Carolina Zamudio nació en Curuzú Cuatiá, un bellísimo y antiguo pueblo de Corrientes, Argentina, y reside hoy en Puerto Colombia, Atlántico, Colombia. Entre un lugar y otro ha mediado una vida tocada por residencias en Medio Oriente y en Europa; una vida, esa, que en el mundo de un poeta se plasma en valiosa obra de un lirismo que va de lo íntimo y confesional hasta la luz de la experiencia revelada. La poesía de esta autora construye un espacio donde lo cotidiano se enuncia y aspira a lo trascendente. Para que ello suceda, es nec…
BIOGRAFÍA PARA USO DE LOS PÁJAROS Nací en el siglo de la defunción de la rosa cuando el motor ya había ahuyentado a los ángeles. Quito veía andar la última diligencia y a su paso corrían en buen orden los árboles, las cercas y las casas de las nuevas parroquias, en el umbral del campo donde las lentas vacas rumiaban el silencio y el viento espoleaba sus ligeros caballos. Mi madre, revestida de poniente, guardó su juventud en una honda guitarra y sólo algunas tardes la mostraba a sus hijos envue…
AL GARETE Insomnio es que le dicen a eso de pensarse en la hondura del Cosmos mirando a un techo oscuro cuando dormir a todos los descansa. Pensarse polvo del infinito sin arribar a dónde. Incalculable de cielo arriba, abajo, todo. Y estarse así acostado inmerso en el misterio en tan pequeña cama de lo vivo, solo, enredado a las sábanas del nunca acabar con esta cosa de flotar perdido. Y siempre la esperanza de llegar a un cuándo bajo la almohada del soñar despierto. IMPOS…
EL PRIMER MOMENTO En el primer recodo que es el lugar de donde vengo sentada en una silla estás lejana y tierna esperándome para iniciar el camino de la vida. MERCEDES Doblado el delantal entre las manos, las gruesas venas subiendo por tus piernas, la espuma del leño verde entre las llamas y el olor a pan caliente aferrado a tu cuello. No solo un recuerdo ni una viajera hacia el olvido... Eras un ser vivo en la vida.
De: Oscura Fotosíntesis del Día (1994) MIGRACIÓN ¿Se puede vivir sin poesía? Tal vez. Tal vez haya quienes siempre aprisionen a sus pájaros. Mas yo no puedo evitar que los míos vayan buscando por la vida y por la muerte los puertos amarillos de Neruda ENTRE LO DICHO Y LO NO DICHO Uno como que inventa los días, cuenta con ellos sin contarlos; los imagina en fila india tras la puerta siempre fieles a cualquier convocatoria. Pero sucede que a veces los días también juegan con uno…
De: La voz mirada (2011) EL RELOJ El reloj se me olvida con frecuencia, pero tú en un gesto de amor me lo recuerdas: El tiempo, se te va el tiempo. EN UNA BAHÍA PERDIDA En una bahía perdida existe una encantada ciudad abstracta de violáceo pavimento, difuminado lugar, volátil sueño, al que puedes entrar cuando quieras, no tiene puertas y está en el cielo. Allí vivo, en un dorado palacio mas f…
De: Días Roturados (1949) LAS PALABRAS NO CUENTAN... Cantar, cantar evocando sucesos Que están oliendo a sangre, a agobio, a escombro; Dar un retrato vivo de jirones terrestres, De angustia prolongada o árbol Desgranando su verde entre estampidos; Tener tantas palabras y no tener ninguna Entre el amor y el odio de los hombres. ¡Tanta edad, tanto tema de exterminio Llegan y forman libros, estantes, librerías; Tanto tema de llanto, de perforada atmósfera, De agujeros amargos...! Cuando habla…
De: Naufragios [1984] LA NIÑA DE LOS MANGOS a Osvaldo González Real Hoy las hojas no son sino la imagen, perdón, sonora de la siesta y de un cántaro a orillas de una sombra. Caen, caen los mangos y se acerca una niña cuyo nombre ya no ignora el ángel de su andar. Mira. Ve los mangos. Desnuda, con sueño, confusa y aturdida va por ellos. Gira. Gira y en sí misma se demora si, cayendo, entre frutas y a la siesta se abandona. Lo sé. ¿Lo sabía? Lo recuerdo a orillas de una sombra y en la siesta de los man…
© 2015 Analecta Literaria EN LOS CAÑALES Desdoblo la mirada de los cañaverales Oliendo a dolor y sufrimiento. Un niño por hambre agrieta sus venas y arrolla tempestades. una mujer violenta la calma y aúlla el silencio de pan y leche un hombre cañal a cuestas el viacrucis termina crucificándolo sin piedad al final del camino de la muerte. COMPAÑERA LABRADORA Quedaste pintada en la página de la guerra tatuada como una huella imborrable pedazo por pedazo te plasmaste como arco iris en mis sienes. La blanca t…
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