Mariano Rivera Cross


Poemas Escogidos



De: Dioses y héroes en retirada [2007]


EL ARQUITECTO DE LAS HORAS

De qué le sirvió a Le Corbusier trazar tantas líneas paralelas,
o a Gaudí imitar las sinuosas curvas de las montañas y de las nubes.
¿Te acuerdas, cuando contabas las baldosas de tu calle o alameda?
¿Cuándo tus primeros hilos de humo apoyado en las paredes?
No importa que los espacios abiertos de tu crecimiento huelan a chicle,
a piensos de maíz, a mercado de frutas, a baldosas recién baldeadas,
a pantalones de pana o a imprenta prohibida. Incluso, a flujos de sexos.
Y no importa, porque todos seremos un día el arquitecto de nuestras horas,
el director de nuestra propia película, el fotógrafo de nuestra propia libertad.
Y adoptaremos la perspectiva secuenciada del sobrespacio. Donde los juegos,
los besos o las locuras, puedan entrar, salir o guardarse en siluetas enmarcadas.
Hoy, fondo de cielo manchado por el tiempo, o, tal vez, fondo blanco,
vacío, abandonado por cualquier mano dispuesta a salvar la inmensidad.


LOS DIOSES SE HICIERON A SÍ MISMOS EN EL PASADO

Difícil será que los dioses aniden en nuestras moradas de acero.
Imposible que se desplieguen en las avalanchas del suburbano.
No digamos, cuando se aterren con tantas máscaras de ocio
o con la sirena de la muerte en una autopista colapsada de aire.
Y, además, siempre nos preguntaríamos cómo podrían remontar
el vuelo con el peso de la polución o el peso de los Parlamentos.
Entre olivos, abedules, mares cielos o prusias, nubes algodoneras,
a lo sumo, entre paredes encaladas o arquitrabes en los techos.
Espacios vaporosos donde conducir los destinos de los hombres.
La eternidad fue cuestión de fantasía. No calcularon los horizontes.
Por lo que los dioses se hicieron a sí mismos en el pasado, y allí,
fue donde perdieron el don de sobrevivir a las sucesivas calamidades.






De: El cielo que nunca habló [2008]




A la postre, sólo la escritura es.
JORGE URRUTIA


DE LA ÉTICA Y DE LA POÉTICA

¿Podrá un día un verso, un poema, un libro,
cambiar a un hombre, a un pueblo, a un mundo
que llevado por un magnetismo desconocido,
se empeña en dar honores a los poetas
cuando estos no sólo dudan de sus emociones,
sino que también dudan de las ideas que las forjaron
y de la justicia que debiera existir en el corazón de Dios?

Porque una vez escrita y no borrada la primera estrofa,
qué poeta no es capaz de preguntarse ¿por qué escribo
versos, si poseo la certeza de no alterar ni al rebelde
grito de la juventud, ni al vuelo bajo de estaño
de las golondrinas anunciando la fertilidad de la lluvia?

Difícil situación para quien llegó a perderse
por las espinosas fronteras de la relatividad,
y ante las dos grandes amenazas del siglo:
la del cosmos empeñado en acosar la paz
y la de un dios que calla sus intenciones,
cuando escribe, se siente exiliado de este mundo.

Si creemos en el lenguaje es que aún tenemos
esperanzas de que exista un Dios misericordioso.
Mitsou Ronat. Conversaciones con Noam Chomsky.


SI SEMBRÁRAMOS PAPAS EN CADA CASA QUE TUVIERA JARDÍN

Me fascina la ingenuidad de aquel hombre
que quiso librar al mundo del atroz hambre
sembrando papas en cada casa que tuviera jardín,
amapolas en todos los caminos del mundo,
en cada nube volcó la justa medida del llanto,
construyó casas con puertas abiertas al peregrino,
y, a cada uno de los países del globo terráqueo,
en todas las lenguas engendradas en el devenir
de los tiempos, envió un mismo poema de amor.



A mi mujer Lola

ANUNCIO DE LA VENIDERA ESTACIÓN

Hoy la profunda bajamar, inundando
el aire de yodo y brea, ha cubierto
el arrecife y la arena fina del litoral
con un manto de algas olorosas.

Desde los melonares, el mar ha perdido
su costa y su peculiar vaivén de espuma.
Es primavera y aún está solitaria la playa.

Las pequeñas gaviotas, cansados sus picos,
han optado por retirarse a las dunas,
a punto están de volver silenciosas
ý repletas las barcas de los pescadores,
y al trasluz del sol naranja se divisan
nubes de mosquitos, preludio del verano.

