El Checoslovaco 1 Ella estaba cada vez más gorda, decaída y vieja. El, por el contrario, parecía con ello cobrar nuevos bríos. Podía tomárselo en cualquier jornada; ésta invariablemente lo hallaba más fuerte, saludable y coloradote que la precedente. El era checoslovaco. Hacía casi veinte años que había emigrado al país que lo aceptó. Trabajaba como ingeniero en una fábrica y era bastante competente. Se hizo amiguísimo del dueño; aprovechó esto para tratar de seducir a la hija, que no carecía de atractivos. Curiosamente,…
Tío Eugenio Esa vez que Gardel vino a Rosario fuimos a verlo con mi amigo el Flaco Octavio, mamá y el tío Eugenio. Al tío hubo que insistirle bastante para convencerlo. Él decía que le gustaba mucho la música, pero siempre había que rogarle para cualquier cosa. Era una de esas personas que se complacían en que le insistieran. Había logrado forjarse, en la familia, una cierta fama de hombre misterioso, retraído, que de tanto en tanto nos concedía la gracia de su presencia. Venía, eso sí, para Navidad y Año Nuevo, y, en esas ocasi…
Noveno Piso * A Pilar González 1972 UNO —Noveno piso —digo al pequeño ascensorista. Tengo la mano derecha metida en el bolsillo del saco. Con la izquierda me aliso innecesariamente la solapa. “Le apuesto que no llega”. ¿Dijo realmente: “le apuesto que no Ilega”? Lo miro a los ojos. Enarco las cejas. —Ya verá —dice, realmente, en voz alta. La sonrisa enigmática del muchacho (¿o es un enano?), me pone nervioso. El sabe algo que yo ignoro. Yo, en cambio, debo saber seguramente muchas cosas que él ignora. —Por ej…
El Hombre y Su Sueño * En algún punto de la ciudad, de esta ciudad demasiado grande para que dos seres que se amen se encuentren si se han perdido de vista alguna vez, un hombre de mi edad vela, mientras todos duermen. Su vigilia no tiene nada de común con la vigilia a la que nos condena la súbita desaparición de nuestra amada, la angustia que precede a un día de decisiones irrevocables o la persistencia de un pensamiento que se resiste a tomar forma. No es tampoco el efecto de una digestión trabajosa, ni del desorde…
Las mujeres deseadas y los ideales, ay, se alcanzan. Adolfo Bioy Casares Gané. Gané la totalidad del pozo en el repechaje final. Todos los jueves, durante un año, había venido respondiendo sobre Vida y obra de James Joyce. Gané y cumplí mi sueño dorado. Mi sueño dorado consistía en abandonar a mi familia, escaparme a Irlanda, comprarme un castillo, leer el Ulises sentado junto al fuego, tener dos perros irlandeses para que me lamiesen las botas mientras leía, emborracharme una vez por mes en la taberna, agarrarme a trompada…
Cuando el capitán Ireneo Morris y el doctor Carlos Alberto Servian, médico homeópata, desaparecieron, un 20 de diciembre, de Buenos Aires, los diarios apenas comentaron el hecho. Se dijo que había gente engañada, gente complicada y que una comisión estaba investigando; se dijo también que el escaso radio de acción del aeroplano utilizado por los fugitivos permitía afirmar que éstos no habían ido muy lejos. Yo recibí en esos días una encomienda; contenía: tres volúmenes in quarto (las obras completas del comunista Luis Augusto Bla…
Pocas personas creerán este relato. A veces habría que mentir para que la gente admitiera la verdad; esta triste reflexión la hacía en la infancia por razones fútiles, que ya he olvidado; ahora la hago por razones trascendentes. Las personas consideradas honestas, son muchas veces las insensibles, las que no se conmueven ante un destino complejo, o las que saben con sumo sacrificio o habilidad mentir para hacerse respetar. No me encuentro en ninguna de estas categorías. Soy modestamente, torpemente honesta. Si llegué al borde del …
Ana Basualdo | Fotografía: Humberto Rivas Al doblar la esquina, lo vio: resplandeciente, posado en el jardín como un plato volador. Sólo en el cine había visto un coche así. En esa calle de polvo, bajo el techo de cinc del garaje de su casa, era tan inverosímil como un transatlántico en un arroyo. Lo miro de cerca, sin tocarlo. Después, como despidiéndolo, paso una mano sobre la carrocería blanca. No había que tomarlo en serio: se iría con la misma absurda fatalidad con que había llegado. Se iría como llegaba y se iba todo, sin …
El hijodalgo © Herederos de Juan Filloy. Firmaba Núñez Hidalgo. Tal cual, prescindiendo del nombre. — ¿Para qué? Lo que importa es la genealogía. Ni juan lanas ni fulano de tal, cosas minúsculas. Vale lo gentilicio: el arraigo en la sangre de genes de nobleza y cromosomas de caballerosidad. Ser Hidalgo significa: ser "hijo d'algo" superior a una cópula cercana y al nacimiento de un vástago, inscriptos en el Registro Civil como se anota un potrillo o un ternero en el "libro de pariciones". Sépanlo: soy…
Los cinco El primer sábado de Carnaval, exactamente a la hora desde la que se permite el disfraz - doce de la mañana - muy ansiosos después de largo aguardar ya prontos aparecen los cinco jinetes por el camino del pueblo. Espantadizas hasta de la sombra, a veces sólo con paciencia consiguen que sus cabalgaduras avancen. A fuerza de "¡Bah!... ¡Bah!... ¡Caballo!..." El caballo lo constituye una tramoya de alambres en forma de sección horizontal de equino, que se sujeta con un cordón desde los hombros y pende al ni…
