La población estaba cerrada con odio y con piedras. Cerrada completamente como si sobre sus puertas y ventanas se hubieran colocado lápidas enormes, sin dimensión de tan profundas, de tan gruesas, de tan de Dios. Jamás un empecinamiento semejante, hecho de entidades incomprensibles, inabarcables, que venÃan... ¿de dónde? De la Biblia Génesis, de las Tinieblas, antes de la luz. Las rocas se mueven, las inmensas piedras del mundo cambian de sitio, avanzan un milÃmetro por siglo. Pero esto no se alteraba, este odio venÃa de lo más lejan…
En el lenguaje hablado, y aun en el lenguaje escrito, cuento es todo aquello que se puede contar verbalmente y todo aquello que se puede contar por escrito. De este modo, la denominación de cuento abarca una larga lista de producciones literarias y no literarias. Cuentos serian, si aceptáramos esa común denominación, las narraciones, los relatos, las fábulas (en prosa o en verso), las historietas, las anécdotas y, finalmente, los chascarrillos. Pero, a pesar del lenguaje hablado y muy a pesar del lenguaje escrito, ha sido y es necesari…
A veces pienso en mi viejo. O es un barco que parte o esa gente vagabunda que trae el verano o simplemente una luz en el rÃo. Entonces me siento en la costa y pienso en mi viejo. Para todos, para mà mismo, la historia comienza el dÃa que hizo volar en pedazos al Raquelita, en el 28. Era una chata de once metros con un motor Regal. El viejo tenÃa la maldita costumbre de mojar un papel retorcido en el carburador, luego quitaba el cable de una de las bujÃas, lo arrimaba al block y con la chispa encendÃa el papel y con el papel uno …
Hace mucho tiempo leÃa yo un cuento en una sala antigua. Al principio entraba por una de las persianas un poco de sol. Después se iba echando lentamente encima de algunas personas hasta alcanzar una mesa que tenÃa retratos de muertos queridos. A mà me costaba sacar las palabras del cuerpo como de un instrumento de fuelles rotos. En las primeras sillas estaban dos viudas dueñas de casa; tenÃan mucha edad, pero todavÃa les abultaba bastante el pelo de los moños. Yo leÃa con desgano y levantaba a menudo la cabeza del papel; pero tenÃa qu…
Primer momento: El cuidador de una plantita. Él acaba por convencerse de que su sentimentalidad, aptitud de simpatÃa, que viene desde tiempo luchando por recuperar, está agotada, y en los sufrimientos de este descubrimiento cavila y halla por fin que quizá el cuidado de una plantita endeble, de una mÃnima vida, de lo más necesitado de cariño, debiera ser el comienzo de la reeducación de su sentimentalidad. Ocurre que pocos dÃas después de esta meditación y proyectos en suspenso, Ella, sin sospechar tales cavilaciones pero movid…
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