Alejo Carpentier:
Los ideales de la Revolucion Francesa
constituyen el eje central en
El Siglo de las Luces1
Rhina Toruño-Haensly PhD
University of Texas of the Permian Basin
Los ideales de la Revolucion Francesa
constituyen el eje central en
El Siglo de las Luces1
Rhina Toruño-Haensly PhD
University of Texas of the Permian Basin
El siglo de las luces (1962) de Alejo Carpentier es una novela histórica, reproduce en forma artÃstica y crÃtica los efectos de la Revolución Francesa en la Isla caribeña, Guadalupe. El héroe de la novela fue una figura histórica, VÃctor Huges marsellés, el hacedor de la Revolución Francesa en las Antillas Francesas y el representante del gobierno francés, en las Islas Guadalupe y Cayena. En la ficción aparece con ese mismo nombre desempeñando el rol de albacea de tres adolescentes muy ricos: Carlos, SofÃa, y Esteban.
Los códigos geográficos de la novela son: La Habana, ParÃs, Madrid, Port-au-Prince (HaitÃ), la Isla de Guadalupe y Cayena. El código histórico constituye los años de la Revolución Francesa, desde 1789 cuando el pueblo de ParÃs toma la fortaleza de la Bastilla en medio de su lucha contra la monarquÃa de Luis XVI, hasta cuando colapsa 1808.
Los ideales de la lista oficial de la Revolución son: libertad, igualdad y fraternidad. Pero a estos se agregó de hecho la racionalidad. En efecto, este ideal era el fundamental, pues se concebÃa que una vida racional en una sociedad racionalmente organizada resultarÃa en que los hombres fuesen libres e iguales y se comportarÃan como hermanos, pero se observará a través de la novela la continua ejecución de hechos irracionales como por ejemplo llevar a la guillotina a muchos escritores por el solo hecho de haber escrito un libro, Hugues decÃa "desconfiad de quien haya escrito un libro" (El siglo de las luces 108).
El objetivo de este ensayo es demostrar como el conjunto de los ideales de la Revolución Francesa constituye el eje central en El siglo de las luces, es decir es el protagonista verdadero de la novela, y el narrador es su vocero.
En el desarrollo de la novela existe una relación entre los sucesos históricos en Francia y las vicisitudes de una familia en Cuba: el hijo, la hija y el sobrino de un comerciante cubano que quedan huérfanos al morir éste (Jean Franco 305) Considero que esa relación entre los hechos históricos, VÃctor Hugues y los tres chicos se mantendrá a lo largo de la novela y al final de la novela con la muerte de SofÃa y Esteban el 2 de mayo de 1808, cuando Napoleón Bonaparte invadió España, SofÃa luchó con los españoles y murió, en el mismo tiempo también colapsó la Revolución Francesa.
Cuando considero como lo histórico, sociológico y filosófico se desarrolló paralelamente al drama familiar de los tres adolescentes huérfanos, estimo que se puede apreciar mejor al protagonista verdadero de la novela como el conjunto de ideales de la Revolución Francesa. Esta es la tesis de mi ensayo. Carpentier en una entrevista con Cesar Leante dijo que, "Los hombres pueden flaquear pero las ideas siguen su camino y encuentran al fin su aplicación". (Carpentier "Confesiones sencillas de un escritor barroco" 29).
Esta cita es la expresión del núcleo o motivo estructurante expresado por Carpentier refiriéndose a esta novela. Son las ideas que le interesan pero encarnadas en los hombres aun cuando éstos fracasen, ellas, las ideas, seguirán adelante hasta realizarse, no importa cuando.
No son los personajes los que le interesan a Carpentier, aun cuando ha recurrido a un personaje histórico para escribir su novela: "El otro punto de arranque de la novela fue una escala forzada en Guadalupe durante un viaje a ParÃs. Allà supe por primera vez de VÃctor Hugues, ese hacedor de la Revolución Francesa en las Antillas." (Ibid.)