Pasó rápido el invierno, pese a que el viento
dejó grabadas sus huellas por las orillas,
y el rugir de su bravo mar marcó un ritmo
acompasado que se confundía con el corazón.

El verano azul se avecina y un vuelo bajo
de golondrinas anuncia las últimas lluvias.


EL MARAVILLOSO HOMBRE DE LOS CUENTOS

Mas ese buen hombre callado que en verano,
camino de las dunas, saluda con voz azul,
en otoño se destoca el sombrero y ofrece
generoso un manto ocre de hojas caídas
cuando se adentra en la espesura del viento,
y en primavera, en vez de pasos, salta de piedra
en piedra como un pájaro y muestra sus alas,
ha conquistado el sencillo don de la inocencia
y nos gustaría que se pareciera al oculto dios,
parapetado, al parecer, tras una cortina de frío.



De: Entre Sombras [2008] 


LOS HEREDEROS DE LA LUNA

¡Qué locura libar, horadar los secretos de Vigny, de Lamartine,
de Nerval, de Dickinson, de Coleridge, de Leopardi,
y no sentir el calorcillo de las zahúrdas por el lomo
o el goce pícaro de un romance de ciego en el estómago.
O cuando cruzar el río ancho calculado de la vida,
no visitar, lo mismo el castillo -ribera del Duero- de Peñafiel,
que los tétricos castillos ingleses con sus muros de verdín!

¡El salto! ¡El salto! proclamaba el divino Juan Ramón,
y a este auténtico vuelo de aspiraciones con la amada,
ponerle un velo de siglos y prepararse para la Guerra Santa.

De no saber, róbale a la vida su ambarino pañuelo de seda.
De no saber, introdúcete en la boca un verso de Víctor Hugo
y mastícalo hasta formar una esfera de tierra y puentes.

Si te alimentas con visiones de Musset podrás bajar a los confines
y desplazar a Beatriz, porque qué se habrá creído la muy diva
con sus ojos de almendra y los labios henchidos de placer.

Gimbergs aspiraba a cruzar las montañas rocosas de Arizona
sin caer en la tentación de la cocaína y de los falos erectos,
mas tú, joven poeta, al oír su aullido de lujuria, conviértete
en amapola silvestre y hazle el amor a las nubes emborregadas.

Por un puñado de besos, unos versos, unos torsos y una luna
llena como un queso de Quasimodo, el de la Módica Luz
de la ofrecida Naturaleza, la que nos protege de sus tormentas
y de la melancolía que sufren las estrelladas noches solitarias.

Tú, joven de cabellos sueltos y largos, ondulados y castaños
como la ladera del castañar, álzate por encima de tus miedos
y clávale sin miramiento un puñal de miel a tu corazón.
Y cuando no distingas los horizontes de la muerte, bebe
el licor opiáceo de Rimbaud y jamás confundirás el silencio
con el más hiriente canto de cisne que llevas en las alas.

Y si nunca, hasta ahora, supiste del sagrado baño de los elegidos,
retuércele el cuello al progreso y deléitate con el caldo baboso
que sin duda destilará por los puentes la escatología romántica de París,
última parada del planeta donde acudirás cuando llegue tu primavera.

Y sin con lágrimas le dice adiós a Whitman en un maizal eléctrico,
o si Diótima, en su locura, te sella con versos de azúcar los labios,
o si las máscaras de Pessoa se embarcan por los muelles de la locura,
has de saber que llegaste al último recodo espinoso del acné de tu rostro,
donde perdiste, por el hecho de huir, por el hecho de vencer a las sombras,
la pupila cristalina de tu mayor inocencia.


DE LOS PERSONAJES POÉTICOS


Supongamos que tú no eres tú.
Sino digamos que eres Fernando Pessoa
paseando taciturno por los muelles de Lisboa.
O digamos que eres Lesbia tratando
de comprar los mejores esclavos de Sudán,
los más resistentes al amor. O digamos
que eres aquel hombre o mujer que sin ser tú
tampoco existe, ni porque aparezca
en un poema posee categoría de personaje.
O digamos que eres una muchacha soñadora.
O Eugenio Montale rodeado de huesos de sepias.

O que eres tú pero distinto, más osado,
capaz de vencer a la muerte en un duelo.
O que te cambias por él y te haces lector.
O que se te han borrado todos los nombres
y el que aparece en los versos tal vez
sea de un ángel, o Satán, o de un niño perdido.



