1. POR QUÉ PLATÓN EXPULSÓ A LOS POETAS DE LA REPÚBLICA
de ordenar los vacíos y la palabra.
Si al menos, al final de la aventura,
volvieran, fugaces si quieres,
la sonrisa y el asombro,
tal vez, entonces, tuviéramos un respiro
en esta larga caminata, hoy sin norte,
siempre de vuelta, sombra de la luz.
Deberíamos, un día de estos,
hablar del obligado exilio,
de la nostalgia y las mareas,
antes de zarpar hacia el desarraigo
2. SATURNO Y LA TRAVESÍA DEL SINAIA
La envidia de la muerte os va tragando y devora
mis recuerdos. Es como si me despertase trenzado
y a caballo del cansancio, las miradas tránsfugas
y la vigilancia del beso que duerme, de la caricia
que reiteradamente muere dormida, insensible.
Tanta mar por medio, dueños de las tres dimensiones
os dejaron desnudos frente al odio de la vida,
del llanto y las candilejas, abriendo el debate.
¿Cómo separar lo que hicisteis de lo que sentíais,
tan libres fuisteis? Qué titánicos quedan hoy
vuestros hechos y mis palabras qué pobres, pero
aún sois el contrafuerte de nuestra vida, el aderezo
imprescindible, y vuestro destierro nos deja como
una caricia que golpea y nos invita, nos devuelve
a los orígenes, a la obscenidad del sufrimiento,
al dolor de la brasa, sangre cuajada, oscuro fermento
de nueva vida frente al leviatán enajenado, mutilado.
Sois la supervivencia del mito que vuelve en cada parto.
3. LA DIÁSPORA DEL SÉPTIMO DE CABALLERÍA
Con el ritmo que marca el tiempo, perdida la sonrisa,
hemos crecido de la mano de la utopía y de la nada.
Si tropezamos con otros, fue de tanto mirarnos
y porque los días son, de vez en cuando, una ciénaga.
En algunas ocasiones, cuando la tentación arrastra,
cuando el futuro amanece confundido con el pasado
y no basta nombrar algo para que exista, digo
que, cuántas verdades pugnan por abrazarnos,
cuántos valores solo medio dormidos renacen,
Seguís muriendo y en interrumpida diáspora
dejáis huecos imposibles frente al otro y al verbo,
y marcháis como llegasteis, inesperadamente.
Qué relativo aparece el primer beso minúsculo,
cuántos provechos dormían en la sombra
del guerrero nacido de la cortesía del arado,
de la muchacha diosa que nos dejó descalzos,
y qué incruenta la batalla en los ángulos de su piel.
Renovación y muerte, sí, tribulaciones del vasallo
que nos necesita para saberse y olvidar lo justo,
que mira, impertinente, encaramado al estandarte.
Su grito, elemental, todavía nos identifica,
y su sangre derramada, para tantos, renace
partera como el agua, distante como la estrella.
Todos sabéis que el viento se origina en el aire,
que en el frontispicio de las patrias, cada muerte
recorta espacio y nos da la medida del vacío,
Por eso, desde siempre, despavoridos, buscamos
jarras donde, como racimos, alinear puñales,
y el galope sucesivo, reflejo del panal de la brisa,
tan impasible y frío como el amor eterno.
Y banderas, banderas de colores cambiantes,
de significados inaccesibles y final escarlata
tan cercano como impío, tan heroico como cruel.
4. JOCS DE FOLIA PARA VIOLA DA GAMBA
Sin que nadie nos diese una explicación,
observamos que el horizonte ya no huía,
las dádivas de cada día quedaban prisioneras
en el recinto del amor, se dormían,
y entre las manos, como una naranja violeta,
sus muslos nos sorprendieron, deslizándonos,
cogidos del vértigo en ruinas,
del amor a la desesperanza.
Siempre creímos que habíamos ganado
la batalla de qué era la verdad,
pero la hambruna nos dice que perdimos
al decidir quien la administraba.
Fue como cuando, atentos a lo que nos dicen,
olvidamos lo que callan, o las palabras ausentes
que ordenan las instancias del universo y del barrio.
Algunos, los más valientes, conjuraron los poderes
para evitar las prohibiciones
y a despecho de la rabia,
fuimos nómadas en nuestra tierra,
fugitivos de nuestra casa.
Vaciaron el significado y nos dejaron
la rutina de la palabra que nos precede.
Limpiamos con miel y aceite las huellas,
pero quedan las alucinaciones y el llanto,
todo lo que llega desde donde los muertos
guardan la memoria y alimentan el futuro.
Aún así, hemos sobrevivido,
fue suficiente unir la sonrisa y el almendro,
la palma y el alacrán, la luz y la mirada
y tantas cosas que nacen al nombrarlas,
la suave mesura del código babélico,
la nota musical que nos convocó,
el conjuro de las sílabas del desierto,
el eterno abrazo de los vivos y los muertos,
la estación lila donde vive el poema y el recuerdo,
la redención del orden que nace del caos.
5. LA PÒIESIS DE HÖLDERLIN Y LOS BOLEROS DE MACHIN
Pedían soluciones y ofrecimos caminos,
abandonamos y muchos nos siguieron,
y un día descubrimos que detrás de cada mal uso
hay una beneficencia.
Lentamente nos desplazamos
de la vigilia al desencanto, sin casi mutilarnos,
tratando de borrar los largos espacios
temporales, anónimos casi siempre.
Volvimos al meandro pidiendo
maneras de reintegrarnos al universo,
a la nostalgia y al poniente
que enrojecía el pórtico de nuestras noches.