Don Tomás era un sanjuanino corpulento, de rostro barbado, muy alegre, muy jovial, que tenía una tropa de carros. Había pasado todo aquel día sofocante, caluroso, terrible, en un mísero rancho perdido en el inmenso desierto de su provincia natal, aguardando la fresca hora del crepúsculo, para emprender de nuevo la interrumpida marcha. ¿Qué hizo don Tomás durante tan largas horas? En compañía de don Silverio, el dueño de casa, tallar el naipe, beber sendos vasos de vino y contar imposibles hazañas de troperos. A don Tomás, le agradab…
Especial para Analecta Literaria © 2013 RECUERDO que cuando conocí a Alex me encontraba en un dilema, como cuando desde una cima y tienes la mirada privilegiada, capaz de mirar hacia delante pero también atrás. Tenía cuarenta y cinco años y podía ver el camino por el que había llegado y el que me quedaba por recorrer. Quizá por eso, cuando recuerdo lo que pasó aquella noche, me resulta difícil saber si era el final o el inicio de algo serio en mi vida, de una nueva etapa o el último acontecimiento de la vieja, o tal vez eran…
1. EL ZANJÓN Saliendo de la ciudad hacia el norte, sobre la mano del río, los camiones de la empresa recolectora de residuos se mueven como moscas sobre las pústulas del basural. El límite sur del predio es una cuneta de bordes verdosos, de casi tres metros de ancho, con su sangraza marrón estancada. De vez en cuando los desniveles y la lluvia se encargan de desbordar algo de podredumbre en el río, sin que esto parezca importarle a nadie. Sobre la otra costa de esa herida fea del terreno, merodean los habitantes de la …
Mi padre, caído en el vicio de la bebida, hundíase en los lamentos del que se ve mermado en los derrumbes. Rabioso una noche al sopesar su cadena de desdichas y con licor en el entendimiento, dispuso que nos fuéramos de ese lugarejo. Que nos alejáramos como de una maldición. ¡A donde el destino nos llevara! Recogimos nuestras cacharpas y partimos en las obscuras deshoras, sin dar aviso a nadie. ¡Que nadie supiera de nuestro paradero! Entramos en la oscuridad desolada del camino solitario, en seguimiento de una huella apenas blanquecina. …
1. El Milagro Secreto Y Dios lo hizo morir durante cien años y luego lo animó y le dijo: -¿Cuánto tiempo has estado aquí? -Un día o parte de un día, respondió. Alcorán, II, 261. La noche del catorce de marzo de 1939, en un departamento de la Zeltnergasse de Praga, Jaromir Hladík, autor de la inconclusa tragedia Los enemigos, de una Vindicación de la eternidad y de un examen de las indirectas fuentes judías de Jakob Boehme, soñó con un largo ajedrez. No lo disputaban dos individuos sino dos familias ilustres; la…
© Foto: Rafael Calviño Se registraron dos momentos cardinales (fuera de su nacimiento) en la vida de Severo Caprile. Uno, cuando le remataron la chacra que heredó de su padre y que también había sido de su abuelo. El otro, cuando los compradores del predio (los acreedores hipotecarios), la firma Faruk Hermanos S.A., le ofrecieron en arriendo la misma chacra para que la cultivara. Estos dos sucesos tan contradictorios en apariencia produjeron en Severo Caprile cambios sustanciales y nuevas apetencias, entre otras, la que lo retuvo …
ESTABA TENDIDO en el suelo, sobre una cama de pellejos. Un cuero de vaca colgaba de uno de los maderos del techo. Por la única ventana que tenía la habitación, cerca del mojinete, entraba la luz grande del sol; daba contra el cuero y su sombra caía a un lado de la cama del bailarín. La otra sombra, la del resto de la habitación, era uniforme. No podía afirmarse que fuera oscuridad; era posible distinguir las ollas, los sacos de papas, los copos de lana; los cuyes, cuando salían algo espantados de sus huecos y exploraban en el silen…
I Aún a esa hora — las diez de la noche — hacía un calor sofocante. El tiempo, cargado desde dos días atrás, pesaba sobre el bosque, sin un soplo de viento. El cielo negro se desteñía de vez en cuando en vagos relámpagos de un extremo a otro del horizonte; pero el chubasco silbante del sur estaba aún lejos. Por un sendero de vacas en pleno espartillo blanco, avanzaba Lanceolada , con la lentitud genérica de las víboras. Era una hermosísima yarará, de un metro cincuenta, con los negros ángulos de su flanco bien cortados en si…
La población estaba cerrada con odio y con piedras. Cerrada completamente como si sobre sus puertas y ventanas se hubieran colocado lápidas enormes, sin dimensión de tan profundas, de tan gruesas, de tan de Dios. Jamás un empecinamiento semejante, hecho de entidades incomprensibles, inabarcables, que venían... ¿de dónde? De la Biblia Génesis, de las Tinieblas, antes de la luz. Las rocas se mueven, las inmensas piedras del mundo cambian de sitio, avanzan un milímetro por siglo. Pero esto no se alteraba, este odio venía de lo más lejan…
A veces pienso en mi viejo. O es un barco que parte o esa gente vagabunda que trae el verano o simplemente una luz en el río. Entonces me siento en la costa y pienso en mi viejo. Para todos, para mí mismo, la historia comienza el día que hizo volar en pedazos al Raquelita, en el 28. Era una chata de once metros con un motor Regal. El viejo tenía la maldita costumbre de mojar un papel retorcido en el carburador, luego quitaba el cable de una de las bujías, lo arrimaba al block y con la chispa encendía el papel y con el papel uno …
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