Manuel Mauricio Zuñiga
25 Poemas Inéditos
25 Poemas Inéditos
De: Este-Sur (Inédito)
1. SERA SI TU LO DICES
Dices que no es cierto el árbol ni el cerro que te escribo.
Que no lo es la estrella errante que cae ni su destello.
Más todo nace todo existe todo es nuevo si lo nombras.
Más aún la uva es sólo dulce si lo dices.
Jugoso y rojo en tu boca es el corazón de la sandía.
El recuerdo la evocación es si lo mencionas lejanía.
Y no será claro y bello el amanecer si tú lo ignoras.
Si dijeras salta el pez sobre las aguas
Sobre las aguas saltará ese pez sin duda alguna
Si susurras triste camina el hombre sin trabajo por la tierra
En tus labios andará un hombre triste sin trabajo
Y aunque reos haya otros muy lejanos
Si dices libres mañana serán aquellos
Mañana mismo ante ellos habrán puertas que se abran.
Se apaga el mundo si tus labios no lo encienden
Y no hay mundo sin sus luces y sus fuegos.
Nada nunca será lo que has vivido
El día que tu boca se silencie.
2. CATARATAS
Como quien no necesita de días que vengan.
Igual que árbol seco clavado en el charco
apenas servible para pájaros en tránsito
Como muerto que no precisa de lluvias.
Así se deslizan los días de este nuevo invierno.
En el patio de la casa veo árboles trozados
con ojos que porfían volver al tiempo
en que vieron pasar al viento
y sus fantasmas a la siga.
En las lomas ojos de agua hablan de lluvias
Y de nubes que pasaron a chocar contra las rocas.
En los ojos que miran al techo pienso
está la búsqueda de esos otros
que vieron nacer el mundo.
En el andar más hambres que éstas no hay en el camino.
Cada cual consigue lo que puede
Y esa es la riqueza única que se alcanza.
Lo demás son cataratas en el ojo
Adioses quizás distancias húmedas y olvidos.
3. INVENTO
Despierto hacia la hora del insomnio.
Tras los párpados persisten sombras
Que se mueven en el vaho.
Un gallo como entonces canta como entonces
Los perros dejan de ladrar agotados de custodias
Siento el mecerse de los árboles
Donde el cielo derramó sus nubes.
Más no es noche dentro de mis ojos
Pasar por allí con tus trenzas camino de la escuela.
Pienso pese a todo que nunca viste a ese niño
En el ventanal blanqueado de la infancia
Y quizá ni fuiste tú aquella que pasaba
Y hasta es probable que nunca fuera yo aquel niño
Y sea nada más invento
A esta hora que despierto.
4. POEMA TINTO
Entre estos transeúntes de los bares
En aquel que desborda por los ojos
la tormenta que por dentro lo sacude.
En las risas, que ya no son de este mundo.
En las lloradas rancheras
Que cantan en los ojos extraviados
Entre los destinos que acaban en las mesas
Allí aún persiste la poesía.
Nosotros la bebemos
Mezclada con el vino.
5. EN EL SUR DE DONDE VENGO
En el sur de donde vengo se escucha
el ronco sonido del granizo sobre las nalcas
Humean chimeneas como lanchas
navegando entre nieblas y canales.
La lluvia y el granizo quiebran
el silencio de los bosques.
Las gaviotas huyen
a refugios en las rocas.
Inmutable el ventisquero
se hunde y reflota desgarrado
como quien se va de la vieja casa.
Un quejido mana
de su helado corazón azul.
Truqueando van los navegantes
en la cocina de la lancha.
Alguien cabalga solitario por el monte
tras la huella de un animal perdido
en el sur de donde vengo.
6. El HOMBRE QUE VUELVE
Los niños cuelgan
del delantal de la madre.
No escuchan el saludo del llegado
La madre no ha notado su regreso.
En el delantal de ella aferrados
los niños gritan en la cocina.
Nadie huele su olor a bosque
que en el poncho trae.
Nadie en sus ojos ve
las colinas que cruzó
para llegar a casa.
7. VIENTO
El travesía trae nubarrones que tardarán poco en llegar.
Caen las manzanas en el patio
y el chancho se apresura en comerlas todas.
Las madreselvas se aferran a las tejuelas
Camisas y ropa chica se agita en los tendidos.