Descubrimos la prohibición, la complicidad,
la licencia, las perversiones, y en el riesgo,
nunca supimos si éramos
un eslabón necesario o un accidente,
tampoco qué llegaríamos a ser si al amanecer
solo fuésemos la suma de tantos.
Asumimos el riesgo de ser, a veces, ignorados,
pero siempre desestimados,
y fue que, rodeados por el rumor,
se dispersaron los conflictos y la memoria.
Construimos una residencia articulada
con el nombre común de cada cosa.
Desde entonces, lo sabes, te plagio
y solo puedo escribir de nuestro encuentro.
6. HACE TIEMPO QUE TE ESPERABA... –DIJO MARLOWE
«Deja de perseguir el lugar
donde aún florece la rosa tardía»
Q. Horacio Flaco
Con el otoño llega el tiempodonde aún florece la rosa tardía»
Q. Horacio Flaco
de ordenar los vacíos y la palabra.
Si al menos, al final de la aventura,
volvieran, fugaces si quieres,
la sonrisa y el asombro,
tal vez, entonces, tuviéramos un respiro
en esta larga caminata, hoy sin norte,
siempre de vuelta, sombra de la luz.
Deberíamos, un día de estos,
hablar del obligado exilio,
de la nostalgia y las mareas,
antes de zarpar hacia el desarraigo
2. SATURNO Y LA TRAVESÍA DEL SINAIA
«Porque no es lo que importa llegar solo ni pronto
sino llegar con todos y a tiempo».
León Felipe
mis recuerdos. Es como si me despertase trenzado
y a caballo del cansancio, las miradas tránsfugas
y la vigilancia del beso que duerme, de la caricia
que reiteradamente muere dormida, insensible.
Tanta mar por medio, dueños de las tres dimensiones
os dejaron desnudos frente al odio de la vida,
del llanto y las candilejas, abriendo el debate.
¿Cómo separar lo que hicisteis de lo que sentíais,
tan libres fuisteis? Qué titánicos quedan hoy
vuestros hechos y mis palabras qué pobres, pero
aún sois el contrafuerte de nuestra vida, el aderezo
imprescindible, y vuestro destierro nos deja como
una caricia que golpea y nos invita, nos devuelve
a los orígenes, a la obscenidad del sufrimiento,
al dolor de la brasa, sangre cuajada, oscuro fermento
de nueva vida frente al leviatán enajenado, mutilado.
Sois la supervivencia del mito que vuelve en cada parto.
3. LA DIÁSPORA DEL SÉPTIMO DE CABALLERÍA
Vendrá la guerra,
tengo que irme.
No me olvides.
Arvo Turtiainen
Con el ritmo que marca el tiempo, perdida la sonrisa,
hemos crecido de la mano de la utopía y de la nada.
Si tropezamos con otros, fue de tanto mirarnos
y porque los días son, de vez en cuando, una ciénaga.
En algunas ocasiones, cuando la tentación arrastra,
cuando el futuro amanece confundido con el pasado
y no basta nombrar algo para que exista, digo
que, cuántas verdades pugnan por abrazarnos,
cuántos valores solo medio dormidos renacen,
Seguís muriendo y en interrumpida diáspora
dejáis huecos imposibles frente al otro y al verbo,
y marcháis como llegasteis, inesperadamente.
Qué relativo aparece el primer beso minúsculo,
cuántos provechos dormían en la sombra
del guerrero nacido de la cortesía del arado,
de la muchacha diosa que nos dejó descalzos,
y qué incruenta la batalla en los ángulos de su piel.
Renovación y muerte, sí, tribulaciones del vasallo
que nos necesita para saberse y olvidar lo justo,
que mira, impertinente, encaramado al estandarte.
Su grito, elemental, todavía nos identifica,
y su sangre derramada, para tantos, renace
partera como el agua, distante como la estrella.
Todos sabéis que el viento se origina en el aire,
que en el frontispicio de las patrias, cada muerte
recorta espacio y nos da la medida del vacío,
Por eso, desde siempre, despavoridos, buscamos
jarras donde, como racimos, alinear puñales,
y el galope sucesivo, reflejo del panal de la brisa,
tan impasible y frío como el amor eterno.
Y banderas, banderas de colores cambiantes,
de significados inaccesibles y final escarlata
tan cercano como impío, tan heroico como cruel.
4. JOCS DE FOLIA PARA VIOLA DA GAMBA
«Solamente sé que los caminos
de retorno están cerrados».
Celso Emilio Ferreiro
de retorno están cerrados».
Celso Emilio Ferreiro
Sin que nadie nos diese una explicación,
observamos que el horizonte ya no huía,
las dádivas de cada día quedaban prisioneras
en el recinto del amor, se dormían,
y entre las manos, como una naranja violeta,
sus muslos nos sorprendieron, deslizándonos,
cogidos del vértigo en ruinas,
del amor a la desesperanza.
Siempre creímos que habíamos ganado
la batalla de qué era la verdad,
pero la hambruna nos dice que perdimos
al decidir quien la administraba.
Fue como cuando, atentos a lo que nos dicen,
olvidamos lo que callan, o las palabras ausentes
que ordenan las instancias del universo y del barrio.
Algunos, los más valientes, conjuraron los poderes
para evitar las prohibiciones
y a despecho de la rabia,
fuimos nómadas en nuestra tierra,
fugitivos de nuestra casa.
Vaciaron el significado y nos dejaron
la rutina de la palabra que nos precede.
Limpiamos con miel y aceite las huellas,
pero quedan las alucinaciones y el llanto,
todo lo que llega desde donde los muertos
guardan la memoria y alimentan el futuro.
