Omar Lara
Poemas
Seleccionados por su Autor
Especial para Analecta Literaria
Poemas
Seleccionados por su Autor
Especial para Analecta Literaria
SABADO EN PORTOCALIU
La historia se detuvo en la puerta
de las ciudades de miseria
bocas quemadas por el silencio
cuerpos sitiados en el vacÃo
polvo de huesos en el aire.
Hace frÃo en Portocaliu
un frÃo de sábado solo
los jóvenes desesperados
bailan solos y desesperados
una música desesperada.
Hace frÃo en Portocaliu.
Después de la lluvia las calles
caminan al bosque sagrado
adiós ángeles y milagros
adiós relojes detenidos.
En los relojes detenidos
están los signos de otros sueños
las sombras irrecuperables.
La historia no deja pasar
el suave pelaje de los sueños
los sueños no tienen destino
son como un sábado en el aire.
La historia es todavÃa ajena
no sabe muertes ni abandonos
no sabe de lúgubres casas
llenas de noches y quejidos.
Son muy extrañas esas cosas
que a veces tomamos por ciertas
y hay verdades aborrecibles
en el pozo de la memoria.
Son como vidrios empañados.
Pero alguien limpia los vidrios
del mirador que da a tus ojos
y atisbamos o quisiéramos.
Y la noche se mira en nosotros
desvergonzadamente desnuda.
DIA DE MUERTOS
Bebo el vinillo triste de Imperial
con mi madre que amadra sin descanso
aquello que no sabe y no sabiéndolo
lo vuelca de un sentido sin sentido.
Una muerta en la boca me deslumbra,
una sombra
un sonámbulo tributo
el despertar confuso de otra sombra
que difunde mi aliento en la penumbra.
Una muerta que viene con el rÃo,
una sombra que finge de estar viva.
Nos vamos y llegamos en un cÃrculo
que al fin encontrará su punto cero
y no habrá verso
vino
ni suspiro.
Cómo será sin lluvia y sin abrazo...
Será como esa piedra o esa hierba
o será como el viento que fatiga
la calle solitaria de Noviembre.
ENCUENTRO EN PORTOCALIU
En ese tiempo yo corrÃa detrás de una sombra.
Desde el décimo piso en el barrio de Drumul Taberei
yo miraba a través de un niebla caliente,
a través de una humedad humosa,
a través de las reverberaciones de agosto
una figura venÃa caminando
desde la parada de autobuses.
Una figura parecÃa dirigirse hacia mÃ,
yo la veÃa perfectamente desde el décimo piso
en el barrio de Drumul Taberei:
era la odiada figura conocida,
su aborrecible rostro estaba ahà y su pelo
que el sol no incendiaba y con él todo su cuerpo.
Yo miraba petrificado la escena,
los indolentes pasos y su entorno:
árboles, cosas en movimiento, el asfalto que el sol
ondulaba.
Yo miraba esa escena con su centro precioso...
En esos tiempos yo escribÃa un poema titulado
"Encuentro en Portocaliu",
era necesario encontrarme rápidamente
porque -pensaba yo- ¿la poesÃa para qué puede
servir sino para encontrarse?
Eso fue después de escribir muchas cartas
preguntando
¡dónde estoy? Nadie sabÃa donde estaba
y no podÃan decÃrmelo,
de modo que empecé a decir a diestra y siniestra
protégeme con algo el corazón.
Protégeme con algo el corazón
seguÃa repitiendo
y como no me entendÃan
comencé a escribir unos poemitas insidiosos
relativos al rÃo Dimbovitza,
relativos a la columna del infinito,
relativos al plan quinquenal.
Hasta que un dÃa en Portocaliu.
Un dÃa en Portocaliu
(en Portocaliu hay un sol amarillo como cáscara de
naranja)
una tarde en Portocaliu
(en Portocaliu hay unos grandes pájaros con dos patas
larguÃsimas y picos en forma de corazón)
una noche en Portocaliu
(estaba escrito que no te encontrarÃa
en Portocaliu
pero guardo el recuerdo de esa espera y huellas
de picotazos en forma de corazón).