PARQUE DE MARÍA LUISA. SEVILLA


No siempre agita el viento las hojas de los árboles.
Y si esperas la calma verás arces deshojándose en el silencio
o palmeras que crecieron un palmo y no se han quejado
o palomas que cambian de cornisas y planean felices.

Más recatadas, las mariposas que surgen de las sombras,
los almendros que se visten de blanco como una novia
y el arrugado algarrobo que en la tarde ofrece su añejo aroma.
O de los arriates de los estanques surgir tulipanes rojos.
O pensamientos lilas que compiten con los nenúfares.

Y, por doquier, gorriones celebrando el abrir de las nubes,
hojas de ficus a la deriva por los estanques de colores,
alondras surcando a baja altura los cielos emborregados,
pavos reales coronando su esfuerzo con abanicos de amor,
o enamorados grabando en silencio sus corazones en el ocaso.

Mas aún quedan jazmines enredados en la hiedra de las pérgolas
y en el aire húmedo de la historia se precipita la noche.
Una bandada de papagayos cruza raudo los espacios abiertos
y siempre una rosa encarnada nace en la glorieta de Bécquer.

Del Guadalquivir llegan, aún tímidos, los primeros brotes del azahar,
en el horizonte se dibuja el rectilíneo vuelo de los patos de marisma,
y una niña, hecha estatua, da de comer cañamones a las palomas.

Las sombras van cayendo mientras suena un alto trino de pájaros.



De: Célula Polen [2010]



Cómo la cultura nos permite luchar contra nuestra biología.
Richard Dawkins,  El gen egoísta (1976)


GALÁPAGO


Sin prisas para la muerte y sin prisas para el gozo carnal.
Tal el destino de los galápagos para la vida y la desaparición.
Y disiento del verso solitario del poeta D.H. Lawrence
“Nobody has listened to your complaints” porque cuando era niño,
entre las macetas verdes del patinillo de mi casa del sur,
cuando el olor de la albahaca y el clavo de los claveles
inundaban los pozos secretos de la inmadura pubertad,
escuché el tono agudo de sus quejas como un canto de sirena.
Tal vez porque habían roto el pacto establecido con la soledad
y se afanaban forzados a cumplir con la perpetuación,
o porque, en su acorazado instinto, venciendo a la pasión
irracional, sabían que en la entrega amorosa, el orgulloso ser,
por muy pétreo que a través de los siglos se haya conformado,
jamás se multiplica, sino que se divide y poco a poco desaparece.


Quiso cantar, cantar
para olvidar
su verdadera vida de mentiras
y recordar
su mentirosa vida de verdades.
Octavio Paz,  Árbol Adentro (1987)

2

Sustituidos los dioses míticos, según D.H. Lawrence, por los pájaros, las bestias y las flores, aunque mejor debería puntualizarse, por la fauna y flora del planeta tierra, dado que, como un necesario retorno a la oscura y misteriosa edad media, la analogía vuelve a ser la medida tanto de lo irracional como de lo racional que circunda el presentido viaje de la especie humana hacia la perdición, ahora toca proclamar humildemente la semejanza de nuestros atributos, sin carga moral que establezca una división de esencias y conductas, con los respectivos seres que al parecer llegaron antes que nosotros a los valles, a los prados, a las montañas, a las playas, a las dunas, a los desiertos de hielo y a las grutas isotérmicas, y nos conformemos con la parálisis de la inteligencia progresiva en el punto exacto de su mayor estado de desarrollo: tal vez en este siglo, en el que cansados de tropezar en la misma piedra, la parálisis celular consista en dejarse madurar como un limonero mientras caliente el sol, o como la pata inanimada del cerdo ofreciendo su sabroso trofeo, si la nieve circunda nuestra soledad.



LAS HOJAS MUERTAS


Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
tu vois, je n’ai pas oublié...
y no es un árbol, ni el robusto tronco
que queda poco antes de la desaparición.
Es una parte del todo que ya no posee vida,
y sin embargo nuestras bellas palabras,
nuestros sentimientos melódicos
logran el milagro de resucitarlas.
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
les souvenirs et les regrets aussi.
Porque existen canciones que nos reúne,
cantaba con su voz de puente Yves Montand,
y con la suya de gorrión y golondrina
Edith Piaf se alió con la escoba del otoño
antes que el invierno quebrara su destino,
dejando en la retina de los enamorados
la ilusión de que es posible la eternidad.
Y desde entonces caminamos de otro modo,
como si la sinécdoque se hubiera un día
ofrecido al poeta para cubrir el planeta de luz.
Mas la vida separa a los amantes,
dulcemente,
         despacio,
                 sin hacer ruido.