Carpentier no trata detalladamente la vida de los personajes, sino la Revolución Francesa en su aspecto ideológico y filosófico, como representativa de la humanidad en general, como él mismo dice del hombre a quien "situarlo en su pasado puede ser situarlo en su presente." (Ibid).
Por esto, es pertinente la observación de Seymour Menton:"... la obra plantea dudas sobre el idealismo revolucionario, que podrÃan ser aplicadas a la Revolución Cubana, habiendo sido esa la intención del autor o no." (52-3).
Empezaré, con la formulación de mis tesis interpretativas generales acerca de los personajes centrales de la novela. Me interesan tres aspectos principales de los personajes:
(a) el esquematismo de los personajes;
(b) la disolución de los personajes en la narrativa; y
(c) la identificación alternada del narrador como representante del protagonista verdadero, con los personajes centrales. Trataré cada uno de esos aspectos en particular. Además de explicar cada aspecto, aduciré algunas piezas de evidencia en apoyo de mis tesis.
Los ideales de la Revolución Francesa necesitan encarnarse en contextos psicológicos: personas; anteriormente he mencionado como VÃctor, Esteban y SofÃa encarnan esos ideales. La novela se abre con la presentación detallada, minuciosa, barroca de todos y cada uno de los elementos salidos de la mano del hombre, o de la madre natura, que configuran el ambiente de La Habana colonial bajo la estación de lluvias. Se asiste a un velorio de un hombre de negocios que al morir deja huérfanos a tres adolescentes.
La descripción del ambiente es prolija; ocupa la primera página y parte de la segunda. La descripción de los personajes es exigua; ocupa unas breves lÃneas a partir de la segunda página. Tenemos acá una pareja importante de contrastes. Este recurso lingüÃstico de Carpentier es recurrente a lo largo de su novela, y es altamente efectivo, pues logra en el lector una mayor fijación a través del contraste entre las descripciones prolijas del ambiente, la geografÃa y hasta de animalitos como un caracol, con las descripciones exiguas de los personajes.
Obsérvese ahora algunos esquemas de personajes que aparecen en la novela: Carlos, hijo del que acaba de morir. El narrador sólo da el nombre y que es adolescente, pero a falta de esos detalles fÃsicos, se excede en la presentación psÃquica, con profusión y contraste de tonalidades del subconsciente del muchacho. Sólo un surrealista como Carpentier es capaz de ahondar y exteriorizar esa red compleja del ego interno del muchacho:
1º La muerte del padre le impedirá hacer lo que desea.
2º Le obligará a hacer lo que no quiere.
3º Se lamenta por su destino pero se promete a sà mismo, evadirlo escapando en un barco cualquiera sin despedirse de nadie (17).
El siguiente personaje: SofÃa, hermana de Carlos. Descripción fÃsica: "Ojerosa, desfigurada -envuelta en ropas de luto que, por ser de talla mayor que la suya, la tenÃan como presa entre tapas de cartón" (18) rodeada de monjas clarisas. Descripción psicológica:
Dieron las siete [de la noche] en el campanario del EspÃritu Santo. SofÃa hizo un gesto de despedida que los demás entendieron (Ibid).
La gran puerta quedó cerrada con todos los encerrojos. La interpretación es el poder que ella se toma de decidir por el grupo familiar. Es también la libertad, la independencia, que se inicia al haber muerto la autoridad de la casa. Después ella y su hermano se encaminan al cuarto más húmedo cerca de la caballeriza, donde está el último miembro de esta familia singular. Es Esteban, un primo considerado como hermano. La descripción fÃsica que el autor da es la de un asmático, sufriendo una crisis (20-21).