Aún así, hemos sobrevivido,
fue suficiente unir la sonrisa y el almendro,
la palma y el alacrán, la luz y la mirada
y tantas cosas que nacen al nombrarlas,
la suave mesura del código babélico,
la nota musical que nos convocó,
el conjuro de las sílabas del desierto,
el eterno abrazo de los vivos y los muertos,
la estación lila donde vive el poema y el recuerdo,
la redención del orden que nace del caos.
5. LA PÒIESIS DE HÖLDERLIN Y LOS BOLEROS DE MACHIN
«Pasearé por el orden
de verdes cipreses inmóviles
sobre la mar en calma.»
Salvador Espriu
abandonamos y muchos nos siguieron,
y un día descubrimos que detrás de cada mal uso
hay una beneficencia.
Lentamente nos desplazamos
de la vigilia al desencanto, sin casi mutilarnos,
tratando de borrar los largos espacios
temporales, anónimos casi siempre.
Volvimos al meandro pidiendo
maneras de reintegrarnos al universo,
a la nostalgia y al poniente
que enrojecía el pórtico de nuestras noches.
Descubrimos la prohibición, la complicidad,
la licencia, las perversiones, y en el riesgo,
nunca supimos si éramos
un eslabón necesario o un accidente,
tampoco qué llegaríamos a ser si al amanecer
solo fuésemos la suma de tantos.
Asumimos el riesgo de ser, a veces, ignorados,
pero siempre desestimados,
y fue que, rodeados por el rumor,
se dispersaron los conflictos y la memoria.
Construimos una residencia articulada
con el nombre común de cada cosa.
Desde entonces, lo sabes, te plagio
y solo puedo escribir de nuestro encuentro.
6. HACE TIEMPO QUE TE ESPERABA... –DIJO MARLOWE
«Levantó los ojos hacia las estrellas y las estrellas
admiradas por tanta belleza perdieron pie
y rodaron por sus mejillas donde con envidia
las he visto oscurecerse».
Ben Al-Labbana
ni cerca ni lejos, ni mar ni cielo,
mujer de mil deseos, aún dormida,
contrafuego del sexo blanco,
llegas desde el placer de la palabra,
como la sal mineral sobre el fuego,
huyendo hacia mis brazos,
como el alba en la noche, disuelta y cautiva,
como el beso de la joven madre viuda.
Perdidos los horizontes,
te acomodaste sobre mi tiempo y en mi espacio,
serenaste los espejos, encendiste las vueltas
y al conjuro de tu sonrisa, religiosa y pagana,
abrimos el insomnio de las rosas negras,
me tomaste y quebraste la queja del viento,
huésped del gozo cansado de los sueños.
Un sortilegio del presagio fuiste.
Olvidado de tu piel, aturdidos tus tempranos
quiebros, me desplacé discreto
como la arena disuelta y cautiva,
enamorado del origen de tu vientre,
de tu largo mirar café,
de tus alargados deseos adolescentes.
Y aún reclamo la indulgencia de tus pechos,
tus aturdidos amaneceres,
la blanca constelación huidiza
del perfil de tus ojos fronterizos,
el gozo de tu sometida carne,
hasta tapiar los mares.
Y te espero, desnuda y sin raíces
sobre el lecho del río de la ruina y su parpadeo,
fraguada en los recelos y las distancias,
oliendo a manzana verde.
Y te amo porque miro donde todos miran
y veo lo que nadie ve.
7. DERIVADAS DE LA TEORÍA TRIANGULAR DEL AMOR
estamos uno tan en el otro»
Pierre Louys
su envoltura, y el empuje de sus olas
me recuerda el tacto de tus pechos.
Pero no de un mar, no... hablo de nuestro mar,
del único, en el que tantos dioses
han sido vulnerados por el tiempo
y miles de naufragios de soles reposan
en brazos de la luna,
como suspiros azules perdidos
en los senderos de la vida.
Qué quieres...¡ me seduce la quiebra del mar
en tus ojos, inquietos como la vida,
profundos, como un largo desaliento.
Eres solo fruto, sirena amarilla, rojo delfín,
mujer sagrario, pero me puede la frescura
de tu vientre y el rango de tu sueño.
Acepto compartir tus muslos con los astros,
arriar pasiones, y aunque sé que llegas
como la turbación de la brújula celosa,
no puedo renunciar a ser hijo del sol,
de la nube blanca, de la siembra,
del sudor, del agua, del deseo y la osadía.
Contigo somos la metáfora del absoluto,
el espacio del disturbio,
y me importa, no el rayo silente,
sino tú cuando lo miras.
8. EL DESVÁN DE HERÁCLITO Y LOS CUATRO ELEMENTOS
«Los cuatro elementos primarios
dan forma a mi existir:
Un cuerpo sometido al tiempo,
siempre ansioso de ti.»
Luis Cernuda
nacidos del fuego de tus manos,
de la maldición de ausencias,
del mar que nos une,
del placer del dolor consentido, velos cíngaros,
noches morunas, ánforas, caracolas
y el solano por venir que persiste
como tierra apremiante, diversa, testimonial.
Mujer excesiva. Mágicos tus ojos,
espejos del eclipse de tus carnes solícitas
de rebelde lujuria, me guían certeros
hasta el apátrida reverso y al trasluz
se deslizan, se pierden inauditos
en la parquedad de tu vello,
en la beligerancia de tu vestido.
Arco lunar me recuerdas,
pero adolescente y moreno de dolor.
Tus manos sujetan mis mejillas
y me elevan hasta tu boca,
pero tu voz me devuelve a tu pubis y tu aroma
al seno de la tribu, a las noches revueltas
por la estrella y el amaranto de los tiempos.
Alfarera de sueños y esperanzas,
de pupilas asombradas, siempre emergentes,
orilla de los faros del desorden nocturno.
