Colección privada Zanuit
El (re)tallar del santo de palo
en Puerto Rico
Héctor Rincón González
Pedro Amill Quiles
Pedro Amill Quiles
Universidad de Puerto Rico
Exclusivo para Analecta Literaria
Resumen
Este artículo presenta una sinopsis del surgimiento y desarrollo de la talla de santos de palo en Puerto Rico. La tradición de un arte popular, forzado bajo el proceso de colonización y cristianización, cuya mística praxis ha confrontado cambios lógicos en su estatismo. Desde una expresión de religiosidad impuesta, a un replanteamiento de la simbología religiosa, continuando con la construcción de un símbolo cultural inalienable del colectivo y por ende, de una solida nacionalidad puertorriqueña, sin descartar otras vertientes como el valor sustancial de la talla de santos de palo desde su perspectiva comercial, el coleccionismo y sus derivaciones contemporáneas.
Palabras claves: talla de santos, arte popular, imaginería religiosa popular, iconografía, tallistas santeros, santos de palo, artesanía puertorriqueña.
Talla Alabanza
no las creo por montones,
con ellas voy dialogando
y cada una tallando
en diversas condiciones.
Sus cortes son oraciones,
un grito de paz profundo,
son un cántico fecundo,
abundante en esperanza,
son una eterna alabanza
para el Redentor del mundo.
con ellas voy dialogando
y cada una tallando
en diversas condiciones.
Sus cortes son oraciones,
un grito de paz profundo,
son un cántico fecundo,
abundante en esperanza,
son una eterna alabanza
para el Redentor del mundo.
Luis Raúl Nieves
Décimas Talladas.
Décimas Talladas.
El santo de palo puertorriqueño, representado hoy mayormente por una escultura confeccionada en maderas nativas, fue utilizado para encarnar las imágenes celestiales adoptadas y adaptadas del catolicismo durante el periodo de la conquista. Es a partir de 1508 (Vidal, 1998) con la llegada de los colonizadores españoles a la isla, cuando inicia el adoctrinamiento al catolicismo romano. Un dogma que arriba a América asentado en la palabra escrita bajo un discurso de poder amparado por el temor al castigo. Discurso que utiliza múltiples sacramentos con una rica iconografía, pero promulgando una clara censura contra la adoración de imágenes como una práctica pagana. En conformidad con las resoluciones del concilio de Trento, la iglesia promovía el uso de imágenes únicamente como medio de promoción y enseñanza de la representación simbólica de la figura en esa búsqueda de la trasmisión de sus dogmas cristianos.
Los frailes y predicadores españoles, se vieron forzados a identificar mecanismos para poder evangelizar en una época colonial con una marcada escasez de clero, la topografía montañosa de la isla y un número limitado de ermitas donde impartir el culto oficial. Los conquistadores, observaron que la talla en piedra, madera y conchas era común entre los indios taínos de Puerto Rico y la incorporación al escenario de los esclavos africanos, que culminaría en un mestizaje criollo dando origen al jíbaro puertorriqueño, representaban grandes oportunidades para vigorizar y facilitar la práctica religiosa con elementos populares de devoción y artístico-creativos como la plegaria afroreligiosa.
Inicia la talla de santos de palo en Puerto Rico con la creación de imágenes religiosas morando altares domésticos para mantener y trasmitir el trastocado fervor religioso. Simultáneamente, se gesta una tímida economía iniciada en esa ruta campestre del tallador para vender, canjear, restaurar o repintar los santos de palo. En precisamente en ese sincretismo de la tradición católica, que las tallas de nacimientos (belenes) y los reyes magos ocuparían un lugar preferencial en los tallistas puertorriqueños, (Suarez, 2003).
La talla rústica utilizó utensilios caseros como el machete, pedazos de metal, vidrio y colmillos de animales ideales para pulir un poco la pieza logrando así una mejor terminación. La materia prima provino de árboles autóctonos como el cedro hembra, apetecido por su maleabilidad y aroma con una resistencia natural a la polilla y las inclemencias del clima tropical. Las tallas policromadas refrendaban los colores y atributos religiosos de los santos. Eran pintadas con pinceles elaborados de bambú y pelo de rabo de vaca o crin del caballo. Las pinturas utilizaban como base el achiote, añil, arcilla de diversos colores y el hollín proveniente de los utensilios de cocina, (Vidal, 1998). Generalmente, previo a la aplicación de la policromía a las tallas, se les revestía con una capa de yeso a fin de cubrir las imperfecciones de la madera, incluyendo las marcas de la cuchilla o instrumentos.