De: El software de la inmortalidad [2010] 




«La lucha con el Dragón, simboliza la lucha del “yo” 
contra las fuerzas regresivas del inconsciente colectivo».
CARL GUSTAV JUNG,  Los arquetipos y el Inconsciente Colectivo  (1981)



UÑAS DE DRAGÓN


Desde el día que contemplando las estrellas del cielo
no fuimos capaz de encontrar paz en nuestros corazones,
y el miedo se asentó en nuestras miradas creyendo
que un dios omnipotente había dejado de soñarnos,
y, por tanto, era al Hombre a quien, cerrando los ojos
y escuchando los susurros lejanos del Universo,
le correspondía fijar los umbrales morales de sus actos,
en aquel preciso instante, dispuestos a no dejarnos
engañar por el inconsciente ni por el engañoso velo
de los recuerdos, nos fueron creciendo uñas de dragones
con las que fuimos arañando la piel de los mitos.



«Con la humanidad caminando a tientas, la antropología viene a ser la ciencia de la imprudencia y de la frivolidad del ser humano al edificar formas de vidas sobre promesas imposibles. La marcha del mundo en su conjunto se asemeja mucho más a una fiesta de suicidas a gran escala que a una organización de seres racionales enfrascados en la tarea de conservarse a sí mismo». 
PETER SLOTERDIJK, Experimentos con uno mismo (2003)



DOLLY SE PRESENTA EN SOCIEDAD (27/2/1997)

Debería haber coincidido tan extraordinario acontecimiento, tal le ocurrió a Cenicienta, justo al final del día, más aún, cuando el reloj estuviera marcando el inicio del nuevo siglo.

Hubieran bautizado a la nueva centuria con su nombre y hubiera entrado en la Historia con menos pena y más gloria. Y poco importa que sus zapatitos no fueran de fino cristal, dado que también un hada logró el milagro de la ilusión, esta vez camuflada en probetas y cubetas con cortinas de humo.

Vino al mundo en Edimburgo, en pleno mes de febrero, cuando el mar se cuela como un
fantasma por los muros y los edredones, y en los corazones hace frío de castillo y no hay
güisqui que aplaque el rechinar de los dientes.

Mas su venida no pudo ser controlada por las ciencias, porque como otros eventos misteriosos, fue producto del azar, y nuestra pequeña Dolly, más peluda y suave si cabe que Platero, toda corazón de mama, con el prodigio de haber tenido tres madres, sólo pudo refugiarse en el vientre de la tercera madre de alquiler, que lamía incesante su cuerpo transmitiéndole su espontáneo calor, pese a que olfateaba su virgen sexo en busca de identidades que dieran sentido a su irracional instinto de la vida y la muerte.



«Los conceptos relevantes no son ni tecnológicos, 
ni siquiera matemáticos, sino éticos.»
JOSEPH WEIZENBAUN, La frontera entre el ordenador y la Mente (1977)


LOS MITOS QUE NO MUEREN


¡Qué hubiera dado el mítico y enamorado Romeo,
al sentir que su amada había dejado esta vida
para reunirse presto en el otro mundo con su espíritu,
cuando el dolor le restó fuerzas para clavarse
el puñal en medio del corazón, y, entre lágrimas, su fe
se opuso a aceptar el sufrimiento de la conformidad!

Como tantos enamorados, rebeldes ante los golpes
de la azarosa y cruel naturaleza, en nuestro siglo
hubiera aceptado la réplica biológica de su amada
Julieta confeccionada por una supercomputadora,
e incluso, rebosante de amor, hubiera permitido duplicar
la materia, para abrazarla mientras vibrara el Universo.




«La historia de la cultura es la historia de la abstinencia»
PETER SLOTERDIJK, Crítica de la Razón Cínica (1983)



CATAGÉNESIS DEL PROGRESO


El anterior poema no deja de estar sostenido por la lógica.
Como si la muy orgullosa y disciplinada, en algún momento
de la historia, hubiera oteado el porvenir de la existencia.

También personajes ilustres y admirados, caso de Gandhi,
lucharon para que el progreso no sobrepasara los límites
de las manufacturas textiles, suficiente para cubrir el frío.

Sin comparación, siguiendo los dictámenes de la sabiduría,
es más revolucionario detener el progreso por solidaridad
con el amor, que calzarse botas de gigante para llegar
a tiempo de ver la desintegración del cosmos en el vacío.


