EL PRIMER MOMENTO
En el primer recodo
que es el lugar de donde vengo
sentada en una silla
estás lejana y tierna
esperándome
para iniciar el camino de la vida.
MERCEDES
Doblado el delantal entre las manos,
las gruesas venas
subiendo por tus piernas,
la espuma del leño verde
entre las llamas
y el olor a pan caliente
aferrado a tu cuello.
No solo un recuerdo
ni una viajera hacia el olvido...
Eras un ser vivo en la vida.
COMO UNA PLUMA
Como una pluma
que cae
sintiendo el aire
y el viento
y sobre la tierra
se vuelve tierra.
OSCURO
Para el hombre todo está oculto
y en el oscuro pensar
un Dios envidioso merodea.
INSTANTE
El instante presente es todo el tiempo,
pero solo es
el instante presente.
La conciencia del universo
es la conciencia total,
pero solo es
nuestra conciencia.
Una pequeña sonrisa
lo es todo para quien la contempla:
es el tiempo, el universo
y la vida.
MIRA
Doña Mira,
la que está en silencio,
tiene en su interior
un campo de batalla
de todos contra todos.
TRÁNSITO
Los tiempos iluminados
que vivimos
serán vagos
cuando los tiempos hoy oscuros
se iluminen,
Los seres hoy oscuros
que circulan en los ríos de los cuerpos
serán cuerpos
cuando sus tiempos hoy oscuros
se iluminen
y sin luz ni cuerpo
en sus mentes seamos un recuerdo vago,
oscuro.
NO ES VERDAD EL TIEMPO
El tiempo no es verdad,
millones de años o segundos son el mismo instante,
memoria y fantasía son sinónimos,
la única verdad es el olvido.
Una y otra vez hemos inventado el mundo,
espejo de aguas,
aguas del alma
y cada alma es todas las aguas,
todas las almas.
RELOJ DE ARENA
No es un instrumento de medida
como cree
el anónimo inventor.
el reloj de arena es una imagen
del espíritu del tiempo:
el tiempo no transcurre,
cae;
el futuro, ese monstruo invisible,
asume la forma del cono superior,
el cono inferior es el pasado,
el animal que Todo se lo traga
para volverlo Nada.
No pasa el tiempo,
cae en el agujero negro.
La existencia es el vértice fugaz
de la terrible imagen.
Una es lo que son todas:
sueño sucesivo,
reflejo frágil,
leve imagen una y otra vez
borrada.
INSCRIPCIÓN
No nació en la ciudad
pero ha pasado sus años
contemplando las sombras
de los árboles contra los muros blancos,
el gorjeo de los pájaros en las copas,
las llamas del guayacán amarillo,
la línea quebrada de las montañas a lo lejos
o las montañas de laderas mondas
bajo su paso de caminante.
Se ha detenido a contemplar las palomas
en el parque
y sus ojos han llegado
hasta el punto de sangre en el suelo
que es el pichón no nato
del huevo quebrado.
Ha cantado a la visión amarga
de los borrachos en el amanecer
y a los dioses olvidados en la algarabía
de los vendedores de fruta
en el carnaval
del corazón pagano
de los sobrevivientes.
Sus versos represan el asombro,
el agua de los verbos,
y sopesan cada vocablo
hasta dejarlo redondo
como la materia elemental,
pero ágil y certero
como la flecha lógica.
Suelen los pequeños poetas
pretender que en sus versos crezca
el renuevo de hierba
como él lo hace crecer en sus poemas,
pero no lo consiguen.
Entonces lo buscan
para que, con sus frases pacientes,
secas,
ilumine las contracarátulas
de sus libros anónimos.
GUARDIÁN DE LA INOCENCIA
Hacia el oriente se elevan las montañas y sus breñas repiten las formas de la india.
De la muchacha cobriza del bosque de yarumos a la silueta de tierra y árboles tan solo hay cinco siglos de conquista, colonia y guerra, guerra y sucio crimen.
Un bosque de búcaros, gualandayes, arrayanes, chopos, acacias, guayacanes es el bravo sexo de la india.
Hacia el occidente se levantan las mesetas altas, el borde irregular del contrasol y en el jardín de pinos florecen las catleyas, bromelias, sanjoaquines, rosas, hortensias, josefinas, dalias y begonias: la flor del paraíso, el sexo perfumado de la india y el yarumo blanco como un reflejo de plata en la luminosidad del véspero.
Hacia el norte el río se abre paso entre los montes en la boca del cañón del sexo de la india, el río inmundo, a cuyo aroma bazofial se opone el olor dulcete de la piña, el mango, la naranja, el lejano aroma del banano y el ácido sabor del tamarindo, el mamoncillo, la guama… que se hunden en la infancia cuando el sexo de la india era solo una promesa.
Desde el sur vienen los manantiales del río y de las cordilleras, y en el bosque de los sietecueros la vaca parió una perra, la yegua una culebra, la cerda una camada de armadillos y en su sangre cruda la india bebió el carbón, el hierro, el oro y después las esmeraldas que adornaban su sexo bronco.
El paraíso que nos legaron era un valle de cemento, una india preñada de mestizos y una negra dotada de fábulas y de ritmos en el tambor antiguo de sus nalgas y en el vaivén de sus senos de carne fofa.