Hay que observar que aun acá da el esquema general de un asmático, no la descripción detallada de un adolescente enfermo. Su descripción psÃquica es la de un soñador, despierto frente a pinturas recientes. Su cuadro predilecto: "Explosión de una catedral" Esta pintura es la primera alusión a la temática ideológica de la Revolución Francesa. SofÃa admiró el cuadro y le preguntó a Esteban por qué lo contemplaba tanto; éste respondió: "Es para irme acostumbrando." (21)
Esta frase en este contexto no tiene ningún sentido. Pero sà lo tiene en el contexto general: es el sÃmbolo de la conmoción producida por la Revolución Francesa. A esta altura ya puede verse que Carpentier no estaba interesado en los personajes como individuos. El autor pues, para presentar a los personajes, usa apenas unas cuantas lÃneas. Totalmente opuesto es el uso prolÃfero de imágenes y páginas enteras para pintar el ambiente desde el musgo viejo hasta las volutas que coronan las rejas.
VÃctor Hugues es el personaje histórico que el autor utilizará. En la primera fase, será el quien transmitirá el mensaje de los ideales de la Revolución Francesa a los adolescentes ávidos de ideales, ávidos de innovaciones, de independencia y de libertad. El entusiasmó a los muchachos con las nuevas ideas revolucionarias, con la francmasonerÃa, a tal grado que Esteban se dispuso a seguirlo cuando VÃctor decidió regresar a Europa para ponerse al servicio de la Revolución (79-80). Después de la llegada de VÃctor Hugues, la personalidad de los jóvenes se transformará radicalmente. SofÃa antes de la muerte del padre estaba estudiando para convertirse en monja.
En esa parte de la novela se inicia el nudo de la trama. Esteban y SofÃa secundan las ideas revolucionarias de VÃctor Hugues. Esteban, en forma racional, le sigue a ParÃs (79-80). SofÃa en forma más pasional que racional se queda en Santiago esperando que VÃctor con Esteban la recojan para viajar en barco a ParÃs (80). Los personajes presentados por Carpentier, aun cuando son esquemáticos, corresponden a personas reales, auténticas, humanas.
El tratamiento esquemático de los personajes pone en relieve que no son tan importantes como los hechos colectivos, o, como le fascina decir a Carpentier, los movimientos colectivos de la historia. La minimización de lo individual no constituye de ninguna manera, la eliminación de las caracterÃsticas humanas de los personajes.
Lo que verdaderamente caracteriza a una persona son sus pensamientos y sus acciones. Carpentier, conforme a su plan de minimizar lo individual, presenta extremadamente pocos diálogos, los cuales realzan el significado de lo que están hablando; su esquematismo es a veces muy breve que produce un gran efecto dramático. Un ejemplo es el diálogo entre Ogé y VÃctor, en que el uno dice" "SÃ" y el otro dice "No" (65).
La desavenencia entre los dos, después de que fueron tan unidos en la francmasonerÃa y en muchas ideas, anticipa en parte la reacción futura de VÃctor, quien abandonara amigos e ideas favoritas en busca de algo, más adelante se sabrá de que se trata de poder, mostrará incluso cierto prejuicio racial no superado contra el negro y que más adelante cobrará colores brillantes.
El mecanismo anterior produce colectivamente el efecto de negarle a cada personaje el carácter de protagonista. La novela no narra en una unidad sistemática la vida de ninguno de esos personajes. La narración, con su presunta objetividad dentro del mundo de la novela, es algunas veces lo que piensa VÃctor, otras lo que piensa Esteban, otras lo que piensa Ogé y otras lo que piensa SofÃa. Ninguno es el protagonista verdadero aún cuando asumen los ideales de la Revolución Francesa en cada etapa de su vida.
Anteriormente me referà como los personajes se diluyen en la realidad narrada. Esto es el fondo de una identificación del narrador, vocero del protagonista o sea del conjunto de los ideales de la R F con el personaje que está presentando, pero esta identificación solamente se da cuando el personaje. Esta identificación es muy importante; pero lo es más cuando el narrador presenta la concepción que tiene el personaje acerca de la Revolución Francesa. Esto significa dos cosas:
Primero: El narrador mantiene a lo largo de la novela una posición sobre la revolución.
Segundo: El narrador asume una posición que es la de un personaje en un momento dado, y después la de otro personaje en otro momento.