La iconografía de la talla de santos de palo en Puerto Rico, (Lange, 1975) mantiene una evidente inclinación por la representación de la religiosidad sobre cualquier lance, histórico o legendario, acaecido durante la vida del santo. Una imaginería popular muy valiosa desde la perspectiva iconográfica donde los referentes oscilan entre la tradición religiosa y lo popular. Cabe mencionar a la familia Espada como talladores y escultores destacados del periodo colonial español en la antigua villa de San Germán. Ocasionalmente, se incorporan los consabidos milagritos a los santos de palo. Figuras pequeñas, por lo general en metal, que simbolizan el milagro que el santo concedía a su devoto terrenal. Ejemplo de estos milagritos son las manos, brazos y piernas, entre otros.
Esta talla rustica presenta una pieza rígida, de líneas rectas, sin reflejo de movimiento donde la marca de la cuchilla es evidente sin descuidar, el fervor religioso grabado en la talla como reflejo de la espiritualidad y el sufrimiento del santo. Menciona Doreen Colón, 2003:
Los frailes y predicadores españoles, se vieron forzados a identificar mecanismos para poder evangelizar en una época colonial con una marcada escasez de clero, la topografía montañosa de la isla y un número limitado de ermitas donde impartir el culto oficial. Los conquistadores, observaron que la talla en piedra, madera y conchas era común entre los indios taínos de Puerto Rico y la incorporación al escenario de los esclavos africanos, que culminaría en un mestizaje criollo dando origen al jíbaro puertorriqueño, representaban grandes oportunidades para vigorizar y facilitar la práctica religiosa con elementos populares de devoción y artístico-creativos como la plegaria afroreligiosa.
Inicia la talla de santos de palo en Puerto Rico con la creación de imágenes religiosas morando altares domésticos para mantener y trasmitir el trastocado fervor religioso. Simultáneamente, se gesta una tímida economía iniciada en esa ruta campestre del tallador para vender, canjear, restaurar o repintar los santos de palo. En precisamente en ese sincretismo de la tradición católica, que las tallas de nacimientos (belenes) y los reyes magos ocuparían un lugar preferencial en los tallistas puertorriqueños, (Suarez, 2003).
La talla rústica utilizó utensilios caseros como el machete, pedazos de metal, vidrio y colmillos de animales ideales para pulir un poco la pieza logrando así una mejor terminación. La materia prima provino de árboles autóctonos como el cedro hembra, apetecido por su maleabilidad y aroma con una resistencia natural a la polilla y las inclemencias del clima tropical. Las tallas policromadas refrendaban los colores y atributos religiosos de los santos. Eran pintadas con pinceles elaborados de bambú y pelo de rabo de vaca o crin del caballo. Las pinturas utilizaban como base el achiote, añil, arcilla de diversos colores y el hollín proveniente de los utensilios de cocina, (Vidal, 1998). Generalmente, previo a la aplicación de la policromía a las tallas, se les revestía con una capa de yeso a fin de cubrir las imperfecciones de la madera, incluyendo las marcas de la cuchilla o instrumentos.
La iconografía de la talla de santos de palo en Puerto Rico, (Lange, 1975) mantiene una evidente inclinación por la representación de la religiosidad sobre cualquier lance, histórico o legendario, acaecido durante la vida del santo. Una imaginería popular muy valiosa desde la perspectiva iconográfica donde los referentes oscilan entre la tradición religiosa y lo popular. Cabe mencionar a la familia Espada como talladores y escultores destacados del periodo colonial español en la antigua villa de San Germán. Ocasionalmente, se incorporan los consabidos milagritos a los santos de palo. Figuras pequeñas, por lo general en metal, que simbolizan el milagro que el santo concedía a su devoto terrenal. Ejemplo de estos milagritos son las manos, brazos y piernas, entre otros.
Colección privada Zanuit
Esta talla rustica presenta una pieza rígida, de líneas rectas, sin reflejo de movimiento donde la marca de la cuchilla es evidente sin descuidar, el fervor religioso grabado en la talla como reflejo de la espiritualidad y el sufrimiento del santo. Menciona Doreen Colón, 2003:
Los santeros puertorriqueños tradicionales supieron infundirle siempre a sus imágenes un aire de grandeza y majestuosidad, independientemente de su carácter aminiaturado.