PEQUEÑO DIARIO
Sé lo que eres
un remolino vaciándose en sà mismo
una copa de flores y silencios
un puñal de aire helado
un aleteo
un sismo
una ventana
Ay, si supiera qué eres.
A Sola Sierra
La historia se detuvo en la puerta
de las ciudades de miseria
bocas quemadas por el silencio
cuerpos sitiados en el vacÃo
polvo de huesos en el aire.
Hace frÃo en Portocaliu
un frÃo de sábado solo
los jóvenes desesperados
bailan solos y desesperados
una música desesperada.
Hace frÃo en Portocaliu.
Después de la lluvia las calles
caminan al bosque sagrado
adiós ángeles y milagros
adiós relojes detenidos.
En los relojes detenidos
están los signos de otros sueños
las sombras irrecuperables.
La historia no deja pasar
el suave pelaje de los sueños
los sueños no tienen destino
son como un sábado en el aire.
La historia es todavÃa ajena
no sabe muertes ni abandonos
no sabe de lúgubres casas
llenas de noches y quejidos.
Son muy extrañas esas cosas
que a veces tomamos por ciertas
y hay verdades aborrecibles
en el pozo de la memoria.
Son como vidrios empañados.
Pero alguien limpia los vidrios
del mirador que da a tus ojos
y atisbamos o quisiéramos.
Y la noche se mira en nosotros
desvergonzadamente desnuda.
DIA DE MUERTOS
Bebo el vinillo triste de Imperial
con mi madre que amadra sin descanso
aquello que no sabe y no sabiéndolo
lo vuelca de un sentido sin sentido.
Una muerta en la boca me deslumbra,
una sombra
un sonámbulo tributo
el despertar confuso de otra sombra
que difunde mi aliento en la penumbra.
Una muerta que viene con el rÃo,
una sombra que finge de estar viva.
Nos vamos y llegamos en un cÃrculo
que al fin encontrará su punto cero
y no habrá verso
vino
ni suspiro.
Cómo será sin lluvia y sin abrazo...
Será como esa piedra o esa hierba
o será como el viento que fatiga
la calle solitaria de Noviembre.
ENCUENTRO EN PORTOCALIU
En ese tiempo yo corrÃa detrás de una sombra.
Desde el décimo piso en el barrio de Drumul Taberei
yo miraba a través de un niebla caliente,
a través de una humedad humosa,
a través de las reverberaciones de agosto
una figura venÃa caminando
desde la parada de autobuses.
Una figura parecÃa dirigirse hacia mÃ,
yo la veÃa perfectamente desde el décimo piso
en el barrio de Drumul Taberei:
era la odiada figura conocida,
su aborrecible rostro estaba ahà y su pelo
que el sol no incendiaba y con él todo su cuerpo.
Yo miraba petrificado la escena,
los indolentes pasos y su entorno:
árboles, cosas en movimiento, el asfalto que el sol
ondulaba.
Yo miraba esa escena con su centro precioso...
En esos tiempos yo escribÃa un poema titulado
"Encuentro en Portocaliu",
era necesario encontrarme rápidamente
porque -pensaba yo- ¿la poesÃa para qué puede
servir sino para encontrarse?
Eso fue después de escribir muchas cartas
preguntando
¡dónde estoy? Nadie sabÃa donde estaba
y no podÃan decÃrmelo,
de modo que empecé a decir a diestra y siniestra
protégeme con algo el corazón.
Protégeme con algo el corazón
seguÃa repitiendo
y como no me entendÃan
comencé a escribir unos poemitas insidiosos
relativos al rÃo Dimbovitza,
relativos a la columna del infinito,
relativos al plan quinquenal.
Hasta que un dÃa en Portocaliu.
Un dÃa en Portocaliu
(en Portocaliu hay un sol amarillo como cáscara de
naranja)
una tarde en Portocaliu
(en Portocaliu hay unos grandes pájaros con dos patas
larguÃsimas y picos en forma de corazón)
una noche en Portocaliu
(estaba escrito que no te encontrarÃa
en Portocaliu
pero guardo el recuerdo de esa espera y huellas
de picotazos en forma de corazón).