Pienso que habré de entrar más leños.
Atizaré el fuego de la estufa
y saldré con mantas al camino
a esperar a mi mujer y mi chico
que regresan de la Posta.
Es el primer travesía que se nos viene
haciendo cantar las latas
Aullarán mis perros por horas esta noche
y nosotros abrazados en el lecho
escucharemos sus lamentos.
8. SEÑALES DE HUMO
Lo cargan a esa orilla
desahuciado por las yerbas.
El humo de ramas verdes
sube a los árboles
a encontrarse con las nubes.
Cruzando el imperio de las lenga.
alguien en un bote rema
por el Mayer cholo y turbulento.
A la Villa van bajo el agua
a la espera de esos médicos
que traerá el avión de la semana
Mate y truco en la espera.
Roncando baja el "Mosco" con sus hielos.
Y el avión que ya no llega
Nos deja el paisano se nos va
con su nombre que ignoramos
En la cruz queda solamente
la fecha de su muerte.
9. VIUDEZ DEL CAIQUEN
I
El caiquén que ya es viudo
se ha echado en la arena
a dejar que pase
el tiempo en la ribera
con sus aguas y sus soles.
Esperando
a que se apague su corazón de luto.
II
El Caiquén remonta y tragacielo
Se ahoga con el aire.
y se enriza girando
como corcho en la botella.
Y se estrella sin ella se enmudece.
10. NIÑOS DE TORTEL
Corren vuelan entre escalas
saltan cantan descienden
y los árboles se llenan de sus plumas.
Con ojos de mañío piel canelo
hasta la escuela planean
cimbrando entre las ramas
impregnados de olor a bosque.
Niños son quienes conocen
ese oficio de ser pájaros
que cantan en las casas.
11. MUELLE
Sopla repentino el viento norte
Se alzan aguas rizadas por las olas
Amarran los hombres sus lanchones
en los garfios del muelle que se queja
Llaman las madres a sus críos
que juegan su mundo por la calle
De cordeles en los patios
se recogen ropas húmedas todavía.
Puerto Aguirre está de lluvia
y los últimos afanes de la tarde guardan
las mujeres tras las puertas.
12. ENSERES
Del manzano que hay en el patio viene
el silbo del zorzal.
La sombra de la casa en el pasto
apunta hacia el oeste.
Un tren ha pasado por el aire rumbo al sur.
Mi abuelo anciano huele el aire y dice lloverá.
Un día martes o miércoles en diez años más
estaré recordando esto exactamente.
Evocaremos
bajo las estrellas muertas que viajan hasta nosotros
el papal que sembrata nuestro padre
el pan de la Lucrecia la mayor
con la harina oscura del molino
que el abuelo instalara junto en la acequia.
Escarbaremos en la arena y las piedras en la mañana
Buscando navajuelas y almejas del almuerzo.
Y no estaremos solos te prometo
13. COMO ENTONCES
Qué será de la Norma.
Habrán encanecido esas trenzas rubias
igual a cochayuyos mecidos en la roca.
Esos raros ojos que en la luz
brillaban cual turquesas serán tal vez cenizas.
Algún sismo y sus réplicas como campanadas
quizá sucumbió su casa como a un barco.
Y su risa
qué habrá sido de la risa de la Norma
que era cual bullicio de olas
en la cubierta de la casa.
Y el olor a pan caliente que manaba de sus manos qué será.
La ligera amenaza en el delantal de sus pechos qué
Éramos tan niños por entonces
solamente niños y dispuestos.
Pero vinieron esos días con sus botas
llevándose todo como olas furibundas
Y ya nada fue como entonces.
Como entonces ya nada fue
14. TODO LO QUE PUEDO HACER
Todo lo que puedo hacer
es escuchar el golpear de la lluvia en el techo.
En el patio las calas se doblan aplastadas por el agua.
El cilantro y las salvias se lavan cara al cielo.
Como en descuido atraigo tu rostro a mi memoria
pero llueve tanto que la misma lluvia me lo borra.
Mis tíos salieron temprano hacia la pesca.
Ya es tan tarde y no regresan.
He puesto un chonchón encendido en la ventana
como señal que vean
Y leños en la cocina
humean al viento por el caño de la casa.