Pero la mujer que tenía el pájaro verde en sus manos no era la india propiamente,
propiamente no era la negra:
mezcla de mulata y de mestiza, de su sangre un río de todos los colores habíamos conjugado.
Ni las tórtolas que vinieron en bandada, ni los pinches, ni el canario escaso, ni las golondrinas, ni los gallinazos, ni los carpinteros de cabeza roja, ni las silgas, ni los torpes mayos, ni las vocingleras verdes, ni los afrecheros, ni los petirrojos…
El guardián de la inocencia no era más que un pájaro verde
que ella destrozaba entre sus manos
y en sus manos se restituía.
EL DERROTADO
En el dibujo
la calle se aleja
hasta volverse un punto;
en la derrota
el yo se torna pequeño y frágil
como el corazón de un pájaro.
Engreído el triunfador,
el perdedor, solidario...
Uno camina en las tinieblas,
el otro advierte el ritmo universal.
Usurpa el ciego,
otorga el advertido...
Perder es el don verdadero,
y la muerte, el triunfo de la vida.
EL PEQUEÑO CICLO
Como
el humus
que entra
en la raíz,
por el tallo
sube
y en la rama
se vuelve
hoja,
fruto.
Como
una
pluma
que cae
sintiendo
el aire
y el viento
Y allí
sobre
la tierra
se vuelve
tierra.
UN CORAZÓN TRANQUILO
Ha sido
de dos modos,
cofre,
crisol que cuece
el agua en sangre.
En el retorno,
de la sangre
se hace agua.
Ya el fruto
es árbol nuevo.
Aquél
que ha logrado
llegar
hasta la fuente
y en el seso
ha puesto,
no el conocimiento
del misterio,
sino su pálpito
sensorial,
en la raíz
del fuego
se apacigua.
CANCIÓN
El poema es solo una conversación
con los amados,
inaudible casi,
en el recinto interior,
donde el silencio
es la única música posible.
Nada hay
que valga la pena discutirlo,
ni siquiera decir lo que se siente
cabe,
solo conversar,
solo amar
mientras la rueda
gira.
APORÍA
No ser
es solo la concurrencia
de dos vocablos opuestos
Ser
no admite la negación
puesto que se trata
de la gran afirmación
No obstante
lo que es
viene de allí
puesto que algo
primero no es
luego es
y después no es
Tanto fue como será
enuncian lo inexistente
LA SOMBRA
Rodeado por cuatro luces
proyecta cuatro sombras
Si la luz es más pequeña
multiplica su tamaño
si es más grande
lo disminuye
Distancia y posición
también inciden
en su forma y dimensiones
Una vida opaca
soporta
una sombra inmensa
Sombra pequeña
y dulce vida
se corresponden
Si la ignoro se fortalece
Si la confronto se debilita
Lo que niego la forma
Lo que afirmo la desvanece
Luz y sombra
Afirmación y negación
particionan el todo
FLOR DE IDENTIDAD
Como la flor de la identidad
deviene
Para florecer nace y muere
Solo si cambia permanece
Mente y materia también son uno
El mundo
se mira en el espejo
de la mente
La imagen del mundo
como la llama del ser
en su fuego es y se consume
La cosa
solo en tanto imagen
existe
significa
EL RÍO
¿A quién engañas Heráclito?
El río es el mismo
el único
Has ido tantas veces
y siempre has dicho que el río
en su fluir deviene
es otro cada vez
Y el pobre Borges
inocente y asombrado
en el espejo de sus aguas
ve a otro Borges cada vez
y repite de nuevo
crédulo como un poeta puro
tu sentencia falaz
Pero el río es uno solo
uno solo es el jardín y
la cosa es una misma cosa
CANTAR DEL SILENCIO
Así como la sombra afirma
la presencia de una luz
y la muerte anuncia
el retorno de la vida
el silencio es la música perfecta
UNIDAD
La música que escucho viene
de un rincón apartado
del tiempo
Un hombre
sentado frente a un pentagrama
imagina este ritmo
este sonido
Una multitud
dispersa en el tiempo
escucha conmigo
Las almas de los que se fueron
y las almas de los que vendrán
se elevan con mi alma
como si fueran una
como si fuéramos uno
* Adelanto de una selección de poemas de Luis Fernando Macías (Colombia), al cuidado de Carolina Zamudio (Argentina), para una edición de las obras reunidas del autor colombiano que saldrá en edición bilingüe, español/inglés, antes de fin de año.
LUIS FERNANDO MACÍAS ZULUAGA, Nació en Medellín, Antioquia, Colombia, en 1957. Profesor del área de Literatura de la Universidad de Antioquia. Poeta, narrador, ensayista, autor de obras infantiles y editor. Algunos de sus libros de poemas son: Una leve mirada sobre el valle; La línea del tiempo; Del barrio las vecinas; Los cantos de Isabel; Memoria del pez; Cantar del retorno; El jardín del origen; La línea del tiempo y El libro de las paradojas. Fue director de la Editorial Universidad de Antioquia y de su revista, codirector de la revista Poesía, fundador de la Editorial “El Propio Bolsillo” y actual director de “Palabras Rodantes”, que distribuye libros de manera gratuita en el metro de Medellín.
CAROLINA ZAMUDIO, Curuzú Cuatiá, Argentina, 1973. Poeta, periodista y narradora.