Azul cobalto y verde olivo, colores que nos llevan,
fugitivos, a la frontera de tu talle sereno,
mientras la orfebrería de tu blusa,
hace carnal el poema
y convierte en comunión la proximidad.
Me pierdo, sí, me pierdo, a mi pesar,
en tu recuerdo y su futuro,
amagando señales de que sigo vivo
desde hace tiempo,
en el sorprendido desorden.
9. EL VÉRTIGO DE LA PALOMA Y LA SIBILA DEL RHIN
«¿No están ustedes muertos?»
Juan Rulfo
y el orgasmo asociado,
como el vértigo de la paloma
delante de la futura distancia, así
suenan tus voces, compartiendo la cercanía del mito,
la gallardía que preserva su juventud.
Un dolor de mujer urgente y unas tierras conformadas,
crearon el espacio donde se amontonan las lunas,
las caricias perturbadas.
Abdicaste de tu frondosa belleza,
temerosa del beso anónimo,
y no supiste encontrar el instante
en el que tu amor era necesario y justo.
Fuiste, a lo sumo, objeto en el discurso papal,
nunca hembra, y todavía hoy,
los dilemas se resisten irresueltos,
como rescoldos, sin apenas acceso al desconsuelo
de la sequía del vientre mutilado.
Seca quedó tu copa, sin vino ni esperanza,
y te derramaste generosa, suspendido el dolor.
Como tantas flores pergeñadas en el barro,
fuiste fugitiva del espasmo,
cabalgaste los torbellinos del inconsciente,
las pasiones obscenas del hábito,
mítica como el amanecer de la rosa de Jericó,
fresca, silenciosa y antigua.
Amoral por exceso, fuiste un síntoma
de la brutal razón del indiscutido,
el árbol seco que aguanta la parra
del incesto deseado.
10. MOTETES DEL AMOR PERDIDO
«Pero los jóvenes
que guardaron el recuerdo de la infancia
no se sienten extraños en la casa»
Friedrich Hölderlin
Los días que perdimos
hay noches que toman rumbo,
revuelven la memoria y se ahogan,
de tantos pendientes como diluvian.
Hubo tientos, ritos y cerrojos; lágrimas.
Aun hoy suenan cánticos
que invitan a dormir sobre el olvido,
ahitos de caña, vino, azahar y olivo.
Siguen las tardes de zozobra estéril,
se nos turban los paisajes,
las manos se mecen sagaces entre la duda,
y pervive la opción de encontrar
los días que vivimos,
el magisterio de la imagen,
las prácticas veladas.
Disolvimos los conflictos
y cercenamos el fluir del infinito ciclo
de recibir y dar, origen del deseo,
estancia del amor, resumen de la pena.
Ríos ocultos, sugeridos hijos,
indiferentes, menguan desde nuestra historia,
como el beso que oscila entre el fragmento y el caudal.
11. LAS BOLAS CHINAS DE MADAME BOVARY
Como si imprescindible fuera la exaltación
del recogimiento, junto a la vuelta del arresto
y el magisterio de tu imagen, así tu gesto simuló
y ordenaba, hasta hundirnos en el concierto.
Los deseos ocultos de tus pechos, deseantes
y marginales, esparcieron tu mirada
sobre la inmensidad y los retoños.
Nada fue tan banal como tu efervescencia
y el repliegue de tus mejillas pegadas a mi pecho,
Buscabas y encontraste un niño cruel, limpio,
enamorado, y aún, saciado y desnudo, me pregunto
qué pájaros me llamaron, por qué tu guiño
fue tan generoso y mi testigo tan fugaz
como el parco patriarca de todas las pasiones
sin contornos, como el aliento del gesto
distendido sobre una cama inverosímil.
Y fue que, de tanto vivir la muerte, volvimos
al tumulto, a la cópula de la mentira y el amor.
Tú que adoraste a dios para dar vida al diablo,
incapaz de llegar, tu que trivializaste el camino,
¿cómo sabrás de mí con caricias ajenas?
O puede que buscabas al minotauro
tirando piedras contra el infierno.
Desde entonces, sobrevivo en tu recuerdo
y adiestro mi libertad y sus excesos.
12. HUIS CLOS, ESENIN, HUIS CLOS...
hay noches que toman rumbo,
revuelven la memoria y se ahogan,
de tantos pendientes como diluvian.
Hubo tientos, ritos y cerrojos; lágrimas.
Aun hoy suenan cánticos
que invitan a dormir sobre el olvido,
ahitos de caña, vino, azahar y olivo.
Siguen las tardes de zozobra estéril,
se nos turban los paisajes,
las manos se mecen sagaces entre la duda,
y pervive la opción de encontrar
los días que vivimos,
el magisterio de la imagen,
las prácticas veladas.
Disolvimos los conflictos
y cercenamos el fluir del infinito ciclo
de recibir y dar, origen del deseo,
estancia del amor, resumen de la pena.
Ríos ocultos, sugeridos hijos,
indiferentes, menguan desde nuestra historia,
como el beso que oscila entre el fragmento y el caudal.
11. LAS BOLAS CHINAS DE MADAME BOVARY
«Hacíamos el amor como dos místicos
que se juntan para tocar sonatas».
Julio Cortázar
del recogimiento, junto a la vuelta del arresto
y el magisterio de tu imagen, así tu gesto simuló
y ordenaba, hasta hundirnos en el concierto.
Los deseos ocultos de tus pechos, deseantes
y marginales, esparcieron tu mirada
sobre la inmensidad y los retoños.