Todo lo que puedo hacer es esperar
pensando que ladrarán los perros
cuando vuelvan
los tíos de la pesca.
15. NO MIRAN LOS QUE MIRAN
No miran ciertamente los que miran
No ven por esta calle que regresan
los que fundaron la ciudad
con cúpulas de oro
y el tiempo sin edad.
Ni a los bueyes de cresta gacha
tirando cipreses en carretas
rumbo al puerto ven
Recién no más en el bar El Jota
Teiguel suplicaba gentes
y que el domingo en Chonchi
levanten con él su casa
con techo de cielo y ventanas de agua.
N o ven que en el muro del mercado
a la mujer de ropones negros
esperando el momento
que colas escamadas nazcan de sus piernas
para volver al mar de donde vino.
16. LAS VIUDAS
Tras visillos de encaje
atisban las viudas de Puerto Aguirre
Vigilando a quien vigila
aguas hondas bajo lanchas apagadas.
Casi oculta por la bruma permanece
la viuda joven en el muelle
atenta al ruido que de su alma emerge
igual que hicieran las que miran
una a una en otro tiempo
de naufragios y de ausentes
17. COMO YO
Llegarán olvidos oliendo a tierra seca.
Caerán mutilados los rencores en prisión.
Ningún nombre maldito regresará a esta boca.
Se sellarán los orificios
de las balas en las tablas de la casa.
Y no se oirá nunca más
el grito de mi madre arrastrada por el pelo
cuando vinieron por mí.
Lóbregos húmedos y oscuros se verán los muros
de prisiones que alzaron para ellos.
Se escucharán rezongos de ángeles llorosos
que la habitarán por entonces probablemente
O se habrán muerto para siempre
O estarán por morirse
olvidados como yo.
18. MIRADAS CONTRA MUROS
Suelo ver mujeres por aquí estrellando miradas contra muros.
Dejan informes, señales, atisbos, pistas de otras miradas
achicando el mundo hasta hacerlo para dos
La carne fue aburrida.
El carbón en los ojos no tuvo alientos
para avivar la brasa.
La ceniza cubrió su brillo
y la apagó.
Un peñón se abisma en alguna parte de esos ojos.
Una palabra sin decirse cruza al otro y lo hiere hondamente
El abismo crece sobre bocas que enmudecen
Y hay violencia en la mirada que a la otra evita.
Hay puentes que se cortan en el aire para siempre
Hay miradas en esta calle que lo dicen
Dejan huellas en los muros.
19. LA LLUVIA QUE LOS MOJA
Cuando los hijos se van
por aquí crecen como charcos
esos seres a quienes no importa
la lluvia que los moja.
20. EL GEMIDO QUE PASA
Si habraste caído al pozo
Que no sé si es esa tu voz en el huero
O ese rasguño de entonces
Que abre la arteria del recuerdo.
Te desmuero no más.
Y hecha añicos de ternura
Te hundes de nuevo
En el hoyo despavorido y hambriento
Que fui contigo en el patio de tu casa.
Por una de esas rendijas de tiempo
Que se desliza como soplo
Se abre paso tu gemido.
21. LECHUGA ENVUELTA EN VINO
Una lechuga creció en el huerto
y brilla en aceite sobre un plato,
la cuece la sal el limón la quema
se embriaga la lechuga en el vino envuelta
Debajo o encima de la mesa
Riamos
riamos y cantemos todos.
Luego vendrá la noche
y no sabremos qué hacer,
con ese miedo a quedarnos dormidos
y no despertar.
22. FRAGILES
Somos frágiles como la memoria
que la piedra tiene del día.
La dirección de la viajera nube
que registraron los árboles del huerto.
La lluvia absorbida por la tierra
del camino que lleva al pueblo.
En el boliche diremos jugando a las cartas
que todo a la muerte pertenece
la que no batalla por ganarnos
por vivir a pesar de todo.
Agregará alguno de nosotros
que nuestro único enemigo es el tiempo.
Que pasa igual por fuera por los lomos de caballos
por las carretas que afuera esperan
las bicicletas que habitan este pueblo
los caminos de la infancia que llevaban a la escuela
con sus murtas sus naranjos sus helechos.
23. POR COMPARTIR
Por compartir mi corazón con el suyo
se quedó con los dos
como el muro lo hizo con mi sombra.
