A mi amigo J . Ramón Balmaceda. Marcelo tiene una finca a orillas de uno de los grandes canales del Diamante. — Hombre — decÃame, — estoy dispuesto a sembrar zapallos, porotos, maÃz y trigo; mucho trigo! SÃ, la viña no da más que disgustos. Para hacer vino, de sobra tenemos agua!... El centenar de hectáreas que constituye la finca de Marcelo, ha sido totalmente invadido por la chilca de follaje untuoso, por la plomiza zampa y por la amarga pichana. Marcelo ha llevado peones de confianza y ha dividido el trabajo en tareas…
¿Saben ustedes lo que es Lapango? Alguien creerá que voy a hablar de Cipango. De Cipango, antiguo nombre del Japón según Marco Polo. No señores, Lapango no queda tan lejos. Lapango es un trozo de tierra argentina al lado opuesto de nuestro rÃo. Tierra de pescadores y cazadores. Y de perseguidos polÃticos. El Rojo Scott alzó la mano derecha y señaló hacia donde se suponÃa fluir el gran rÃo, y continuó: -Les contaré mi última aventura polÃtica y la última desventura de más de un amigo. Algo que tiene que ver con Lapango. Desde muy chic…
Si oyera que alguien preguntara por el hombre más cabal y de razón de que tuviera noticia yo responderÃa: -Se llama Juan Huakinchay. -¿Juan Huakinchay? -Ésta es su historia. Nació a la sombra del Padre Ande, en las Lagunas de Huanacache, las hoyadas que atesoraban las aguas cerreras y la pasión de Cuyo. Su padre murió en edad temprana, en la travesÃa a San Luis y dejó sola en el terrible mundo a una joven viuda con dos tiernos hijitos. A padecer incontables pobrezas quedaron la madre y los dos frutos de su vientre; asÃ, en diario lucha…
FotografÃa de Karina Barg Carlos Barbarito* 4 Poemas Inéditos 1. ÉSTE, EL LUGAR DE LAS APARICIONES: FUGACES... (A Luis Alberto Vittor) Éste, el lugar de las apariciones: fugaces reflejos en el barniz y la laca, la porcelana; aquÃ, por un instante, lo que fuera carne y sangre, al alcanzar el presente, pierde materia, consistencia y se vuelve incorpóreo, efÃmero. ¿Qué se refleja? En el barniz, rostros: vistos o imaginados, en la penumbra, iluminados por una lámpara, amados y odiados, aborrecidos y deseados; en la la…
Especial para Analecta Literaria Un escandaloso golpe de luz, fue el inicio del dÃa. Para Prudencio, la jornada habÃa comenzado dos horas antes. Ahora iba pisando el paisaje, rumbo al surco, su destino diario de trabajo. El verde profundo de los árboles, el alegre trinar de los pájaros, el murmullo infinito de los arroyos, le otorgan una paz silenciosa y plena. Era como un reloj que caminaba, inventándose el tiempo de la siembra. Prudencio asumÃa de este modo todos los dÃas frente a la vida. Resulta que un sobrino poderoso, dueño de…
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