Nada fue tan banal como tu efervescencia
y el repliegue de tus mejillas pegadas a mi pecho,
Buscabas y encontraste un niño cruel, limpio,
enamorado, y aún, saciado y desnudo, me pregunto
qué pájaros me llamaron, por qué tu guiño
fue tan generoso y mi testigo tan fugaz
como el parco patriarca de todas las pasiones
sin contornos, como el aliento del gesto
distendido sobre una cama inverosímil.
Y fue que, de tanto vivir la muerte, volvimos
al tumulto, a la cópula de la mentira y el amor.
Tú que adoraste a dios para dar vida al diablo,
incapaz de llegar, tu que trivializaste el camino,
¿cómo sabrás de mí con caricias ajenas?
O puede que buscabas al minotauro
tirando piedras contra el infierno.
Desde entonces, sobrevivo en tu recuerdo
y adiestro mi libertad y sus excesos.
12. HUIS CLOS, ESENIN, HUIS CLOS...
«Seres son que se lleva el viento».
François Villon
«Soy el hombre,
el hombre que aprieta el gatillo
y mata la emoción
para vivir mejor».
Joyce Mansout
François Villon
«Soy el hombre,
el hombre que aprieta el gatillo
y mata la emoción
para vivir mejor».
Joyce Mansout
Quisiste, impunemente, llegar a la verdad
y se precipitó la historia.
Pero llegará con el calor, el vino, la cuchara
y una mirada limpia.
De momento, todavía hoy,
una canción rosa es obscena, impúdica,
y el desnudo manto de los pecados
cubre el perfecto suspiro del beso
Rituales de anónimos futuros niegan el pasado
y embridan el vendaval del grito y el hambre,
del vigía sobre cielo rojo y las tierras negras.
En el alero de las turbaciones de tu verso
quedó el símbolo, tu sonrisa,
la palabra, todo lo que era real,
el futuro que redimirá el pasado,
enhebrando la osadía de robarle,
a cada noche, un nuevo día.
Con la muerte de la risa y el olvido,
quisiste ser el límite de la turbulencia,
y aunque tantos fueron un único fuego,
cada cual ardió a su manera.
De tan tierno y rojo, fuiste disperso y sucesivo,
hasta romper las normas,
pero todavía hoy, las olas nos devuelven
los rumores de tu ida.
Vándalos como fuimos, sigues siendo
un interlocutor inevitable, Esenin,
y aunque muerto el futuro, nos queda la experiencia.
Puede que un día nos digas
de cuánta muerte está hecha la vida,
de cuánto odio el amor.
13. À TOUT JAMAIS, HEBERTO PADILLA
Ahora que titubear podría considerarse una derrota,
desde la luz de la sombra, me reitero vivo,
mecido por el moreno vaivén de sus pechos,
macerado por las urgencias urdidas en la trinchera.
Digo, pues, que la falsa concordia nacida de la paz
es el eslabón final, que languidece, azul claro,
susurrando espacios donde sumamos verbos,
nidos que se disuelven, enajenadas violetas.
Ay, Heberto, desde la esquina de la historia,
pavonean polvos viejos, plumas y cantos rodados,
conformando el remanso fin de trayecto.
Ni jauría de seducciones, ni gaviotas negras,
solo tardes bordadas, espacios de aurora de lino,
como si descansara el vigía, durmiese el agravio
y la complicidad del salmo, con la carencia,
nos abocase al silencio. Un canal de risas.
Vivir desde la trashumancia. Luz a la Luz,
como si el final estuviera en el principio
y nunca más lo sólido se desvaneciese en el aire.
El deshielo nos dejó desnudos y sin historia,
había que detener el torrente sin maldecir la lluvia,
y entre tanta mugre ordenar el nuevo caos,
la periferia construida del círculo de tiza.
Tal vez no supimos que lo necesario
no era lo conveniente, y tan solo fuimos
héroes inadvertidos, suaves como algas, a veces,
y también inflexibles y duros como el diamante
Demasiadas renuncias para superar la pena, amigo
14. DEL CABARET VOLTAIRE AL CAFÉ DE RICK
Deberíamos saber que son días sin fin,
o puede que un torrente de cabellos.
Saber que solo el verbo y sus analogías,
pero también la amenaza del amigo,
nos hacen accesibles y acosados,
amantes nazarenos.
Somos la realidad que, cómplices, compartimos.
Cierto. Y agotamos los plazos, el beso,
desnudos y boca arriba.
Perdonamos nuestra herejía y exhortamos
la caricia, el tiempo y cuantos signos
hablan de nuestros orígenes,
del dolor, de nuestra estancia.
Tantos otoños amándonos nos paralizan la realidad
y dudamos de aquella noche,
hasta que nos golpee la muerte.
Perdemos sus raíces,
nos descubrimos en un solo y lento vacío
que ni siquiera nos nombra. La estructural perversión.
Tanto dolor, como un golpe de luz excesiva, nos ciega.
Sí, somos un leve espejismo,
una apuesta fallida y conjurada,
una copia de la procedencia perdida,
una ecuación poética.
Como el triste laberinto de la fe que toma distancia,
indiferente, y se pierde con el horizonte,
pasando de la comunión a la proximidad.
Único momento privado. Quizás.
15. THE HOUSE OF THE RISING SUN
Roto el pacto del Sinaí, perdidas
las noches de Rokha (¿dónde estabas, Neruda?),
cómo encontrar la frontera entre sus muros
y nuestras manos, si Caravaggio miraba
y Pink Floyd dormía el caligrama de los sueños.
Muchos años caminando y, aún hoy,
nos perdemos en su bosque
y nos quedamos absortos en sus ventanas,
nos ciegan sus excesos,
sus miles de espejos sucios
Tan humanos fuimos.
Con sus destellos, cuántos mundos huían
de los que fuimos puertas.
