NACER OTRA VEZ Anoche soñé que yo nacía del cuerpo de mi abuela en el instante en que nacía mi madre, entonces ahí mismo di a luz a mi hija. Y salimos a la intemperie del mundo desnudas sin orfandades con los ojos abiertos salimos a una claridad que nos enceguecía todas juntas amaradas al cordón de la memoria de los huesos.
Habitación * Un despliegue de cartas españolas sobre la superficie tambaleante de la colcha que cubre el cuerpo de mi madre movedizo increíblemente movedizo dentro de su enfermedad ese vasto sitio donde todo confluye: nuestras conversaciones el miedo las manos de los médicos las de mi madre que dicen ay. Montones de cartas resguardan ese cuerpo ahora y quieren abrigarlo mamá las ha echado alzando su brazo con brusquedad –revoltijo en el aire cara y ceca sin pronunciación– para dar un salto hacia el futuro ese otro lu…
ALIMENTOS Yo miraba a la gente cuando comía: Alzaba la mano con escasa ceremonia y con ella alzaba el brazo que iba hacia alguna parte del mundo, un mundo familiar habitual y plagado de sus propios olores, y después la llevaba hacia su boca. El mundo cambiaba y su boca también. Y luego continuaba la misma rutina. La boca, el brazo, el movimiento de los maxilares. El resultado de todo esto era un vientre hinchado, una boca y dos manos quietas. Así, poco a poco, la gente se devoraba el mundo mientras el mundo se dejaba devo…
En la Argentina, durante mucho tiempo, los espacios entre lo clásico y popular no encontraron demasiados puntos de unión. En la década del sesenta aparece un cambio en la narrativa, surge una "búsqueda de nuevas formas, distintos proyectos y tendencias..." 1 Su influencia es fuerte y decisiva, sin embargo no todas las obras que aparecen perduran por su calidad, en cambio algunas se convierten en emblemáticas. Este es el caso de Alicia Steimberg que publica "Músicos y relojeros", título que hace mención a la colect…
Como mi abuelo estaba convencido de que nadie en esta vida puede vivir sin, por lo menos, una pasión, le sugirió a mi abuela que empezaran a jugar a la escoba de quince. Mi abuela dijo "sí" a regañadientes. Era un sí que estaba a medio camino entre la negación y el condicional. Y ahí quedó el asunto. Al día siguiente mi abuelo salió a comprar el mazo de cartas. Las sacó de la caja y las dejó con provocación sobre el mantel de hule en el que mi abuela ya había puesto la mesa para comer. El dibujo del mantel era cuadrillé y …
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