A finales del siglo 18 y principios del 19, se registra un auge de la talla de santos en la isla, no obstante, la primera talla que se conserva, data del siglo 17.
De acuerdo con el Instituto Smithsoniano, esta imagen de Santa Ana con la Virgen y el níño Jesús data del siglo 17
y presumiblemente es el santo de palo más antiguo de Puerto Rico que existe.
Con el pasar de los años algunos talladores de santos de palo dieron una impronta a sus piezas y durante las fiestas populares religiosas del país, todo aquel que poseía santos recurría a ellos para retocar y vestir al santo según la ocasión.
En 1898 la isla es invadida por los americanos cambiando al régimen de los Estados Unidos. El advenimiento de nuevas religiones como el protestantismo, amenaza la existencia de la talla de santos de palo. No obstante, es durante el siglo 20 cuando surgen grandes artesanos de la talla primitiva o tradicional como Zoilo Cajigas y Juanito Cartagena cimentando el resurgimiento de esta tradición mediante sus discípulos, Celestino Avilés y Domingo Orta. Este movimiento, junto a la creación del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) en 1955, marcaría un nuevo amanecer en la cultura puertorriqueña. Figuras como Ricardo Alegría, fundador del ICP y Walter Murray Chiesa dirigente de su división de Artes Populares, se dieron a la tarea de rescatar la tradición de los santos de palo en Puerto Rico.
La industrialización, representó para los talladores de santos, nuevas herramientas, materiales y técnicas que permitieron la creación de piezas diferentes. Tallas más elaboradas, incluso con movimiento que pronto cayeron bajo la mirilla de un mercado creciente de coleccionistas locales e internacionales que fisgonea en las ferias de artesanías, certámenes y encuentros de santeros.
Para 1960, surge una talla contemporánea dando continuidad al cambio lógico de esa mística praxis y redundando en un re-tallar con una devoción diferente, posiblemente amenazada en algunos casos, cuidando más la estética y maximizando su potencial comercial. Mientras, el perfil del tallador cambia, en su origen masculino, incorporando a las féminas quienes cuentan actualmente con sus propias ferias independientes. De igual forma, aumenta la variedad de estilos, el uso de colores y la creación de nuevos atributos, manteniendo los colores y atributos medulares de la iglesia católica. Arriba otro tipo de atributo representando al colectivo como la bandera de Puerto Rico y símbolos puertorriqueños que afianzan su nacionalidad. Una vorágine sospechada ante las nuevas categorías en la talla, crea polémicas, divisiones y resistencias propias al cambio. Sin embargo, se mantiene una casta de artesanos fieles a la talla tradicional como Luis González, cuya obra es un vivo ejemplo del fervor y la liturgia.
Colección privada Zanuit
Los ámbitos culturales y académicos, entre otros, argumentan sobre la talla tradicional y moderna, la talla primitiva y contemporánea, pero lo cierto es la necesidad de investigación para dilucidar estos aspectos en controversia. Mientras tanto, se observan avances mediante movimientos, grupos y alianzas estratégicas entre talladores de santos de palo y organizaciones sin fines de lucro, como APIP (Organización Puertorriqueña de la Imaginería Popular) cuya visión persigue su posicionamiento en y fuera de Puerto Rico como la principal organización del quehacer cultural de la talla del santo de palo puertorriqueño contemporáneo.
Cada puertorriqueño debe reafirmar su compromiso con las artes populares para mantener viva su identidad cultural y ese orgullo nacional para trascender fronteras y hermanar los pueblos.
Colección privada Zanuit
Bibliografía
Colon Camacho, D. ed. (2003). Los santos de Puerto Rico: estudio de la imaginería popular. Hong Kong: Asia Pacific.
Lange Santos, Y. (1975). The Household Wooden Saints of Puerto Rico, 2 vols. University of Pensylvannia, Ph. D.
Mediavilla de Toste, N. (2005). Santos al desnudo. Ediciones Puerto: San Juan Puerto Rico.
Nogueras, P., G. Borras y T. Dávila. (2006) Manos del pueblo: muestra fotográfica y entrevistas con artesanos puertorriqueños. Ardmore, Pa. : Gabriel Press.