PEQUEÑO DIARIO
Sé lo que eres
un remolino vaciándose en sà mismo
una copa de flores y silencios
un puñal de aire helado
un aleteo
un sismo
una ventana
Ay, si supiera qué eres.
VISITAS EN PORTOCALIU
Pero tu lengua
Forastera
no tiene idioma
tiene un rÃo por donde me deslizo
tiene un remolino
un olor a dolor
tiene la parsimonia de una tortuga
que se pudre bajo el caparazón.
Somos del mismo infierno
repite
hablo tu lengua
volé cerca de un rÃo
por eso me deslizo y subo a ti
como una sombra de niebla.
Y te envuelvo.
AMANECER EN PORTOCALIU
De haber visto este cielo
de haber
absorto
quedado en la frontera
de aquel aire y este aire
de haber lamido entonces la arena ácida
el esqueleto ardido de ese árbol
la semilla del aire pasajera
el vuelo furibundo de la pálidas
gaviotas que festejan
el árido fantasma de unos párpados
la delgadez insomne del que espera
sentado en una roca.
UN ANIMAL FASTUOSO
Se organiza en el mundo un animal
fastuoso
una fiesta
un relámpago
nace una luz
un bichito adorable
una voz que me dice.
Será el Mudo otra vez
el que ha dicho y no ha dicho
el estático
el que está más allá
el que no se encarama
el que no salta
el que no se arrodilla.
¿Cuántas pieles tenemos?
¿Cuántos relojitos?
¿Qué escondrijos?
¿Qué honduras?
Sé que explosiono como un botón
abriéndose
sé que implosiono como un aire
que abrasa.
Un dÃa
en una era quebrada
partà en busca de mÃ.
Nada es más dulce que ese vuelo.
CUELLO DE CANTARO
El mundo parecÃa haber perdido
su respiración
y ningún testamento me habÃa señalado
una mÃsera renta de los tiempos.
Entonces
unas manos angélicas excavaron
en lo más diáfano del barro
y sustrajeron al tiempo
al olvido
a su propia obstinación adorable
un pedazo de arcilla
el arqueado cuello delicado
una oreja
mordida por mil bichos
algo que fue
cántaro de aguas
o licores
o flores.
No hay inscripción alguna
no hay un fastuoso signo en arameo
ni figuras de juegos o de amores
pero
me llama
y algo
me está diciendo
y algo
ya entiendo en su musitación.
CIRCULO MAYOR
Me viene la estridencia de la boca
que dice que no dice y que retiene
el cÃrculo mayor de sus fervores.
Yo estoy aquÃ
le grito a la inocente
y atroz máscara que oculta rencorosa
el cÃrculo mayor de sus pasiones.
Se van las trasnochadas compasiones
se va el grito
se van los tumultuosos
y estridentes silencios de las cosas.
BUENAS NOCHES, JORGE
Buenas noches
Jorge
Te busqué en el Hotel Orly
Como quedamos
No estabas en Buenos Aires y te hubiese gustado
El estallido de la hojarasca del atardecer
Tú estabas en La Ligua
Tú estabas en el Hotel Nube
Con tu traje de caballero de CautÃn
El que vestÃas en el último abrazo
Junto a la tumba de tu padre
Cuando algo como un ángel se tendió a nuestro lado
Que no sea este un homenaje ampuloso
Que no sea siquiera un homenaje
Que sea como pasar junto a ti y saludarte
Con un gesto de la mano
Mientras nos apresuramos a ninguna parte
Buenas noches Jorge
Me pregunto cómo te sientes en la otra Frontera
Creo que sonrÃes
que encoges los hombros
Pero con simpatÃa
Con algo de piedad por ti y por nosotros
Sobre todo con gentileza y con bondad
Arrullado como estás por nuestros corazones
Llenos de amor y gratitud
Por lo que eres y serás.
A Jorge Teillier
SORESCU
En Craiova los pájaros tiritaron un dÃa
Bebieron, después,- tzuica
y una viejas baladas cantaron en voz baja.
En la mejilla un aire sosegado
Marin
hacÃa frÃo
dijeron que dijiste.
Todo fue cierto y nada
bastó para entenderlo.
