Especial para Analecta Literaria © 2013 RECUERDO que cuando conocí a Alex me encontraba en un dilema, como cuando desde una cima y tienes la mirada privilegiada, capaz de mirar hacia delante pero también atrás. Tenía cuarenta y cinco años y podía ver el camino por el que había llegado y el que me quedaba por recorrer. Quizá por eso, cuando recuerdo lo que pasó aquella noche, me resulta difícil saber si era el final o el inicio de algo serio en mi vida, de una nueva etapa o el último acontecimiento de la vieja, o tal vez eran…
Cinco Poemas De: El pudor de mis alas en la noche de los dedos secretos un poema me toca De: Trabajo de flor rosa , carne de seda aun ceniza tu vestidura perfuma el ámbito de luz donde se esparce sensual un sudario de pétalos.
1. EL ZANJÓN Saliendo de la ciudad hacia el norte, sobre la mano del río, los camiones de la empresa recolectora de residuos se mueven como moscas sobre las pústulas del basural. El límite sur del predio es una cuneta de bordes verdosos, de casi tres metros de ancho, con su sangraza marrón estancada. De vez en cuando los desniveles y la lluvia se encargan de desbordar algo de podredumbre en el río, sin que esto parezca importarle a nadie. Sobre la otra costa de esa herida fea del terreno, merodean los habitantes de la …
Es cosa sabida que el idioma nos tiende trampas. Una frase –entre nosotros tan ingenua— como “raspar una concha” haría palidecer a más de uno entre nuestros hermanos de Latinoamérica. Lugares hay donde la operación –arriesgada, pero cándida— que consiste en “coger una guagua”, sería identificada como la más punible de las aberraciones sexuales. Y permítame el casto lector transmitirle mis personales experiencias en el campo de los equívocos lingüísticos. Asistía yo a una fiesta donde estaban representadas todas las …
Mi padre, caído en el vicio de la bebida, hundíase en los lamentos del que se ve mermado en los derrumbes. Rabioso una noche al sopesar su cadena de desdichas y con licor en el entendimiento, dispuso que nos fuéramos de ese lugarejo. Que nos alejáramos como de una maldición. ¡A donde el destino nos llevara! Recogimos nuestras cacharpas y partimos en las obscuras deshoras, sin dar aviso a nadie. ¡Que nadie supiera de nuestro paradero! Entramos en la oscuridad desolada del camino solitario, en seguimiento de una huella apenas blanquecina. …
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