Suárez Alicea, R. y C. Suárez Alicea. (2003). Imaginería Popular Puertorriqueña: Talla de Santos de Palo. Vol. I, San Juan Puerto Rico.
Vidal, T. (1998). La imaginería popular: arte y tradición puertorriqueña. En: Puerto Rico arte e identidad. Pp.. 91-103. Editorial de la Universidad de Puerto Rico: San Juan Puerto Rico.
______ (1994). Los Espada: escultores sangermeños. Ediciones Alba: San Juan Puerto Rico.
HÉCTOR RINCÓN GONZÁLEZ, MLS. Escritor, poeta y ensayista colombiano residente en Puerto Rico. Algunas de sus publicaciones incluyen poemas en la revista argentina de letras, ideas, artes y ciencias: Analecta Literaria, artículos para el Instituto de Cultura Puertorriqueña (Boletín de artes populares: La Artesanía y el Desarrollo Integral de Puerto Rico) y revistas especializadas en el campo de la bibliotecología y el arte. En el 2009 publica en la revista dominicana de artes, museos, artistas y cultura: Artes (Trasfigurando los clásicos, basado en la obra del pintor puertorriqueño Carlos Mercado) y en la revista puertorriqueña de arte contemporáneo: Art Updated (El recitar de la poesía silente). Ha realizado varios trabajos colaborativos con poetas locales e internacionales. Autor de reseñas de arte para diversos pintores (Diego Gouguenheim y Pablo Scioti) y reseñas literarias (Soles mojados y una niña azul de la Dra. Emma Jeannette Rodríguez). Fungió como coordinador de la oficina de Asuntos Culturales de la Biblioteca Carnegie publicando en los principales rotativos del país (El Nuevo Día: Hostos y Bosch: Dos Vidas y un pueblo). Posee un trabajo investigativo de tesis titulado: Mercadotecnia Social y Responsabilidad Social: elementos necesarios para canalizar el endoso del sector Público y Privado al Centro de Investigación y Documentación Artesanal en Puerto Rico. Participó como ponente del Congreso Virtual de Aprendizaje con Tecnología de la Facultad de Educación de la Universidad de Puerto Rico y el Consejo de Educación Superior de Puerto Rico con la ponencia: La Sociedad de la Información en Puerto Rico: percepciones, retos y desarrollo para los Bibliotecarios y Profesionales de la Información. Fue escritor invitado para el segundo Congreso Educativo "Empoderando Nuestra Comunidad LGBTT: Mejorando Tu Calidad de Vida" del panel: Literatura Queer: su aportación a la Lucha. Ha participado en varios certámenes logrando el primer premio en Cuento de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Premio otorgado por el reconocido dramaturgo puertorriqueño Francisco Arriví. Actualmente presidente de ASEGRABCI: Asociación profesional de egresados de la Escuela Graduada de Ciencias y Tecnologías de la Información de la Universidad de Puerto Rico.
PEDRO AMILL QUILES, MLS, CLA. Actualmente profesor en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ciencias Médicas, a cargo de la referencia virtual con una vasta experiencia en bibliotecas académicas, especializadas, escolares y públicas. Posee una maestría en ciencias y tecnologías de la información de la Universidad de Puerto Rico y un certificado post-graduado en administración de bibliotecas académicas y especializadas. Cuenta con cursos especializados en artesanía, antropología, museología y arte popular en Puerto Rico. Realizó un estudio investigativo titulado: Centro de Información y Documentación Artesanal Puertorriqueño: un modelo para la preservación del patrimonio artesanal tangible e intangible. Cuenta con diversas publicaciones, entre ellas en la Revista Simbiosis de la Escuela Graduada de Ciencias y Tecnologías de la Información y en el Boletín de Artes Populares del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Sus intereses principales son: la referencia virtual, el desarrollo de bibliotecas relacionadas con la cultura, el folclor y el arte popular, la museología, las bibliotecas presenciales y virtuales en la Web 2.0 y el desarrollo de bibliotecas especiales conocidas como bibliotecas museos. Participó como miembro de la Junta Asesora de la División de Artesanías y Artes Populares del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Actualmente pertenece a la Junta de Directores de la Asociación Puertorriqueña de la Imaginería Popular fungiendo como director de relaciones financieras e informática y vicepresidente de la Asociación de Egresados de la Escuela Graduada de Ciencias y Tecnologías de la Información de una Universidad de Puerto Rico.