SeguÃas en tu vuelo
con tu melena al aire y ese signo
sin eco
del ocaso.
(In Memoriam Marin Sorescu)
PASEAMOS NUESTRO AMOR
Es cierto que paseamos nuestro amor
por todos los rincones del paÃs
atado como un perro (el amor)
con un bozal de humo
entre los mil mendigos de Portocaliu
entre las brujas de Nohualhue
entre los niños secos de Puerto Hambre
iba mi amor vestida de blanco
y yo con ella
protegida por mi saliva jamás escatimada
por mi baba pavorosa
amada al por mayor y al detalle
mi amor vestida de blanco
entre los Muertos y los CaraPintadas
entre las negras viudas vestiduras
envuelto en mi respiro.
El amor mÃo vestido de nada.
NADA
De pronto estuvo ahÃ
guardada en un horrible abrigo color rata
apareció otro dÃa
con traje y aletas de mujer-rana
rompà la goma rabiosamente
a la altura de un seno
lo besé estaba frÃo
como pude la fui desnudando
una maraña densa la defendÃa
me pregunté no estará muerta
te engañas
me dijo
estoy viva y soy bella
en efecto
algo latÃa en ella y me llamaba
pero habÃa hostilidad en los objetos
y nos separaban
seguÃan apareciendo restos submarinos
musgo
pequeñas piedras
botellas con mensajes
uno de ellos decÃa
recibe esta mujer y no hagas tonterÃas
por ejemplo preguntas
ella no existe
es cierto
pero nadie es perfecto.
CIUDAD PERDIDA
Se sabe que vienen cuando agudos chillidos
invaden la frágil calma de las casas.
Los dormidos se agitan en su sueño,
se perturba el destino de los pájaros en vuelo,
los amantes quedan absortos mirando el cielorraso,
a los niños les nacen grandes ojos inmóviles.
Los ancianos no han logrado conciliar el sueño,
en vano evocan otras imágenes de horror
Para oponer al presente.
Ha mucho no se lee en la ciudad
los libros ardieron en piras fantásticas
y ante toda letra escrita
los habitantes bajan la vista
llenos de confusión y vergüenza.
Se ha visto seres hasta ahora nunca vistos
mirando obscenamente a las jóvenes que se apresuran
antes que se retiren los últimos rayos de un vago sol
y la sábana negra envuelva la ciudad
y comience la nocturna danza.
COMO UN NIÑO DE NADIE
Parece que te sigo como un niño de nadie
por las orillas de este mar casi muerto
con la sospecha de que el mar eres tú
el descanso, la paz,
la invitación sin fondo.
Yo te veo como si fueras un recuerdo
un recuerdo de nadie
para un niño de nadie.
AYER DI LA VUELTA AL MUNDO
Ayer
di la vuelta al mundo
y yo
casi sin enterarme
en los caireles de la semivigilia
huelo hoy y me digo
ayer di la vuelta al mundo
y yo
casi sin enterarme.
TOQUE DE QUEDA
Quédate
Le dije
Y
La toqué
HOY HE VISTO A MIS HIJOS
Hoy he visto a mis hijos.
Me notan más delgado.
Me dicen que me vaya
con ellos
que hasta cuándo.
Los abrazo, juego con timidez,
sin gracia.
Amor amores.
El pequeño guardián mira ceñudo,
sobajea sus armas
y ladra de repente:
ya está bueno, van más de diez minutos
se han pasado del tiempo.
(Cárcel de Valdivia, noviembre 1973)
ESTE SILENCIO
Este silencio no nos pertenece
nadie ha deseado este silencio
nadie ha pedido este silencio
este silencio se equivocó de mesa
se equivocó de miedo
se equivocó de dolor.
DESEOS
Unos quieren partir
otros quieren quedarse para siempre
en la soledad de las noches unos quieren morir
otros tiemblan ante la sola idea de la muerte
unos quieren volver a sus amigos
otros piensan en el vino y en una tarde de otoño
todos quisieran ser dioses o pájaros.
SI ERES LA REALIDAD
Las cicatrices ya no dicen nada.
Son a veces la torpeza de un suicida frustrado
La imprudencia de un niño que se clavó una astilla
O simplemente una peste mal curada
En sà mismas no nos dicen nada.