Y ahora, no sabemos qué posada,
qué descanso ofrecían,
en qué estancia pudimos ser huéspedes.
Aún así, después de tantas lunas,
qué extraño, saber de la soledad
que compartimos tantos,
para llegar a la meta sin atender al camino,
tratando de subvertir el presente
y acomodarlo al sendero que nos llevó
de ser héroes a terminar como víctimas.
Hay días que nacemos únicos,
tan solos que nos asustan
los largos descubiertos que adornan
nuestra corta historia y nos aventamos,
solemnes, como la mies en la era,
desenfadados, como un obradoiro desierto,
como la corteza de la miel del clan.
Cuando la luz se apague y la ciudad caiga,
volverán áureas bandas
y los vientos del sur nos llevarán
a los tres caminos con una sola puerta.
Lujuria mágica del otoño que mengua.
16. PERO MCLUHAN NO LEYÓ A PELLEGRINI
Nunca sabremos si fue el amor o la palabra que lo nombra,
pero contemplamos la travesía como un amor provisional.
Tú desde el recuerdo, yo desde la esperanza. Como siempre,
fui un aborigen de la pena y el hambre. Fue tu blusa,
niebla sin piel, como el día corto, enojado y deseante,
como la propia noche leve del asombrado moribundo gris,
la que se acomodó a tus pechos y desató un requiebro,
eludiendo tu sonrisa, y la libertad en precario de la estancia
donde vinieron a reposar nuestras prófugas identidades.
Algo sucedió, desmedido y tosco, la tarde que rozó tu verbo
la serenidad del último beso, la luz que la sal refleja.
Establecimos contornos, distancias, y quedamos frente a frente;
las pasiones obscenas viajaron como agua a la deriva,
temerosas, rebeldes, acopiando aprecios, referentes veladas,
y tu adiós fue tan plano que no volvió, segó el horizonte.
O puede que, de nuevo prójimo, solo fui un atavío invernal.
17. ET VOILÀ... LA PITONISA EN BOMARZO
Algunas veces, con lo que sobra al regreso de tus noches
y tus años, construyo inducidas obediencias
estrelladas de celos, pitonisa.
Recuerdo nuestros amores robados, en sombras.
Tú que eras la luz, la orilla y la vuelta,
qué bien fintaste cuando llegó el olvido,
hasta fermentar los mitos y crujir los hábitos.
Sin velas ni remos, el suave carmen de tus sueños,
las indecentes prácticas veladas, tu magisterio
y el inefable dorso de tu muslo, fueron mi derrota,
Abdique ante el irreverente manantial
de tus ojos, anillos de espinas, y me llevaban
del suburbio a la arena, del sortilegio al oráculo.
Sí, ven ahora, y deslízate, como el amaranto de tu falda
sobre el alomado paisaje de tu cuerpo.
Ya verás, un día de estos despertaremos
con el fuego apagado, que no muerto,
y durmiendo sobre el amor.
18. EN CAFARNAUM, CON FLORENCI CLAVÉ
Un día dejamos la metafísica,
los colores y el versículo
y envueltos con la verdad de la calle,
nos sumamos a un largo camino que venía de lejos.
Con una antología de inhibiciones
dormimos en la estancia abierta, aquélla donde,
si nos excluíamos, nos condenábamos.
Ecuménico fue el trasunto de nuestra vida
y convivimos con la luz indolente,
joven y apiñada, saboreando la corteza
de la miel del linaje y buscando
nuevos hogares para amasar el pan.
Pero cuando llegó la muchacha,
Aldebarán ya era viejo y apenas pudimos
gozar el cálido aliento de los dulces abiertos,
y envolviste a Mondrián en un cómic.
Tal vez fuimos como el fuego que alumbra
y no calienta, o puede que, como la roja lumbre,
terminamos en plano y gris.
Hijos de nuestra tierra y nuestro tiempo,
nos apareamos, como las hetairas de Roque Dalton
y su intenso azul.
¿Cómo decir que la vida pudo ser un malentendido
si clausuramos tantas penas como puertas abrimos?
No, no se excedió la utopía,
pero hubo que trenzar los silencios
de la otra historia de dios y su manera de morir.
Ahora, que ya nada será una cosa
y la contraria, qué más da saber,
que el camino venía de Cafarnaúm.
JOSÉ GARÉS CRESPO, Poeta, escritor, editor y político español. Nació en Alzira (Valencia, España). Ligado desde su juventud al Socialismo y a la literatura, ocupó durante doce años el cargo de diputado por este partido. Fue el máximo dirigente del PCE (marxista leninista) en la clandestinidad. Activo luchador contra la tiranía franquista, fue detenido en 1975, tras varios atentados del FRAP en Valencia. Durante su detención, fue sometido a golpizas y torturas. No conforme con ello, el fiscal pidió para él 110 años de cárcel, en una época en la que el Dictador Franco firmaba sus últimas cinco penas de muerte. Ligado a Rafael Blasco desde antes incluso de que ambos entraran del PCE(m-l), fue diputado en Corts del PSPV durante 12 años. Ha publicado los poemarios: Al pasar, en Arrecife, Cádiz; Falc sense ma (en catalán), finalista del premio Octubre, publicado por TRES I CUATRE y Material de derribo, editado por Editorial Germanía (2009). Fue el fundador de la revista de poesía "Grama". Ha publicado el poemario Al Pasar en la colección Arrecife, y Falc sense ma, en la editorial Tres i Cuatre, finalista del premio Octubre. En su último libro, Material de Derribo, Garés Crespo nos habla de las luchas y fracasos de la generación que inspirada en la utopía igualitaria supo enfrentarse con hidalguía a la Dictadura de Francisco Franco, de los amores y el amor, de las tiernas semblanzas de la amistad y de la crudeza del paso del tiempo. La palabra, en su poesía vívida, se enlaza al arte, a la música, a los grandes poetas cuya universalidad es subjetiva a partir de la evocación del autor. Subjetividad enraizada en la creación, que como semilla y canto, no pierden el lazo que los unen a su pueblo.
y se precipitó la historia.