Por compartir con otros sueños
hubo orgías de sueños creíbles
y nos embriagamos de fracasos y sinsabores.
Por compartir un vuelo
conocí por dentro
la casa de los suspiros.
Por compartir contigo mi soledad
cada día traigo el almuerzo.
Me siento a tu lado en la tierra
y te cuento mis cosas y te sirvo
como si estuvieras.
24. BALDOSAS EN LA NEBLINA
Ay...estos impulsos de escribir y no tener ganas.
Esas imágenes aparecen y se olvidan en su propia ceniza.
En este mismo banco
hace meses aquí escribí que la vida era hermosa
evocando barcos de papel
en la acequia de mi infancia.
En la rama centenaria un pájaro oscuro y cabizbajo
sacude la lluvia de sus plumas
Y yo, oscuro como el ave
remezco mi alma
Y nada nada se desprende.
En las farmacias los paraguas destilan
la impotencia de su destino
de aguas que los mojen.
La neblina nos cubre
gotea en las baldosas de la plaza
y aplasta y humedece la oración que se musita
25. TROMPETAS DEL OTOÑO
El hielo que de a poco entra al hueso
que lo habita despojando a las materias
anuncia el otoño que ya viene.
Las hoja de los tilos de la plaza
con su tiempo ya cumplido
lo avisan cual trompetas.
Hora es de encender los palillos
La lluvia trota afuera por las calles.
En el Bar de Tota
La chicha caliente nos espera.
MANUEL MAURICIO ZÚÑIGA, escritor, poeta y locutor radial chileno, nacido en Panquehue, comuna de Malloa, Sexta Región. Egresado del Sindicato de Locutores ede Chile, laboró en diversas emisoras del país y entre 1960-70 fue locutor en la Oficina de Informaciones de la Presidencia de la República en el Palacio La Moneda. Viaja al sur para ejercer funciones profesionales en Radio Camilo Henríquez y Radio Pilmaiquén, en la ciudad de Valdivia. Posteriormente es contratado en Radio Sago de Osorno, desde donde emigra a la ciudad de Puerto Aysén para trabajar como locutor y libretista en la radio homónima. Trasladado a la ciudad de Coyhaique se radica allí por más de 30 años, trabajando en Radio Coyhaique, Arco Iris, Patagonia Chilena, Ventisqueros Fm y finalmente en Radio Santa Maria. Emigra a Castro, Chiloé y labora en Radio Alerce y Archivo Bibliográfico y Documental de Chiloé, derivando finalente a la Corporación de Educación Municipal de la ciudad de Castro, desempeñándose actualmente en la Biblioteca Pública dependiente de dicha Corporación. En su trayectoria literaria ha obtenido Tres Primeros Lugares de Poesia y Cuento en concursos organizados por Secretaria de Educación de la XI Región. Ha obtenido Premios Nacionales en el Concurso Lautaro a su Hijo Jorge Teillier, Concurso Nacional ciudad de San Felipe, Municipalidad de Villa Alemana y ciudad de Talcahuano. Obtuive premio Binacional de Literatura con su obra La Isla de Los Muertos, obra que se edita recién el año 2005 con recursos de la Municipalidad de Castro, pero anteriormente Fondart Nacional apoya con recursos a la Banda " La Desooorden " de Valdivia quien produce la cantata Rock basada en los textos de La Isla de Los Muertos" mediante un CD Multimedia, obra dada a conocer a escenarios nacionales y de Argentina. Este CD y el libro alcanzan el Premio Regional de Artes X Región de Los Lagos el año 2005. El Fondo Nacional de Desarrollo Regional el año 2006 apoya la edición de su obra Indigentes Poemas donde incluye La Plaza de Los Lores, premiado con la Medalla Municipalidad de Valdivia en el Concurso Fernando Santivan. Ha aido incluido en múltiples antologias, siendo la última Palabras de Lluvia y Sol en el Aula del también poeta y profesor Mario García Alvarez. Entre sus obras publicadas se destacan: Pajaritas de Papel y Vientos Azules (1989); La Isla de los Muertos (2005); Indigentes Poemas (2006); La Plaza de los Lores (2006) y entre sus obras inéditas se encuentran: Borradores del Nazareno, Saga de Bares, Territorios Marginales y su actual proyecto: Sobras Completas.