EL CABALLERO EXTRAVAGANTE
Hace ya varios años que camino por las tierras
del Santo Padre
primero el pesado madero no era
en verdad
un madero pesado
era una dulce carga en mi espinazo
eran exactamente tus manos y tu columna
ligeramente contrahecha
era exactamente tu sexo dulce y cruel
eran tus muslos que yo amé extasiadamente
pálidos como eran y tersos y lánguidos
recorrà varias ciudades como le decÃa
con esa dulce carga
a veces una astilla agujereaba mis ropas
y me pinchaba horriblemente
pero bastaba el recuerdo
le juro
el recuerdo de aquella felicidad
para que la sangre que manaba de
mi costado y manchaba
mi camisa
fuera apenas
un tierno lÃquido
que yo ofrendaba a usted
junto a otras cosas no tan extravagantes
pero no menos decisivas
el recuerdo de la felicidad...
cómo decirle lo que vino después
cuándo vino
o por qué
nadie podrÃa resolver este enigma
tampoco es necesario
el pesado madero es hoy un castillo de madera
como aquellos castillo de la estación de Portocaliu
castillos los llamábamos más o menos
ese es el peso
que siento
(exagero sin duda pero quién no exagera)
y cómo escarban las astillas usted no podrá saberlo
jamás
en mi favor puedo decirle que no escucho
el rumor de las multitudes
paso entre ellas delirantemente anónimo
me miran
a veces
pero no con escarnio burla u odio
simplemente me miran como al hombre
que sabe disimular
el enorme quejido que es
destino que mi Santo Padre me entregó
(sin yo saberlo)
un dÃa cualquiera (qué lejos todo eso)
cuando bebÃamos un aperitivo en el Hotel
de la Medianoche
era una mala hora
recuerdo.
OMAR LARA, es uno de los más importantes poetas chilenos actuales, nacido en Nueva Imperial, Chile, en 1941. Ha publicado una veintena de libros, entre ellos: Los Buenos DÃas, Serpientes, Memoria, El viajero Imperfecto, Islas Flotantes, Vida Probable, Fuego de Mayo, Bienvenidas calles del Perú, Voces de Portocaliu, La Nueva Frontera, Delta, Papeles de Harek Ayun. Traductor del rumano, labor que ejerce a partir de su exilio en Bucarest, entre 1974 y 1981 (exilio que lo llevó antes a Lima y luego a Madrid), ha traducido a Mihai Eminescu, Al. Macedonsky, Ion Barbu, Gellu Naum, Geo Bogza, St. A. Doinas, Ion Caraion, Marin Preda, Eugen Jebeleanu, Maria Banus, Dinu Flamand, entre otros escritores rumanos. Editoriales rumanas, españolas, mexicanas, chilenas y peruanas han publicado varias de sus traducciones y una de ellas, El Ecuador y los Polos, de Marin Sorescu, mereció el Premio Internacional de PoesÃa MÃstica Fernando Rielo, Madrid 1983. Del mismo Sorescu en Mexico se publicó El Centinela de la Galaxia (2007). Algunas distinciones recibidas por el poeta son el Premio Casa de las Américas (La Habana, 1975), la Beca de Creación John Guggenheim (1983), la Medalla Mihai Eminescu, que concede el Gobierno de RumanÃa (2001), la Medalla Presidencial Centenario Pablo Neruda (2004). En su calidad de director de la Revista Trilce, recibió el Premio de la Sociedad de Escritores de Chile 2006, que conceden los ex presidentes de la entidad. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de PoesÃa Fernando Santiván, el Premio Casa de América de PoesÃa Americana (Madrid) y el Premio Internacional de PoesÃa Ciudad de Trieste (Italia). En 2009 fueron publicados sus libros Foto&Grafia (Chile), Vida, Toma mi Mano (Cuba); Argumentos del DÃa. AntologÃa Personal, (México), La tierra prometida (España) y la antologÃa Prohibido asomarse al interior (Chile). En junio de 2009 recibió el Premio Internacional Ovidio de Traducción de la Unión de Escritores Rumanos.