Ana María Rodríguez Francia

Ana María Rodríguez Francia
 

5 Poemas Inéditos






1. A TRAVÉS DEL VIDRIO OSCURO          


Contemplo en el espejo del agua renacida
árboles que sostienen un sereno paisaje
de costas reflejadas, solitario andamiaje
de otra sed, otro vuelo del agua renacida

Sobre la etérea costa de línea estremecida,
límite de una vida, desdoblado paisaje,
yo estoy como a la escucha, misterioso andamiaje,
como si fuera un pacto del alma estremecida.

Árboles sumergidos detrás del vidrio oscuro
velando esta figura que alienta la esperanza,
enigma y laberinto, consagrado y maduro

dibujando jardines de luz en lontananza,
místicos y tan bellos, magnífica esperanza
que, sin embargo, esplenden detrás del vidrio oscuro.

Guardo el silencio mío.Guardo mi pensamiento.
Sólo soy una imagen que ya se desvanece.




2. VIENTO DE OTOÑO


Delante de mis ojos ciñe el otoño al viento
y las hojas transcurren su navegar vacío,
y yo pienso en tu Nombre mientras padece el río
cenizas, rosas, llanto, audaz merecimiento.

Todos se han ido. Todos. Y sólo mi lamento
llena de luz rincones que acumuló el hastío,
y mi ser está helado, mi dolor tiene frío
porque perlas rodaron sobre el agua y su aliento.

Ah, rostros que se escurren por un Cantar errante
que naufragó mil veces sobre las playas solas
y acunó entre sus brazos, cada vez, un instante.


Ah divinos tesoros del Amor navegante…
Ah pálidas estrellas meciendo entre las olas,
sueños de olvido, lágrimas, en rutas del Amante.

Ahora sólo llega mi voz a tu Estatura
como la voz de un ángel a tu Voz de diamante.


3. VISIÓN DESDE EL SILENCIO


El silencio inefable de estos días oscuros
es silencio recóndito de ardua lejanía
labrado en un espacio de dura extranjería
estallido en desvelo de resplandores puros

Silencio y laberinto de refugios seguros
que se esparcen en ecos de quieta algarabía
mientras mis ojos callan y mi mano tan fría
dice adiós al poema de los versos oscuros.

Qué me trae la tarde sino un sol al poniente
dialogando esa luna que aparece soñada
cuando cientos de pájaros vuelan su voz doliente

y el ocaso que parte continúa sufriente
y sólo hay un resabio de queja devastada
y nada queda y todo del Amor floreciente.

Un ángel pensativo vela sobre la noche
cuando un recuerdo de alas evanesce en la sombra.


4. UNO


Vasija transportada por ángeles piadosos
al pie de tu Sagrario, amado Señor mío
llena de piedras torpes que acumulo el vacío
y llega hasta tus ojos, por ángeles piadosos.

Caen las duras piedras de pasos impiadosos
caen las piedras duras sobre el mármol vacío
y yo me voy en ellas, Señor, Amado mío
perdiendo una memoria de tiempos impiadosos.

Regreso en este invierno y al filo de la tarde
de lejos llega intensa tu voz ensimismada
y es sólo en el sigilo una estrella que arde

su titilar precioso, su luz avasallada
mientras todo estremece al filo de la tarde
y estremece el vacío que me dejó tu espada.

Yo no sé de la estrella, Señor, yo no sé nada
sólo sé contemplarte con extraño silencio. 


5. DUERMEVELA


En la noche secreta resuena este silencio
de voces que estremecen la soledad velada
y suben por la cuesta febril, enamorada
de la secreta noche henchida de silencio.

Resuena en esta noche, resuena este silencio
de ángeles que vuelan la tibieza enramada
como una estrella tenue nacida en la alborada
de la noche serena, transida de silencio

Me aquieto cuando escucho la suave algarabía
de los niños perdidos, de los niños hallados
bajo la austera noche, la casta pedrería

En el silencio oculto que guarda los sellados
secretos de la noche su exhausta velería
destellan en el eco mis párpados callados

Sólo deseo un lienzo para enjugar tu sangre
tu sendero remoto traspasado y sublime.




* Los datos de la autora puede el lector interesado consultarlos en el post del viernes 6 de marzo de 2009.