De esta manera el narrador revolucionario se identifica alternativamente con los personajes principales en tanto que revolucionarios, pero estos personajes revolucionarios flaquean, fracasan y caen. VÃctor fracasa traicionando la revolución, rechazando los ideales y usufructuando el poder, Esteban fracasa retirándose de la revolución, manteniendo una semblanza de los ideales, pero con una decepción profunda de la capacidad humana para vivirlos. SofÃa los mantiene en la forma "adolescente," como dice Esteban, confusa acerca de cómo lograrlos, deseosa de hacer algo para realizarlos, pero ingenua al final de cuentas en su concepción de la acción revolucionaria.
DecÃa que el narrador se identifica alternativamente con los tres personajes centrales, y estos fracasan. En cambio, el narrador en toda la obra se mantiene abocado al conjunto de los ideales de la Revolución por encima de los errores y limitaciones del proceso revolucionario. Por este mismo hecho los ideales son la constante que lo convierte en el verdadero protagonista de la novela, es lo que deseo evidenciar a través de una secuencia de pasajes a lo largo de la novela. Este es un muestreo, no prueba exhaustiva.
Un pasaje primerizo en que el narrador por su cuenta habla de temas revolucionarios, en este pasaje el narrador se identifica primero con SofÃa:
Dos dÃas transcurrieron en hablar de revoluciones, asombrándose SofÃa de lo apasionante que resultaba el nuevo tema de conversación. Hablar de revoluciones... Quienes hablan de revolución se ven llevados a hacerla. Es tan evidente que tal o cual privilegio debe ser abolido (65).
En la cita anterior, el narrador y SofÃa expresan una serie de medidas que al desarrollarse la Revolución Francesa se llevaron a cabo. Continuando con la misma cita, posteriormente el narrador conjuga su voz con la de Esteban, quien "se pronunciaba por la supresión del catolicismo, con la institución de castigos ejemplares para todo el que rindiese culto a los Ãdolos." (65)
El narrador pasa inmediatamente a identificarse con VÃctor, quien asintió a lo dicho por Esteban. Tal medida también se llevó a cabo cuando eso sucedió en el desarrollo de la novela, Carpentier, con el dominio de la ironÃa que tiene a flor de labios, describió la cruel consecuencia del retraso de los periódicos parisinos en la Isla de Guadalupe, donde VÃctor Hugues era el representante del gobierno francés. Mientras en las Islas, VÃctor ordena el incendio de la Iglesia, en ParÃs, Robespierre restablece la libertad de cultos y él mismo en persona asiste a la primera ceremonia.
En estas citas he mostrado como el narrador ha asumido sucesivamente los pensamientos y palabras de los personajes centrales de la novela. Hay más evidencia para mi tesis de que el conjunto de ideales de la Revolución Francesa encarnados en los tres personajes constituyen el protagonista verdadero. Pondérese la cita a continuación, cuando ya está en marcha la revolución: "En mas de un comité se habÃa escuchado el bárbaro grito de 'Desconfiad de quien haya escrito un libro'... quÃmicos eminentes, eruditos, poetas, astrónomos al patÃbulo..." (108) Esteban quien discutÃa con VÃctor se detuvo al ver las muestras de impaciencia de aquél, quien dando un puñetazo sobre la mesa dijo:
Estamos cambiando la faz del mundo, pero lo único que les preocupa es la mala calidad de una pieza teatral. Estamos transformando la vida del hombre pero les duele que unas gentes de letras no puedan reunirse ya para leer idilios y pendejadas. SerÃan capaces de perdonar la vida a un traidor, a un enemigo del pueblo, con tal de que hubiese escrito hermoso versos (108).