Pero llegará con el calor, el vino, la cuchara
y una mirada limpia.
De momento, todavía hoy,
una canción rosa es obscena, impúdica,
y el desnudo manto de los pecados
cubre el perfecto suspiro del beso
Rituales de anónimos futuros niegan el pasado
y embridan el vendaval del grito y el hambre,
del vigía sobre cielo rojo y las tierras negras.
En el alero de las turbaciones de tu verso
quedó el símbolo, tu sonrisa,
la palabra, todo lo que era real,
el futuro que redimirá el pasado,
enhebrando la osadía de robarle,
a cada noche, un nuevo día.
Con la muerte de la risa y el olvido,
quisiste ser el límite de la turbulencia,
y aunque tantos fueron un único fuego,
cada cual ardió a su manera.
De tan tierno y rojo, fuiste disperso y sucesivo,
hasta romper las normas,
pero todavía hoy, las olas nos devuelven
los rumores de tu ida.
Vándalos como fuimos, sigues siendo
un interlocutor inevitable, Esenin,
y aunque muerto el futuro, nos queda la experiencia.
Puede que un día nos digas
de cuánta muerte está hecha la vida,
de cuánto odio el amor.
13. À TOUT JAMAIS, HEBERTO PADILLA
Todo es prodigio, por añadidura
Jorge Guillén
desde la luz de la sombra, me reitero vivo,
mecido por el moreno vaivén de sus pechos,
macerado por las urgencias urdidas en la trinchera.
Digo, pues, que la falsa concordia nacida de la paz
es el eslabón final, que languidece, azul claro,
susurrando espacios donde sumamos verbos,
nidos que se disuelven, enajenadas violetas.
Ay, Heberto, desde la esquina de la historia,
pavonean polvos viejos, plumas y cantos rodados,
conformando el remanso fin de trayecto.
Ni jauría de seducciones, ni gaviotas negras,
solo tardes bordadas, espacios de aurora de lino,
como si descansara el vigía, durmiese el agravio
y la complicidad del salmo, con la carencia,
nos abocase al silencio. Un canal de risas.
Vivir desde la trashumancia. Luz a la Luz,
como si el final estuviera en el principio
y nunca más lo sólido se desvaneciese en el aire.
El deshielo nos dejó desnudos y sin historia,
había que detener el torrente sin maldecir la lluvia,
y entre tanta mugre ordenar el nuevo caos,
la periferia construida del círculo de tiza.
Tal vez no supimos que lo necesario
no era lo conveniente, y tan solo fuimos
héroes inadvertidos, suaves como algas, a veces,
y también inflexibles y duros como el diamante
Demasiadas renuncias para superar la pena, amigo
14. DEL CABARET VOLTAIRE AL CAFÉ DE RICK
El mar es mar porque se parte en olas
y renace al morir sobre la playa
Vicente Gaos
o puede que un torrente de cabellos.
Saber que solo el verbo y sus analogías,
pero también la amenaza del amigo,
nos hacen accesibles y acosados,
amantes nazarenos.
Somos la realidad que, cómplices, compartimos.
Cierto. Y agotamos los plazos, el beso,
desnudos y boca arriba.
Perdonamos nuestra herejía y exhortamos
la caricia, el tiempo y cuantos signos
hablan de nuestros orígenes,
del dolor, de nuestra estancia.
Tantos otoños amándonos nos paralizan la realidad
y dudamos de aquella noche,
hasta que nos golpee la muerte.
Perdemos sus raíces,
nos descubrimos en un solo y lento vacío
que ni siquiera nos nombra. La estructural perversión.
Tanto dolor, como un golpe de luz excesiva, nos ciega.
Sí, somos un leve espejismo,
una apuesta fallida y conjurada,
una copia de la procedencia perdida,
una ecuación poética.
Como el triste laberinto de la fe que toma distancia,
indiferente, y se pierde con el horizonte,
pasando de la comunión a la proximidad.
Único momento privado. Quizás.
15. THE HOUSE OF THE RISING SUN
«El llanto de los funerales se mezcla
con el llanto del recién nacido».
Tito Lucrecio Caro
las noches de Rokha (¿dónde estabas, Neruda?),
cómo encontrar la frontera entre sus muros
y nuestras manos, si Caravaggio miraba
y Pink Floyd dormía el caligrama de los sueños.
Muchos años caminando y, aún hoy,
nos perdemos en su bosque
y nos quedamos absortos en sus ventanas,
nos ciegan sus excesos,
sus miles de espejos sucios
Tan humanos fuimos.
Con sus destellos, cuántos mundos huían
de los que fuimos puertas.
Y ahora, no sabemos qué posada,
qué descanso ofrecían,
en qué estancia pudimos ser huéspedes.
Aún así, después de tantas lunas,
qué extraño, saber de la soledad
que compartimos tantos,
para llegar a la meta sin atender al camino,
tratando de subvertir el presente
y acomodarlo al sendero que nos llevó
de ser héroes a terminar como víctimas.
Hay días que nacemos únicos,
tan solos que nos asustan
los largos descubiertos que adornan
nuestra corta historia y nos aventamos,
solemnes, como la mies en la era,
desenfadados, como un obradoiro desierto,
como la corteza de la miel del clan.
