José María Fonollosa

José María Fonollosa
10 Poemas

Selección de Textos y nota biobibliográfica
Mauro Morgan


JOSÉ MARÍA FONOLLOSA nació en 1922 en Can Tunis, Barcelona. Publica su primer libro en 1945, cuando aún no había cumplido los 23 años. El libro se titula La sombra de la luz con grandes influencias de la generación del 27. Dos años más tarde aparece Umbral del silencio. En 1951 viaja a Cuba, donde permanecerá durante diez años. Ya en cuba publica Romancero de Martí en 1955. José María Fonollosa se mantuvo inédito durante más de cuarenta años, entre 1948 y 1990, donde permaneció alejado de toda corriente literaria y desconocido por el público y la crítica. Hasta que en 1990 Pere Gimferrer edita Ciudad del Hombre: Nueva York. El 7 de octubre de 1991 muere Fonollosa en Barcelona. Dos años después se publicaron 14 poemas inéditos con el titulo Ciudad del hombre: Barcelona. Poemas han sido musicalizados por figuras como Joan Manuel Serrat y Albert Plá.




OBRAS:

La sombra de tu luz (1945)
Umbral del silencio (1947)
Blues y cantos espirituales negros (1951)
Ciudad del hombre: Nueva York (Sirmio, Barcelona, 1990). Prólogo de Pere Gimferrer.
Ciudad del hombre: Barcelona (Bauma, Cuadernos de Poesía, Barcelona, 1993).
Ciudad del hombre: Barcelona (DVD ediciones, Barcelona, 1996). Prólogo de José Ángel Cilleruelo.
Poetas en la noche (Quaderns Crema, Barcelona, 1997)
Ciudad del hombre: Nueva York (Ediciones El Acantilado, 2000).
Destrucción de la mañana (DVD ediciones, Barcelona, 2001). Prólogo y edición de José Ángel Cilleruelo.


POEMAS SELECCIONADOS


1. KENNAMORE STREET


Yo quiero que tú sufras lo que sufro:
aprenderé a rezar para lograrlo.

Yo quiero que te sientas tan inútil
como un vaso sin whisky entre las manos;
que sientas en el pecho el corazón
como si fuera el de otro y te doliese.

Yo quiero que te asomes a cada hora
como un preso aferrado a su ventana
y que sean las piedras de la calle
el único paisaje de tus ojos.

Yo deseo tu muerte donde estés.
Aprenderé a rezar para lograrlo.

2. PLAÇA DE BLASCO DE GARAY

Mi casa necesita una mujer
que llene de canciones sus paredes
y complete mi cama por la noche.

Un cuerpo que discurra en torno mío.
Una voz que responda si digo algo.

Yo no tengo el dinero de los otros;
no sé tampoco hablar como los otros,
ni tengo la apostura de los otros.

Por eso necesito una mujer
que oculte mi tristeza entre sus brazos.


3. DOYERS STREET

No vendrá. De verdad. No vendrá nunca.

Mi cuarto es muy modesto para el éxito.
Ni hallaría la casa tan siquiera.

Mi cuarto es muy austero para amigos.
Nadie viene a reunirse entre estos muros.

Mi cuarto es también frío y muy pequeño.
¿Cómo cobijar, pues, un gran amor?

No es lógico esperar. No vendrá nunca
un éxito, un amigo, un gran amor.

Debiera de una vez cerrar la puerta.


4. CLEVELAND PLACE

Sé que por fin has vuelto a la ciudad
en un suntuoso coche de gran lujo...
La gente pensó en mí. Yo la maldigo.

El coche se detuvo ante tu casa,
pero tú no bajaste, no. Vino alguien
a buscarme, mas yo no quise verte.

El coche iba despacio por la calle
dejando tu recuerdo en cada puerta.
Tu cuerpo lo dejó en el cementerio.

Tu madre me miró. Yo la maldije.
Has vuelto a la ciudad porque estás muerta.
Pero yo iré a escupir sobre tu nombre.


5. BEDFORD STREET

Ella me dio el cuchillo y dijo: "Clávalo
en el segundo espacio intercostal".

"¿Cuál es?", le pregunté. Se abrió la blusa
y señaló, risueña, un punto: "Aquí".