El turno de decepción pasaba a Esteban cuando ya de regreso en La Habana relataba a sus primos: SofÃa, Carlos y Jorge esposo de SofÃa, las vicisitudes de la Revolución Francesa en el Caribe Francés, una fraternidad y una libertad que sólo habÃan quedado en artimañas polÃticas para conservar tierras o adquirir otras nuevas. Y en tono amargo concluyó:
Esta vez la revolución ha fracasado. Acaso la próxima sea la buena. Pero, para agarrarme cuando estalle, tendrán que buscarme con linternas a mediodÃa. Cuidémonos de las palabras demasiado hermosas; de los Mundo Mejores creados por las palabras. Nuestra época sucumbe por un exceso de palabras. No hay mas Tierra Prometida que la que el hombre puede encontrar en sà mismo." (223)
Ahora le toca a SofÃa, representando los ideales de la Revolución, frente a la decepción de Esteban:
Pues, nosotros no estamos de acuerdo," dijo SofÃa ella admitÃa que los excesos de la Revolución eran deplorables pero las grandes conquistas humanas sólo se lograban con dolor y sacrificio (224).
Posteriormente, cuando SofÃa abandona su paÃs para correr al lado del revolucionario VÃctor Hugues, quien después de haber sido absuelto en ParÃs, le confiaron Cayena, otra isla en el Caribe. La Revolución habÃa ya retrocedido a más de 50 anos. SofÃa estaba decepcionada, pues no amaba al hombre, sino el papel de revolucionario que antes él habÃa ejercido. SofÃa decidió abandonarlo; él le preguntó adonde se irÃa:
Donde los hombres vivan de otra manera. Aquà todo huele a cadáver. Quiero volver al mundo de los vivos; de los que creen en algo. Nada espero de quienes nada esperan. (285).
SofÃa viajó a Madrid, portando viva la llama de los ideales revolucionarios. Mas tarde, cuando la oportunidad se le presentó ofrendó emotivamente su vida, arrastrando tras de sÃ, la vida de su primo Esteban, quien por seguirla en el amor, perdió la vida en la revolución. Asà termina El siglo de las luces, y el protagonista verdadero, el conjunto de los cuatro ideales revolucionarios franceses, ha fracasado.
El análisis externo de El siglo de las luces es que las revoluciones están condenadas al fracaso. Pero, al interpretar las ideas de Carpentier, "Los hombres pueden flaquear pero las ideas siguen su camino y encuentran al fin su aplicación." Las ideas, los ideales nunca caen en un vacÃo; cada revolución que fracasa deja semillas que fertilizaran después; cada revolución traicionada deja un fueguito que se alcanzará más tarde. Hay acá el concepto de lo histórico y lo permanente en el ser humano.
Esto esta bien, y tomando como constante lo humano deja la tesis de que hay un progreso lento entre los grandes ciclos revolucionarios: el ciclo serÃa pues: status quo -fermento de ideas en grupos pequeños de personas-acción revolucionaria, confusa, violenta, que organiza, reorganiza y desorganiza hasta que es traicionada-nueva versión avanzada del 'status quo' con un potencial de fermento de la revolución vencida.
Pero todo esto es desde el punto de vista total de la historia. Empero viendo los perÃodos históricos como unidades de acción humana, lo que salta a la vista es la tensión dialéctica entre los ideales a que apunta la humanidad entera y la fragilidad de los individuos. Esta tensión queda sugerida en la ironÃa del titulo de la novela. El siglo de las luces es un concepto, no temporal, sino moral: es el conjunto de los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad, como manifestaciones de la Racionalidad. Sin embargo, el perÃodo de El siglo de las luces es un perÃodo de contradicciones, de altibajos de los ideales. La servidumbre sigue a la abolición de la esclavitud; la desigualdad de los hombres se mantiene de alta, excepto ante la guillotina; la crueldad de los hombres y la hostilidad contra el prójimo sólo puede llamarse un odio fraticida. El siglo de las luces es un Mar Caribe de oscuridad irracional extraordinaria --pero con una gota de promesa futura.
1. El trabajo que publicamos aquà es una ponencia que la autora leyó en el XVI Congreso de la Asociación Internacional De Hispanistas el cual se celebró en la Universidad Nacional de Paris (Sorbonne) en julio del 2007.