De: Acuario Blue [2011] 


DE NUEVO OS LLAMO, JÓVENES DE PARÍS,
ahora que la ruleta de la fortuna
se paró en la casilla roja
de las revoluciones.

No dejéis que vuestras vidas se conviertan
en la madeja del hastío
y el pelo lo veáis cada mañana
enredado en vuestros peines,
con una mueca de lástima controlada.

Levantad de nuevo barricadas,
como vuestros corazones de yunques,
del más puro acero.

Convenced a los policías de asalto.
porque también ellos pueden cantar
y amar hasta la locura
en las buhardillas
cubiertas de lluvia y musgos de París.

No merecéis la injusticia de los que se creen,
pobres podencos en el juicio final,
inmortales,
porque se bañan en champagne
y cubren a sus amantes
con la lepra adherida
a las monedas de oro,
confundiendo el roce y la caricia
con una perforadora de minas.

Uníos todas las razas y colores. y cantad.

Cantad a coro el estribillo que surge
de las profundidades del Sena:

“No quiero morir
sin apagar mi hoguera en la risa
y en la longeva felicidad”.

Convenced a los policías de asalto
a despojarse de sus metálicos chalecos,
y rozaros cuerpo a cuerpo con ellos
mientras una cámara de vídeo recorra
vuestros brazos y la unión se haga inevitable.

Ahora, en la gran crisis de las guerras
programadas a miles de kilómetros,
la de los banqueros acorralados
por los poderes de ultratumba,
ahora os llamo, jóvenes de París,
para que levantéis un muro de la vergüenza
entre la tierra y el cielo.
para que París se llene de tantas alas
como hojas de acacias,
y se ganéis el pan
sin misericordia ni remordimientos.

Porque nada es más bello que ver llegar
a millones de jóvenes
por los campos Elíseos,
remontando las orillas del Sena,
y subidos en la torre Eiffel,
proclamar la victoria de la justicia,
de la libertad y del amor.

Corred, ahora, jóvenes de París,
corred presto hacia la primera gran revolución
de este nuestro siglo veintiuno,
antes que se pudra la madera de los bosques
y los ríos ya no sepan desembocar
en el mar.

Cantad a coro el estribillo que surge
de las profundidades del Sena:

“No quiero morir sin apagar mi hoguera
en la risa


NO LLUEVE POR EL CUERNO DE ÁFRICA.

Una procesión de niños corre
entre las chabolas de los campos de refugiados
pidiendo agua a gritos,
las mujeres levantan bidones de plástico
a los cielos,
los viejos se rascan la cabeza
en actitud de misericordia,
y los hombres, exhaustos de cavar hoyos
en la tierra calcinada,
meten sus dedos de tierra y sangre
en las bocas de sus hijos,
mientras a los blancos de la Cruz roja
les gritan ¡Water, water!
y a las autoridades de su mismo color,
como cañonazos que salen de sus vientres,
les gritan ¡Somalia, Somalia!



De: La Transparente Realidad [2012] 



VÍCTIMAS INFANTILES DEL TERRORISMO


¿Acaso un mínimo e imperceptible ademán
En algún músculo de sus rostros, una leve
Ondulación en la piel de sus estómagos
O latidos persistentes en sus extremidades,
No revelaron que era seres dubitativo
de sus acciones,
Y que aún podrían retornar a la mágica
Concha de sus orígenes alados,
Donde no existen las diferencias
Y el sueño se complace en restituir
los paraísos perdidos?

Porque por más que abandonen el escenario
De la tragedia a la velocidad del anonimato,
Y apenas le lleguen la música percusionada
Y redentora de tanta materia hecha añicos,
Volando por los aires, si una mínima mueca
recorriendo una sola parte de sus cuerpos de acero,
Muchos corazones les abrazarían y darían
Por ellos la vida, a cambio de sus almas libres.


CUANDO SER MUJER ES UN REGALO DEL CIELO


¡Cómo no hemos podido encontrar
Aún
En nuestros corazones
El antídoto al veneno de nacer varón,
Y mientras palada tras palada enterrábamos a Asha
No éramos capaces de sentir el útero de nuestras madres,
Ni las miradas más bellas de los enamorados bajo la luna!

Que las piedras más grandes que un huevo
Y más pequeñas que el puño de un hombre adulto,
Lanzadas por la locura, se tornen rosas
y jazmines en el otro paraíso prometido.



De: El eco de las plazas [2013] 



HOY EN DÍA, NI LOS MÁS JÓVENES
dudan cuando a voces se pregona
que los tiempos están cambiando.

