La palabra es deseo * «La carne es triste, ¡ay de mí!, He leído todos los libros.» Stéphane Mallarmé Ruedas giran tras otras ruedas Y el negro carro del día Avanza feroz sobre la noche. Mis fuertes brazos ya no pueden hacer nada. Siempre hay una excusa para no morir, Y cuando se pierden todas las excusas La mano extravía el negro puñal de la desgracia. Nuestros rostros dormitan A la luz del sol Y de la luna. Bostezan en humo y alcohol. Revuelcan su cuerpo en la tierra, Y apenas …
La población estaba cerrada con odio y con piedras. Cerrada completamente como si sobre sus puertas y ventanas se hubieran colocado lápidas enormes, sin dimensión de tan profundas, de tan gruesas, de tan de Dios. Jamás un empecinamiento semejante, hecho de entidades incomprensibles, inabarcables, que venían... ¿de dónde? De la Biblia Génesis, de las Tinieblas, antes de la luz. Las rocas se mueven, las inmensas piedras del mundo cambian de sitio, avanzan un milímetro por siglo. Pero esto no se alteraba, este odio venía de lo más lejan…
En el lenguaje hablado, y aun en el lenguaje escrito, cuento es todo aquello que se puede contar verbalmente y todo aquello que se puede contar por escrito. De este modo, la denominación de cuento abarca una larga lista de producciones literarias y no literarias. Cuentos serian, si aceptáramos esa común denominación, las narraciones, los relatos, las fábulas (en prosa o en verso), las historietas, las anécdotas y, finalmente, los chascarrillos. Pero, a pesar del lenguaje hablado y muy a pesar del lenguaje escrito, ha sido y es necesari…
A veces pienso en mi viejo. O es un barco que parte o esa gente vagabunda que trae el verano o simplemente una luz en el río. Entonces me siento en la costa y pienso en mi viejo. Para todos, para mí mismo, la historia comienza el día que hizo volar en pedazos al Raquelita, en el 28. Era una chata de once metros con un motor Regal. El viejo tenía la maldita costumbre de mojar un papel retorcido en el carburador, luego quitaba el cable de una de las bujías, lo arrimaba al block y con la chispa encendía el papel y con el papel uno …
Hace mucho tiempo leía yo un cuento en una sala antigua. Al principio entraba por una de las persianas un poco de sol. Después se iba echando lentamente encima de algunas personas hasta alcanzar una mesa que tenía retratos de muertos queridos. A mí me costaba sacar las palabras del cuerpo como de un instrumento de fuelles rotos. En las primeras sillas estaban dos viudas dueñas de casa; tenían mucha edad, pero todavía les abultaba bastante el pelo de los moños. Yo leía con desgano y levantaba a menudo la cabeza del papel; pero tenía qu…
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