Algo debía de haber en aquel viaje
que lo hizo diferente. Más intenso.

Se veían más cosas. Ascendíamos
a inéditos sonidos y colores.

No había confusión. Hasta el detalle
más ínfimo nos era comprensible.

Sugerí: "¿Por qué no con barbitúricos?"
"Es lento", me objetó. "Ya lo he probado.

Y el lavado de estómago es horrible.
Como un trauma mental, pero en lo físico"

Sustituí su dedo por el mío
y apoyé allí el cuchillo suavemente.

Y lo empujé de súbito. No fuera
que cambiara de idea si iba lento.

6. AVINGUDA DEL MARQUÉS DE L'ARGENTERA

Al verme se apartó de sus amigas
y rodeando mi cuello con sus brazos
les dijo alegremente: -"Quiero a este hombre".

Los demás me miraron con envidia.
Es muy linda en verdad y entró en mi cuarto.
Llegué tarde al trabajo al otro día.

Después no se movió ya de mi casa.
Descubrí que son bellas las estrellas
y me gustó algún tiempo. Pero pronto
olvidé que hay estrellas en la noche.

Ahora su amor me oprime como un peso.
No puedo ya salir con mis amigos.
No puedo ya sonreír a las muchachas.
No puedo ni beber un solo trago.

Es mala esta mujer. De verdad mala.
Tan mala como linda. Si la dejo
me matará, lo sé. Lo sé de veras.

Mis amigos se ríen. Yo estoy triste
pues no logro apartarla de mi lado.
Ojalá no me amase o se muriese.

7. WATER STREET

El mundo nos resulta ajeno, inhóspito.
Debiera ser destruido por completo.
Construir un mundo nuevo sin sus ruinas.

Y estrenar una vida diferente.

Pero al pasar el tiempo el nuevo mundo
tampoco hallarán propio nuevos hombres..
También ellos querrán un mundo nuevo.

Mejor fuera destruirlo y no hacer otro.

8. 40

Subo las escaleras de mi casa
despacio, descontento, taciturno.
Tan sólo un pensamiento me conforta:

Las casas están llenas de frustrados.
De seres, como yo, sin aptitudes
para ser singulares en enjambres
pese a aspirar brillara su luz propia.

Y poco a poco fueron acogiéndose
a un amor, profesión, final destino
que no era el que anhelaran. Y están solos.


9. 41

Entro en mi habitación. Entramos ambos
mutuamente, eludiéndonos, sombríos.
Está cansado. Noto su cansancio.
Antes no me cansaba con mi cuerpo.

Le miro en el espejo. Está en silencio.
Abatido. Presume su derrota.
Pesaroso. Le escupo varias veces.
Tal vez me compadece y le doy lástima.

Acaso me comprende y me disculpa.
Quizás él también sufre al conocerse
indeseado en mí y juzga que es inútil
pretender que tolere su presencia.

Le aborrezco, es verdad. Y mi desprecio
se extiende por su rostro palidísimo
como áspera maleza por el monte.
Y golpeo el cristal que me lo muestra.

Hasta que le hago huir de mi mirada
sangrándole las manos. ¿O son mías,
por el dolor que corre entre los dedos
y vocifera alertas a mi mente?

Pero está ahí, en el suelo. En mil lugares
se distingue su faz atribulada
que me observa. Y transforma su expresión
en la actitud absorta que era mía.

10. 42

Dejo correr la sangre de las manos.
Acostado en la cama la examino.
Las sábanas la sorben dulcemente
con la quieta avidez de su blancura.

Brota incesantemente. A borbotones.
Tibia y curiosa asoma a mis muñecas
y escapa presurosa de mis manos.

Son manos de vencido. Ellas debían
coger la gloria, amor, coger dinero.
Un día las creí capaces de ello.

Pero nada aprehendieron. No eran hábiles.
O el empeño excedió su exigua fuerza.
Pobres manos humildes y vacías.

Tiemblan un poco. Tiemblan asustadas.
Asustadas y débiles parecen
pedir excusas porque son mediocres.

Les sonrío a mis manos. Las levanto
y las uno. Las siento desvalidas.
Y atisbo como repta sigiloso
ese zumo tan rojo de la vida.
De "Destrucción de la mañana"