1. El Milagro Secreto Y Dios lo hizo morir durante cien años y luego lo animó y le dijo: -¿Cuánto tiempo has estado aquí? -Un día o parte de un día, respondió. Alcorán, II, 261. La noche del catorce de marzo de 1939, en un departamento de la Zeltnergasse de Praga, Jaromir Hladík, autor de la inconclusa tragedia Los enemigos, de una Vindicación de la eternidad y de un examen de las indirectas fuentes judías de Jakob Boehme, soñó con un largo ajedrez. No lo disputaban dos individuos sino dos familias ilustres; la…
© Foto: Rafael Calviño Se registraron dos momentos cardinales (fuera de su nacimiento) en la vida de Severo Caprile. Uno, cuando le remataron la chacra que heredó de su padre y que también había sido de su abuelo. El otro, cuando los compradores del predio (los acreedores hipotecarios), la firma Faruk Hermanos S.A., le ofrecieron en arriendo la misma chacra para que la cultivara. Estos dos sucesos tan contradictorios en apariencia produjeron en Severo Caprile cambios sustanciales y nuevas apetencias, entre otras, la que lo retuvo …
I Aún a esa hora — las diez de la noche — hacía un calor sofocante. El tiempo, cargado desde dos días atrás, pesaba sobre el bosque, sin un soplo de viento. El cielo negro se desteñía de vez en cuando en vagos relámpagos de un extremo a otro del horizonte; pero el chubasco silbante del sur estaba aún lejos. Por un sendero de vacas en pleno espartillo blanco, avanzaba Lanceolada , con la lentitud genérica de las víboras. Era una hermosísima yarará, de un metro cincuenta, con los negros ángulos de su flanco bien cortados en si…
A veces pienso en mi viejo. O es un barco que parte o esa gente vagabunda que trae el verano o simplemente una luz en el río. Entonces me siento en la costa y pienso en mi viejo. Para todos, para mí mismo, la historia comienza el día que hizo volar en pedazos al Raquelita, en el 28. Era una chata de once metros con un motor Regal. El viejo tenía la maldita costumbre de mojar un papel retorcido en el carburador, luego quitaba el cable de una de las bujías, lo arrimaba al block y con la chispa encendía el papel y con el papel uno …
Primer momento: El cuidador de una plantita. Él acaba por convencerse de que su sentimentalidad, aptitud de simpatía, que viene desde tiempo luchando por recuperar, está agotada, y en los sufrimientos de este descubrimiento cavila y halla por fin que quizá el cuidado de una plantita endeble, de una mínima vida, de lo más necesitado de cariño, debiera ser el comienzo de la reeducación de su sentimentalidad. Ocurre que pocos días después de esta meditación y proyectos en suspenso, Ella, sin sospechar tales cavilaciones pero movid…
Adelanto de Libros Gardel, Carlos Gardel, si vú plé . Así exigió el hombre de la capucha luego de aporrear la puerta y lanzar guiños cómplices a los murciélagos, dueños nocturnos del barrio. Era el portador del Mensaje, el emisario de lo remoto; el sayal gris: percudido por siglos y travesías. De pronto el embozo fue echado hacia atrás, con lo cual la portera -que siempre se alarmaba ante aquella aparición- pudo entrever los cabellos amarillentos y largos hasta los hombros aunque anudados en un extremo, a modo de coleta…
ALIMENTOS Yo miraba a la gente cuando comía: Alzaba la mano con escasa ceremonia y con ella alzaba el brazo que iba hacia alguna parte del mundo, un mundo familiar habitual y plagado de sus propios olores, y después la llevaba hacia su boca. El mundo cambiaba y su boca también. Y luego continuaba la misma rutina. La boca, el brazo, el movimiento de los maxilares. El resultado de todo esto era un vientre hinchado, una boca y dos manos quietas. Así, poco a poco, la gente se devoraba el mundo mientras el mundo se dejaba devo…
1. LA ABANDONADA Ahí mesmo me despedí / de mi infeliz compañera. / Me voy -le dije-, aunque me agarre el gobierno, / pues infierno por infierno, / prefiero el de la frontera. JOSE HERNANDEZ Hubo una vez o había una vez o es un eterno, miserable presente en el que marchan, marcharon o marcharán por el desierto (si es que eso es un desierto), ambos a caballo (si es que eso es un caballo), él, los ojos cortados a tijera de escritorio, colocados a golpes de maza sobre el cráneo chato, ojos donde bailan los …
© 2010 Analecta Literaria 1. AURA EN EL SUBTE Estoy leyendo Aura , de Carlos Fuentes. Y el viaje se hace lento, en el verano el viaje es largo y pegajoso. Ahora la señora Llorente dice que no hay jardín en la casa -¿Cuál jardín, señor Montero?-, sólo un patio oscuro donde se cultivan plantas de sombra. Pero el joven historiador desde el tragaluz observó cinco, seis, hasta siete gatos incendiados, y desde ese sitio oyó sus aullidos, en soledad; los vio encadenados, uno al otro, chamuscados por el fuego. Pero no hay j…
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