llevar por la lucidez
de la digestión, la tozudez de los intestinos,
los agridulces jugos gástricos.
Recuerdo la humedad de tu cocina, sus paredes de
azulejos rosados, su blanca mesada de mármol, la
heladera gorda de la providencia con el motor cuyo
constante ruido parecía un auto yendo a baja
velocidad en un día de lluvia, la mesa tosca de madera
verde, los platos ajados de loza blanca, los cubiertos
acerados, el vaso alto con naranjada, el pan fresco
partido en rebanadas (nunca el pan negro,
era para los mujiks decía mi Baba), la miel amarilla,
la gelatina de pescado grisácea, la mermelada roja,
la manteca blanca y esos tazones gigantes donde uno
perdía la nariz que luego emergía esmerilada de té con
leche. Ah las hornallas brillando en la penumbra,sus
débiles llamas brindando calor, la escuálida lámpara
colgando del cielo raso, el almanaque de montañas
(¡Que lejos está el pueblo de tu infancia, la estepa
rusa, las cúpulas doradas de la iglesia ortodoxa, la
pequeña sinagoga, el río congelado!). Pero también
está el paisaje de corredores blancos de mi infancia
de hospital poblada por tu mirada. Y no sabía de
Dios, no conocía su palabra: Dios era la escupidera
donde orinaba en las madrugadas, o aquellos
algodones manchados de sangre y esas sábanas
amarilleadas por el sudor y esa pequeña mesita de
luz con su aún más pequeño velador que tú cubrías
con un pañuelo rojo para que me velara el sueño,
y ese techo tan descascarado, tan diferente al cielo
del patio de la casa. La soledad no tiene edad, Rusia
y aquel hospital son la misma geografía, las bellas
palabras están ajadas y nuestros ojos sonámbulos
desesperan por encontrar un manjar donde
esconderse del vacío que nos reclama.
¿Tendrá mi hijo la suerte de apretar contra el paladar
en los días del desasosiego un trozo de torta de
manzana?, ¿poseerá la seguridad que brinda el sabor
preciso o deambulará buscando una patria, una
cocina donde hallar un aroma que lo descubra?.
Oh Baba, abuela, la mesuzah cuelga de la pared, su voz
calla, hace mucho que no enciendo los candelabros
y tus copas opalinas ya no lucen sobre manteles
bordados blancos y en mi cumpleaños nadie me trae
un pastel de manzana. Estoy solo, mi mundo es el
pretérito de un sabor, la nostalgia por la pérdida del manzano.
En estos días en que las oraciones enmudecen y hay
poco para agradecer, es buena la memoria del paladar,
la gula divina, mirar un plato con torta de manzana
que un niño se devora y luego una mujer se inclina
para llenarlo otra vez.
Pastel de mi carne, pastel de mi saber, ven ,sálvame,
necesito tu invariable corazón azucarado.
¡Qué cerca está el hospital de mi infancia!


9. ISRAEL


Escucha Israel, Dios es único, Dios es poderoso
pero tú has luchado con su ángel y lo has vencido.
¿Quién acecha ahora tu heredad? , ¿quién tañe
tus noches?. Ya sé, quisieras nuevamente llamarte
Jacob, ser un pastor que vaga por el desierto y
siembra piedras como dólmenes y laúdes como dones,
un solitario para quien la suerte de su tribu es
su suerte y Dios apenas la soledad después de la
fatiga del día,cuando se bebe el vino bajo la luz
de la luna y se hace el amor ungido de estrellas.
Pero la maldición fue echada desde que abandonaste
la casa de tu padre y decidiste ser el destino y
su furia. Tendrás que echar raíces en el yermo,
alzar templos en la intemperie y hacer brotar agua
de las rocas para que las plegarias ciñan tu travesía.
Escucha Israel, Dios es único, Dios es poderoso.
Encuentra al ángel y pídele por tu nombre verdadero.


10. MADRE

En las noches, cuando en mi ventana flamea como un
incendio el frenesí de las Bacantes, abro mis ojos y
miro el cielo raso buscando tu rostro, esa mirada
y esa voz que resplandecían mientras tu espalda se encorvaba
bajo el peso de las brujas y dragones a
quienes tanto temía. Pero ¿cómo hacías para hacer
de la oscuridad un haz luminoso?,¿qué coral te
dictaba las canciones que acunaban mis miedos?.
Ahora que las sombras son sólo sombras y no figuras
chinescas, ahora que los espejos envejecen en mi
mirada, te convoco madre-infancia.
Tus manos apaciguando la penumbra de mi ignorancia,
tus dedos deslizándose por mis cabellos como
hollando un santuario,
tus brazos moviéndose al compás de mis ferocidades.
Yo te contemplaba desde el sueño envuelto en tus
aromas de malvón, tomillo y madreselva. Y qué bien
reía tu cuello inclinado sobre mi oído para susurrarme
el último arcano, un ojo del viento.
¿En qué cesta que ahora no encuentro viven las
madejas de colores con que tejías mis rezos, y aquél
diario donde anotabas con inocente paciencia mis
primeras palabras, los primeros pasos, el primer beso?.
Madre, si eso no era tu niñez, ¿qué falta ahora
y hace que todo duela?


11. PARA MI HIJA MAGDALENA

No creas no
en la palabra que se da por compromiso,
es inútil intentar la aventura de la vida
si no surge de tu corazón.
No reniegues no
de tu tibia inexperiencia,
la inocencia es lo único que te sostiene en las tormentas.
No inquieras no
sin fundamento a la noche,
ella sólo tiene respuestas para los desesperados.
No escuches no
a las descascaradas voces
que temen lo desconocido,
tú búsqueda es la esencia de lo que eres.
No digas no
a la vida,
ella es la única que tiene derecho a negarse.
Eres el día y la noche,
el sol y la luna
y todo lo que te sucede le sucede al universo.
Eres el prisma a través del cual resucitan los muertos.


12. SANGRE Y ARENA
a Mario Morales

Tu capa roja sobre la arena
tu rojo haciendo la verónica para que la palabra siga su camino
y el sentido quede con los ojos furiosos mirando al público.
La escena es siempre la misma
y tu miedo aumenta con cada embestida,
sabes que nadie sale indemne de la lucha
donde una oración acomete con rabia un trapo agitado en el aire
una hoja blanca un muro
con silencios a punto de parir interrogaciones
con respuestas sin memoria.
El juego es un conjuro
y quisieras otro disfraz pero el oficio es un número fijo
y las musas no quieren un cambio
nadie lo desea
el escenario está montado
y alguien tiene que ser víctima y victimario.

Tu poema en la plaza
tu poema esquivando al toro
escapando del laberinto con Ariadna en brazos
para que el pavor no embista
al trapo blanco a la hoja roja
y la mirada sea una palabra con el sentido de espaldas al público
cuando el espectáculo es un mudo muriendo en sus gestos.