Cuando la luz se apague y la ciudad caiga,
volverán áureas bandas
y los vientos del sur nos llevarán
a los tres caminos con una sola puerta.
Lujuria mágica del otoño que mengua.
16. PERO MCLUHAN NO LEYÓ A PELLEGRINI
«No esperéis el tejado que incluye la casa,
yo abro la noche en la construcción futura,
que es como decir que ahora, apenas, empieza el trabajo»
Francesc Parcerisas
pero contemplamos la travesía como un amor provisional.
Tú desde el recuerdo, yo desde la esperanza. Como siempre,
fui un aborigen de la pena y el hambre. Fue tu blusa,
niebla sin piel, como el día corto, enojado y deseante,
como la propia noche leve del asombrado moribundo gris,
la que se acomodó a tus pechos y desató un requiebro,
eludiendo tu sonrisa, y la libertad en precario de la estancia
donde vinieron a reposar nuestras prófugas identidades.
Algo sucedió, desmedido y tosco, la tarde que rozó tu verbo
la serenidad del último beso, la luz que la sal refleja.
Establecimos contornos, distancias, y quedamos frente a frente;
las pasiones obscenas viajaron como agua a la deriva,
temerosas, rebeldes, acopiando aprecios, referentes veladas,
y tu adiós fue tan plano que no volvió, segó el horizonte.
O puede que, de nuevo prójimo, solo fui un atavío invernal.
17. ET VOILÀ... LA PITONISA EN BOMARZO
«Se me fue el corazón con una mujer
porque le gusta el olor de cebada que mi pueblo tiene».
Sin-ichi Isikaua
Algunas veces, con lo que sobra al regreso de tus noches
y tus años, construyo inducidas obediencias
estrelladas de celos, pitonisa.
Recuerdo nuestros amores robados, en sombras.
Tú que eras la luz, la orilla y la vuelta,
qué bien fintaste cuando llegó el olvido,
hasta fermentar los mitos y crujir los hábitos.
Sin velas ni remos, el suave carmen de tus sueños,
las indecentes prácticas veladas, tu magisterio
y el inefable dorso de tu muslo, fueron mi derrota,
Abdique ante el irreverente manantial
de tus ojos, anillos de espinas, y me llevaban
del suburbio a la arena, del sortilegio al oráculo.
Sí, ven ahora, y deslízate, como el amaranto de tu falda
sobre el alomado paisaje de tu cuerpo.
Ya verás, un día de estos despertaremos
con el fuego apagado, que no muerto,
y durmiendo sobre el amor.
18. EN CAFARNAUM, CON FLORENCI CLAVÉ
«Somos dos para el campo y el ensueño
y dos en la canción siempre de vuelta».
L. F. Vivanco
los colores y el versículo
y envueltos con la verdad de la calle,
nos sumamos a un largo camino que venía de lejos.
Con una antología de inhibiciones
dormimos en la estancia abierta, aquélla donde,
si nos excluíamos, nos condenábamos.
Ecuménico fue el trasunto de nuestra vida
y convivimos con la luz indolente,
joven y apiñada, saboreando la corteza
de la miel del linaje y buscando
nuevos hogares para amasar el pan.
Pero cuando llegó la muchacha,
Aldebarán ya era viejo y apenas pudimos
gozar el cálido aliento de los dulces abiertos,
y envolviste a Mondrián en un cómic.
Tal vez fuimos como el fuego que alumbra
y no calienta, o puede que, como la roja lumbre,
terminamos en plano y gris.
Hijos de nuestra tierra y nuestro tiempo,
nos apareamos, como las hetairas de Roque Dalton
y su intenso azul.
¿Cómo decir que la vida pudo ser un malentendido
si clausuramos tantas penas como puertas abrimos?
No, no se excedió la utopía,
pero hubo que trenzar los silencios
de la otra historia de dios y su manera de morir.
Ahora, que ya nada será una cosa
y la contraria, qué más da saber,
que el camino venía de Cafarnaúm.
JOSÉ GARÉS CRESPO, Poeta, escritor, editor y político español. Nació en Alzira (Valencia, España). Ligado desde su juventud al Socialismo y a la literatura, ocupó durante doce años el cargo de diputado por este partido. Fue el máximo dirigente del PCE (marxista leninista) en la clandestinidad. Activo luchador contra la tiranía franquista, fue detenido en 1975, tras varios atentados del FRAP en Valencia. Durante su detención, fue sometido a golpizas y torturas. No conforme con ello, el fiscal pidió para él 110 años de cárcel, en una época en la que el Dictador Franco firmaba sus últimas cinco penas de muerte. Ligado a Rafael Blasco desde antes incluso de que ambos entraran del PCE(m-l), fue diputado en Corts del PSPV durante 12 años. Ha publicado los poemarios: Al pasar, en Arrecife, Cádiz; Falc sense ma (en catalán), finalista del premio Octubre, publicado por TRES I CUATRE y Material de derribo, editado por Editorial Germanía (2009). Fue el fundador de la revista de poesía "Grama". Ha publicado el poemario Al Pasar en la colección Arrecife, y Falc sense ma, en la editorial Tres i Cuatre, finalista del premio Octubre. En su último libro, Material de Derribo, Garés Crespo nos habla de las luchas y fracasos de la generación que inspirada en la utopía igualitaria supo enfrentarse con hidalguía a la Dictadura de Francisco Franco, de los amores y el amor, de las tiernas semblanzas de la amistad y de la crudeza del paso del tiempo. La palabra, en su poesía vívida, se enlaza al arte, a la música, a los grandes poetas cuya universalidad es subjetiva a partir de la evocación del autor. Subjetividad enraizada en la creación, que como semilla y canto, no pierden el lazo que los unen a su pueblo.