Ellos mismos, los adolescentes
que se tatúan estrellas en los genitales
para sentirse alados ante el espejo,
cuando llega la noche
y se masturban
recordando
los labios endulzados de crack,
interrumpen la aventura
porque pronto se secan sus sexos
y se echan a dormir hacia el lado
más inocente de sus vírgenes pasados.

Hasta los prepotentes políticos,
pese a seguir sonriéndose
los unos a los otros
cuando insisten en votar,
reconocen que no tienen fórmulas
mágicas
para recuperar el bienestar
que llegó tras Hiroshima,
incluso, un tanto por ciento estimable,
piensan en dimitir y dejar
la flota humana a la deriva de los milagros,

Los profesores tiran los dados
para comenzar a enseñar la Historia,
mientras los alumnos se pierden
en el laberinto de las páginas Web,
y terminan
por borrar el pasado,
el futuro
y dar las espaldas al presente.

No existen vuelos
porque hace tiempo el cielo
está colapsado
con tantos millones de emigrantes
en busca del paraíso perdido,
y sólo ha quedado abierta al tráfico
la línea aérea de los desiertos.

Nadie duda, por tanto,
que los tiempos están cambiando,
porque ya no se besan los amantes,
los placeres tan sólo son virtuales
y el récord de la fidelidad
aún no superó el tiempo de un suspiro.

De las iglesias y refugios espirituales
se evaporaron,
entre incienso e incienso,
los rezos que ablandaban
los corazones,
y millones de fieles escucharon la voz
del mismísimo Dios
gritando clemencia a los cielos.

El mundo está cambiando
sin ejes de procesos,
sin carros de fuego,
y para conseguir la felicidad
tendremos, una vez más,
que mancharnos las manos de sangre y justicia.



SI TE SORPRENDE UN AGUACERO DEL DEMONIO
en mitad de la calle,
no intentes correr hacia el portal
más cercano,
la cafetería más cercana
o la marquesina de la parada del autobús.
Déjate llover toda tu ropa, todo tu cuerpo,
tu pelo arqueándose en tus mejillas,
goteando
agua como las hojas verdes de los árboles.

Nunca rechaces los paraguas masculinos.
Apriétate contra sus pechos para eludir
las transparentes navajas de los cielos
y caliéntate con sus insinuantes roces.
Y si nadie acudió a tu reclamo de lluvia,
sube a tu pequeño apartamento donde,
solitaria,
escuchando la lluvia en los cristales,
a veces sueñas con mostrar tus pezones
bajo la blusa
y caer en los brazos del amor.





MARIANO RIVERA CROSS, nació el 11 de octubre de 1945 en Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz. Licenciado en Literatura Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Estudios de Doctorado sobre la filosofía hindú de los Upanishad en el último Juan Ramón Jiménez. Profesor Adjunto al Departamento de Literatura Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por Francisco Yndurain, durante los cursos 1976-77 y 1977-78. Coordinador de la tertulia poética «Amigos de la UNESCO» de Madrid, durante los años 1975-78. Cursó estudios de Dirección en la Real Escuela Superior de Arte Dramático RESAD de Madrid, dirigiendo desde entonces a numerosos grupos de teatros independientes, destacando a si mismo por su labor didáctica teatral llevada a cabo en el Instituto de Bachillerato Padre Luis Coloma. Catedrático de Lengua y Literatura Españolas en el I. E. S. «Padre Luis Coloma» de Jerez de la Frontera. Fundador de la tertulia literaria “La Parra vieja” jerezana, que más tarde se convertiría en la tertulia portuense “El Ermitaño”, tertulia decana de España. En la actualidad comparte su residencia entre El Puerto de Santa María, Madrid y El Escorial. Ha publicado los siguiente libros: Poesía: Siluetas verticales (1996); Dioses y héroes en retirada (2007), Premio Tomás Morales 2006; El cielo que nunca habló (2009); El Software de la inmortalidad (2010); Entre sombras (2011). Asimismo parte de su obra ha sido editada en numerosas antologías y revistas literarias. Novelas: Dulce virus de la transición (2004); La Parrilla invertida (2008); y Sofonisba Anguissola: una pintora italiana en la corte de Felipe II (2010). Teatro: Offmóvil I (1999); Offmóvil II (2001) y Offmóvil III (2003). Asimismo es autor de una larga lista de libros de poesía, novelas y teatro, aún inéditos, muchos de ellos en trato con diversas editoriales para su publicación.